La vigencia de los dones del Espíritu Santo (II)

Roman

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19 Noviembre 1999
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Estimados foristas:

Por inconvenientes técnicos me veo obligado a iniciar un nuevo epígrafe de este tema.

Que Dios les bendiga.

Roman.
 
Estimado hermano Ricardo:

No se haga problema Ud. por su demora, ya que en ninguna situación incómoda se encuentra para conmigo.

Yo dije:
“En Ro. 8:24a Pablo habla de la esperanza en la salvación plena, pero en 8:24b enuncia un principio general de la esperanza: “mas la esperanza que se ve, no es esperanza”. Pablo cita este principio, aplicándolo a las salvación, pero este principio NO sólo es cierto para la esperanza en la salvación plena, sino para cualquier objeto de la esperanza.”

A lo que Ud. responde:
“Ahora bien, aceptando este principio con carácter general, no creo que se le pueda adjudicar jerarquía de dogma, como si baste la visualización de la esperanza para que súbitamente se esfume en el aire.”

Todo principio Escritural es dogmático.
Este principio no sólo se sustenta en la Palabra de Dios, sino en la misma gramática griega. La raíz etimológica de elpis se corresponde con la del verbo elpizö, que es esperar. La idea de espera es de tipo temporal, no cabe el concepto de expectativa eterna en el uso de la palabra esperanza.
Por otro lado, como dice el Proverbio:
“La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido.” (Proverbios 13:12)
El gozo es el fin de la esperanza ante el deseo cumplido, y esto no puede producirse en el caso de una eterna expectativa de cumplimiento para tal deseo.
No existe ningún problema en que la esperanza se esfume, porque en ese momento lo esperado se hace realidad dando lugar al gozo, que es superior a la esperanza.
Lo importante para el cristiano NO es la esperanza, sino el objeto de su esperanza, el cual es Cristo.
Como la esperanza del creyente está basada en las promesas de Dios, en el momento inicial de cumplirse tales promesas, pues la esperanza deja de ser, para dar lugar al cumplimiento de dicha esperanza.
Cuando estemos ante Dios, toda esperanza se desvanecerá, para dar lugar a algo mejor: el gozo del cumplimiento de la esperanza, y el disfrute de las promesas recibidas.

Me resulta difícil entender porque Ud. se siente tan fascinado con la idea de esperar eternamente ante Dios, cuando el gozo mismo será ESTAR ante Dios. Me temo que esto es simplemente una tenaz resistencia de su parte, para no aceptar el normal sentido de interpretación de 1 Co. 13.

Aquí no se trata de hacer mutuas concesiones en cuanto a la aplicación del término esperanza, sino en ver cual es su utilización Bíblica. Si Ud. quiere pensar en la esperanza como eterna, pues bien, hágalo, pero esta no es la esperanza de que habla la Biblia.
Ya he mostrado exhaustivamente que la palabra esperanza en la Biblia siempre esta asociada con un objeto temporal, y tiene su cumplimiento antes de la eternidad. Y en el caso del creyentes, en la Segunda Venida de Cristo.

Ud. dice:
“Considero que tu comprensión de este asunto está atada a la relación -tanto en castellano como en griego-, entre "esperar" y "esperanza". Yo también veo tal relación, pero no al grado de identificarlas en la práctica.”

Esto me deja perplejo. ¡Si en la práctica Ud. no halla correspondencia con lo revelado, entonces reduce la Revelación a una simple teoría!
Pero esto no es así.
Yo considero que su equivocada comprensión de la esperanza Bíblica, radica en el hecho de situarla fuera del individuo, como si esta fuese un atributo Divino, y por lo tanto de infinitud inherente, lo cual no es así. La esperanza es un profundo sentimiento provocado por el Espíritu Santo en nuestros corazones, lo cual nos lleva a esperar confiadamente en nuestro Señor. Pero esta esperanza tiene un objetivo, no es el objetivo mismo.
La esperanza NO es un atributo Divino.

