En distintas oportunidades he podido observar, que se pone énfasis en asegurar que en los textos bíblicos no existe ningún error, que no hay cuestión alguna que pueda poner en tela de juicio ningún aspecto de lo que ellos mencionan.
Y debo decir que incluso he llegado a ser “receptor” de palabras a las que, por decir lo menos podría calificar de “poco amables”, a raíz de haber efectuado algunas consultas que, con el objeto de tratar de llamar la atención sobre los aspectos que mencionaba, en forma incidental consideré conveniente incluir en lo que exponía.
Pues bien; considero que si se lee con atención los distintos libros que componen la Biblia, resulta posible encontrar pasajes que resulta difícil (por no decir imposible) considerar que sí o sí son completa y absolutamente correctos, y como hay muchos considero conveniente —con el único objeto de explicar mi posición al respecto— mencionar aquí uno de ellos, y lo haré ya que lo considero como la CONTRADICCIÓN más clara y evidente en la Biblia.
Y por resultarme más sencillo, utilizaré unos párrafos que redacté hace tiempo.
Aún a riesgo de cansar al lector, creo conveniente "refrescar" la cuestión, transcribiendo una vez más el Mandamiento que origina este tema: "No te harás ninguna escultura, y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; pero tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos." (Dt.5,6-10).
Deseo ahora llamar la atención en forma especial en los últimos renglones del texto, donde se hace referencia a que —según ese "precepto divino"— Dios, el Eterno, el Amor, castigaría la maldad de los padres en los hijos, nietos, etc.
Incluso les aclaro que tales expresiones están ratificadas, no sólo en idéntico Mandamiento que consta en el Libro del Éxodo sino que lo encontramos también en otro pasaje de ese mismo libro (34,7) y además está en el libro de los Números (14,17-19).
Evidentemente, frente a "tantas" repeticiones del mismo concepto, PARECERÍA que no hay mucho que decir al respecto.
Sin embargo, creo que hoy en día NADIE PIENSA QUE ESO ES ASÍ, es decir, que PESE A SEMEJANTES expresiones DEL DECÁLOGO, difícilmente podamos encontrar una persona que sostenga que Dios realmente castigue a los seres humanos por algo que hubiesen hecho sus padres, abuelos o bisabuelos.
Honestamente me parece que si lo hiciese, no sería todo EL AMOR que estoy seguro estamos todos plenamente convencidos que ES.
Obviamente alguien me podrá decir, que tales castigos pesarían únicamente sobre los descendientes que "aborrezcan" a Dios, es decir, a los sucesores del pecador que continúan odiando al Eterno.
No obstante no cabe duda que, de ser así, ésa sería una culpa PERSONAL de los descendientes del pecador (el aborrecer a Dios) y no la de éste, por lo cual el castigo que les correspondería sería por algo propio, y no derivado de la falta que hubiera podido cometer el antecesor de quien resulte castigado.
Incluso podría darse el caso de que alguien afirme que, como ESTÁ EXPRESAMENTE ESCRITO ASÍ lamentablemente, y aun cuando no podemos entenderlo del todo, debemos aceptar que exista ese castigo al cual, por llamarlo de alguna forma, mencionaré como "generacional".
Sin embargo, si analizamos un poco más adelante otros párrafos de la Biblia, es decir, si tratamos de buscar un concepto integrador de las enseñanzas bíblicas, sin detenernos sólo en determinadas frases, podremos advertir, por ejemplo, la existencia de la siguiente expresión "Amasías ..subió al trono...mató a los ministros que habían asesinado a su padre. Pero siguiendo lo que dice el libro de la Ley de Moisés, promulgado por el Señor, «No serán ejecutados los padres por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de sus padres; cada uno morirá por su propio pecado», no mató a los hijos de los asesinos" (2 Re.14,1-6).
Como verán, ese pasaje hace referencia —en forma clara y expresa— al libro de LA LEY DE MOISÉS PROMULGADA POR EL SEÑOR, por lo cual creo que muy pocas dudas pueden existir con respecto a cuales son los textos en donde debemos buscar.
Y si lo hacemos veremos que es así, ya que si leemos el Deuteronomio, (recuerden que significa "La Segunda Ley") podremos encontrar dicha expresión en el Cap.24 versículo 16 donde expresamente se dice que "cada uno morirá por su culpa".
Pero entonces, ¿en qué quedamos?
Obviamente alguien, siguiendo "al pie de la letra" el texto bíblico, podrá decir: «allí dice que no morirá, pero pueden existir otros castigos», es decir, que el texto del Decálogo estaría mencionando la existencia de otras sanciones o penalidades, distintas a la muerte, las que serían sufridas por los descendentes del pecador.
