meditaciones 23. de septiembre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
23. de septiembre

Y metió las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca. Exodo 37:5.

El arca del testimonio no tenía plataforma fija. En toda la descripción del tabernáculo, no se hace mención del piso debajo del arca, pues era el mismo piso del desierto que pisaban los israelitas. Nuestro testimonio como creyentes es lo que estamos comprobando de Cristo mismo en nuestro diario andar. De la misma manera en que las varas estaban siempre en los anillos del arca, listas para llevarla, así también nuestro testimonio nunca debe ser estático, sino siempre móvil, fresco, vital. Digo esto, no en el sentido de buscar una solución rápida cada vez que surge una necesidad, sino más bien como una evidencia siempre lista y siempre fresca de lo que Dios puede hacer. Es Cristo, y no tanto lo que decimos nosotros acerca de El, el testimonio que ofrecemos en nuestra peregrinación, y cada paso del viaje, nos trae apareado un nuevo descubrimiento de El.
 
23 de septiembre Es una pequeña nube, ¡pero está cargada!


"VEO UNA PEQUEÑA NUBE" (1 Reyes 18:44)


Cuando había ninguna señal por ninguna parte, Elías mandó a su siervo que siguiera mirando. Finalmente, el siervo, tras haber informado que no sucedía nada, vio algo y tuvo que admitir que las cosas estaban cambiando. Sólo era "una pequeña nube" (1 Reyes 18:44), ¡pero estaba cargada!

A Dios le encanta utilizar cosas que nosotros consideramos insignificantes. Él utilizó:

(a) Una bolsa de comida para alimentar a "cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños" (Mateo 14:21b)

(b) Un disparo de honda para derribar a un gigante (Ver 1 Samuel 17:49)

(c) Un puñado de barro para restaurar la vista de un hombre (Ver Juan 9:6).

Él puede utilizar un trabajo de poca importancia... poco dinero...un pequeño favor... para bendecirte. Las pequeñas nubes son indicadores de lo que está a punto de llegar; son los canales que el Señor ha escogido para utilizar.

Cuando Él te promete abundancia, no necesita nada grande para hacer que suceda. El cambio que finalmente impacta a las multitudes comienza normalmente con un individuo. Tanto si se trata de un Noé como de un Pablo o un Billy Graham, Dios sólo necesita a una persona que crea en Él y que se atreva a ser diferente.

Cuando Dios derrame la lluvia de su bendición

(1) verás que tus problemas sólo son oportunidades para "mostrar su poder a [tu] favor..." (2 Crónicas 16:9b),

(2) descubrirás que su "poder se perfecciona en [tu] (la)
debilidad" (Ver 2 Corintios 12:9b)

(3) serás capaz de darle gracias por tus enemigos porque cuando alcances ese nivel de madurez, Él ha prometido preparar mesa delante de ti en presencia de tus angustiadoresS (Ver Salmo 23:5).

De hecho, cuando enfrentamos la mayor oposición, Dios "se pone su delantal" ¡y empieza a preparar un milagro para ti!