Ud.dice:
“Al llegar a Su presencia, pues claro está que desbordará la copa y se colmarán todas las expectativas de las que ahora vivo asiéndome de sus promesas. Nunca el Señor mantendrá un saldo deudor conmigo en orden al cumplimiento pleno de todo cuanto me ha prometido en las Escrituras. Pero la misma naturaleza de su divino ser implica que lo insondable y profundo de su amor me mantenga en esa esperanza eterna de hundirme en tal océano, de modo que nunca acabe de recibir más de El, al tiempo que la fe me sigue en cuanto al tributo eterno de los redimidos en el recuerdo perpetuo a la sangre de su sacrificio en la cruz.”

¡Es que para eso no necesitaremos de la fe ni la esperanza! ¡Estaremos allí, viviéndolo, no esperándolo ni confiando en que lo recibiremos! ¡Lo tendremos! ¡Lo disfrutaremos! ¡Ya nunca más lo esperaremos! ¡Estaremos en tal océano, no fuera de él!
Por mas que esto dure una eternidad, al comenzar el disfrute, el objetivo de la esperanza ya estará cumplido.
La esperanza y la fe es necesaria hoy porque NO estamos ante la presencia de Dios. Hoy no vemos ni tenemos, mas entonces veremos y tendremos.
Por otro lado, si bien nunca terminaremos de conocer TODO lo que Dios es, tampoco tal esperanza esta basada en alguna promesa registrada en las Sagradas Escrituras.
Es imposible que Pablo tuviera esto en mente cuando escribía 1 Co. 13. Él jamás habló de una esperanza eterna en conocer TODO lo que es Dios, sino principalmente de una esperanza temporal de nuestro encuentro con Cristo.


Estimado Ricardo, Ud. aún abunda en juicios temerarios, que no se limitan a un “¡Eso no es bíblico! ó -¡Eso es antiescritural!”, sino que van hasta un “lo ya dicho es suficientemente grave para nuestra fe evangélica”.
Por lo tanto no puedo reconocerle a Ud. por su edad, en la misma base de sus dichos, una madurez tal, ni una relación tan íntima con el Señor, por encima de la que yo mismo tengo.

Si en su criterio Ud. piensa que yo soy quien hago hablar a la Biblia, y no quien escucha lo que la Biblia dice, pues
creo que debería intervenir también en los temas “Sábado o Domingo” y el “Dispensacionalismo” para refutar lo que pudiera “estar haciéndole decir a la Biblia”. Pero como en estos temas acordamos ampliamente, Ud. no dirá que estoy haciéndole decir a la Biblia lo que yo quiero ¿verdad?
Mas bien creo que Ud. mismo debería considerar este riesgo en base al uso mismo de los términos fe y esperanza en la Biblia. Ya que esta pretendida eternidad de la esperanza ni se nombra en las páginas de las Sagradas Escrituras, muy por el contrario, en 1 Co. 13 hay suficiente evidencia para demostrar su temporalidad, ya que allí sólo del amor se dice que “nunca dejará de ser”. También en todo lugar que se le usa, siempre está asociada a un cumplimiento temporal.

El hecho de que le adjudique a ud. una esperanza que no está basada en los promesas Bíblicas, es en base a sus propias palabras, que ubican el objeto de su esperanza en la eternidad, antes que en la temporalidad del cumplimiento de las promesas de Dios.
¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? Desde ya le digo que en Oseas. 6:3 no se dice ni infiere tal cosa.

Que Dios le bendiga.

Roman
 
Estimado hermano Jimmy:

Me gozo en el Señor que nos dio este mismo sentir (Fil. 2:2)

Sin duda alguna que la experiencia es útil para confirmar la doctrina, pero como aquí muchos hermanos han puesto a la experiencia por encima de la doctrina, siempre me he visto en la obligación de hacer énfasis en la importancia primaria de la doctrina, y nunca he tenido la oportunidad de hacer la aclaración que Ud. hace ahora.
Gracias por su aporte.

