Meditaciones 10. de octubre

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5 Septiembre 2001
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UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará. Salmo 55:22.

Muchos creyentes no pueden ser utilizados por el Señor en un ministerio de intercesión, porque están sobrecargados. Han dejado que sus cargas se acumulen en lugar de buscar alivio en la oración, y en última instancia están tan aplastados por su peso, que no pueden orar para nada. Supongamos que le hemos pedido a alguien que nos ayude con cierto trabajo, pero encontramos que él tiene las manos demasiado ocupadas. ¿No sería inútil pedir su colaboración? De la misma manera, si ya estás cargado con lo que Dios te ha encomendado, ¿cómo te podrá dar otros trabajos? Este ministerio de la intercesión requiere un espíritu liberado o de lo contrario la obra del Señor sufrirá. ¿Deseas ser un instrumento libre y listo para ser utilizado por El? Busca entonces la emancipación espiritual que sólo viene por echar tu carga en Jehová.
 
10 de octubre ¿Puede Dios confiar en ti?



“…SE REQUIERE DE LOS ADMINISTRADORES... QUE CADA UNO SEA HALLADO FIEL” (1 Corintios 4:2)



En realidad nunca poseemos nada, ¡tan sólo es un préstamo! Pertenecía a Dios antes de que tú llegaras y lo prestará a otra persona cuando te hayas ido. Nuestra cultura egocéntrica sostiene: “Si no es mío, ¿por qué debería cuidar de ello?”. No, nosotros vivimos con un principio más elevado: “Como le pertenece a Dios, ¡lo cuidaré aun mejor!”.

Jesús contó la historia de un hombre de negocios que confió su riqueza a sus siervos durante su ausencia. Al regresar, los evaluó y los recompensó conforme a los resultados. Escucha: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21). Si aumentamos al máximo todo lo que Dios nos ha confiado, Él promete tres recompensas. Primero, se te afirmará: “Bien, buen siervo y fiel”. A continuación, se te ascenderá: “...sobre mucho te pondré”. Y finalmente, se te honrará con una celebración: “Entra en el gozo de tu Señor”.

Para muchos de nosotros, ¡el dinero es la mayor prueba que existe! Escucha: “Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?” (Lucas 16:11). Existe un vínculo directo entre cómo gestionas tu dinero - ¡y la calidad de tu vida! Piensa: si no aportas ni un 10% para la obra del Señor, ¿cómo lo puedes apoyar al 100%? ¿Podría ser que la manera en que usas el dinero impide a Dios bendecirte más?