Llevar una vida cristiana normal hacia los demás
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~
Romanos 12:9-10 El amor sea sin hipocresía. Aborreced lo malo, adheríos a lo bueno. Amaos entrañablemente los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a conferir honra, adelantándoos los unos a los otros. 13 contribuyendo con las necesidades de los santos; prontos a ejercer la hospitalidad. 15-16 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
Al llevar una vida normal, primeramente debemos amar a los demás. Con respecto a honrar a otros, debemos adelantarnos y ser los primeros en conferir honra a los demás. Además, debemos contribuir para las necesidades de los santos y estar prontos a ejercer la hospitalidad (v. 13).
Para poder gozarnos con los demás así como llorar con ellos, necesitamos ser transformados. Algunas personas nacen sin la capacidad de llorar o de gozarse. Por muy contento y gozoso que uno esté, éstas permanecen absolutamente inexpresivas, como la estatua de la virgen María en la entrada de la catedral católica, la cual jamás cambia la expresión de su rostro. Así son algunos hermanos y hermanas. No saben cómo gozarse ni llorar con los demás. Son como las piedras, sin ningún afecto humano. Sin embargo, la vida de iglesia necesita personas que se emocionan. Todos nosotros debemos ser apropiadamente emocionales y expresivos. Quisiera que mi rostro exprese todas mis emociones adecuadamente. Sería inadecuado reunir muchas personas con rostros de piedra y llamar a eso la vida de iglesia; debemos ser piedras vivientes, pero piedras llenas de afecto. Tenemos que aprender a gozarnos con otros así como llorar con ellos.
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SEMANA 1 — DÍA 3
Alimento matutino
Jn. 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta Mis ovejas.
El Señor ejerció Su pastoreo primero en Su ministerio terrenal (Mt. 9:36). El Señor vio que los israelitas eran como ovejas afligidas por sus líderes; ellos habían sido dispersos como ovejas que no tienen pastor. El Señor como Pastor de los elegidos de Dios oró, y Dios ordenó a Su enviado que nombrara doce apóstoles a fin de que éstos cuidaran de las ovejas de Dios (Mt. 10:1-6).
Después, el Señor ejerce Su pastoreo en Su ministerio celestial (1 P. 5:4) para cuidar de la iglesia de Dios, lo cual tiene como resultado que el Cuerpo de Cristo sea producido. Así pues, cuando el Señor estuvo en la tierra, Él pastoreó a los Suyos; y después de Su resurrección y ascensión a los cielos, Él continúa pastoreándolos.
Cuando el Señor permaneció con Sus discípulos después de resucitar y antes de ascender, comisionó a Pedro, en una de Sus apariciones, para que alimentara Sus corderos y pastoreara Sus ovejas cuando Él se fuera a los cielos (Jn. 21:15-17). Pastorear implica alimentar, pero incluye mucho más. Pastorear significa cuidar del rebaño de modo tierno y todo-inclusivo.
Esto es incorporar el ministerio apostólico al ministerio celestial de Cristo para cuidar del rebaño de Dios, la iglesia, la cual redunda en el Cuerpo de Cristo. (Estudio de cristalización del Evangelio de Juan, págs. 138-139)
Lectura para hoy
Pedro confiaba en sus propias fuerzas y capacidades naturales al grado de pensar que habría de seguir al Señor tanto en Su encarcelamiento como en Su muerte (Lc. 22:33) … Pedro fue puesto a prueba y negó al Señor tres veces, incluso ante una criada insignificante (Jn. 18:15-18, 25-27)…Pedro fue completamente derrotado y llegó a ser un completo fracaso (Mt. 26:69-75). Él amaba al Señor de todo corazón, pero confiaba demasiado en sus propias fuerzas, en sus fuerzas naturales. Su amor por el Señor era precioso, pero debía negarse a sus fuerzas naturales y recibir el duro trato del Señor con respecto a Su propia fortaleza y capacidad. El Señor permitió que Pedro fracasara completamente y lo negara tres veces a fin de que las fuerzas naturales de Pedro y la confianza que tenía en sí mismo, fuesen crucificadas.
Por medio de su fracaso, Pedro aprendió a servir a los hermanos por fe en el Señor y con humildad (Lc. 22:32; 1 P. 5:5-6).Pedro fue verdaderamente quebrantado y le dio la espalda a su capacidad natural para volverse hacia lo que está en resurrección.
