Apreciado hermano ROMAN: Antes que nada convendrá que aclare que no pretendo colocarme en un nivel superior al tuyo, ni por la edad,
ni por el tiempo que llevo de vida cristiana, ni por la experiencia y la
madurez adquirida. Tan sólo he observado que percibo en tí ciertos rasgos que exceden de la fidelidad al Señor y su Palabra, como si tu
discernimiento en los asuntos que discutimos tuvieran cierto aire de
infalibilidad, de modo que quien piense distinto que tú es porque tiene
un entendimiento estrecho que no le deja salir de su error. Como yo
participé en mi juventud de cierto tono de autosuficiencia, algún atisbo
de intolerancia me llevó a considerar como antiescritural cualquier
posición que discrepara con la mía. Entre tanta cosa buena que recibí
como legado de mis maestros, estaba esta presunción de que discrepar
con nosotros era evidencia de estar fuera de la sana doctrina. Aún hoy
día si me descuido puedo ser fácilmente extraviado por tan peligrosa
idea, ya que nuestra mente pugna por convencernos de que únicamente
queremos permanecer fieles al Señor y su Palabra. Como he percibido
en tí, aunque levemente y apenas de vez en cuando, tales rasgos, es que
te atribuí una juventud relativa. Por lo demás, creo que la inmadurez y
la necesidad de una más estrecha intimidad de comunión con el Señor
son dos cosas reales a las que debo atender.
A fin de dar de una vez respuesta que ya se ha dilatado demasiado, iré a lo medular de tu mensaje, como cuando me dices: "Ya he mostrado exhaustivamente que la palabra esperanza en la Biblia siempre esta asociada con un objeto temporal, y tiene su cumplimiento antes de la eternidad. Y en el caso de creyentes, en la Segunda Venida de Cristo". Y también al final: "¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? ".
Si la Biblia nos hubiese sido dada para que nos pasáramos la eternidad leyéndola, seguramente que incluiría también promesas cuyo cumplimiento se iría efectuando por los tiempos sin fin. Pero no nos es ajeno el propósito conque nos fueron dadas las Escrituras, entre otros: "a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2Tim.3:15-17). Que todo cuanto concierna a la fe y la esperanza esté explicado en la Biblia como gracias de Dios que han de acompañar la vida del creyente en su humana temporalidad, es propio y natural. Lo insólito sería que la Escritura se explayara en cuanto a esa expectativa eterna de la que hablo, y en cuanto a esa fe que no dejará de ver en las heridas del Cordero de Dios el precio de esa eterna redención, y nada o poco nos ilustrara en cuanto a esta peregrinación en que andamos hasta que el Señor vuelva.
A mí me basta el texto llano de las Escrituras para creer como creo, y porque alguien se haya tropezado por primera vez con Rom.8:24 y 2Cor.5:7, y de puro susto haya sobredimensionado los textos como para acortar la durabilidad de la fe y la esperanza, ese es su problema y el de los herederos de tal error; pero no es mi problema. Ellos podrán rebuscar por aquí y por allá múltiples argumentos con los que apuntalar su posición, artificio que yo no necesito; así como tampoco estoy obligado a concentrar todo el fuego de mis baterías contra argumentos fantasmas. Comprendo que cuando Casiodoro de Reina procedía a traducir en castellano 1Corintios 13, hubiese introducido ese capítulo con el título: "De la excelencia de la Caridad Cristiana, la que sobre todo procure el pío", y que en nota al margen del v.13 dijese: "La más durable, conforme a lo que viene diciendo desde el ver.8", pues todavía repercute muy fuerte aquella característica de la caridad: "nunca se pierde"; pero la durabilidad de la una no va en desmedro del tiempo de permanencia de las otras. Si su convicción fuese la misma que la que tú interpretando su nota le acreditas, más sencillo le hubiese sido traducirlo así directamente ahorrándose la nota. En efecto, el bueno de Casiodoro podría allí haber traducido la última parte del versículo: "y la que más, entre ellas, la caridad"; o: "y la más durable de ellas, la caridad"; o: "la más perdurable entre todas, la caridad"; o: "la perenne entre ellas, la caridad"; o: "pero a perpetuidad, la caridad", y muchas otras variantes más que fácilmente hubiera encontrado. Pero no lo hizo. Así que recorreré las varias versiones castellanas en las que la simple lectura del texto confirme o corrija mi posición en cuanta a la permenencia eterna de la fe y la esperanza, comenzando con las de Reina y Valera: (solamente actualizo la ortografía) REINA-1569: "Mas ahora permanece la fe, la esperanza, y la Caridad, estas tres cosas: empero la mayor de ellas, la Caridad". REINA-VALERA-1602: "...empero la mayor de ellas es la Caridad". REINA-VALERA-1862: "Y ahora permanece la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; empero la mayor de ellas es la caridad". R.V.-1909: "Y ahora permanecen..." R.V.-1960: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor".
R.V.A.-1977: Igual al anterior.
LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS- 1986: Igual a anterior
VERSIÓN RECOBRO-1994: Igual al anterior. R.V.-1995: Igual, sin la "Y" inicial. JUAN PÉREZ DE PINEDA-1556: "Y ahora quedan estas tres cosas: fe, esperanza y caridad; pero la mayor de éstas es la caridad".
SCÍO-1793: "Ahora permanecen estas tres cosas, la fe, la esperanza, y la caridad: pero de las tres la caridad es la más excelente".
TORRES AMAT-1823: "Ahora permanecen estas tres: la fe, la esperanza y la caridad; pero de las tres la caridad es la más excelente". VERSIÓN MODERNA (PRATT)-1893: "Ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estas tres; pero la mayor de ellas es el amor".
JUAN JOSÉ DE LA TORRE-1909: "Y ahora permanecen fe, esperanza, caridad,: las tres cosas éstas; pero la mayor de éstas es la caridad". HISPANO-AMERICANA-1916: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; mas el mayor de ellos es el amor"
STRAUBINGER-1958: "Al presente permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; mas la mayor de ellas es la caridad".
A.DÍEZ MACHO-1963: "En resumen, perduran fe, esperanza y caridad, las tres; pero la mayor de ellas es la caridad". VERSIÓN POPULAR-1966: "Así pues, la fe, la esperanza y el amor duran para siempre; pero el mayor de estos tres es el amor".
JUAN LEAL, S.J.-1966: "Y ahora viven juntas la fe, esperanza y caridad; estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad".
BIBLIA DE JERUSALÉN-1967: "Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad".
VERSIÓN ECUMÉNICA-1968: "Ahora quedan fe, esperanza, amor: estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor".
EL NUEVO TESTAMENTO VIVIENTE (paráfrasis)-1972: "Tres cosas permanecerán: la fe, la esperanza y el amor. Pero la mayor de estas tres cosas es el amor".
VERSIÓN FUENTERRABÍA-1973: "Al presente subsisten estas tres virtudes: Fe, esperanza y amor; pero la más excelente de ellas es el amor".
NUEVO TESTAMENTO LATINOAMÉRICA-1974: "Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor".
LA BIBLIA AL DÍA (paráfrasis)-1979: "Tres cosas permanecerán: la fe, la esperanza y el amor. Pero lo más importante de estas tres cosas es el amor".
INTERLINEAL-LACUEVA-1984: "Pero ahora permanecen (la) fe, (la) esperanza, (el) amor, las tres cosas estas; pero (la) mayor de éstas (es) el amor.
NUEVO MUNDO-1987: "Ahora, sin embargo, permanecen la fe,la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de estos es el amor".
N.V.I.-1999: "Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor". De un total de 28, entre revisiones de la Reina-Valera y otras versiones quedan inalterables en todos los casos apenas las palabras: tres, fe y
esperanza; la palabra "amor", en las versiones antiguas o católicas se cambia por "caridad", y el verbo permanecer (conjugado en presente y
en dos casos en el futuro) se usa en 20 versiones, cambiándose en 8
ocasiones por: "quedan", "perduran", "duran para siempre", "viven juntas", "subsisten" y "ahora tenemos". Es interesante que de ese total de 28, en 23 versiones se conserva la palabra "mayor", y las otras 5 variantes corresponden: 4 a "más excelente" y 1 a: "más importante".
Siendo que no dispongo de más versiones castellanas, creo sin embargo
que con las aportadas resulta concluyente el testimonio unánime de traductores y lectores de las Escrituras durante casi 4 siglos y medio,
en el sentido de que nunca se tradujo ese versículo concediéndole al
"amor" una dimensión mayor en el tiempo, sino en grado superlativo
de excelencia e importancia con respecto a la fe y la esperanza.
En cuanto a tu pregunta final: "¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? " pienso que si creo como creo es porque a lo largo de la vida he encontrado sin buscarlos -desde Génesis 1:1 a Apocalipsis 22:21-, suficientes textos que forjaron en mí tal convicción. Como bien has dicho, el objeto en quien se deposita toda mi esperanza, ayer, ahora y siempre, es la persona bendita del Cristo todo-inclusivo. Ahora, en cuanto a esa expectativa eterna para mi fe y esperanza, recuerdo algunos textos del Antiguo Testamento que mucho me inspiran al respecto: Ecl.3:11: "Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin". Salmo 9:18: "Porque no para siempre será olvidado, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuatamente". Salmo 52:8,9: "Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos". Daniel 12:3: "Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad".
Por supuesto que no podemos soslayar textos como los de Rom.8:24 y 2Cor.5:7, o el más cercano de 1Cor.13:8: "El amor nunca deja de ser"; pero tampoco superdotarlos al grado de que al final de los tiempos termine el amor por perder sus inseparables compañeras de la fe y la esperanza. No olvidemos que Dios es esencialmente amor, y eso hace a éste preeminente con respecto a las gracias de la fe y la esperanza. La diferencia superior está en su misma esencia, no en su durabilidad en el tiempo. Si bien es cierto que este amor nunca deja de ser, también es cierto lo del verso anterior: "todo lo cree, todo lo espera".
El Señor sea contigo.
Ricardo.