Y en rigor de verdad podría ser así, pero el problema para aceptar tal interpretación, es que en el Capítulo 18 de Ezequiel encontramos claramente expuesta la doctrina opuesta, a la que se conoce como de la "responsabilidad personal", la cual es afirmada por ese gran profeta, PESE al texto expreso del FAMOSO MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.
Y honestamente no puedo creer, que nada menos que uno de los llamados "profetas mayores", como es Ezequiel, y que además era sacerdote, pudiese desconocer el párrafo del decálogo que he trascripto antes.
Y pese al mencionado "mandamiento", nuestro buen Ezequiel no dudó un instante en afirmar la citada doctrina, referida a que la culpa de cada uno sólo recae sobre él mismo, y no sobre sus descendientes.
Yo muchas veces suelo mencionar este tema, y les puedo asegurar que hasta el día de hoy no he encontrado a nadie que me suministre una explicación satisfactoria al asunto, ya que, desde mi modesto punto de vista, en todo esta cuestión del "castigo generacional" existe una clarísima CONTRADICCIÓN en la Biblia, cosa que, evidentemente, NO PODEMOS achacársela al Buen Dios, al ETERNO.
Sinceramente creo que ésta, como muchas otras cosas de los textos bíblicos, son simples expresiones que ponen de manifiesto actitudes que los hombres de aquellas épocas adoptaron, y que luego, con el correr de los siglos se las "enchufaron" al bueno de Dios, como si Él hubiese sido realmente quien hubiese dicho semejantes cosas en forma personal.
Posteriormente, en otro momento histórico en que se adoptaron otras conductas, por supuesto, y para justificar la modificación de lo anterior, también se la adjudicaron a Dios (¡pobre Dios, las cosas que te "encajamos" los hombres!) sin advertir la contradicción en que se incurría.
Bien, creo que con lo expuesto se muestra que es imposible asegurar que no hay ningún “error” dentro de los textos bíblicos, motivo por el cual les agradeceré que cuando yo exponga alguna idea sosteniendo eso, no se me califique con tanta dureza.
Y dejo aclarado que, pese a ése, y a muchos otros “errores” en la Biblia, aun así estoy completamente seguro que si la leemos con sencillez y humildad podemos encontrar la VERDADERA palabra de Dios.
Cordiales saludos
MARANA-THA
Mario
Y debo decir que incluso he llegado a ser “receptor” de palabras a las que, por decir lo menos podría calificar de “poco amables”, a raíz de haber efectuado algunas consultas que, con el objeto de tratar de llamar la atención sobre los aspectos que mencionaba, en forma incidental consideré conveniente incluir en lo que exponía.
Pues bien; considero que si se lee con atención los distintos libros que componen la Biblia, resulta posible encontrar pasajes que resulta difícil (por no decir imposible) considerar que sí o sí son completa y absolutamente correctos, y como hay muchos considero conveniente —con el único objeto de explicar mi posición al respecto— mencionar aquí uno de ellos, y lo haré ya que lo considero como la CONTRADICCIÓN más clara y evidente en la Biblia.
Y por resultarme más sencillo, utilizaré unos párrafos que redacté hace tiempo.
Aún a riesgo de cansar al lector, creo conveniente "refrescar" la cuestión, transcribiendo una vez más el Mandamiento que origina este tema: "No te harás ninguna escultura, y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; pero tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos." (Dt.5,6-10).
Deseo ahora llamar la atención en forma especial en los últimos renglones del texto, donde se hace referencia a que —según ese "precepto divino"— Dios, el Eterno, el Amor, castigaría la maldad de los padres en los hijos, nietos, etc.
Incluso les aclaro que tales expresiones están ratificadas, no sólo en idéntico Mandamiento que consta en el Libro del Éxodo sino que lo encontramos también en otro pasaje de ese mismo libro (34,7) y además está en el libro de los Números (14,17-19).
Evidentemente, frente a "tantas" repeticiones del mismo concepto, PARECERÍA que no hay mucho que decir al respecto.
Sin embargo, creo que hoy en día NADIE PIENSA QUE ESO ES ASÍ, es decir, que PESE A SEMEJANTES expresiones DEL DECÁLOGO, difícilmente podamos encontrar una persona que sostenga que Dios realmente castigue a los seres humanos por algo que hubiesen hecho sus padres, abuelos o bisabuelos.
Honestamente me parece que si lo hiciese, no sería todo EL AMOR que estoy seguro estamos todos plenamente convencidos que ES.
