Meditaciones 15 de septiembre

2 Junio 1999
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
15. de septiembre


No seas como los hipócritas. Mateo. 6:5


Muchos de nosotros somos sorprendidos actuando como cristianos. Vivimos una vida “espiritual”, hablamos en lenguaje “espiritual”, adoptamos actitudes “espirituales”, pero lo estamos haciendo todo nosotros. Quizás lo estemos haciendo bastante bien, pero es el esfuerzo que involucra el que debiera advertirnos que algo o está bien. Nos forzamos para contenernos de esto, refrenarnos de aquello o lo de más allá, y ¡qué esfuerzo debemos hacer! ¿Tienes alguna vez que hablar en algún idioma que no es el tuyo? Si es así, comprenderás lo que quiero decir. Por más que trates, no fluye en forma natural y espontánea. Pero cuando vuelves a hablar tu propio idioma, nada parece tan fácil. Lo haces sin esfuerzo, sin pensarlo concientemente. La propia espontaneidad revela a todos lo que eres.
Nada es más deprimente a la vida cristiana como “actuarla”, y nada tan bendito como nuestras palabras, nuestras oraciones, nuestro comportamiento, todos se tornan en espontánea expresión de la vida de Cristo nuestro maravilloso Señor.
 
15 de septiembre - Amigos de Dios – Segunda parte


“…OS HE LLAMADO AMIGOS…” (Juan 15:15b)


En su libro Practicando la Presencia de Dios, el hermano Lawrence sugirió que hagamos oraciones cortas en “plan conversación” a lo largo del día más que oraciones largas y complejas. Con el fin de mantenerte concentrado y evitar pensamientos errantes, escribió: “Yo no aconsejo usar muchas palabras cuando oramos, ya que los discursos largos suponen a menudo ocasiones para divagar”. En la época del Caos por Falta de Atención (la CFA), ¡esta sugerencia de hace cuatrocientos cincuenta años de “ mantenerlo sencillo” es uno de los mejores consejos que puedas recibir!

La Biblia dice: “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).¿Pero cómo?, te preguntarás. Una forma es usar oraciones muy cortas,
como muchos han hecho durante siglos. Se elige una frase sencilla que pueda ser repetida fácilmente en un instante: “Tú estás conmigo”, “Dependo de Ti”, “Quiero conocerte más”, o “Ayúdame a confiar más en Ti”. También puedes usar frases cortas de las Escrituras: “...para mí el vivir es Cristo...” (Filipenses 1:21), “Nunca me abandonarás” (Ver Salmo 94:14), o “Proveerás en mis necesidades” (Ver Filipenses 4:19). Repítelas tan a menudo como te sea posible hasta que queden bien arraigadas en tu corazón.

Practicar la Presencia de Dios es una habilidad, una costumbre que puedes desarrollar. Así como los músicos practican escalas todos los días para tocar bien, puedes disciplinarte para pensar en Dios en distintos momentos del día. “Pero algunas veces no siento la Presencia de Dios,” podrías decir. Si lo que estás buscando es una emoción, lo entiendes mal. El objetivo no es una sensación, sino una percepción permanente... ¡de que Dios está siempre contigo!





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