Los Juegos 'Olímpicos' de JESUCRISTO

25 Enero 2000
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Bueno, los Juegos Olímpicos que se iniciaron en la pagana Grecia fueron resucitados y ahora son competencia entre todas las naciones y se reparten medallas de oro, plata y bronce. Los juegos comienzan y transcurren bajo la égida del Fuego, el Dios Zeus. Se rinde culto al esfuerzo humano y se compite para dar gloria y honor a los ganadores y a sus países.


Para nosotros los cristianos la vida toda es un carrera, un lanzamiento de jabalina, un partido de fútbol y así todos los deportes pueden ser ejemplos de la la vida de un cristiano en este mundo.

Todos competimos para alcanzar la GLORIA DE DIOS, todos nuestros esfuerzos tienen la finalidad de alabar y glorificar el BENDITO NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. El se lleva todas las medallas, de diamante, de oro, de perlas, piedras preciosas. El es el GRAN VENCEDOR Y NO HAY OTRO COMO EL.

Nadie ni nada se puede acercar a la gloria y magnificencia de nuestro amado CRISTO JESUS. El, en su eterno amor, se encarnó en la raza humana y lo hizo a través de la INMACULADA CONCEPCION en María.

La verdadera INMACULADA CONCEPCION no es la que se refiere a que si María perdió o mantuvo su virginidad. Eso es irrelevante. Decir eso es APOSTASIA Y BLASFEMIA.

La VERDADERA INMACULADA CONCEPCION es la que se refiere a que el ETERNO HIJO DE DIOS, JESUCRISTO, se humano sin la intervención del semen humano. El ESPIRITU SANTO permitió que el ETERNO HIJO DE DIOS fuera concebido en el vientre de un ser humano pecador con el fin de que DIOS MISMO habitara entre nosotros y se diera en SACRIFICIO UNICO Y SUFICIENTE para los pecados de su pueblo.

Celebrar estos "juegos olímpicos" de DIOS es estar completamente sometidos a su voluntad y regidos por su PALABRA ESCRITA, LAS SANTAS ESCRITURAS, LA BIBLIA.

Tenemos el gozo de adorar en forma exclusiva a quien es digno de adoración"

"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz."

(Pablo, inspirado por el Espíritu Santo en su carta a nuestros hermanos colosenses.)