UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mateo 6: 10.
Debemos orar de esta manera: “Venga tu reino”. Si el reino viniese por sí sólo, no se nos hubiera dado este mandato. El pueblo de Dios debe orar, pues su obra es hecha en respuesta a su clamor. “Hágase tu voluntad”. Sí, pero ¿dónde? “En la tierra”, pues es el Único lugar donde la voluntad de Dios no se cumple. ¿Cómo puede entonces ser traído el reino de Dios? Por medio de la unión de la voluntad creada del hombre con la voluntad increada de Dios, que buscan unidas desplazar la rebelde voluntad del diablo. La oración siempre tiene tres fases. Involucra a alguien a quien se ora, alguien por quien se ora y alguien contra quien se ora. Debemos orar contra alguien en la tierra; una voluntad que está opuesta a la de Dios. Contra esa voluntad rebelde, Dios no actúa, sólo aguarda nuestras oraciones. La oración conocida como el “Padre Nuestro” no es sólo un modelo de oración para mí; es la revelación del corazón de Dios.
Watchman Nee
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mateo 6: 10.
Debemos orar de esta manera: “Venga tu reino”. Si el reino viniese por sí sólo, no se nos hubiera dado este mandato. El pueblo de Dios debe orar, pues su obra es hecha en respuesta a su clamor. “Hágase tu voluntad”. Sí, pero ¿dónde? “En la tierra”, pues es el Único lugar donde la voluntad de Dios no se cumple. ¿Cómo puede entonces ser traído el reino de Dios? Por medio de la unión de la voluntad creada del hombre con la voluntad increada de Dios, que buscan unidas desplazar la rebelde voluntad del diablo. La oración siempre tiene tres fases. Involucra a alguien a quien se ora, alguien por quien se ora y alguien contra quien se ora. Debemos orar contra alguien en la tierra; una voluntad que está opuesta a la de Dios. Contra esa voluntad rebelde, Dios no actúa, sólo aguarda nuestras oraciones. La oración conocida como el “Padre Nuestro” no es sólo un modelo de oración para mí; es la revelación del corazón de Dios.