La palabra griega traducida “procurad” en 1 Co. 12:31 es traducción del verbo griego zëloö.
Este mismo verbo es usado en; 1 Co. 14:1 (procurad), 14:39 (procurad); 2 Co. 11:2 (celo); Ga. 4:18 (ser celosos).
El verbo zëloö usado en sentido positivo significa: celar, y en sentido negativo: envidiar.
Esto refleja una actitud interna.

Cuando en estos pasajes se usa este verbo, no se está haciendo referencia a buscar recibir un don, sino a enfatizar, o dar prioridad, en descubrir internamente los dones ya otorgados por el Espíritu Santo, principalmente los que producen edificación a la iglesia.
Todos los versículos están dirigidos a la iglesia. La iglesia tiene que ordenar la manera en que su congregación actúa en la asamblea. Todo el contexto enfatiza la prioridad de los dones de edificación: apóstol, profeta, maestro, sobre el don espectacular de lenguas, que recibió demasiada importancia en Corinto.

El griego tiene otras palabra que significan propiamente “buscar” (zëteö, oregö) y “desear” (thelö, epithumeö y boulomai), pero nunca son usados para referirse a buscar recibir un don del Espíritu.

Pablo usó estos otros verbos frecuentemente en otros versículos. El verbo zëteö es usado por Pablo 19 veces, aún en el mismo contexto, pero no para buscar recibir un don.
Pablo usó oregö para describir el hecho de buscar o anhelar el obispado (1 Ti. 3: l), pero nunca con relación a desear dones espirituales.
Pablo usó thelö 60 veces, boulomai 8 veces y epithumeö 5 veces para comunicar lo que debemos desear o buscar, pero no usó ninguno en este versículo.

Todos los pasajes con zëloö se traducen mejor por “tener celo”, en vez de “buscar” o “procurar”. El verbo zëloö está relacionada con zeö: “hervir”, o sea, tener un cálido interés por algo que YA se tiene, de lo contrario sería codiciar. Nadie tiene celo por algo que NO posee.

La misma palabra es usada en 14:1 y 14:39 con el mismo sentido. Los versículos 12:31 y 14:1, 39 están relacionados. Después de un paréntesis en capítulo el 13, Pablo vuelve al tema que venía tratando: los dones de edificación son preferibles al don de lenguas. El argumento continúa hasta el versículo 14:25, y no tiene nada que ver con que un individuo deba buscar recibir un don, sino que trata con el celo que la iglesia debe tener en descubrir los dones de edificación.

En 14:12, Pablo usó el verbo buscar (zeteö) junto con el sustantivo zëlötai (celosos). Usando las dos palabras en un versículo Pablo quería marcar la diferencia entre las dos. El estaba diciendo, “Puesto que estáis celosos (zëlotai) de cosas espirituales, buscad (zëteö) edificar”.
O sea, ya que existía una actitud interna de búsqueda de los dones otorgados por el Espíritu Santo, también debía existir una actitud externa en servir con estos dones para la edificación de la iglesia.

En 14:39, Pablo expresa que la iglesia entera debía tener celo por la profecía. Aquí Pablo no está diciendo que cada persona debe buscar el don de profecía, sino que él está hablando a toda la iglesia exhortándole a ser celosa en descubrir este don de edificación. Como Pablo está poniendo énfasis en que los dones de edificación debían celarse más, para que no se malentendiese que él estaba diciendo que ya NO debía celarse más el don de lenguas, dice en 14:39: “no impidáis el hablar en lenguas”.

Resumiendo: 1 Co. 12:31; 14:1, 39, fue un llamado a la iglesia, para que fuesen celosos y descubriesen los dones de edificación, y no tan sólo los espectaculares y milagrosos como el don de lenguas.
Una vez descubiertos los dones, debían ser utilizados para la edificación del cuerpo de Cristo, y no para vanagloria.

