Meditaciones 16. de noviembre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Mateo 11:29.

¿Qué significa estar ligado por un yugo al Señor? Involucra de nuestra parte una cooperación voluntaria y alegre con El en su plan divino. Por supuesto que el yugo limita la acción del buey, de manera que no puede vagar por todo el campo como se le antoje, sino que tiene que andar en línea recta hacia adelante. Pero esa es la forma en que el trabajo se realiza. Aquí radica el valor del corazón humilde que no piensa en cosas grandes y en ambiciones para si, sino que está dispuesto a aceptar cualquier lugar que el Señor indique, aunque sea el más humilde.

En este capítulo observamos el aparente fracaso del ministerio público de nuestro Señor, dado que sólo los niños le habían entendido, y le habían respondido. ¡Qué poca dignidad!, hubiéramos exclamado nosotros. Sin embargo, sus palabras fueron: “Te alabo Padre... porque así te agradó”. No procura en esta oración obtener nada, sino que está perfectamente dispuesto a hacer lo que Dios ha ordenado. La pregunta que se impone es: ¿Estamos satisfechos con aceptar sus limitaciones y seguir adelante con El? El reposo más profundo es el “descanso para nuestras almas”.
 
16 de noviembre - Profundízate en la Palabra de Dios – Segunda parte



“QUE LA PALABRA DE CRISTO HABITE EN ABUNDANCIA EN VOSOTROS, CON TODA SABIDURÍA...” (Colosenses 3:16 – LBA)



Muchísimos de nosotros estamos sufriendo de malnutrición espiritual, y esto se manifiesta cuando nos golpea una crisis. Para que tu alma prospere, la Palabra de Dios debe convertirse en tu primera prioridad. Jesús dijo: “Si vosotros permanecéis en Mi Palabra, seréis verdaderamente Mis discípulos...” (Juan 8:31b). Pero, ¿qué significa permanecer en la Palabra de Dios? Significa:

¡Que debes aceptarla como tu mayor autoridad! Tiene que transformarse en la brújula que marca tus caminos, en el consejo que escuchas a la hora de tomar decisiones sensatos, en el punto de referencia que usas para evaluar cada relación y acción. En otras palabras, la Palabra de Dios debe ser la primera y la última palabra en tu vida.

La mayoría de nuestros problemas surge porque basamos nuestras elecciones en autoridades tan poco fiables como: la cultura – “Todo el mundo lo hace”, la tradición – “Siempre lo hemos hecho así”, la razón – “Parece lógico”, la emoción – “La primera impresión es la que cuenta”. Todas ellas son deficientes porque vienen de nosotros, no de Dios. Lo que necesitamos es un estándar perfecto que nunca nos lleve por el camino equivocado y sólo la Palabra de Dios cumple ese estándar. Salomón dice: “Probada es toda palabra de Dios...” (Proverbios 30:5 - LBA).

O sea, cuando Dios te dice que hagas algo, cree en su Palabra y hazlo, tanto si lo entiendes como si no, o te complace o no. Estas palabras del apóstol Pablo deberían convertirse en la pauta de tu vida: “...creo todas las cosas que en la Ley y en los Profetas están escritas...” (Hechos 24:14b).