Amigos del Foro:
Dídimo de Alejandría, al igual que todos los grandes autores cristianos de los primeros siglos, no citaban la Escritura indicando el libro y el versículo (por ej., Jn 6, 12) porque eso es un invento mucho más tardío.
Sin embargo cada frase ES UN TEXTO DE LA BIBLIA.
Esta cita no sorprende ni a un católico ni a un protestante. Pero estoy seguro de la reacción inmediata de los TJ.
El Espíritu Santo nos renueva en el bautismo
[Del tratado de Dídimo de Alejandría sobre la Santísima Trinidad (Libro 2,12: PG 39, 667-674)]
En el bautismo nos renueva el Espíritu Santo como Dios que es, a una con el Padre y el Hijo, y nos devuelve desde el informe estado en que nos hallamos a la primitiva belleza, así como nos llena con su gracia de forma que ya no podemos ir tras cosa alguna que no sea deseable; nos libera del pecado y de la muerte; de terrenos, es decir, de hechos de tierra y polvo, nos convierte en espirituales, participes de la gloria divina, hijos y herederos de Dios Padre, configurados de acuerdo con la imagen de su Hijo, herederos con él, hermanos suyos, que habrán de ser glorificados con él y reinaran con él; en lugar de la tierra nos da el cielo y nos concede liberalmente el paraíso; nos honra mas que a los ángeles; y con las aguas divinas de la piscina bautismal apaga la inmensa llama inextinguible del infierno.
En efecto, los hombres son concebidos dos veces, una corporalmente, la otra por el Espíritu divino. De ambas escribieron acertadamente los evangelistas, y yo estoy dispuesto a citar el nombre y la doctrina de cada uno.
Juan: A cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Todos aquellos, dice, que creyeron en Cristo recibieron el poder de hacerse hijos de Dios, esto es, del Espíritu Santo, para que llegaran a ser de la misma naturaleza de Dios. Y, para poner de relieve que aquel Dios que engendra es el Espíritu Santo, añadió con palabras de Cristo: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Por lo que el Bautista, históricamente y de acuerdo con esta expresión de agua y de Espíritu, dijo a propósito de Cristo: El os bautizara con Espíritu Santo y fuego. Pues el vaso humano, como frágil que es, necesita primero purificarse con el agua y luego fortalecerse y perfeccionarse con el fuego espiritual (Dios es, en efecto, un fuego devorador): y por esto necesitamos del Espíritu Santo, que es quien nos perfecciona y renueva: este fuego espiritual puede, efectivamente, regar, y esta agua espiritual es capaz de fundir como el fuego.
Espero os guste
o_cambote
Dídimo de Alejandría, al igual que todos los grandes autores cristianos de los primeros siglos, no citaban la Escritura indicando el libro y el versículo (por ej., Jn 6, 12) porque eso es un invento mucho más tardío.
Sin embargo cada frase ES UN TEXTO DE LA BIBLIA.
Esta cita no sorprende ni a un católico ni a un protestante. Pero estoy seguro de la reacción inmediata de los TJ.
El Espíritu Santo nos renueva en el bautismo
[Del tratado de Dídimo de Alejandría sobre la Santísima Trinidad (Libro 2,12: PG 39, 667-674)]
En el bautismo nos renueva el Espíritu Santo como Dios que es, a una con el Padre y el Hijo, y nos devuelve desde el informe estado en que nos hallamos a la primitiva belleza, así como nos llena con su gracia de forma que ya no podemos ir tras cosa alguna que no sea deseable; nos libera del pecado y de la muerte; de terrenos, es decir, de hechos de tierra y polvo, nos convierte en espirituales, participes de la gloria divina, hijos y herederos de Dios Padre, configurados de acuerdo con la imagen de su Hijo, herederos con él, hermanos suyos, que habrán de ser glorificados con él y reinaran con él; en lugar de la tierra nos da el cielo y nos concede liberalmente el paraíso; nos honra mas que a los ángeles; y con las aguas divinas de la piscina bautismal apaga la inmensa llama inextinguible del infierno.
En efecto, los hombres son concebidos dos veces, una corporalmente, la otra por el Espíritu divino. De ambas escribieron acertadamente los evangelistas, y yo estoy dispuesto a citar el nombre y la doctrina de cada uno.
Juan: A cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Todos aquellos, dice, que creyeron en Cristo recibieron el poder de hacerse hijos de Dios, esto es, del Espíritu Santo, para que llegaran a ser de la misma naturaleza de Dios. Y, para poner de relieve que aquel Dios que engendra es el Espíritu Santo, añadió con palabras de Cristo: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Por lo que el Bautista, históricamente y de acuerdo con esta expresión de agua y de Espíritu, dijo a propósito de Cristo: El os bautizara con Espíritu Santo y fuego. Pues el vaso humano, como frágil que es, necesita primero purificarse con el agua y luego fortalecerse y perfeccionarse con el fuego espiritual (Dios es, en efecto, un fuego devorador): y por esto necesitamos del Espíritu Santo, que es quien nos perfecciona y renueva: este fuego espiritual puede, efectivamente, regar, y esta agua espiritual es capaz de fundir como el fuego.
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