UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
Estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor ... con demostración del Espíritu”. 1 Corintios 2: 3 ss.
Las Escrituras nos presentan dos clases de experiencias cristianas ambas igualmente válidas y necesarias. Por una parte, existen afirmaciones fuertes, casi jactanciosas, como: “Dios ... nos lleva siempre en triunfo en Cristo”, “para mí el vivir es Cristo”, y “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Sin embargo, por el otro lado, las mismas personas tienen que confesar: “perdimos la esperanza de conservar la vida”, “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” y “nosotros somos débiles en El”. Este tipo de creyente parece ser frágil, temeroso, con faltas, y asombrosamente falto de confianza. Pero en realidad la verdadera vida de un hijo de Dios consiste en la coexistencia de estas dos clases de experiencias. Por supuesto que preferiríamos concentrarnos en la primera clase y excluir la otra. Pero conocer las dos equivale a conocer al Dios de Israel... ¡y también al Dios de Jacob!
Watchman Nee
Estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor ... con demostración del Espíritu”. 1 Corintios 2: 3 ss.
Las Escrituras nos presentan dos clases de experiencias cristianas ambas igualmente válidas y necesarias. Por una parte, existen afirmaciones fuertes, casi jactanciosas, como: “Dios ... nos lleva siempre en triunfo en Cristo”, “para mí el vivir es Cristo”, y “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Sin embargo, por el otro lado, las mismas personas tienen que confesar: “perdimos la esperanza de conservar la vida”, “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” y “nosotros somos débiles en El”. Este tipo de creyente parece ser frágil, temeroso, con faltas, y asombrosamente falto de confianza. Pero en realidad la verdadera vida de un hijo de Dios consiste en la coexistencia de estas dos clases de experiencias. Por supuesto que preferiríamos concentrarnos en la primera clase y excluir la otra. Pero conocer las dos equivale a conocer al Dios de Israel... ¡y también al Dios de Jacob!