El Señor respondió a Job desde la tempestad, diciendo:
«¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora, para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados? Ella adquiere forma como la arcilla
bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido: entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba.
¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano? ¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra? ¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra?
Indícalo, si es que sabes todo esto. ¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas, para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa? ¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus días!
Y Job respondió al Señor: ¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano. Hablé una vez, y no lo voy a repetir; hay una segunda vez, y ya no insistiré.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 138, 1-3. 7-8. 9-10. 13-14b (R.: 24b)
R. Señor, llévame por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares. R.
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente. R.
Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha. R.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras! R.
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre
ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón,
en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza,
rechaza a aquel que me envió.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús predica en las ciudades de Galilea, presentándoles la bondad de Dios, su misericordia, el amor de Dios. Además Jesús obró en esas ciudades milagros, sin embargo, la siembra en esas ciudades fue inútil, porque no cambiaron su conducta.
Esas ciudades no recibieron la semilla, la rechazaron y persistieron en su maldad. Por eso Jesús dice que se hacen más merecedoras de castigo que aquellas ciudades paganas, que no llegaron a rechazar el Reino, porque no se les había ofrecido.
Esto nos enseña a nosotros hoy, que cuando Dios llama, no podemos cerrarnos a Dios, porque estamos cerrando nuestro camino de
salvación.
Jesús mismo dijo: ¨a quien mucho se le dio, se le reclamará mucho¨
Luego dice Jesús:
Quien los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a mí me rechaza
Jesús quiso dejarnos en su Iglesia a algunos hombres que cargaran sobre sí la responsabilidad de llevar adelante su obra. Su obra que es salvación y redención
Estos hombres están puestos por Cristo para trasmitir al mundo el mensaje de salvación, instaurando la vida en conformidad con las
exigencias del Evangelio.
Para poder encarar esa misión, esos hombres han sido dotados de gracias especiales, y Jesús, les prometió estar con ellos hasta el fin de los tiempos.
Los primeros apóstoles, luego el papa y los obispos, recibieron de Dios el mandato de guiarnos, de guiar al pueblo de Dios.
Y Jesús nos pide que los escuchemos. Porque escuchándolos a ellos, lo estamos escuchando a El.
Debemos ser dóciles a las orientaciones que recibimos del papa a través de sus Encíclicas, de sus Exhortaciones apostólicas. Esto nos orienta para ser más fieles al mandato del Evangelio.
Debemos obedecer las normas impartidas por nuestro obispo, a quien Jesús le encomendó ser nuestro Pastor.
Las palabras de Jesús ¨Quien a ustedes escucha, a mí me escucha¨, son palabras dirigidas y prometidas a sus apóstoles y a sus sucesores.
Y nosotros, cuando los rechazamos, o rechazamos sus enseñanzas, estamos rechazando a Jesús mismo, y como termina diciendo el Evangelio:
“Quien a mí me rechaza, rechaza al que me envió”.
Preparemos los caminos
ya se acerca el Salvador
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.
Ven, Señor, a libertarnos,
ven tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.
El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.
Te esperamos anhe
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.
Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.
Himno de la Liturgia de las Hora
«¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, le has indicado su puesto a la aurora, para que tome a la tierra por los bordes y sean sacudidos de ella los malvados? Ella adquiere forma como la arcilla
bajo el sello y se tiñe lo mismo que un vestido: entonces, a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba.
¿Has penetrado hasta las fuentes del mar y has caminado por el fondo del océano? ¿Se te han abierto las Puertas de la Muerte y has visto las Puertas de la Sombra? ¿Abarcas con tu inteligencia la extensión de la tierra?
Indícalo, si es que sabes todo esto. ¿Por dónde se va adonde habita la luz y dónde está la morada de las tinieblas, para que puedas guiarla hasta su dominio y mostrarle el camino de su casa? ¡Seguro que lo sabes, porque ya habías nacido y es muy grande el número de tus días!
