Meditaciones 1o. de noviembre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Génesis 21:6.

Dios había demostrado un completo dominio de lo imposible, y la risa de Sara fue la risa de un asombro marcado por la gratitud. Con anterioridad, había sido Abram el que rió (17: 17). Pero su risa fue la de incredulidad, no hacia Dios sino más bien hacia sí mismo. No había falta de respeto sino sólo un sentido de la total imposibilidad de lo propuesto. ¿Dónde estaba su fe de años anteriores? Había sido fe verdadera pero quizás mezclada con un cierto “realismo” práctico, algún toque de confianza en sí mismo. Era una especie de fe en Dios, más fe en Abraham. Ahorá finalmente llegó a saber que la “colaboración” de Abraham había tocado a su fin. Sólo quedaba Dios en quien confiar, y precisamente aquí su fe adquirió un nuevo carácter, pues las condiciones favorables no suelen ayudar a la fe sino más bien a estorbarla. Parece ser que cuando las circunstancias son fáciles, la fe se hace más difícil, y cuando las condiciones son más difíciles la fe viene con más facilidad. Cuando las perspectivas son totalmente imposibles, entonces se manifiesta la fe de la desesperación, que sólo tiene a Dios para apoyarse, y que conduce finalmente a aquella risa de asombro.
 
1 de noviembre - Se trata de Él, no de ti



"...TODO FUE CREADO POR MEDIO DE ÉL Y PARA ÉL" (Colosenses 1:16b)



Puesto que tú no te creaste a ti mismo, ¡de ninguna manera puedes decir para qué fuiste creado! Sólo Dios puede decirte eso. Olvídate de la puesta al día personal; no funciona. La vida consiste en dejar que Dios te use para sus propósitos, no en usarlo a Él para los tuyos. ¿Y cómo puedo descubrir cuál es su propósito para mí?, te preguntarás. Escucha: "En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad" (Efesios 1:11). Date cuenta de tres cosas aquí: (1) Únicamente mediante una relación con Cristo descubrirás el propósito de tu vida. (2) Dios determinó cuál era el propósito de tu vida antes de que tú existieras - ¡sin ayuda alguna de tu parte! (3) El propósito para ti forma parte de un propósito mucho mayor.

Andrei Bitov, un novelista ruso, se crió en un régimen comunista y ateo, pero Dios atrajo su atención. Él lo recuerda así: "Un día sombrío, mientras viajaba en el metro de San Petersburgo, se apoderó de mí un sentimiento de desesperación tan grande que parecía que la vida se hubiera terminado de golpe, que ya no había futuro, y que las cosas dejaron de tener sentido. De repente, así como de la nada, apareció una frase: 'Sin Dios la vida no tiene sentido'. Repitiéndola con asombro, hice que esas palabras me fueran elevando como en una escalera mecánica, salí del metro y caminé hacia la luz de Dios". ¿Estás buscando un mayor sentido de propósito? Entonces da tu vida a Cristo, porque "...todo fue creado por medio de Él y para Él" (Colosenses 1:16b).