Creado por tomumi2010 (Experto, Mensajes: 64)
28/02/2011 05:42 PM GMT
Lo que necesitamos es amor.
Esta frase, que para algunos puede sonarles a serial televisivo, expresa una gran verdad. Verdaderamente, el mundo, la sociedad humana en general, está falta de amor, carece de la fuerza más potente que existe y que podría cambiar la faz de la entera humanidd, haciendo desaparecer todos los problemas, las enemistades y diferencia de opiniones, de razas y de clases, que mantienen divididos, y muchas veces enfrentados, a los seres humanos. ¿quién puede negar que el amor existe, es algo real, y que produce efectos altamente beneficiosos en quienes lo sienten y cultivan? Si alguien ha estado enamorado alguna vez, puede testificar cómo se ha sentido feliz mientras duró su enamoramiento si fue correspondido.
Pero no hablemos del amor romántico o pasional, que si bien puede producir estos efectos cautivadores, también pueden ser efectos pasajeros o conflictivos. Hablemos del amor espiritual, el amor que Cristo vino a la tierra a enseñarnos y mostrarnos personalmente, y por el cual dio su vida en sacrificio para que nosotros pudiéramos conocer y sentir este amor, que puede ser permanente y hacernos felices por la eternidad. Este amor que consiste en querer, por encima de todo, hacernos el bien los unos a los otros, ayudándonos mutuamnte en todo cuanto se necesite ayuda, el amor que une a las personas en vez de separarlas, y hace que la convivencia entre los humanos pueda ser de lo más agradable y ventajosa en todos los sentidos. Este amor no surge de manera expontánea, sino que hay que cultivarlo y cuidarlo de contínuo para que dé frutos deleitables y permanentes; se requiere desarrollar cualidades y actitudes atrayentes, afectuosas, que agraden a los demás. A semejanza de una semilla que germina y se transforma en una planta vigorosa que da frutos esquisitos, pero que requiere cuidados adecuados y continuados hasta que produce estos frutos. Esto cuesta trabajo y buena voluntad, pero está al alcance de todos el que quiera consguirlo, hombre o mujer, sabios e ignorantes, jóvenes y viejos, cualquiera puede contribuir y sacar provecho y un grado de felicidad que de ningún otro modo podría obtenerse. El amor espiritual, que no excluye al pasional, sino que lo dignifica y controla, es un bien al que todo ser humano puede aspirar, y que a diferencia de los bienes materiales, que nadie quiere compartir o distribuir para que no mengüe, cuanto más se comparte este amor, mayor cantidad nos queda. Si quisiéramos aprender a amar, nadie nos pondría impedimentos, pues el amor no perjudica a nadie, sino todo lo contrario, puede beneficiar a todos los que deseen compartirlo, y el que no lo desee, tampoco le importaría ni perjudicaría. Por lo tanto, solo basta querer tenerlo y cultivarlo, lo demás ya viene fácilmente. ¿Valdría la pena intentarlo?
28/02/2011 05:42 PM GMT
Lo que necesitamos es amor.
Esta frase, que para algunos puede sonarles a serial televisivo, expresa una gran verdad. Verdaderamente, el mundo, la sociedad humana en general, está falta de amor, carece de la fuerza más potente que existe y que podría cambiar la faz de la entera humanidd, haciendo desaparecer todos los problemas, las enemistades y diferencia de opiniones, de razas y de clases, que mantienen divididos, y muchas veces enfrentados, a los seres humanos. ¿quién puede negar que el amor existe, es algo real, y que produce efectos altamente beneficiosos en quienes lo sienten y cultivan? Si alguien ha estado enamorado alguna vez, puede testificar cómo se ha sentido feliz mientras duró su enamoramiento si fue correspondido.
Pero no hablemos del amor romántico o pasional, que si bien puede producir estos efectos cautivadores, también pueden ser efectos pasajeros o conflictivos. Hablemos del amor espiritual, el amor que Cristo vino a la tierra a enseñarnos y mostrarnos personalmente, y por el cual dio su vida en sacrificio para que nosotros pudiéramos conocer y sentir este amor, que puede ser permanente y hacernos felices por la eternidad. Este amor que consiste en querer, por encima de todo, hacernos el bien los unos a los otros, ayudándonos mutuamnte en todo cuanto se necesite ayuda, el amor que une a las personas en vez de separarlas, y hace que la convivencia entre los humanos pueda ser de lo más agradable y ventajosa en todos los sentidos. Este amor no surge de manera expontánea, sino que hay que cultivarlo y cuidarlo de contínuo para que dé frutos deleitables y permanentes; se requiere desarrollar cualidades y actitudes atrayentes, afectuosas, que agraden a los demás. A semejanza de una semilla que germina y se transforma en una planta vigorosa que da frutos esquisitos, pero que requiere cuidados adecuados y continuados hasta que produce estos frutos. Esto cuesta trabajo y buena voluntad, pero está al alcance de todos el que quiera consguirlo, hombre o mujer, sabios e ignorantes, jóvenes y viejos, cualquiera puede contribuir y sacar provecho y un grado de felicidad que de ningún otro modo podría obtenerse. El amor espiritual, que no excluye al pasional, sino que lo dignifica y controla, es un bien al que todo ser humano puede aspirar, y que a diferencia de los bienes materiales, que nadie quiere compartir o distribuir para que no mengüe, cuanto más se comparte este amor, mayor cantidad nos queda. Si quisiéramos aprender a amar, nadie nos pondría impedimentos, pues el amor no perjudica a nadie, sino todo lo contrario, puede beneficiar a todos los que deseen compartirlo, y el que no lo desee, tampoco le importaría ni perjudicaría. Por lo tanto, solo basta querer tenerlo y cultivarlo, lo demás ya viene fácilmente. ¿Valdría la pena intentarlo?