Todos … [tenemos] que aprender esta lección única, a saber, debemos aprender a rechazar nuestras fuerzas y capacidades naturales. Nuestras fuerzas y capacidades naturales tienen que sufrir el duro trato de Dios y ser puestas en la cruz. Sólo entonces se encontrarán en resurrección y serán llenas del elemento divino. Entonces, todo cuanto hagamos al servir a la iglesia será un ministerio en el que el elemento divino será suministrado a los demás. Si nuestras fuerzas y capacidades naturales no son crucificadas, al servir en la iglesia ministraremos algo natural a las personas. (Basic Lessons on Service, págs. 157-158)
En Juan 21:15 el Señor Jesús le dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?”. Aquí el Señor estaba restaurando el amor de Pedro por Él…[Después de hacer esto], el Señor Jesús le hizo un encargo diciéndole: “Apacienta Mis corderos”, “Pastorea Mis ovejas”, “Apacienta Mis ovejas”.Los primeros veinte capítulos del Evangelio de Juan recalcan la necesidad de creer en el Hijo para tener vida (3:15). Pero en este capítulo el punto principal no es creer, sino amar. En el capítulo 15, llevar fruto es producto de que somos llenos de las riquezas de la vida interior hasta rebosar. Aquí, en el capítulo 21, apacentar a los corderos equivale a alimentarlos con las riquezas de la vida interior. Para alimentar a otros, necesitamos primero disfrutar de las riquezas de la vida divina del Señor. Esto requiere que lo amemos. Creer en el Señor es recibirlo; amar al Señor es disfrutarlo. El Señor vino como nuestra vida y nuestro suministro de vida. Necesitamos tener fe en Él y amarlo. Según el Evangelio de Juan, éstos son los requisitos que debemos cumplir para poder participar del Señor. (Estudio-vida de Juan, págs. 593, 597)
Lectura adicional: Basic Lessons on Service, lección 20; The Collected Works of Watchman Nee, tomo 18, págs. 251-254; tomo 50, cap. 42; Estudio-vida de Juan, mensajes 48-49
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~
Romanos 12:9-10 El amor sea sin hipocresía. Aborreced lo malo, adheríos a lo bueno. Amaos entrañablemente los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a conferir honra, adelantándoos los unos a los otros. 13 contribuyendo con las necesidades de los santos; prontos a ejercer la hospitalidad. 15-16 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
Al llevar una vida normal, primeramente debemos amar a los demás. Con respecto a honrar a otros, debemos adelantarnos y ser los primeros en conferir honra a los demás. Además, debemos contribuir para las necesidades de los santos y estar prontos a ejercer la hospitalidad (v. 13).
Para poder gozarnos con los demás así como llorar con ellos, necesitamos ser transformados. Algunas personas nacen sin la capacidad de llorar o de gozarse. Por muy contento y gozoso que uno esté, éstas permanecen absolutamente inexpresivas, como la estatua de la virgen María en la entrada de la catedral católica, la cual jamás cambia la expresión de su rostro. Así son algunos hermanos y hermanas. No saben cómo gozarse ni llorar con los demás. Son como las piedras, sin ningún afecto humano. Sin embargo, la vida de iglesia necesita personas que se emocionan. Todos nosotros debemos ser apropiadamente emocionales y expresivos. Quisiera que mi rostro exprese todas mis emociones adecuadamente. Sería inadecuado reunir muchas personas con rostros de piedra y llamar a eso la vida de iglesia; debemos ser piedras vivientes, pero piedras llenas de afecto. Tenemos que aprender a gozarnos con otros así como llorar con ellos.
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SEMANA 1 — DÍA 3
Alimento matutino
Jn. 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta Mis ovejas.
El Señor ejerció Su pastoreo primero en Su ministerio terrenal (Mt. 9:36). El Señor vio que los israelitas eran como ovejas afligidas por sus líderes; ellos habían sido dispersos como ovejas que no tienen pastor. El Señor como Pastor de los elegidos de Dios oró, y Dios ordenó a Su enviado que nombrara doce apóstoles a fin de que éstos cuidaran de las ovejas de Dios (Mt. 10:1-6).
