Malas doctrinas fomentan criminalidad

28 Febrero 1999
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-Estamos espantados por las diarias noticias de matanzas masivas, asesinatos múltiples y suicidios.

-Es como si a muchos ya no les importara la vida, ni la propia y menos la ajena.

-Los últimos sucesos en los EEUU así como la muerte de tantos feligreses en una iglesia de Nigeria, ha ocupado los titulares.

-¿Por qué se mata y se muere con total desprecio de la vida?

-Tal parece que ha venido ganando terreno en el colectivo universal la idea de que no existe un infierno inmediato ni un lago de fuego y azufre de eterno tormento.

-En este mismo Foro, adventistas y prosélitos de la Watch Tower promueven la idea del “sueño de las almas” y el tormento limitado.

-Esto parece que está calando a fondo en la actualidad, distanciándolo de la fe cristiana histórica.

-No es que por miedo al castigo se atempere la criminalidad, pero el que no sea inmediato y de consecuencias eternas, parece liberar a los hijos del diablo para cometer las peores tropelías.


¡Dios nos tenga misericordia!
 
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Reacciones: VALENCIA y Tely
Como un inmenso mar, el materialismo cubre poco a poco al mundo natural hasta hundirlo.
 
Si el malvado no teme a la policía, los jueces, la cadena perpetua o la silla eléctrica, que son cosas que puede ver y tocar en esta vida, mucho menos temerá a un castigo invisible y futuro, que requiere finalmente de fe.

Moisés y los profetas del Antiguo Testamento no predicaron una tortura eterna, y sin embargo, Jesús creía que su testimonio era suficiente para llamar al arrepentimiento. Veamos la parábola del rico y Lázaro:

“Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” 30 “No les harán caso, padre Abraham —replicó el rico—; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían”. 31 Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”.

Que el destino sea la aniquilación total o la tortura eterna no tiene relevancia para quien se opone a Dios, ni para quien le sirve.
 
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Reacciones: Raül Joaquim
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Si el malvado no teme a la policía, los jueces, la cadena perpetua o la silla eléctrica, que son cosas que puede ver y tocar en esta vida, mucho menos temerá a un castigo invisible y futuro, que requiere finalmente de fe.

Moisés y los profetas del Antiguo Testamento no predicaron una tortura eterna, y sin embargo, Jesús creía que su testimonio era suficiente para llamar al arrepentimiento. Veamos la parábola del rico y Lázaro:

“Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” 30 “No les harán caso, padre Abraham —replicó el rico—; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían”. 31 Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”.

Que el destino sea la aniquilación total o la tortura eterna no tiene relevancia para quien se opone a Dios, ni para quien le sirve.
Los niños de Fátima se asustaron mucho cuando les fue concedido ver el infierno y a partir de ese momento se reprimieron de pecar.

La gente a veces cambia cuando es tratada como niños, el libro de Jonas muestra como el pueblo de Nínive se convirtió al saber del castigo venidero, y eso no significa que previamente no hubieran sabido que estaban actuando mal.
 
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Reacciones: Pancho Frijoles
Si el malvado no teme a la policía, los jueces, la cadena perpetua o la silla eléctrica, que son cosas que puede ver y tocar en esta vida, mucho menos temerá a un castigo invisible y futuro, que requiere finalmente de fe.

Moisés y los profetas del Antiguo Testamento no predicaron una tortura eterna, y sin embargo, Jesús creía que su testimonio era suficiente para llamar al arrepentimiento. Veamos la parábola del rico y Lázaro:

“Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!” 30 “No les harán caso, padre Abraham —replicó el rico—; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí se arrepentirían”. 31 Abraham le dijo: “Si no les hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”.

Que el destino sea la aniquilación total o la tortura eterna no tiene relevancia para quien se opone a Dios, ni para quien le sirve.
-Al menos en la cultura occidental -que es la que mejor conozco-, en la antigüedad el temor a Dios era infundido no tanto por los predicadores, sino por la muerte que siempre rondaba cerca, sea por peste, hambruna, guerra o la pronta ejecución por juicio sumario. La mayor expectativa de vida actualmente alcanzada lleva a alejar la idea de un pronto final, de modo que la drogadicción procura disfrutar mucho, sin percatarse cuán cerca está su horroroso término.

