LOS CAPITULOS CRUCIALES

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5 Septiembre 2001
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LOS CAPITULOS CRUCIALES
La Biblia contiene muchos capítulos cruciales, tales como Génesis 2 y 3, Números 21 y Deuteronomio 8. Salmos 22 e Isaías 53 son capítulos muy importantes porque se habla mucho de su cumplimiento en el Nuevo Testamento. Daniel 9 también es un gran capítulo. En el Nuevo Testamento Mateo 5—7, 13, 24 y 25 son capítulos muy importantes, así como Juan 14—16 y 1 Corintios 13. En la Biblia hay unos treinta o cuarenta capítulos cruciales, y tenemos que entender el significado de cada uno de ellos.
EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
Este es un método relativamente simple. Podemos poner en un grupo todos los eventos del pasado que se narran en el Nuevo Testamento; todos los eventos del presente, en otro grupo, y todos los acontecimientos futuros en un tercer grupo. El ministerio terrenal de Cristo, la venida del Espíritu Santo y el comienzo de la iglesia pertenecen al primer grupo. La obra intercesora del Señor, Su mediación, el ministerio de la iglesia, la disciplina y la morada del Espíritu Santo y todos los medios de gracia están vigentes en presente. (En algunos casos, la gracia se nos da directamente. En otros, Dios nos concede gracia por ciertos medios, tales como las reuniones, el partimiento del pan, el bautismo y la imposición de las manos. Dios no le otorga gracia al hombre directamente, sino por estos medios. Por eso los llamamos los medios de la gracia). La resurrección, el arrebatamiento, la redención, la gloria y la nueva creación están en el futuro. Aunque la redención es un evento del pasado, no se ha realizado completamente. Una parte de ella no se ha cumplido todavía, pero se cumplirá cuando nuestro cuerpo sea redimido. Puesto que nuestro cuerpo carnal estará allí, entendemos que la redención no se ha consumado. La redención que efectuó el Señor Jesús en la cruz puso el fundamento. La redención se completará cuando nuestro cuerpo sea redimido en el futuro. Tenemos que diferenciar entre las cosas que Dios ha hecho, las que está haciendo y las que hará.
LA SALVACION, LA SANTIFICACION
Y EL MINISTERIO
La salvación se relaciona con la vida que recibimos; la santificación, con nuestro vivir diario, y el ministerio, con nuestras actividades. Podemos agrupar temas tales como el llamado que el Señor nos hace, Su sangre y Su obra, bajo la categoría de la salvación; podemos agrupar la obra del Espíritu Santo bajo la categoría de la santificación; y podemos clasificar la tolerancia, el testimonio y el poder del Espíritu Santo como el ministerio. La cruz del Señor se puede incluir en la categoría de la salvación; nuestra cruz, en la santificación, y la muerte operante de Jesús se puede clasificar como el ministerio. Nuestra fe pertenece a la salvación; nuestra obediencia, a la santificación, y nuestra paciencia, al ministerio. La vida que el Espíritu Santo da trae salvación; la obra que El efectúa produce santificación; y Su poder produce el ministerio. También podemos usar tres preposiciones con relación a las tres categorías: por nosotros, en nosotros, y por medio de nosotros. Lo que se hizo por nosotros es salvación; lo que se ha hecho en nosotros es santificación; y lo que se hace por medio de nosotros es ministerio. Cuando se ha hecho algo a nuestro favor, lo llamamos salvación; cuando es hecho en nosotros, santificación; y cuando es hecho por medio nuestro, le llamamos ministerio o servicio. Podemos clasificar todas estas enseñanzas en tres categorías; pueden ser obras que Dios hizo a nuestro favor, obras que hace en nosotros, u obras que hará por medio de nosotros. Desafortunadamente, muchas personas no distinguen entre lo que Dios hace para nosotros y lo que hace en nosotros. Por ejemplo, la crucifixión de Cristo y nuestra crucifixión con El, son cosas que Dios hizo por nosotros, pero el catolicismo romano sostiene que Dios hace esto en nosotros, lo cual no es correcto. La cruz actúa en nosotros cuando empezamos a llevar nuestra propia cruz. Nosotros llevamos la cruz, mas no estamos crucificados en ella. Nosotros llevamos la cruz, pero el Señor experimentó la crucifixión. Esto nos muestra la diferencia entre el protestantismo y catolicismo. La crucifixión de la que habla la Biblia es una obra que Dios hizo por nosotros; no es algo que haga en nosotros. Romanos 6 habla de la crucifixión, y Romanos 8, de hacer morir; mientras que 2 Corintios 4, habla de la muerte. Así que Romanos 6 trata la salvación; Romanos 8 habla de la santificación, y 2 Corintios 4 del ministerio. Tenemos que estar absolutamente seguros delante del Señor de que la crucifixión pertenece a la categoría de la salvación, pues es algo que el Señor hizo. Nosotros simplemente heredamos lo que El hizo. Sin embargo, experimentamos la muerte de la cruz. Al mismo tiempo, ese “hacer morir” es lo que produce la liberación del Espíritu Santo, que se halla en la esfera del ministerio. No debemos pensar que éstas son sólo clasificaciones. Muchas personas no saben que fueron crucificadas con Cristo y, en consecuencia, no entienden eso de permitir que la muerte opere en ellas. La realidad de la crucifixión no está en nosotros sino en Cristo. Lo que está en Cristo se relaciona con la salvación; lo que se halla en nosotros, se relaciona con la santificación; y lo que se produce por medio de nosotros se relaciona con el ministerio. Este entendimiento es fundamental. Tenemos que entender claramente la Palabra de Dios.
LOS MINERALES
La Biblia habla de toda clase de piedras y minerales en general. Todos ellos tienen significado, y debemos dedicar tiempo para estudiarlos. Esto no significa que estas cosas contengan revelación en sí mismas. Pero cuando Dios nos da revelación, nos habla en el significado de esos materiales. Debemos añadir estas realidades bíblicas a nuestro depósito para poder usarlas en el momento oportuno.
El oro representa la gloria de Dios. Todo lo que alude a Dios es representado por el oro. La plata representa la obra redentora del Señor. La Biblia no nos dice que debemos comprar con oro, sino con plata. La plata significa redención. En otras palabras, el oro denota la persona de Dios, mientras que la plata denota Su obra. El oro simboliza Su gloria, y la plata significa Su redención. El bronce denota juicio; el hierro, autoridad humana, y el plomo, pecado. El cimiento de la Nueva Jerusalén consta de toda clase de piedras preciosas, y una de ellas es de color verde. El verde es un color básico, el color de la vida sobre la tierra; por consiguiente, se refiere particularmente a la obra del Espíritu Santo. Cuando estudiamos los minerales, debemos averiguar su naturaleza y su color. El rojo y el escarlata son dos colores diferentes. El rojo se refiere a la sangre, mientras que el escarlata se refiere al pecado. Otros colores, como por ejemplo, el blanco, el negro y el morado tienen un significado particular. Debemos clasificarlos y encontrar su significado.
W. Nee
Como estudiar la Biblia
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