La secuencia que más me impresiona en el libro del Nuevo Testamento es
cuando Jesús asciende a los cielos y sus discípulos se quedan extasiados
contemplando las alturas. ¡El Cielo! ¡Qué poco pensamos en él! Y el cielo ha
de ser, si correspondemos a la acción de Dios en nuestras almas, nuestra
morada definitiva. Santa Teresa de Jesús cuando sonaba el reloj se ponía
contenta y decía: "Una hora menos para ir al Cielo.
Allí veremos a Dios en su propia esencia; tal y como es en sí mismo. "Ahora
vemos como por un espejo y oscuramente; entonces veremos cara a cara." (I
Cor. 13,9-11)
La razón natural no podría nunca demostrar la visión beatífica, ya que se
trata de un misterio estrictamente sobrenatural, que sólo podemos conocer
por la revelación. La visión beatífica es una pura y simple intuición de la
divina esencia realizada por el entendimiento creado, elevado y fortalecido
por "la luz de la gloria".
Si en este mundo la contemplación mística arrebata el alma de los santos y
les hace gozar inmensamente de Dios, ¡qué será cuando lo contemplemos no a
través de los velos de la fe, sino tal y como es en sí mismo!
Si deseas alguna aclaración o consulta sobre esta cuña puedes escribir a
[email protected] Gracias. No entro en debates. Sí, en diálogo.
cuando Jesús asciende a los cielos y sus discípulos se quedan extasiados
contemplando las alturas. ¡El Cielo! ¡Qué poco pensamos en él! Y el cielo ha
de ser, si correspondemos a la acción de Dios en nuestras almas, nuestra
morada definitiva. Santa Teresa de Jesús cuando sonaba el reloj se ponía
contenta y decía: "Una hora menos para ir al Cielo.
Allí veremos a Dios en su propia esencia; tal y como es en sí mismo. "Ahora
vemos como por un espejo y oscuramente; entonces veremos cara a cara." (I
Cor. 13,9-11)
La razón natural no podría nunca demostrar la visión beatífica, ya que se
trata de un misterio estrictamente sobrenatural, que sólo podemos conocer
por la revelación. La visión beatífica es una pura y simple intuición de la
divina esencia realizada por el entendimiento creado, elevado y fortalecido
por "la luz de la gloria".
Si en este mundo la contemplación mística arrebata el alma de los santos y
les hace gozar inmensamente de Dios, ¡qué será cuando lo contemplemos no a
través de los velos de la fe, sino tal y como es en sí mismo!
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