Meditaciones 16 de octubre

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Fortalecidos con todo poder, conforme a la potenda de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo … Colosenses 1: 11 ss.

El apostolado tiene sus credenciales. Las señales del apóstol nunca faltarán donde haya una verdadera comisión divina. Había abundante evidencia de que las de Pablo eran genuinas. “En nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles”, escribe en II Corintios 12: “las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros”. De esta Escritura interpretarnos que la paciencia es la primera de las pruebas de poder espiritual. La capacidad para soportar con perseverancia las continuas presiones es lo que comprueba nuestro llamado del Señor. La paciencia y longanimidad con gozo sólo se han de encontrar en aquellos que saben lo que es el ser “fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria”.
 
16 de octubre---------Cuidados para el que cuida-------



“...ÉL CONOCE NUESTRA CONDICIÓN...” (Salmo 103:14)



Ahora mismo, millones de nosotros (la mayoría sin entrenamiento ni preparación) cuidamos a familiares enfermos y ancianos. Pero, ¿quién cuida a los cuidadores? ¿Quién provee en sus necesidades? Si eres uno de ellos, aquí tienes unas pocas cosas que puedes hacer para ti mismo:

(1) Pide asistencia. John Donne escribió: “Los hombres no son islas”. Pedir ayuda puede parecer incómodo al principio, pero sigue haciéndolo y desarrollarás confianza en ti mismo. Empieza haciendo una lista de todas las áreas en las que el enfermo que amas necesita ayuda. Sé específico: tareas del hogar, transporte, dinero, bañarse y vestirse. Cuando tengas un “No”, no te lo tomes como algo personal; simplemente busca por otra parte;

(2) No intentes reinventar la rueda. Aprovecha los recursos ya disponibles, como programas comunitarios, grupos de apoyo, centros de mayores, y tu iglesia. Involucra tanto a tu familia como a amigos y vecinos. Recuerda: “A uno que prevalece contra otro, dos lo resisten… cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:12).

(3) Deja de sentirte mal porque te sientes mal. Date cuenta de que eres humano; ¡Dios se da cuenta de ello! “...se compadece... porque Él conoce nuestra condición...” (Salmo 103:13,14). Centrarte en las necesidades de otra persona, excluyendo las tuyas propias puede parecer noble, pero te induce a sentir culpa, ira, depresión y agotamiento. Las emociones influyen en la salud física. Por tanto, darte permiso para sentir tus sentimientos no sólo te capacita para mantenerte sano, sino que te garantiza que podrás continuar siendo un cuidador compasivo y capaz.











¡¿Qué te parece si aconsejas a tus amigos mandar un e-mail a

[email protected]

para que ellos también "disfruten" de estas "vitaminas" diarias?!