Meditaciones 5. de octubre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee


Vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe. 1 Pedro 1:5.

Hay una condición ligada al poder guardador de Dios. Somos guardados mediante la fe. Si no confiamos en El, no puede guardarnos. Para experimentar la seguridad de su cuidado, debemos creer de todo corazón en sus promesas. Si entretenemos dudas de nuestra seguridad frente a la tentación, ¿no estamos desacreditando su capacidad para guardarnos? No somos nosotros los que tenemos que hacer frente a las argucias de Satanás. Al despertar cada mañana deberíamos decirle: “Te agradezco por guardarme en el día de ayer. No sé qué tentaciones me pueden acaecer hoy, ni cómo las venceré, pero confío nuevamente en que tú me guardarás”. Apóyate totalmente en El, el Dios de poder. Entonces no importa que tan imprevistos sean los dardos de fuego del enemigo, algo maravilloso los rechaza. Es el escudo de nuestra fe.
 
5 de octubre Sé un pacificador - Segunda parte



"BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES..." (Mateo 5:9)



Veamos algunos pasos bíblicos para restaurar las relaciones quebradas:

(1) ¡Habla con Dios antes de hablar con otra persona! Si oras al respecto, Dios puede o bien cambiar tu corazón, o cambiar el suyo. La mayor parte de los conflictos tiene su raíz en necesidades no satisfechas. Cada vez que esperas que otros satisfagan una necesidad que sólo Dios puede satisfacer, te estás metiendo en problemas. Escucha: "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? Codiciáis y no tenéis. no tenéis lo que deseáis, porque no pedís" (Santiago 4:1,2). En lugar de acudir a Dios, vamos a otros, y luego nos enfadamos cuando nos fallan. Dios dice: "¿Por qué no venís a Mí primero?".

(2) ¡Organiza "una conferencia de paz"! Ya seas tú el ofensor o el ofendido, Dios espera que tú des el primer paso (Ver Mateo 6:14,15). Arregla un encuentro cara a cara lo antes posible. Si hay conflicto, el tiempo no cura nada; sólo hace que las heridas se infecten. Además, actuar rápidamente reduce el daño espiritual en tu vida porque la amargura bloquea tu relación con Dios e impide que tus oraciones sean contestadas. Los amigos de Job le recordaban: ".te destrozas en tu furor..." (Job 18:4).

El éxito de toda "conferencia de paz" depende de elegir el lugar y el momento adecuados. No intentes tenerla cuando uno de los dos está cansado, con prisas, o va a ser interrumpido. El mejor momento es cuando los dos os encontráis en estado óptimo. "No estoy seguro de poder hacerlo" dices. Sí puedes, porque ".Dios. nos dio el ministerio de la reconciliación" (2 Corintios 5:18b).