Los cinco remedios para combatir la tristeza, según Santo Tomás

ricardo perales

Lo importante es la salvación de las almas.
23 Abril 2020
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Los cinco remedios para combatir la tristeza, según Santo Tomás
Una cerveza, un amigo para desahogarse, un baño, llorar, contemplar la verdad y la belleza


Por: Salvador Aragonés | Fuente: http://www.forumlibertas.com



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La tristeza, las penas, las melancolías, los desencantos y las tribulaciones no son estados de ánimo que afectan solo a los hombres y mujeres de nuestro siglo. Ciertamente hoy están mucho más difundidos junto a las enfermedades mentales y psicológicas.
El hombre cada vez está más solo y le resulta difícil desahogarse con otro cuando sufre penas y tristezas. La globalización de la economía no ha llegado a las personas, y más bien se ha fortalecido el individualismo y el egocentrismo. Entonces, a veces, uno se encierra sobre sí mismo (sobre sí misma) para ahogar las penas, pero en lugar de aliviarlas las hace más grandes desgranando el presente y el pasado, que se ve gris y oscuro, de su vida.
Esta no es la solución. Las penas deben ser compartidas y aliviadas por el consejo de personas amigas o que te quieren desinteresadamente. La tristeza no es un estado de ánimo de hoy, sino del hombre de todos los tiempos, después del pecado original. Los desamores, las contrariedades familiares y profesionales, las antipatías y animadversiones, no son de hoy, vienen ya de Adán y Eva.

Uno de los grandes sabios de la humanidad, y gran conocedor de lo humano y lo divino, es un santo medieval: santo Tomás de Aquino. Fue este santo el que estableció ya en el siglo XIII los cinco remedios contra la tristeza. Tienen mucha actualidad, aunque fueron escritos hace casi 800 años.
Las recordó en una conferencia el sacerdote italiano Carlo De Marchi, en el Convegno Ecclesiale Nazionale celebrado en Florencia. Se peguntó: ¿cómo superar el malhumor y recuperar la sonrisa? Cualquiera tiene jornadas tristes.

Veamos cuáles son los cinco remedios que propone Santo Tomás:
Primero.- Darse un placer cualquiera.
Algo agradable. Puede parecer algo materialista, pero en nuestros días, tras una jornada triste o atribulada, es bueno tomar una cerveza o un plato de buena comida. Dice Carlo De Marchi que en el Evangelio también el Señor gustaba de buen vino (las Bodas de Caná) y de ir a banquetes, porque apreciaba las cosas buenas de la vida. El Salmo 104 afirma que “el vino alegra el corazón del hombre”. Naturalmente sin caer en excesos, ni en cerveza ni en vino, pues de la alegría se pasa a la embriaguez que es mala para la salud del alma y del cuerpo.
Segundo.- Llorar. Santo Tomás dice que el llorar es un desahogo importante, tanto para el alma como para el cuerpo: limpia el dolor. También Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. El papa Francisco comenta: “algunas realidades de la vida se ven mejor con los ojos lavados por las lágrimas. Invito a todos a pedirse: ¿he aprendido a llorar?
Tercero.- La compasión de los amigos.
Cuando se siente bajo de forma y a verlo todo de color gris u oscuro, es muy eficaz desahogarse con un amigo y escuchar sus consejos. A veces tomando un vino o una cerveza en un bar, a veces con solo un golpe de teléfono y se aclara todo.
Cuarto.- La contemplación de la verdad. Es contemplar las maravillas de las cosas, de una obra de arte, una película, contemplar la naturaleza, escuchar música y dejarse sorprender. Es un remedio muy eficaz contra la tristeza.​

