En el juicio de Jesucristo, Poncio Pilato hizo una pregunta molesta que ha esta do en la mente de los hombres desde tiempos inmemoriables.
Jesús se había identificado con su juez terrenal testificando: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz" (Juan 18:37)
Pilato, teniendo dificultad en considerar a este joven predicador de suaves modales como un peligro para el estado, la preguntó al Señor: "¿Qué es la verdad?"
Nosotros tenemos en nuestro tiempo una ventaja sobre Pilato. Tenemos la Biblia y muchos libros de historia. Podemos comparar la profecía con la historia y ver claramente lo que es verdad. Nuestra ventaja proviene de haber visto más profecías cumplidas que las que pudo haber visto Pilato.
Pero no habría sido propio de Pilato el buscar en la profecía del Antiguo Testamento. Un hombre que había alcanzado una posición estimable en la compleja jerarquí romana habría esta do ciertamente más ocupado en las cosas de la tierra que con las del cielo. Esta tendencia prevalece aún hoy.
La persona culta no creyente de hoy es descendiente de Pilato en su falta de interés en la verdad bíblica. Este mundo se ha hecho cada vez más mundano desde el gobierno de ocupación de Pilato. Ese expeditivo jurista estaría verdaderamente impresionado viendo nuestra política, nuestras armas y nuestras guerras.
Y aún preguntamos en muchas formas: "¿Qué esla verdad?" ¿Qué es la verdad acerca de la inhumanidad del hombre con el hombre? ¿Qué es la verdad acerca de nuestras siempre crecientes guerras? ¿Cuál es la verdad acerca del final mundo?
Para el incrédulo la solución es clara.
Ir a Dios ahora. Le espera. El dijo: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo" (Ap.3:20)
Ir a Dios es fácil. Es natural--tan natural como puedan ser las cosas--ya que es el plan del Hacedor de la naturaleza. Háblele a Dios, El oye. Utilice sus propias palabras y sus propios pensamientos, El los conoce.
¡La verdad le hará libre!
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EL CONTENDOR POR LA FE
Jesús se había identificado con su juez terrenal testificando: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz" (Juan 18:37)
Pilato, teniendo dificultad en considerar a este joven predicador de suaves modales como un peligro para el estado, la preguntó al Señor: "¿Qué es la verdad?"
Nosotros tenemos en nuestro tiempo una ventaja sobre Pilato. Tenemos la Biblia y muchos libros de historia. Podemos comparar la profecía con la historia y ver claramente lo que es verdad. Nuestra ventaja proviene de haber visto más profecías cumplidas que las que pudo haber visto Pilato.
Pero no habría sido propio de Pilato el buscar en la profecía del Antiguo Testamento. Un hombre que había alcanzado una posición estimable en la compleja jerarquí romana habría esta do ciertamente más ocupado en las cosas de la tierra que con las del cielo. Esta tendencia prevalece aún hoy.
La persona culta no creyente de hoy es descendiente de Pilato en su falta de interés en la verdad bíblica. Este mundo se ha hecho cada vez más mundano desde el gobierno de ocupación de Pilato. Ese expeditivo jurista estaría verdaderamente impresionado viendo nuestra política, nuestras armas y nuestras guerras.
Y aún preguntamos en muchas formas: "¿Qué esla verdad?" ¿Qué es la verdad acerca de la inhumanidad del hombre con el hombre? ¿Qué es la verdad acerca de nuestras siempre crecientes guerras? ¿Cuál es la verdad acerca del final mundo?
Para el incrédulo la solución es clara.
Ir a Dios ahora. Le espera. El dijo: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo" (Ap.3:20)
Ir a Dios es fácil. Es natural--tan natural como puedan ser las cosas--ya que es el plan del Hacedor de la naturaleza. Háblele a Dios, El oye. Utilice sus propias palabras y sus propios pensamientos, El los conoce.
¡La verdad le hará libre!
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EL CONTENDOR POR LA FE
