LOS TEÓLOGOS CATÓLICOS MALDITOS

2 Febrero 2001
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LOS TEÓLOGOS CATÓLICOS MALDITOS

Indignación y miedo entre pensadores católicos españoles tras las
represalias del Vaticano contra Marciano Vidal

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<< MADRID, 19 mayo 2001. Los teólogos tienen miedo. Saben que están
permanentemente vigilados por el aparato de la curia romana y de la
Conferencia Episcopal. Sometidos a constantes denuncias anónimas, amenazados
con la expulsión de sus cátedras, se sienten presas del miedo y de la
indignación. La última «víctima» de esta «guerra» silenciada ha sido el
moralista, Marciano Vidal. Su caso pone al descubierto la falta de libertad
de expresión que reina en la Iglesia católica.>>

=== «Lo que han hecho con Vidal es un atropello contra los derechos humanos
y un acto de humillación por parte de la jerarquía. Le han humillado y le
han descalificado intelectualmente. Un acto que se inscribe en la estrategia
del cardenal Ratzinger de eliminar toda disidencia y volver al pensamiento
único», dice el teólogo Juan José Tamayo, secretario de la Asociación de
Teólogos Juan XXIII.

=== El teólogo español Vidal publicó un libro sobre moral, que llevó a una
reprimenda y obligación de rectificación pública por parte del exsanto
Oficio que presdide Ratzinger. El teólogo castigado, autoridad internacional
en Teología Moral, dice públicamente que acepta el dictamen de Roma, pero,
según uno de sus amigos íntimos, «lo pasó fatal y está profundamente
afectado, porque le han machacado.

=== Este teólogo, que pide guardar el anonimato por miedo a represalias, y
otros muchos, con los que ha hablado El Mundo, coinciden en la misma
denuncia: «Nos sentimos vigilados, con miedo y sin libertad».

=== «En la actualidad, los únicos teólogos que, como decía el maestro de
teólogos Yves Congar, no son escribas de curia son los jubilados y los que
han conseguido cátedras en la universidad civil. Son los únicos que tienen
libertad para decir lo que piensan. Los demás, están atados por lo
económico», asegura José María Castillo, uno de los mejores teólogos
españoles, censurado hace 13 años por Ratzinger, y al que todavía no le han
dado explicación alguna. Las posturas de Castillo coinciden netamente con
muchas posturas protestantes en cuestión de libertad de conciencia y la
prevalencia de las Escrituras sobre los dogmas tradicionales.

=== En el mismo caso de Castillo, se encuentra otro jesuita, Juan Antonio
Estrada, también condenado hace 13 años. «Es evidente que la situación no ha
cambiado nada. Más aún, ha empeorado, porque, al final de todo Pontificado,
la curia ejerce un mayor control». «Entre los teólogos, hay mucho más miedo
del que usted se imagina. Porque la Iglesia es una institución donde no hay
libertad ni respeto de los derechos humanos. Los teólogos estamos
perseguidos, estrechamente vigilados por medio de denuncias y de acusaciones
anónimas -explica el padre Castillo-.

Fuente: El Mundo
Redacción: ICPRESS
 
Libertad Digital

Teología en el candelero
Por José Luis Restán


La Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos aspectos de la obra del teólogo moralista español Marciano Vidal, pone sobre el tapete dos cuestiones muy delicadas para la Iglesia en el contexto de su presencia en un mundo crecientemente secularizado.

La primera se refiere a la propuesta moral de la Iglesia en los diversos campos de la existencia humana; una propuesta que choca con un muro de incomprensión creciente en la medida en que la visión cristiana del hombre pierde vigencia en amplios sectores de la sociedad. Precisamente porque se experimenta un oscurecimiento de las conciencias, y porque la posición cristiana navega contra la corriente en temas como el aborto, la homosexualidad, la contracepción y otros muchos, el magisterio episcopal cumple su misión cuando previene a la comunidad eclesial frente a enseñanzas ambiguas o parciales que pueden poner en peligro su unidad y su coherencia de vida.

El propio apóstol Pablo, realizaba ya este servicio de defender la fe de los sencillos, porque la garantía de esa fe no será nunca la sabiduría de los expertos, sino el testimonio autorizado de los apóstoles y de sus sucesores. Por otra parte, en un contexto de especial dificultad para la recepción de la enseñanza moral de la Iglesia, cabe esperar de los teólogos católicos el imprescindible servicio de favorecer pedagógicamente su comprensión y su acogida, y no de sembrar dudas o crear dificultades añadidas.

La segunda cuestión, que no es independiente de la primera, se refiere a las relaciones entre Teología católica y Magisterio eclesial, imposibles de comprender en términos de dialéctica y confrontación. La teología católica presta un servicio insustituible a la comunicación e inteligencia de la fe y de la moral, tanto más necesario en cuanto que éstas se proponen en un contexto abiertamente hostil. Ciertamente, la teología es mucho más que una mera repetición de lo que dicen los obispos, pero no puede ser verdadera sabiduría de la fe sin el contraste y la guía del Magisterio eclesial. Un teólogo podría ser genial por sus intuiciones o por su audacia especulativa, pero si no se deja medir por la revelación de Cristo, que custodia y garantiza la Iglesia a través de los obispos, su obra termina perdiendo la fuerza original de Evangelio vivo, para convertirse en una opinión más.

Así parece haberlo entendido el P. Vidal, quien se ha mostrado dispuesto a reformular los aspectos de su obra que no reflejan con suficiente claridad la enseñanza de la Iglesia, tras haber mantenido un largo diálogo de tres años con los responsables de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Todo lo contrario de la imagen de censura y represión que algunos se empeñan en ofrecer.