UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
20. de septiembre
Después de estas cosas Abram tuvo en visión una revelación de Jehová que decía: No temas, Abram; yo soy tu escudo, tu galardón sobremanera grande Génesis 15:1. V. M.
Cuando Dios dice “No temas” es porque El detecta ya sea el temor o la duda en el corazón de su hijo. Nota los acontecimientos que precedieron a estas palabras. Abram, después de recibir de Melquisedec pan y vino, al parecer, rechazó con facilidad las recompensas ofrecidas por el rey de Sodoma. Pero cuando volvió a su hogar, posiblemente ciertas preguntas y dudas invadieron su mente. ¿Fue sabia la decisión de rechazar toda oferta de ayuda? ¿Su actitud le había creado acaso nuevos enemigos?
Gracias a Dios, para cualquier duda siempre hay una respuesta divina. “Vino la palabra de Jehová a Abram”. En cuanto a sus temores, Dios sería su escudo protector. En cuanto al futuro, El se ofreció a sí mismo, y nada menos, como el superlativo galardón de Abram. ¡Cuánto habrá agradecido Abram a Dios, que Sodoma, con el penoso substituto que le ofrecía, no lo llegó a seducir.
Meditaciones diarias
Watchman Nee
20. de septiembre
Después de estas cosas Abram tuvo en visión una revelación de Jehová que decía: No temas, Abram; yo soy tu escudo, tu galardón sobremanera grande Génesis 15:1. V. M.
Cuando Dios dice “No temas” es porque El detecta ya sea el temor o la duda en el corazón de su hijo. Nota los acontecimientos que precedieron a estas palabras. Abram, después de recibir de Melquisedec pan y vino, al parecer, rechazó con facilidad las recompensas ofrecidas por el rey de Sodoma. Pero cuando volvió a su hogar, posiblemente ciertas preguntas y dudas invadieron su mente. ¿Fue sabia la decisión de rechazar toda oferta de ayuda? ¿Su actitud le había creado acaso nuevos enemigos?
Gracias a Dios, para cualquier duda siempre hay una respuesta divina. “Vino la palabra de Jehová a Abram”. En cuanto a sus temores, Dios sería su escudo protector. En cuanto al futuro, El se ofreció a sí mismo, y nada menos, como el superlativo galardón de Abram. ¡Cuánto habrá agradecido Abram a Dios, que Sodoma, con el penoso substituto que le ofrecía, no lo llegó a seducir.