Y quinto.- Dormir mucho y bañarse o ducharse. Este remedio de santo Tomás es muy eficaz. Algunos dirán que es “poco teológico”, pero es un remedio muy cristiano que para aliviar penas del alma conviene apaciguar el cuerpo. Jesús fue perfecto Dios y perfecto Hombre y por lo tanto superó la separación entre la materia y el espíritu.
Hay un prejuicio extendido, señala Di Marchio, que consiste en oponer el alma y el cuerpo, en el sentido que el cuerpo sería un obstáculo para la vida espiritual. En realidad, el humanismo cristiano considera que la persona (cuerpo y alma) se “espiritualiza” cuando busca la unión con Dios.
Esto indica también que esta interrelación entre alma y cuerpo, que la tendremos hasta el final de nuestro andar terreno, necesita un médico para el alma (un consejero o director espiritual) y otro para el cuerpo (el médico), y en el primer caso es muy aconsejable el sacramento de la confesión, que limpia el alma de todas las impurezas, y así de la tristeza se pasa a la alegría. ¿Estamos tristes? Busquemos al médico del cuerpo y al médico del alma?
Salvador Aragonés en El ojo crítico
 
Los cinco remedios para combatir la tristeza, según Santo Tomás
Una cerveza, un amigo para desahogarse, un baño, llorar, contemplar la verdad y la belleza
Estos remedios pueden ser usados por paganos que no tienen el espíritu Santo.

En mis tristezas no he necesitado nada de esas cosas, sólo el poder del ES te fortalece y te levanta.

Que triste es leer que un supuesto cristiano en este foro este publicando un tema dónde se incite a tomar cervezas para supuestamente combatir la tristeza.
 
Luca 7 :
31 “¿A qué compararé la gente de este tiempo? ¿A qué se parece? 32 Se parece a los niños que se sientan a jugar en la plaza y gritan a sus compañeros: ‘Tocamos la flauta y no bailasteis; cantamos canciones tristes y no llorasteis.’q 33 Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino,r y decís que tiene un demonio. 34 Luego ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís que es un glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y de los que cobran los impuestos para Roma.s 35 Pero la sabiduría de Dios se demuestra por todos sus resultados.”t
Jesús en casa de Simón el fariseou
 
Luca 7 :
31 “¿A qué compararé la gente de este tiempo? ¿A qué se parece? 32 Se parece a los niños que se sientan a jugar en la plaza y gritan a sus compañeros: ‘Tocamos la flauta y no bailasteis; cantamos canciones tristes y no llorasteis.’q 33 Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino,r y decís que tiene un demonio. 34 Luego ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís que es un glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y de los que cobran los impuestos para Roma.s 35 Pero la sabiduría de Dios se demuestra por todos sus resultados.”t
Jesús en casa de Simón el fariseou
Hombre Jesus es Jesus, nadie puede ponerse en las sandalias de Jesus.

Ustedes los católicos siempre promocionando el pecado como algo normal.
 
No es malo tomar un poco de cerveza o vino, sin llegar a emborracharse, mas bien ese poco alegra el corazón, como se alegró Jesus.
Bueno amigo si para ti tomar licor te trae alegría es tu problema y el de Tomas, pero no lo enseñes como algo bíblico, porque la felicidad y la alegría no la ofrece el licor, por poco o por mucho que se tome.

No necesito el licor para estar alegre.
 
No es malo tomar un poco de cerveza o vino, sin llegar a emborracharse, mas bien ese poco alegra el corazón, como se alegró Jesus.

En ocasiones muy específicas, se ha utilizado el vino como símbolo del Espíritu Santo.

Sin desmerecer lo que este monje haya dicho, precisamente el gozo del Señor es la fortaleza verdadera que combate la tristeza y la depresión.

No es malo estar triste o llorar; solo cabe recordar que Jesús conquistó el mundo, dejándonos Su paz como un regalo que íbamos a necesitar. Jesús es nuestro consuelo.
 
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Reacciones: edcentinela
El vino tambien es bueno para el estomago :

1 Ti 5,23
Puesto que a menudo estás enfermo del estómago y tienes frecuentes dolencias, no bebas agua sola, sino también un poco de vino.
 
