Gracias, César. Sí, tengo días y momentos mejores y peores respecto a la situación, así que es más un problema de emociones que de la propia circunstancia. Porque si el dolor y la tristeza lo causaran la ausencia y el silencio de mi esposa, entonces serían constantes. Pero al variar en el tiempo queda claro que son algo emocional cuando pongo el foco en ella, en mi comportamiento pasado, en su comportamiento actual, en la incertidumbre sobre el futuro, etc. Y un creyente en Cristo no puede dejarse llevar por las emociones sino poner el foco en las cosas de lo alto (el reino de Dios). A veces es difícil porque el diablo está presto a tentar, metiéndonos obsesiones en la cabeza y queriendo apegarnos a todo lo de este mundo. Intento vivir el día a día y tener disciplina y atención a lo que ahora es más importante para mí: la oración, la auto-confrontación y el estudio de la Palabra. Porque, como decía el texto de NuriaCristiana, Dios no fluctúa en su amor hacia sus hijos sino que es constante, aunque discipline por amor para santificarnos y hacernos más parecidos a la imagen de su hijo Jesucristo. Ánimo también para ti.