Obviamente alguien me podrá decir, que tales castigos pesarían únicamente sobre los descendientes que "aborrezcan" a Dios, es decir, a los sucesores del pecador que continúan odiando al Eterno.
No obstante no cabe duda que, de ser así, ésa sería una culpa PERSONAL de los descendientes del pecador (el aborrecer a Dios) y no la de éste, por lo cual el castigo que les correspondería sería por algo propio, y no derivado de la falta que hubiera podido cometer el antecesor de quien resulte castigado.
Incluso podría darse el caso de que alguien afirme que, como ESTÁ EXPRESAMENTE ESCRITO ASÍ lamentablemente, y aun cuando no podemos entenderlo del todo, debemos aceptar que exista ese castigo al cual, por llamarlo de alguna forma, mencionaré como "generacional".
Sin embargo, si analizamos un poco más adelante otros párrafos de la Biblia, es decir, si tratamos de buscar un concepto integrador de las enseñanzas bíblicas, sin detenernos sólo en determinadas frases, podremos advertir, por ejemplo, la existencia de la siguiente expresión "Amasías ..subió al trono...mató a los ministros que habían asesinado a su padre. Pero siguiendo lo que dice el libro de la Ley de Moisés, promulgado por el Señor, «No serán ejecutados los padres por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de sus padres; cada uno morirá por su propio pecado», no mató a los hijos de los asesinos" (2 Re.14,1-6).
Como verán, ese pasaje hace referencia —en forma clara y expresa— al libro de LA LEY DE MOISÉS PROMULGADA POR EL SEÑOR, por lo cual creo que muy pocas dudas pueden existir con respecto a cuales son los textos en donde debemos buscar.
Y si lo hacemos veremos que es así, ya que si leemos el Deuteronomio, (recuerden que significa "La Segunda Ley") podremos encontrar dicha expresión en el Cap.24 versículo 16 donde expresamente se dice que "cada uno morirá por su culpa".
Pero entonces, ¿en qué quedamos?
Obviamente alguien, siguiendo "al pie de la letra" el texto bíblico, podrá decir: «allí dice que no morirá, pero pueden existir otros castigos», es decir, que el texto del Decálogo estaría mencionando la existencia de otras sanciones o penalidades, distintas a la muerte, las que serían sufridas por los descendentes del pecador.
Y en rigor de verdad podría ser así, pero el problema para aceptar tal interpretación, es que en el Capítulo 18 de Ezequiel encontramos claramente expuesta la doctrina opuesta, a la que se conoce como de la "responsabilidad personal", la cual es afirmada por ese gran profeta, PESE al texto expreso del FAMOSO MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.
Y honestamente no puedo creer, que nada menos que uno de los llamados "profetas mayores", como es Ezequiel, y que además era sacerdote, pudiese desconocer el párrafo del decálogo que he trascripto antes.
Y pese al mencionado "mandamiento", nuestro buen Ezequiel no dudó un instante en afirmar la citada doctrina, referida a que la culpa de cada uno sólo recae sobre él mismo, y no sobre sus descendientes.
Yo muchas veces suelo mencionar este tema, y les puedo asegurar que hasta el día de hoy no he encontrado a nadie que me suministre una explicación satisfactoria al asunto, ya que, desde mi modesto punto de vista, en todo esta cuestión del "castigo generacional" existe una clarísima CONTRADICCIÓN en la Biblia, cosa que, evidentemente, NO PODEMOS achacársela al Buen Dios, al ETERNO.
Sinceramente creo que ésta, como muchas otras cosas de los textos bíblicos, son simples expresiones que ponen de manifiesto actitudes que los hombres de aquellas épocas adoptaron, y que luego, con el correr de los siglos se las "enchufaron" al bueno de Dios, como si Él hubiese sido realmente quien hubiese dicho semejantes cosas en forma personal.
Posteriormente, en otro momento histórico en que se adoptaron otras conductas, por supuesto, y para justificar la modificación de lo anterior, también se la adjudicaron a Dios (¡pobre Dios, las cosas que te "encajamos" los hombres!) sin advertir la contradicción en que se incurría.
Bien, creo que con lo expuesto se muestra que es imposible asegurar que no hay ningún “error” dentro de los textos bíblicos, motivo por el cual les agradeceré que cuando yo exponga alguna idea sosteniendo eso, no se me califique con tanta dureza.
Y dejo aclarado que, pese a ése, y a muchos otros “errores” en la Biblia, aun así estoy completamente seguro que si la leemos con sencillez y humildad podemos encontrar la VERDADERA palabra de Dios.
Cordiales saludos
MARANA-THA
Mario