Hermanos.
Por favor permítanme compartir con ustedes lo siguiente, que me hizo recordar la lectura de este tema.
Por una parte, la historia de Israel registra muchas ocasiones en las cuales se les pidió que exterminaran completamente a los pueblos idólatras, incluyendo tanto a las personas adultas, como a los niños y hasta a los animales. Por otro lado, ya en tiempos del Nuevo Testamento, el Señor Jesús nunca dijo que la vida de sus hijos sería de paz y amor, es más, advirtió que en el mundo tendríamos aflicción y que seríamos perseguidos, en ocasiones hasta por nuestros mismos hermanos. También recuerdo la sentencia que indica que Dios pone y quita reyes, y muy relacionado con esto, recuerdo la historia de la humanidad, con el surgimiento y estrepitosa caída de grandes imperios, los cuales fueron conquistados o derrotados por hombres cuyo genio militar desearían muchos hombres de armas en la actualidad.
Mirando todo lo que acontece desde la perspectiva de la Escritura, especialmente de las profecías, he comprobado que los surgimientos de aquellos imperios o poderes religiosos, aparecen y actúan justamente cuando deben hacerlo. Lamentablemente las más de las veces han usado de la violencia, y no sólo de la violencia sino que una abierta violación a los derechos humanos de las personas en todas las épocas. Pienso en las persecusiones de los cristianos en los primeros tres siglos, la expansión del "cristianismo" a través de las cruzadas, la expansión del islam, las numerosas luchas entre protestantes y católicos... y la lista se podría seguir completando.
Desde el año 610 está actuando el Islam en el mundo, y su accionar siempre ha sido violento, no sólo por la doctrina que ellos enseñan (lo vemos hoy cada día por medio de los atropellos a los derechos de las personas, especialmente de las mujeres) sino que también por los medios que utilizan para enseñarla y mantenerla. Y Dios no ha intervenido para detener la mano homicida, porque todo esto tiene un propósito detrás, que corresponde sólo a sus designios divinos. El Apocalipsis menciona proféticamente el surgimiento y el poder de esta religión, y lamentablemente no le pone fin como el libro de Daniel a otros poderes que han surgido. Seguramente todo esto está preparando el escenario para la segunda venida de Jesús, que se describe como los tiempos peores que ha vivido la humanidad en toda su historia.
Hay algo que sí me preocupa, y es cómo asumimos nosotros, quienes hemos conocido al Dios de las Escrituras, esta intolerancia que se siente tanto de un lado como de otro. Humanamente hablando creo que es hasta legítimo que nos indignemos por las atrocidades que se cometen en esos países (todos los países Musulmanes), pero debemos reconocer que esas injusticias no se cometen sólo bajo el amparo de esa religión, sino que también bajo el cristianismo, judaísmo, hinduísmo, etc. El problema está en el corazón del hombre, que permite albergar sentimientos de ira, celos, contiendas, venganza, etc. por diversos motivos, aunque sea por causa del dolor ajeno. Bajo ese pensamiento comprendo por qué el mismo Jesús nos pidió que oraramos por vuestros enemigos y bendijeramos a los que nos maldicen. Lo que Él quiere es una transformación de nuestro corazón, para llegar a ser personas renovadas, que no reaccionemos como lo haría una persona sin Dios. Sólo así lograremos reflejar su carácter y ser como Jesús.
¿qué hacer, entonces, frente a tamañas atrocidades que conocemos cada día a través de los medios de comunicación? Orar. Orar porque las personas que están sufriendo puedan ser alcanzadas por el evangelio y lleven su vida de dolor con la esperanza de que cuando venga Jesús todo sea diferente (¿no tuvieron que vivir eso los primeros cristianos, o todos los que fueron perseguidos por causa del testimonio de Jesús a través de la historia?) Mía es la venganza, dice el Señor ¡y dura cosa es caer en manos del Dios vivo!¿parece muy poco la oración con la intensidad del dolor de quienes sufren? La oración del justo puede mucho, y la oración es la herramienta que Dios dejó para acceder a los recursos de la divinidad.
No estamos llamados a traer justicia a este mundo, sino que el cometido nuestro es predicar, especialmente con el ejemplo.
Por favor hermanos, meditemos en esas palabras que dejó Jesús justamente para los casos como éste, orar por los enemigos... tener una actitud de misericordia, tenemos que llegar a tener la mente de Jesús.
Con amor
Geo