La unidad del espiritu

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5 Septiembre 2001
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La unidad del Espíritu
Efesios 4:1 Yo pues, prisionero en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 3 diligentes en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
Para andar como es digno del llamamiento de Dios, para tener la vida apropiada del Cuerpo, lo primero que debemos hacer es ocuparnos de la unidad. Debemos guardar la unidad del Espíritu. Esto es crucial y vital para el Cuerpo de Cristo.
Hablando con propiedad, la unidad es diferente de una simple unión. Una unión se forma cuando muchas personas se juntan, mientras que la unidad, es una sola entidad, el Espíritu que está en los creyentes y hace que ellos sean uno. Nuestra unidad es una persona, el Señor Jesús mismo, quien como Espíritu vivificante es hecho real en nosotros. Hoy el Señor es el Espíritu vivificante que está en nosotros, y este Espíritu es nuestra unidad. Por consiguiente, nuestra unidad es una persona, pero esta persona no está fuera de nosotros, en los cielos, como algo objetivo, sino subjetivo, o sea, mora en nosotros como nuestra propia vida.
Esta unidad es similar a la electricidad que corre por muchas lámparas y las hace brillar como si fueran una sola. Aunque tal vez en una habitación haya docenas de lámparas, la electricidad que corre en ellas las hace una sola. Por sí mismas las lámparas no son una sola, ni están unidas para formar una sola unidad. La electricidad que circula en las lámparas constituye la unidad de ellas. Según el mismo principio, la unidad del Espíritu no es algo aparte del Espíritu; es el Espíritu mismo. La unidad que está en nosotros y entre nosotros es el Espíritu vivificante. Por consiguiente, guardar la unidad equivale a guardar el Espíritu vivificante.
Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento y los versículos del Antiguo Testamento, de la versión Reina Valera 1960. Las "Palabras del ministerio" provienen de Estudio-vida de Efesios, escrito por Witness Lee, mensaje 36, págs. 312-313. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.