Abel666,
Copiaste las Bienaventuranzas del Sermón del Monte.
Veamos, la primera que dice:
- Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Esto es lo que te estamos, precisamente, enseñando los evangélicos y tú no quieres ni escuchar: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."
Tienes que arrepentirte y arrodillarte delante del Señor y decirle:
Señor, quita de mí todo este orgullo que ha invadido mi vida. Quiero deshacerme de todo, porque nada soy. Como dice Ezequiel, Señor, soy una porquería; quisiera, Señor, usar una palabra más fuerte que la que usa Ezequiel; pero mejor no lo hago porque tú ya sabes qué significa "porquería".
Me humillo, delate de ti, Señor, porque tu eres el único que merece adoración. Yo he estado confundido con todo ese cuento que me metió la Secta Romana. Pero tu Palabra predicada por los protestantes en el Foro Cristiano ha vencido. Tu Palbra es poderosa, Señor.
Imagínate, Señor, que he sido tan hipócrita que hasta he usado tu Palabra para irme en contra de tu Palabra, en contra de tus hijos que tienes en el Foro.
Señor, te agradezco por Maripaz, especialmente porque ella muchas veces lo único que hace es verter tu Palabra en el Foro. Perdóname, Señor, por mi corazón tan duro. Vengo a ti, desnudo. Completamente pobre porque eso es lo que tú quieres.
Ahora, Señor, los del Foro me van a llamar "Bienaventurado", como a María, solamente por haberme humillado ante ti y haber sido obediente.
Señor, una última petición, toca el corazón de ese Sindone y de ese Fegna quienes, estoy seguro que van a comenzar a burlarse de mí porque he venido a ser Cristiano. Gracias por aceptarme, Señor Jesús. Ya me lo habían dicho otros, TU ERES EL UNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, ACEPTAME A MI TAMBIEN. AMEN.
Abel666, si tú haces esto, serás tan bienaventurado como yo, como Jetonius, como Manuel, como Haaz, como Merck, como esos -ixes, como Daniel.
Nosotros los bienaventurados te invitamos para que ingreses al Reino de los Cielos al que pertenecemos.
Copiaste las Bienaventuranzas del Sermón del Monte.
Veamos, la primera que dice:
- Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Esto es lo que te estamos, precisamente, enseñando los evangélicos y tú no quieres ni escuchar: "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."
Tienes que arrepentirte y arrodillarte delante del Señor y decirle:
Señor, quita de mí todo este orgullo que ha invadido mi vida. Quiero deshacerme de todo, porque nada soy. Como dice Ezequiel, Señor, soy una porquería; quisiera, Señor, usar una palabra más fuerte que la que usa Ezequiel; pero mejor no lo hago porque tú ya sabes qué significa "porquería".
Me humillo, delate de ti, Señor, porque tu eres el único que merece adoración. Yo he estado confundido con todo ese cuento que me metió la Secta Romana. Pero tu Palabra predicada por los protestantes en el Foro Cristiano ha vencido. Tu Palbra es poderosa, Señor.
Imagínate, Señor, que he sido tan hipócrita que hasta he usado tu Palabra para irme en contra de tu Palabra, en contra de tus hijos que tienes en el Foro.
Señor, te agradezco por Maripaz, especialmente porque ella muchas veces lo único que hace es verter tu Palabra en el Foro. Perdóname, Señor, por mi corazón tan duro. Vengo a ti, desnudo. Completamente pobre porque eso es lo que tú quieres.
Ahora, Señor, los del Foro me van a llamar "Bienaventurado", como a María, solamente por haberme humillado ante ti y haber sido obediente.
Señor, una última petición, toca el corazón de ese Sindone y de ese Fegna quienes, estoy seguro que van a comenzar a burlarse de mí porque he venido a ser Cristiano. Gracias por aceptarme, Señor Jesús. Ya me lo habían dicho otros, TU ERES EL UNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, ACEPTAME A MI TAMBIEN. AMEN.
Abel666, si tú haces esto, serás tan bienaventurado como yo, como Jetonius, como Manuel, como Haaz, como Merck, como esos -ixes, como Daniel.
Nosotros los bienaventurados te invitamos para que ingreses al Reino de los Cielos al que pertenecemos.