Y Job respondió al Señor: ¡Soy tan poca cosa! ¿Qué puedo responderte? Me taparé la boca con la mano. Hablé una vez, y no lo voy a repetir; hay una segunda vez, y ya no insistiré.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 138, 1-3. 7-8. 9-10. 13-14b (R.: 24b)
R. Señor, llévame por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces,
tú sabes si me siento o me levanto;
de lejos percibes lo que pienso,
te das cuenta si camino o si descanso,
y todos mis pasos te son familiares. R.
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiré de tu presencia?
Si subo al cielo, allí estás tú;
si me tiendo en el Abismo, estás presente. R.
Si tomara las alas de la aurora
y fuera a habitar en los confines del mar,
también allí me llevaría tu mano
y me sostendría tu derecha. R.
Tú creaste mis entrañas,
me plasmaste en el seno de mi madre:
te doy gracias porque fui formado
de manera tan admirable.
¡Qué maravillosas son tus obras! R.
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre
ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso Tiro y Sidón,
en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza,
rechaza a aquel que me envió.
Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús predica en las ciudades de Galilea, presentándoles la bondad de Dios, su misericordia, el amor de Dios. Además Jesús obró en esas ciudades milagros, sin embargo, la siembra en esas ciudades fue inútil, porque no cambiaron su conducta.
Esas ciudades no recibieron la semilla, la rechazaron y persistieron en su maldad. Por eso Jesús dice que se hacen más merecedoras de castigo que aquellas ciudades paganas, que no llegaron a rechazar el Reino, porque no se les había ofrecido.
Esto nos enseña a nosotros hoy, que cuando Dios llama, no podemos cerrarnos a Dios, porque estamos cerrando nuestro camino de
salvación.
Jesús mismo dijo: ¨a quien mucho se le dio, se le reclamará mucho¨
Luego dice Jesús:
Quien los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a mí me rechaza
Jesús quiso dejarnos en su Iglesia a algunos hombres que cargaran sobre sí la responsabilidad de llevar adelante su obra. Su obra que es salvación y redención
Estos hombres están puestos por Cristo para trasmitir al mundo el mensaje de salvación, instaurando la vida en conformidad con las
exigencias del Evangelio.
Para poder encarar esa misión, esos hombres han sido dotados de gracias especiales, y Jesús, les prometió estar con ellos hasta el fin de los tiempos.
Los primeros apóstoles, luego el papa y los obispos, recibieron de Dios el mandato de guiarnos, de guiar al pueblo de Dios.
Y Jesús nos pide que los escuchemos. Porque escuchándolos a ellos, lo estamos escuchando a El.
Debemos ser dóciles a las orientaciones que recibimos del papa a través de sus Encíclicas, de sus Exhortaciones apostólicas. Esto nos orienta para ser más fieles al mandato del Evangelio.
Debemos obedecer las normas impartidas por nuestro obispo, a quien Jesús le encomendó ser nuestro Pastor.
Las palabras de Jesús ¨Quien a ustedes escucha, a mí me escucha¨, son palabras dirigidas y prometidas a sus apóstoles y a sus sucesores.
Y nosotros, cuando los rechazamos, o rechazamos sus enseñanzas, estamos rechazando a Jesús mismo, y como termina diciendo el Evangelio:
“Quien a mí me rechaza, rechaza al que me envió”.
Preparemos los caminos
ya se acerca el Salvador
y salgamos, peregrinos,
al encuentro del Señor.
Ven, Señor, a libertarnos,
ven tu pueblo a redimir;
purifica nuestras vidas
y no tardes en venir.
El rocío de los cielos
sobre el mundo va a caer,
el Mesías prometido,
hecho niño, va a nacer.
Te esperamos anhe
y sabemos que vendrás;
deseamos ver tu rostro
y que vengas a reinar.
Consolaos y alegraos,
desterrados de Sión,
que ya viene, ya está cerca,
él es nuestra salvación.
Himno de la Liturgia de las Hora