La tristeza no es mala en si misma. Lo malo es que la tristeza sea excesiva y se apodere completamente de las personas. Hay que controlar y compensar la tristeza para evitar que nos controle a nosotros.

La tristeza moderada es buena para el arrepentimiento. Arrepentirse y llorar limpia el alma. Pero una tristeza excesiva puede ser peligrosa porqué impide actuar; e incluso dificulta la fe.
 
Claro, y como tú eres igual que Jesucristo, pues anda, ve y reúnete con bebedores y borrachos para que te ganes el cielo.
No hay que ir en busqueda de introspeccion o consejo en pensadores humanos cuando la palabrade Dios es suficiente.

El duelo o tristeza es una emoción común a la experiencia humana, y somos testigos del proceso de duelo a lo largo de la narrativa bíblica. Varios personajes de la Biblia experimentaron una profunda pérdida y tristeza, incluidos Job, Noemí, Ana y David. Incluso Jesús se lamentó (Juan 11:35; Mateo 23:37-39). Después de la muerte de Lázaro, Jesús fue a la aldea de Betania, donde estaba enterrado Lázaro. Cuando Jesús vio a Marta y a los demás dolientes llorando, también lloró. Se sintió conmovido por su dolor y también por el hecho de la muerte de Lázaro. Lo sorprendente es que, aunque Jesús sabía que iba a resucitar a Lázaro de entre los muertos, decidió participar del dolor de la situación. Jesús verdaderamente es un sumo sacerdote que puede “compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15).

Un paso para superar la tristeza es tener la perspectiva correcta sobre él. Primero, reconocemos que la tristeza es una respuesta natural al dolor y la pérdida. No hay nada de malo en llorar. En segundo lugar, sabemos que los momentos de duelo tienen un propósito. Eclesiastés 7:2 dice: “Es mejor ir a la casa de luto que a la casa de banquete, porque este es el fin de toda la humanidad, y los vivos lo tomarán en serio”. Este versículo implica que el dolor puede ser bueno porque puede refrescar nuestra perspectiva de la vida. En tercer lugar, recordamos que los sentimientos de duelo son temporales. “Por la noche durará el llanto, pero a la mañana vendrá la alegría” (Salmo 30:5). El duelo tiene fin. El duelo tiene su propósito, pero también su límite.

A pesar de todo, Dios es fiel. Hay muchas Escrituras que nos recuerdan la fidelidad de Dios en tiempos de duelo. Él está con nosotros incluso en el valle de sombra de muerte (Salmo 23:4). Cuando David se entristeció, oró esto en el Salmo 56:8: “Has llevado la cuenta de mis sacudidas; Pon mis lágrimas en tu botella. ¿No están en tu libro? (ESV). La conmovedora imagen de Dios atrapando nuestras lágrimas está llena de significado. Él ve nuestro dolor y no lo desdeña. Así como Jesús entró en el dolor de los dolientes en Betania, Dios entra en nuestro dolor. Al mismo tiempo, nos asegura que no todo está perdido. El Salmo 46:10 nos recuerda “estar quietos” y descansar sabiendo que Él es Dios. Él es nuestro refugio (Salmo 91:1-2). Él hace todas las cosas para el bien de aquellos a quienes ha llamado (Romanos 8:28).

Una parte importante para superar la tristeza es expresarlo a Dios. Los Salmos contienen numerosos ejemplos de cómo abrir el corazón a Dios. Curiosamente, el salmista nunca termina donde empezó. Puede comenzar un salmo con expresiones de dolor, pero, casi invariablemente, lo terminará con alabanza (Salmo 13; Salmo 23:4; Salmo 30:11-12; Salmo 56). Dios nos comprende (Salmo 139:2). Cuando tenemos comunión con Él, podemos abrir nuestra mente a la verdad de que Él nos ama, que es fiel, que tiene el control y que sabe cómo va a obrar todo para nuestro bien.

