Meditaciones 30 de agosto

2 Junio 1999
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30 de agosto ¡Mantén tu mirada fijada en Jesús!


“…AL VER EL FUERTE VIENTO... COMENZÓ A HUNDIRSE...” (Mateo 14:30)



¿Te has dado cuenta alguna vez cómo los personajes de los dibujos animados tienen la capacidad asombrosa de saltar los acantilados sin caerse? Mientras se mueven con fuerza, sus piernas pueden correr igual en el aire que en la tierra. Pero tan pronto empiezan a mirar a las circunstancias, les entra el pánico y empiezan a desplomarse.

Lo que les detiene no es el saltar del acantilado ¡sino el mirar hacia abajo!


Mientras Pedro se fijaba en el Salvador, no tuvo problema, pero cuando se centró en la tormenta, el miedo le arrastró. La fe le mantenía a flote, el miedo lo hundió. ¡Y a ti también te hundirá!


Cuando Moisés envió a doce exploradores a la Tierra Prometida para ver como era el enemigo, diez volvieron diciendo: “Son como gigantes; ¡es mejor que les dejemos y nos volvamos (Ver Números 13:33)!”. Pero los otros dos dijeron: “No hay problema; con la ayuda de Dios les podremos aniquilar” (Ver Números 14:9b).


Frente a circunstancias idénticas, unos se desaniman mientras que otros se fortalecen. ¿Entre quiénes te encuentras tú?


David llevaba comida a sus hermanos en el ejército cuando oyó de Goliat, ¡un hombre tan grande que se hubiera clasificado para la Federación Mundial de Lucha Libre! Nadie era capaz de enfrentarlo. Pero David anunció: “...del Señor es la batalla...” (1 Samuel 17:47b), y luego se dispuso a derribarlo con una honda y una piedra.


Cuando dejas de mirar a Jesús, eres como un trabajador del acero encima de una viga estrecha a ciento cincuenta metros del suelo. De repente te entra el pánico y sueltas la barra.


Dios no te ha llamado para que caigas, te ha dado la capacidad de estar firme, si sólo mantienes tu mirada fijada en Jesús.






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Me escribió el hermano hgo


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UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
30 de agosto

Ella respondió soy hija de Betuel … el hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová. Génesis 24:24 ss.

¿Comprendes lo que significa adorar a Dios? Cuando te enfrentas con un trabajo difícil, y después de orar al Señor pidiéndole ayuda las cosas salen como tu habías pedido, ¿te regocijas solamente en que tu camino ha sido prosperado? O peor aún, ¿te sientes propenso a atribuir el éxito a tu propia habilidad, o a las circunstancias? No fue así con el siervo de Abraham. No se felicitó a si mismo por la manera en que habían resultado las cosas. Ni siquiera se detuvo a hablar con Rebeca. Sin titubear y sin vergüenza, inclinó su cabeza, y sus labios formaron las palabras: “Bendito sea Jehová”. Su reacción instantánea fue la de adorar a Dios y a cada paso de los eventos, descubría nuevas oportunidades para hacerlo. Ser un verdadero adorador, involucra dar la gloria al Señor ofreciéndole alabanza y gratitud instantánea por cada situación que enfrentamos. Dios ordena todos nuestro caminos para que le rindamos a El toda la adoración que desea.