Meditaciones 5 de septiembre

2 Junio 1999
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El hermano hgo me envió para unos días las meditaciones, mientras tanto, seguiré pegando lo que él ponía.


UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
5 de septiembre

No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Mateo 16:17.


El fundamento de la iglesia no es sólo Cristo, sino también el conocimiento de Cristo. La tragedia de nuestros días es que muchos de nosotros en las iglesias –las así llamadas iglesias- carecen de tal fundamento. No lo conocemos. Para nosotros es un Cristo teórico o doctrinal, no un Cristo revelado. Pero las teorías no prevalecerán contra el infierno, que es precisamente lo que Jesús dice que su Iglesia a de hacer. ¿Hemos quizás olvidado para qué estamos? Visitando hogares en el occidente, he visto que en muchos de ellos hay hermosos platos de porcelana, no para ser utilizados a la mesa, sino colgados en la pared como un adorno. Creo que muchos piensan de la Iglesia de esa manera, como algo para ser admirado por la perfección de su forma. La Iglesia de Dios es para ser utilizada y no para decoración. Una apariencia de vida puede ser suficiente cuando las condiciones son favorables, pero cuando las puertas del infierno nos salen al paso, bien sabemos que lo que cada uno requiere es una visión del Hijo de Dios, dada por Dios mismo. Es el conocimiento personal de Cristo en nuestras vidas, el que tiene valor en la hora de la prueba.
 
5 de septiembre Las seis costumbres de la gente realmente feliz


“HACED COMPLETO MI GOZO SIENDO DEL MISMO SENTIR... CONSERVANDO EL MISMO AMOR...DEDICADOS A UN MISMO PROPÓSITO” (Filipenses 2:2)


Alguien dijo: “Si quieres ‘romper’ un mal hábito, ¡‘tíralo’ simplemente!”. Y podríamos añadir: “Reemplázalo con una costumbre
mejor”, tal como: (1) La aceptación; (2) La motivación; (3) El
escuchar; (4) El respeto; (5) El apoyo; (6) La confianza. Si piensas
que esto suena más fácil de lo que es en realidad, ¡tienes razón! Pero a continuación presentamos unos pasos “para principiantes” que puedes tomar para hacer que funcione:

(a) Estés donde estés, ¡estate allí!

Pregúntate: ¿Animo a los demás? ¿Apoyo sus decisiones? ¿Escucho con
atención? ¿O simplemente asiento con la cabeza mientras todo entra por un oído y sale por el otro?”.

Pablo dijo: “Nada hagáis por... vanidad... No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás” (Filipenses 2:3,4).

Siéntate y céntrate en otros sin la interrupción de teléfonos, móviles, TV y demás distracciones. Te asombrará ver lo bien
que se siente uno al desarrollar esta costumbre.

(b) ¡Visualiza tu nuevo “yo”! Es más fácil practicar el pensar bien que pensar en cómo actuar.

Crecerás más rápidamente cuando desarrolles una imagen mental de ti mismo como alguien que ya está practicando estas costumbres.

(c) ¡Elige tus batallas! Antes de culpabilizar, quejarte, criticar,
fastidiar, amenazar, castigar o sobornar, pregúntate a ti mismo:
¿Qué importancia tiene este asunto en el cuadro total? Entonces, ¿qué pasa si las camas no están hechas a la perfección, o si la cena está lista un poco más tarde? ¿Merece la pena dañar las relaciones por ello?

(d) ¡Hazte esta pregunta importantísima! Cuando no estás seguro de cómo manejar una situación, pregúntate: ¿Qué haría Jesús? Y entonces, ¡hazlo!




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