Otro paso importante para superar la tristeza es compartirlo con los demás. El cuerpo de Cristo está diseñado para aliviar las cargas de sus miembros individuales (Gálatas 6:2), y los compañeros creyentes tienen la capacidad de “llorar con los que lloran” (Romanos 12:15). A menudo, las personas en duelo tienden a evitar a los demás, lo que aumenta los sentimientos de aislamiento y miseria. Es mucho más saludable buscar asesoramiento y los entornos grupales pueden resultar invaluables. Los grupos ofrecen oídos atentos y aliento útil, camaradería y orientación para superar el duelo. Cuando compartimos nuestras historias con Dios y con los demás, nuestro dolor disminuye.

Lamentablemente, la tristeza es parte de la experiencia humana. La pérdida es parte de la vida y el dolor es una respuesta natural a la pérdida. Pero tenemos la esperanza de Cristo y sabemos que él es lo suficientemente fuerte para llevar nuestras cargas (Mateo 11:30). Podemos entregarle nuestro dolor porque Él se preocupa por nosotros (1 Pedro 5:7). Podemos encontrar consuelo en el Espíritu Santo, nuestro Consolador y Paráclito (Juan 14:16). Cuando estamos triste, echamos nuestras cargas sobre Él, confiamos en la comunidad de la iglesia, profundizamos en la verdad de la Palabra y, en última instancia, experimentamos esperanza (Hebreos 6:19-20).

Saludos.
 
No hay que ir en busqueda de introspeccion o consejo en pensadores humanos cuando la palabrade Dios es suficiente.

El duelo o tristeza es una emoción común a la experiencia humana, y somos testigos del proceso de duelo a lo largo de la narrativa bíblica. Varios personajes de la Biblia experimentaron una profunda pérdida y tristeza, incluidos Job, Noemí, Ana y David. Incluso Jesús se lamentó (Juan 11:35; Mateo 23:37-39). Después de la muerte de Lázaro, Jesús fue a la aldea de Betania, donde estaba enterrado Lázaro. Cuando Jesús vio a Marta y a los demás dolientes llorando, también lloró. Se sintió conmovido por su dolor y también por el hecho de la muerte de Lázaro. Lo sorprendente es que, aunque Jesús sabía que iba a resucitar a Lázaro de entre los muertos, decidió participar del dolor de la situación. Jesús verdaderamente es un sumo sacerdote que puede “compadecerse de nuestras debilidades” (Hebreos 4:15).

Un paso para superar la tristeza es tener la perspectiva correcta sobre él. Primero, reconocemos que la tristeza es una respuesta natural al dolor y la pérdida. No hay nada de malo en llorar. En segundo lugar, sabemos que los momentos de duelo tienen un propósito. Eclesiastés 7:2 dice: “Es mejor ir a la casa de luto que a la casa de banquete, porque este es el fin de toda la humanidad, y los vivos lo tomarán en serio”. Este versículo implica que el dolor puede ser bueno porque puede refrescar nuestra perspectiva de la vida. En tercer lugar, recordamos que los sentimientos de duelo son temporales. “Por la noche durará el llanto, pero a la mañana vendrá la alegría” (Salmo 30:5). El duelo tiene fin. El duelo tiene su propósito, pero también su límite.

A pesar de todo, Dios es fiel. Hay muchas Escrituras que nos recuerdan la fidelidad de Dios en tiempos de duelo. Él está con nosotros incluso en el valle de sombra de muerte (Salmo 23:4). Cuando David se entristeció, oró esto en el Salmo 56:8: “Has llevado la cuenta de mis sacudidas; Pon mis lágrimas en tu botella. ¿No están en tu libro? (ESV). La conmovedora imagen de Dios atrapando nuestras lágrimas está llena de significado. Él ve nuestro dolor y no lo desdeña. Así como Jesús entró en el dolor de los dolientes en Betania, Dios entra en nuestro dolor. Al mismo tiempo, nos asegura que no todo está perdido. El Salmo 46:10 nos recuerda “estar quietos” y descansar sabiendo que Él es Dios. Él es nuestro refugio (Salmo 91:1-2). Él hace todas las cosas para el bien de aquellos a quienes ha llamado (Romanos 8:28).