Estimado hermano, espero haber respondido su pregunta, de no ser así estoy a su disposición para cualquier pregunta, sugerencia, acotación o corrección que desee realizar.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
Estimado Román:
He leído con mucho interés tu conversación con los foristas en este tema y reconozco en ti a un hombre de Dios muy bien informado, sin embargo quiero decirte que consideres muy en serio el hecho a que no tienes una conclusión completa respecto a este asunto.No estoy tan informado como tú en cuanto al griego,pero leyendo mi versión Reina Valera no veo la razón para pensar que los dones no terminarán al mismo tiempo que la esperanza y la fe. En el tiempo de Pablo estaban activos los dones, y después él dice "ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor"; luego en el futuro terminarán tanto los dones como la esperanza y la fe. Yo veo en ti dones dados por el espíritu santo. Cuando a veces no se que orar, empiezo hablar en lenguas y siento edificación. Realmente creo que lo perfecto es la venida de Jesucristo y que todos los dones están activos.Que Dios te siga bendiciendo.

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Estimado Ivan:

Gracias por su atenta respuesta.

Yo no creo que hoy en día no exista ningún don, sino que hay algunos que no están momentáneamente vigentes, como el don de profecía, ciencia, lenguas e intrepretación de lenguas.

Le sugiero que lea el epígrafe anterior a este "La vigencia de los dones del Espíritu Santo" (Que es la primera parte), donde se ha tradado exrensamente el tema, y después me da su opinión.

