Dedicar el séptimo día a la adoración, el descanso y el servicio es una práctica espiritualmente edificante.
Pero considerarlo una señal de quién obedece a Dios y quién se rebela contra Él, es una creencia tóxica.
En este email intento poner mi granito de arena para entender a nuestros hermanos adventistas del séptimo día desde mi perspectiva no cristiana.
Como no es común que en el foro que haya participantes no cristianos, pensé que puede resultarles interesante el tipo de argumentación que sigo, que en algunos aspectos es un poco distinta de la argumentación tradicional que siguen los evangélicos.
Quizá, en algún momento en que interactúen con ellos, algún elemento de esta argumentación pueda resultarles interesante o útil.
Comienzo aclarando que soy baha'i, que fui adventista por unos 6-7 años, que mantengo en muy alta estima a los amigos entrañables que hice durante ese periodo de mi vida, y que doy gracias a Dios que por su medio conocí mejor las Escrituras y sobre todo, el poder del amor en acción.
El adventista del séptimo día cree en la salvación por gracia, reconoce a Jesucristo como Salvador, así como su deidad, encarnación, muerte, resurrección, y espera su inminente segundo advenimiento. Tan solo por esto que les menciono, no hay razón alguna para considerarlos ajenos a la cristiandad, como he leído por aquí en el foro.
Además, en su gran mayoría son personas que estudian ávidamente la Biblia y ejercen una influencia muy positiva en la sociedad a través de su obra educativa, médica, y su movilización en caso de desastres.
Sin más introducción, comenzaré en post subsecuentes a hablarles de lo bueno y lo no tan bueno de la doctrina adventista del sábado.
Espero sus opiniones respetuosas, y si es posible, también las de los foristas adventistas como el hermano @-Marcelino-
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