Una parte importante para superar la tristeza es expresarlo a Dios. Los Salmos contienen numerosos ejemplos de cómo abrir el corazón a Dios. Curiosamente, el salmista nunca termina donde empezó. Puede comenzar un salmo con expresiones de dolor, pero, casi invariablemente, lo terminará con alabanza (Salmo 13; Salmo 23:4; Salmo 30:11-12; Salmo 56). Dios nos comprende (Salmo 139:2). Cuando tenemos comunión con Él, podemos abrir nuestra mente a la verdad de que Él nos ama, que es fiel, que tiene el control y que sabe cómo va a obrar todo para nuestro bien.

Otro paso importante para superar la tristeza es compartirlo con los demás. El cuerpo de Cristo está diseñado para aliviar las cargas de sus miembros individuales (Gálatas 6:2), y los compañeros creyentes tienen la capacidad de “llorar con los que lloran” (Romanos 12:15). A menudo, las personas en duelo tienden a evitar a los demás, lo que aumenta los sentimientos de aislamiento y miseria. Es mucho más saludable buscar asesoramiento y los entornos grupales pueden resultar invaluables. Los grupos ofrecen oídos atentos y aliento útil, camaradería y orientación para superar el duelo. Cuando compartimos nuestras historias con Dios y con los demás, nuestro dolor disminuye.

Lamentablemente, la tristeza es parte de la experiencia humana. La pérdida es parte de la vida y el dolor es una respuesta natural a la pérdida. Pero tenemos la esperanza de Cristo y sabemos que él es lo suficientemente fuerte para llevar nuestras cargas (Mateo 11:30). Podemos entregarle nuestro dolor porque Él se preocupa por nosotros (1 Pedro 5:7). Podemos encontrar consuelo en el Espíritu Santo, nuestro Consolador y Paráclito (Juan 14:16). Cuando estamos triste, echamos nuestras cargas sobre Él, confiamos en la comunidad de la iglesia, profundizamos en la verdad de la Palabra y, en última instancia, experimentamos esperanza (Hebreos 6:19-20).

Saludos.
Así es, pero será que le hacemos caso al tal "Tomas" de tomarnos unas cervecitas para superar la tristeza.

Cómo dirían los borrachos de mi cuadra "hasta Cristo convirtió el agua en vino"

Porque los incrédulos creen que lo que hizo Jesus, justifica las malas acciones.
 
Así es, pero será que le hacemos caso al tal "Tomas" de tomarnos unas cervecitas para superar la tristeza.

Cómo dirían los borrachos de mi cuadra "hasta Cristo convirtió el agua en vino"

Porque los incrédulos creen que lo que hizo Jesus, justifica las malas acciones.
Entiende que tomar con moderación sin llegar a la borrachera no es pecado. Hasta temas se han abierto en este foro discutiendo éste asunto.

Y es que iglesias de corte protestante crearon una doctrina alrededor de las bebidas embriagantes y la demonizaron y la elevaron al nivel de pecado, cosa que no está en la biblia.

De que dichas iglesias lo hayan hecho con la buena intención de alejar y prevenir a las personas emborracharse, pues se les respeta y se les entiende pero no pasa de ser doctrina de hombres.
 
Entiende que tomar con moderación sin llegar a la borrachera no es pecado.
El punto es: ¿tomarte 3 cervecitas aliviará tu tristeza?

Muchos se emborrachan para olvidar las tristezas.

Entonces, hasta dónde el sr. Tomás tuvo razón al afirmar que el licor es bueno para la tristeza.

Un cristiano jamás pondría sus emociones en manos del licor, sino en el poder restaurador del ES