Después, el Señor ejerce Su pastoreo en Su ministerio celestial (1 P. 5:4) para cuidar de la iglesia de Dios, lo cual tiene como resultado que el Cuerpo de Cristo sea producido. Así pues, cuando el Señor estuvo en la tierra, Él pastoreó a los Suyos; y después de Su resurrección y ascensión a los cielos, Él continúa pastoreándolos.
Cuando el Señor permaneció con Sus discípulos después de resucitar y antes de ascender, comisionó a Pedro, en una de Sus apariciones, para que alimentara Sus corderos y pastoreara Sus ovejas cuando Él se fuera a los cielos (Jn. 21:15-17). Pastorear implica alimentar, pero incluye mucho más. Pastorear significa cuidar del rebaño de modo tierno y todo-inclusivo.
Esto es incorporar el ministerio apostólico al ministerio celestial de Cristo para cuidar del rebaño de Dios, la iglesia, la cual redunda en el Cuerpo de Cristo. (Estudio de cristalización del Evangelio de Juan, págs. 138-139)
Lectura para hoy
Pedro confiaba en sus propias fuerzas y capacidades naturales al grado de pensar que habría de seguir al Señor tanto en Su encarcelamiento como en Su muerte (Lc. 22:33) … Pedro fue puesto a prueba y negó al Señor tres veces, incluso ante una criada insignificante (Jn. 18:15-18, 25-27)…Pedro fue completamente derrotado y llegó a ser un completo fracaso (Mt. 26:69-75). Él amaba al Señor de todo corazón, pero confiaba demasiado en sus propias fuerzas, en sus fuerzas naturales. Su amor por el Señor era precioso, pero debía negarse a sus fuerzas naturales y recibir el duro trato del Señor con respecto a Su propia fortaleza y capacidad. El Señor permitió que Pedro fracasara completamente y lo negara tres veces a fin de que las fuerzas naturales de Pedro y la confianza que tenía en sí mismo, fuesen crucificadas.
Por medio de su fracaso, Pedro aprendió a servir a los hermanos por fe en el Señor y con humildad (Lc. 22:32; 1 P. 5:5-6).Pedro fue verdaderamente quebrantado y le dio la espalda a su capacidad natural para volverse hacia lo que está en resurrección.
Todos … [tenemos] que aprender esta lección única, a saber, debemos aprender a rechazar nuestras fuerzas y capacidades naturales. Nuestras fuerzas y capacidades naturales tienen que sufrir el duro trato de Dios y ser puestas en la cruz. Sólo entonces se encontrarán en resurrección y serán llenas del elemento divino. Entonces, todo cuanto hagamos al servir a la iglesia será un ministerio en el que el elemento divino será suministrado a los demás. Si nuestras fuerzas y capacidades naturales no son crucificadas, al servir en la iglesia ministraremos algo natural a las personas. (Basic Lessons on Service, págs. 157-158)
En Juan 21:15 el Señor Jesús le dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?”. Aquí el Señor estaba restaurando el amor de Pedro por Él…[Después de hacer esto], el Señor Jesús le hizo un encargo diciéndole: “Apacienta Mis corderos”, “Pastorea Mis ovejas”, “Apacienta Mis ovejas”.Los primeros veinte capítulos del Evangelio de Juan recalcan la necesidad de creer en el Hijo para tener vida (3:15). Pero en este capítulo el punto principal no es creer, sino amar. En el capítulo 15, llevar fruto es producto de que somos llenos de las riquezas de la vida interior hasta rebosar. Aquí, en el capítulo 21, apacentar a los corderos equivale a alimentarlos con las riquezas de la vida interior. Para alimentar a otros, necesitamos primero disfrutar de las riquezas de la vida divina del Señor. Esto requiere que lo amemos. Creer en el Señor es recibirlo; amar al Señor es disfrutarlo. El Señor vino como nuestra vida y nuestro suministro de vida. Necesitamos tener fe en Él y amarlo. Según el Evangelio de Juan, éstos son los requisitos que debemos cumplir para poder participar del Señor. (Estudio-vida de Juan, págs. 593, 597)
Lectura adicional: Basic Lessons on Service, lección 20; The Collected Works of Watchman Nee, tomo 18, págs. 251-254; tomo 50, cap. 42; Estudio-vida de Juan, mensajes 48-49
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¡Jesús es el Señor!