Desde ya le agradezco.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
Apreciado hermano ROMAN: Antes que nada convendrá que aclare que no pretendo colocarme en un nivel superior al tuyo, ni por la edad,
ni por el tiempo que llevo de vida cristiana, ni por la experiencia y la
madurez adquirida. Tan sólo he observado que percibo en tí ciertos rasgos que exceden de la fidelidad al Señor y su Palabra, como si tu
discernimiento en los asuntos que discutimos tuvieran cierto aire de
infalibilidad, de modo que quien piense distinto que tú es porque tiene
un entendimiento estrecho que no le deja salir de su error. Como yo
participé en mi juventud de cierto tono de autosuficiencia, algún atisbo
de intolerancia me llevó a considerar como antiescritural cualquier
posición que discrepara con la mía. Entre tanta cosa buena que recibí
como legado de mis maestros, estaba esta presunción de que discrepar
con nosotros era evidencia de estar fuera de la sana doctrina. Aún hoy
día si me descuido puedo ser fácilmente extraviado por tan peligrosa
idea, ya que nuestra mente pugna por convencernos de que únicamente
queremos permanecer fieles al Señor y su Palabra. Como he percibido
en tí, aunque levemente y apenas de vez en cuando, tales rasgos, es que
te atribuí una juventud relativa. Por lo demás, creo que la inmadurez y
la necesidad de una más estrecha intimidad de comunión con el Señor
son dos cosas reales a las que debo atender.
A fin de dar de una vez respuesta que ya se ha dilatado demasiado, iré a lo medular de tu mensaje, como cuando me dices: "Ya he mostrado exhaustivamente que la palabra esperanza en la Biblia siempre esta asociada con un objeto temporal, y tiene su cumplimiento antes de la eternidad. Y en el caso de creyentes, en la Segunda Venida de Cristo". Y también al final: "¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? ".
Si la Biblia nos hubiese sido dada para que nos pasáramos la eternidad leyéndola, seguramente que incluiría también promesas cuyo cumplimiento se iría efectuando por los tiempos sin fin. Pero no nos es ajeno el propósito conque nos fueron dadas las Escrituras, entre otros: "a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2Tim.3:15-17). Que todo cuanto concierna a la fe y la esperanza esté explicado en la Biblia como gracias de Dios que han de acompañar la vida del creyente en su humana temporalidad, es propio y natural. Lo insólito sería que la Escritura se explayara en cuanto a esa expectativa eterna de la que hablo, y en cuanto a esa fe que no dejará de ver en las heridas del Cordero de Dios el precio de esa eterna redención, y nada o poco nos ilustrara en cuanto a esta peregrinación en que andamos hasta que el Señor vuelva.
A mí me basta el texto llano de las Escrituras para creer como creo, y porque alguien se haya tropezado por primera vez con Rom.8:24 y 2Cor.5:7, y de puro susto haya sobredimensionado los textos como para acortar la durabilidad de la fe y la esperanza, ese es su problema y el de los herederos de tal error; pero no es mi problema. Ellos podrán rebuscar por aquí y por allá múltiples argumentos con los que apuntalar su posición, artificio que yo no necesito; así como tampoco estoy obligado a concentrar todo el fuego de mis baterías contra argumentos fantasmas. Comprendo que cuando Casiodoro de Reina procedía a traducir en castellano 1Corintios 13, hubiese introducido ese capítulo con el título: "De la excelencia de la Caridad Cristiana, la que sobre todo procure el pío", y que en nota al margen del v.13 dijese: "La más durable, conforme a lo que viene diciendo desde el ver.8", pues todavía repercute muy fuerte aquella característica de la caridad: "nunca se pierde"; pero la durabilidad de la una no va en desmedro del tiempo de permanencia de las otras. Si su convicción fuese la misma que la que tú interpretando su nota le acreditas, más sencillo le hubiese sido traducirlo así directamente ahorrándose la nota. En efecto, el bueno de Casiodoro podría allí haber traducido la última parte del versículo: "y la que más, entre ellas, la caridad"; o: "y la más durable de ellas, la caridad"; o: "la más perdurable entre todas, la caridad"; o: "la perenne entre ellas, la caridad"; o: "pero a perpetuidad, la caridad", y muchas otras variantes más que fácilmente hubiera encontrado. Pero no lo hizo. Así que recorreré las varias versiones castellanas en las que la simple lectura del texto confirme o corrija mi posición en cuanta a la permenencia eterna de la fe y la esperanza, comenzando con las de Reina y Valera: (solamente actualizo la ortografía) REINA-1569: "Mas ahora permanece la fe, la esperanza, y la Caridad, estas tres cosas: empero la mayor de ellas, la Caridad". REINA-VALERA-1602: "...empero la mayor de ellas es la Caridad". REINA-VALERA-1862: "Y ahora permanece la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; empero la mayor de ellas es la caridad". R.V.-1909: "Y ahora permanecen..." R.V.-1960: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor".
R.V.A.-1977: Igual al anterior.
LA BIBLIA DE LAS AMÉRICAS- 1986: Igual a anterior
VERSIÓN RECOBRO-1994: Igual al anterior. R.V.-1995: Igual, sin la "Y" inicial. JUAN PÉREZ DE PINEDA-1556: "Y ahora quedan estas tres cosas: fe, esperanza y caridad; pero la mayor de éstas es la caridad".
