UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
8 de agosto
Por la fe Jacob… adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Hebreos 11:21.
Es llamativo el hecho de que el escritor de la carta a los Hebreos eligiera este incidente de aparente debilidad, para describir la fe de Jacob. Peniel, con su toque paralizante, Había dado fin al usurpador con toda su abundante energía natural. En su lugar, estaba ahora este príncipe con Dios – y adoró.
Estaba en cierta oportunidad cenando con un joven hermano al cual el Señor había estado hablándole sobre este tema particular de la energía natural. Me dijo: “es una bendición saber que el Señor a estado obrando en nuestras vidas de una manera fundamental, y que su toque de quebrantamiento para dejarnos impotentes en nosotros mismos, ha sido efectivamente recibido”. Había un plato de galletitas sobre la mesa y tomé una quebrándola por la mitad como para comerla. Luego juntando las dos mitades cuidadosamente como para volver a unirlas, dije: “Parece estar bien, pero nunca volverá a ser la misma, ¿verdad? Cuando nuestra `nuestra columna´ ha sido quebrada, cederemos al más leve toque del Señor.
Meditaciones diarias
Watchman Nee
8 de agosto
Por la fe Jacob… adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Hebreos 11:21.
Es llamativo el hecho de que el escritor de la carta a los Hebreos eligiera este incidente de aparente debilidad, para describir la fe de Jacob. Peniel, con su toque paralizante, Había dado fin al usurpador con toda su abundante energía natural. En su lugar, estaba ahora este príncipe con Dios – y adoró.
Estaba en cierta oportunidad cenando con un joven hermano al cual el Señor había estado hablándole sobre este tema particular de la energía natural. Me dijo: “es una bendición saber que el Señor a estado obrando en nuestras vidas de una manera fundamental, y que su toque de quebrantamiento para dejarnos impotentes en nosotros mismos, ha sido efectivamente recibido”. Había un plato de galletitas sobre la mesa y tomé una quebrándola por la mitad como para comerla. Luego juntando las dos mitades cuidadosamente como para volver a unirlas, dije: “Parece estar bien, pero nunca volverá a ser la misma, ¿verdad? Cuando nuestra `nuestra columna´ ha sido quebrada, cederemos al más leve toque del Señor.