-Actualmente, es probable que superen en número a los presos, criminales y delincuentes todavía impunes o prófugos de la justicia. Sin embargo, se predica en las cárceles y hay quienes se convierten. El evangelio atrae por la misericordia, gracia y amor en la persona de Jesús, pero las advertencias de un juicio divino y la condenación eterna son asunto que avergüenza a los predicadores.
 
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Reacciones: Pancho Frijoles
-Si es posible inducir a gobernantes y gobernados que el aborto y la eutanasia son beneficiosos para embarazadas y moribundos, se acabará por hacer del asesinato un progresista adelanto civilizador.
 
-En este mismo Foro, adventistas y prosélitos de la Watch Tower promueven la idea del “sueño de las almas” y el tormento limitado.
-Esto parece que está calando a fondo en la actualidad, distanciándolo de la fe cristiana histórica.
-No es que por miedo al castigo se atempere la criminalidad, pero el que no sea inmediato y de consecuencias eternas, parece liberar a los hijos del diablo para cometer las peores tropelías.
¡Dios nos tenga misericordia!

Lo que faltaba !

Ahora resulta que los responsables del aumento de la criminalidad son los testigos de Jehová y los adventistas.

No inventes
Ricardo.
 
-Pero el materialista no destruye lo que pueda ganar en su beneficio y mucho menos se autodestruye para que otros gocen lo que su ambición logró.
Perdón, por no ser mas preciso. Con el termino 'materialismo' no me refería necesariamente en términos filosóficos o políticos. Si no mas bien, a un modo de vida apegado a las cosas materiales y vida sin restricción alguna. Donde han convertido la moral en algo relativo. En este campo es donde campea el puro egoísmo.
 
Si el malvado no teme a la policía, los jueces, la cadena perpetua o la silla eléctrica, que son cosas que puede ver y tocar en esta vida, mucho menos temerá a un castigo invisible y futuro, que requiere finalmente de fe.
Todo malvado si teme a la justicia divina... solo que lo recuerdan cuando están al borde de la muerte o enfermedad grave.
 
Lo que faltaba !

Ahora resulta que los responsables del aumento de la criminalidad son los testigos de Jehová y los adventistas.

No inventes
Ricardo.
-Hay ideas perniciosas a la salud social, y las que actúan como analgésicos en las conciencias, aliviando el sentimiento de culpa que tras la muerte y el juicio final lleva a castigos justos y merecidos, es asunto que conviene denunciarlo. Las sectas cerradas como las mencionadas procrean personas infelices. No son tan responsables ellas mismas de contribuir a la criminalidad, como lo somos quienes profesando la verdad nos avergonzamos de alzar la voz bien alto protestando por la gran apostasía en ciernes.
 
-Hay ideas perniciosas a la salud social, y las que actúan como analgésicos en las conciencias, aliviando el sentimiento de culpa que tras la muerte y el juicio final lleva a castigos justos y merecidos, es asunto que conviene denunciarlo. Las sectas cerradas como las mencionadas procrean personas infelices. No son tan responsables ellas mismas de contribuir a la criminalidad, como lo somos quienes profesando la verdad nos avergonzamos de alzar la voz bien alto protestando por la gran apostasía en ciernes.

De ninguna manera acepto que tales ideas (inconsciencia de los muertos, aniquilación final de los malvados) actúen como analgésicos para las conciencias, querido @Ricardo, a pesar de no creer personalmente ni en lo uno ni en lo otro.
Ni la persona que cae en la tentación, ni quien se resiste a ella, lo hace por consideraciones de tipo escatológico.
Si hay que denunciar algo, es precisamente esa acusación. La repruebo con firmeza.
Es absurdo pensar que el compañero @-Marcelino- haya pecado más que usted por creer que la aniquilación sea un suave castigo, como absurdo es creer que usted haya actuado virtuosamente precisamente por detenerse a sopesar un tormento eterno.

Horrible cosa es caer en las manos de la justicia divina. Y el solo imaginar la separación de nuestro Creador es de una miseria y dolor inimaginable para quien lo ama, dure un día o un milenio.

Pero olvídese usted de lo que yo pueda opinar.
Si los datos objetivos mostraran una clara diferencia en crímenes entre presbiterianos y adventistas, o entre católicos y testigos de Jehová, podríamos comenzar a discutir si tal diferencia podría explicarse por una diferencia doctrinal.

