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UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
6. de septiembre
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Juan 15:4.
Estas conocidas palabras nos recuerdan que es Dios quien nos ha colocado en Cristo. Estamos allí y se nos manda a que nos quedemos allí. Fue un acto de Dios, y nosotros debemos aferrarnos a El. “Permaneced en mí, y yo en vosotros”. Esta es una frase doble. Un mandamiento con promesa. Vale decir que hay un aspecto objetivo y otro subjetivo en la obra de Dios: y el subjetivo depende del objetivo. El “yo en vosotros”, es el resultado de permanecer en El. Debemos guardarnos de estar demasiado ansiosos por el aspecto subjetivo de las cosas, como si un pámpano en la vid se esforzara para producir uvas de una medida y de un color especiales. Debemos apoyarnos más en la objetiva –permaneced en Mí- y dejar a Dios los resultados. El se ha comprometido a esto. El carácter del fruto, siempre esta determinado por la vid.