Meditaciones 12. de noviembre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida.
Apocalipsis 22: 14.

No fue por cometer un crimen que Adán hizo entrar el pecado en el mundo. Esto ocurrió después. Adán abrió la puerta al pecado, al elegir entre estos dos árboles: uno cuyo nombre es “árbol de la vida” y el otro que le ofrecía la facultad de independencia para decidir por su cuenta en asuntos morales. Por un acto deliberado eligió el segundo, buscando desarrollar su alma para llevarla a un lugar donde ya podía continuar solo aparte de Dios. Por lo tanto, cuando Dios asegura para su gloria a una raza de hombres quienes serán su instrumento para cumplir su propósito en el universo, estos serán un pueblo cuya vida — cuyo propio hálito — dependa enteramente de El. El será el “árbol de vida” para ellos.
 
12 de noviembre - ¡Crece!



"CREZCAMOS EN TODO EN... CRISTO..." (Efesios 4:15b)



¡Demasiados de entre nosotros nos hacemos viejos sin madurar jamás! Estamos estancados en "la infancia espiritual". ¿Por qué? ¡Porque nunca intentábamos crecer! El crecimiento espiritual no es automático. Hay que querer crecer, decidir crecer, hacer un esfuerzo para crecer, y persistir en crecer.

El crecimiento comienza siempre con una decisión. Jesús nos llama y nosotros respondemos. Escucha: "Sígueme. Él se levantó y lo siguió" (Mateo 9:9b). Mateo no entendió todas las implicaciones de su decisión. Él simplemente decidió seguir a Jesús. Eso es todo lo que necesitas para empezar - ¡una decisión! Nada moldea más tu vida que los compromisos que haces; éstos te desarrollan o te destruyen, pero de una manera u otra te marcan. Di a qué te as comprometido hoy ¡y te diré lo que serás dentro de veinte años!

En el asunto del compromiso es donde la mayoría de nosotros nos perdemos lo mejor de Dios. Porque tenemos miedo a comprometernos a algo, (a) caminamos por la vida sin rumbo; (b) nos comprometemos a medias a demasiadas cosas y acabamos viviendo frustrados y en la mediocridad; (c) Nos comprometemos a cosas erróneas, tales como hacernos ricos o famosos, y después terminamos con remordimientos. Cada elección que haces tiene consecuencias; por lo tanto, ¡elige sabiamente! La semejanza a Cristo es el resultado de hacer elecciones de acuerdo con Cristo, y depender de Él para que te ayude a cumplirlas. Escucha: "...[d]el nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Efesios 4:24). "De tal palo, tal astilla", dice el refrán, y así Dios quiere que tú te asemejes a Él. ¡En eso sólo consiste crecer!