En cuanto a los baha’i, según su línea argumental seríamos los peores pecadores, pues creemos en el propósito redentor del castigo y en el arrepentimiento final de todas las almas. Pero la realidad muestra todo lo contrario: los hombres, incluuyendo nuestros críticos, parecen estar de acuerdo en la paz y amor que manifiestan mis compañeros de fe, de los que yo soy el representante más perezoso y arrogante.
 
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De ninguna manera acepto que tales ideas (inconsciencia de los muertos, aniquilación final de los malvados) actúen como analgésicos para las conciencias, querido @Ricardo, a pesar de no creer personalmente ni en lo uno ni en lo otro.
Ni la persona que cae en la tentación, ni quien se resiste a ella, lo hace por consideraciones de tipo escatológico.
Si hay que denunciar algo, es precisamente esa acusación. La repruebo con firmeza.
Es absurdo pensar que el compañero @-Marcelino- haya pecado más que usted por creer que la aniquilación sea un suave castigo, como absurdo es creer que usted haya actuado virtuosamente precisamente por detenerse a sopesar un tormento eterno.

Horrible cosa es caer en las manos de la justicia divina. Y el solo imaginar la separación de nuestro Creador es de una miseria y dolor inimaginable para quien lo ama, dure un día o un milenio.

Pero olvídese usted de lo que yo pueda opinar.
Si los datos objetivos mostraran una clara diferencia en crímenes entre presbiterianos y adventistas, o entre católicos y testigos de Jehová, podríamos comenzar a discutir si tal diferencia podría explicarse por una diferencia doctrinal.

En cuanto a los baha’i, según su línea argumental seríamos los peores pecadores, pues creemos en el propósito redentor del castigo y en el arrepentimiento final de todas las almas. Pero la realidad muestra todo lo contrario: los hombres, incluuyendo nuestros críticos, parecen estar de acuerdo en la paz y amor que manifiestan mis compañeros de fe, de los que yo soy el representante más perezoso y arrogante.
-Convencido estoy que muchos de mis lectores discrepan con lo que escribo, pero solo puedo expresar lo que entiendo y no lo que a ellos satisfaga.

-Me es inconcebible pensar en el tormento eterno de un solo ser humano ¡cuánto más el de tantos!

-Pero tan inconcebible o más todavía me resulta que el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, por quien Jesucristo derramó su sangre para salvarle, en vez de amar a Dios con todo el corazón, entendimiento, mente y alma, opte por oír y seguir al diablo. El que ha creído a Dios se hunde en todo su contenido de vida, verdad y amor, pero quién de Él reniega se precipita a un vacío oscuro y frío igualmente imposible de imaginar. Lo inconcebible también puede ser real.
 
Muchos homicidas han cometido esos asesinatos pensando que es la voluntad de su dios y esperando una recompensa por ello...

La santa inquisición sin ir mas lejos
 
Parece que @Ricardo no meditó con objetividad y se dejó llevar por el acalorado tema:
MUERTE... ¿Fin de la existencia? (vers. 2.0)
 
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Parece que @Ricardo no meditó con objetividad y se dejó llevar por el acalorado tema:
MUERTE... ¿Fin de la existencia? (vers. 2.0)

Y no contento con responsabilizar a Testigos y a adventistas del aumento de la criminalidad, en su frustración Ricardo se atreve a decir que:
. Las sectas cerradas como las mencionadas procrean personas infelices.
Afirma, pero no dice la fuente de su estadística.
No son tan responsables ellas mismas de contribuir a la criminalidad, como lo somos quienes profesando la verdad nos avergonzamos de alzar la voz bien alto protestando por la gran apostasía en ciernes.
Y como de costumbre termina presentando su doble discurso; si, pero no, o no, pero si.
 
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Tienes razón... Hay ideologías homicidas peores.
Siéntete menos pior si te sirve de algo.
Aunque no creo que las instituciones religiosas acusadas por Ricardo y por ti sean las culpables del aumento de la criminalidad, te dire como me siento, a título personal:

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy e primero
1 Timoteo 1:15.

Sin embargo tengo “paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.
 
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Y no contento con responsabilizar a Testigos y a adventistas del aumento de la criminalidad, en su frustración Ricardo se atreve a decir que:

Afirma, pero no dice la fuente de su estadística.

Y como de costumbre termina presentando su doble discurso; si, pero no, o no, pero si.
-Hablas de "doble discurso" dando la impresión de que ni sabes qué cosa sea.