SCÍO-1793: "Ahora permanecen estas tres cosas, la fe, la esperanza, y la caridad: pero de las tres la caridad es la más excelente".
TORRES AMAT-1823: "Ahora permanecen estas tres: la fe, la esperanza y la caridad; pero de las tres la caridad es la más excelente". VERSIÓN MODERNA (PRATT)-1893: "Ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estas tres; pero la mayor de ellas es el amor".
JUAN JOSÉ DE LA TORRE-1909: "Y ahora permanecen fe, esperanza, caridad,: las tres cosas éstas; pero la mayor de éstas es la caridad". HISPANO-AMERICANA-1916: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; mas el mayor de ellos es el amor"
STRAUBINGER-1958: "Al presente permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; mas la mayor de ellas es la caridad".
A.DÍEZ MACHO-1963: "En resumen, perduran fe, esperanza y caridad, las tres; pero la mayor de ellas es la caridad". VERSIÓN POPULAR-1966: "Así pues, la fe, la esperanza y el amor duran para siempre; pero el mayor de estos tres es el amor".
JUAN LEAL, S.J.-1966: "Y ahora viven juntas la fe, esperanza y caridad; estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad".
BIBLIA DE JERUSALÉN-1967: "Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad".
VERSIÓN ECUMÉNICA-1968: "Ahora quedan fe, esperanza, amor: estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor".
EL NUEVO TESTAMENTO VIVIENTE (paráfrasis)-1972: "Tres cosas permanecerán: la fe, la esperanza y el amor. Pero la mayor de estas tres cosas es el amor".
VERSIÓN FUENTERRABÍA-1973: "Al presente subsisten estas tres virtudes: Fe, esperanza y amor; pero la más excelente de ellas es el amor".
NUEVO TESTAMENTO LATINOAMÉRICA-1974: "Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor".
LA BIBLIA AL DÍA (paráfrasis)-1979: "Tres cosas permanecerán: la fe, la esperanza y el amor. Pero lo más importante de estas tres cosas es el amor".
INTERLINEAL-LACUEVA-1984: "Pero ahora permanecen (la) fe, (la) esperanza, (el) amor, las tres cosas estas; pero (la) mayor de éstas (es) el amor.
NUEVO MUNDO-1987: "Ahora, sin embargo, permanecen la fe,la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de estos es el amor".
N.V.I.-1999: "Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor". De un total de 28, entre revisiones de la Reina-Valera y otras versiones quedan inalterables en todos los casos apenas las palabras: tres, fe y
esperanza; la palabra "amor", en las versiones antiguas o católicas se cambia por "caridad", y el verbo permanecer (conjugado en presente y
en dos casos en el futuro) se usa en 20 versiones, cambiándose en 8
ocasiones por: "quedan", "perduran", "duran para siempre", "viven juntas", "subsisten" y "ahora tenemos". Es interesante que de ese total de 28, en 23 versiones se conserva la palabra "mayor", y las otras 5 variantes corresponden: 4 a "más excelente" y 1 a: "más importante".
Siendo que no dispongo de más versiones castellanas, creo sin embargo
que con las aportadas resulta concluyente el testimonio unánime de traductores y lectores de las Escrituras durante casi 4 siglos y medio,
en el sentido de que nunca se tradujo ese versículo concediéndole al
"amor" una dimensión mayor en el tiempo, sino en grado superlativo
de excelencia e importancia con respecto a la fe y la esperanza.
En cuanto a tu pregunta final: "¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? " pienso que si creo como creo es porque a lo largo de la vida he encontrado sin buscarlos -desde Génesis 1:1 a Apocalipsis 22:21-, suficientes textos que forjaron en mí tal convicción. Como bien has dicho, el objeto en quien se deposita toda mi esperanza, ayer, ahora y siempre, es la persona bendita del Cristo todo-inclusivo. Ahora, en cuanto a esa expectativa eterna para mi fe y esperanza, recuerdo algunos textos del Antiguo Testamento que mucho me inspiran al respecto: Ecl.3:11: "Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin". Salmo 9:18: "Porque no para siempre será olvidado, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuatamente". Salmo 52:8,9: "Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos". Daniel 12:3: "Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad".
Por supuesto que no podemos soslayar textos como los de Rom.8:24 y 2Cor.5:7, o el más cercano de 1Cor.13:8: "El amor nunca deja de ser"; pero tampoco superdotarlos al grado de que al final de los tiempos termine el amor por perder sus inseparables compañeras de la fe y la esperanza. No olvidemos que Dios es esencialmente amor, y eso hace a éste preeminente con respecto a las gracias de la fe y la esperanza. La diferencia superior está en su misma esencia, no en su durabilidad en el tiempo. Si bien es cierto que este amor nunca deja de ser, también es cierto lo del verso anterior: "todo lo cree, todo lo espera".
El Señor sea contigo.
Ricardo.
 
Estimando Ricardo:

Perdone Ud. por haber abandondado este debate sin aviso alguno.

A decir verdad he pasado por momentos muy difíciles en estos últimos meses y me vi imposibilitado de participar en los foros.

Ya he perdido el hilo de este debate, y realmente no es mi intención continuar adelante, aunque sinceramente sigo pensando lo mismo, y mantengo mi postura. Razones y argumentos no me faltan, pero si, tiempo y motivación.

De todas maneras, le saludo y deseo que Dios le bendiga ricamente.

Roman.