La Trinidad y el bautismo

15 Diciembre 2000
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Amigos del Foro:
Dídimo de Alejandría, al igual que todos los grandes autores cristianos de los primeros siglos, no citaban la Escritura indicando el libro y el versículo (por ej., Jn 6, 12) porque eso es un invento mucho más tardío.
Sin embargo cada frase ES UN TEXTO DE LA BIBLIA.
Esta cita no sorprende ni a un católico ni a un protestante. Pero estoy seguro de la reacción inmediata de los TJ.



El Espíritu Santo nos renueva en el bautismo

[Del tratado de Dídimo de Alejandría sobre la Santísima Trinidad (Libro 2,12: PG 39, 667-674)]

En el bautismo nos renueva el Espíritu Santo como Dios que es, a una con el Padre y el Hijo, y nos devuelve desde el informe estado en que nos hallamos a la primitiva belleza, así como nos llena con su gracia de forma que ya no podemos ir tras cosa alguna que no sea deseable; nos libera del pecado y de la muerte; de terrenos, es decir, de hechos de tierra y polvo, nos convierte en espirituales, participes de la gloria divina, hijos y herederos de Dios Padre, configurados de acuerdo con la imagen de su Hijo, herederos con él, hermanos suyos, que habrán de ser glorificados con él y reinaran con él; en lugar de la tierra nos da el cielo y nos concede liberalmente el paraíso; nos honra mas que a los ángeles; y con las aguas divinas de la piscina bautismal apaga la inmensa llama inextinguible del infierno.
En efecto, los hombres son concebidos dos veces, una corporalmente, la otra por el Espíritu divino. De ambas escribieron acertadamente los evangelistas, y yo estoy dispuesto a citar el nombre y la doctrina de cada uno.
Juan: A cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Todos aquellos, dice, que creyeron en Cristo recibieron el poder de hacerse hijos de Dios, esto es, del Espíritu Santo, para que llegaran a ser de la misma naturaleza de Dios. Y, para poner de relieve que aquel Dios que engendra es el Espíritu Santo, añadió con palabras de Cristo: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Por lo que el Bautista, históricamente y de acuerdo con esta expresión de agua y de Espíritu, dijo a propósito de Cristo: El os bautizara con Espíritu Santo y fuego. Pues el vaso humano, como frágil que es, necesita primero purificarse con el agua y luego fortalecerse y perfeccionarse con el fuego espiritual (Dios es, en efecto, un fuego devorador): y por esto necesitamos del Espíritu Santo, que es quien nos perfecciona y renueva: este fuego espiritual puede, efectivamente, regar, y esta agua espiritual es capaz de fundir como el fuego.


Espero os guste

o_cambote
 
Ánimo o_cambote:

Faustino de Rietz es del s. IV. Es un ejemplo más de cómo era leída la Biblia en la la Gran Iglesia de los primeros siglos.

Todo lo que aquí se dice es BIBLIA. Si a alguien le interesa conocer la procedencia de una afirmación de haré la cita exacta de la Biblia.
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[De los sermones de Fausto de Riez, obispo (Sermón 5, En la Epifanía, 2: PLS 3, 560-562)]
A los tres días hubo unas bodas. ¿Qué otras bodas pueden ser éstas, sino las promesas y gozos de la salvación humana? Las mismas que se celebran evidentemente o bien a causa de la confesión de la Trinidad, o bien por la fe en la resurrección, como se indica en el misterio del número tres.
Así como también, en otra de las lecturas evangélicas, se acoge con cantos y música, y con atuendos nupciales, la vuelta del hijo más joven, o sea, la conversión del pueblo gentil.
Por eso, como el esposo que sale de su alcoba, descendió el, Señor hasta la tierra para unirse, mediante la encarnación, con la Iglesia, que había de congregarse de entre los gentiles, a la cual dio sus arras y su dote: las arras, cuando Dios se unió con el hombre; la dote, cuando se inmoló por su salvación. Por arras entendemos la redención actual, y por dote, la vida eterna. Todas estas cosas eran, para quienes las veían, otros tantos milagros; para quienes las entendían, otros tantos misterios. Porque, si nos fijamos bien, de alguna manera en la misma agua se da una cierta analogía del bautismo y de la regeneración. Pues, mientras una cosa se transforma en otra, mientras la criatura inferior se transforma en algo superior mediante una secreta conversión, se lleva a cabo el misterio del segundo nacimiento. Se cambian súbitamente las aguas que luego van a cambiar a los hombres.
Así pues, por el poder de Cristo, en Galilea el agua se convierte en vino -esto es, concluye la ley y le sucede la gracia; se aparta lo que no era más que sombra y se hace presente la verdad; lo carnal se sitúa junto a lo espiritual; la antigua observancia se transmuta en Nuevo Testamento; como dice el Apóstol: Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado-; y como el agua aquella que se contenía en las tinajas, sin dejar de ser en absoluto lo que era, comenzó a ser lo que no era, de la misma manera la ley, manifestada por el advenimiento de Cristo, no perece, sino que se mejora.
Si falta el vino, se saca otro: el vino del Antiguo Testamento es bueno, pero el del Nuevo es mejor; el Antiguo Testamento, que observan los judíos, se diluye en la letra, mientras que el Nuevo, que es el que nos atañe, convierte en gracia el sabor de la vida.
Se trata de “buen vino” siempre que oigas hablar de un buen precepto de la ley: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero es mejor y más fuerte el vino del Evangelio, como cuando oyes decir: Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.
 
Comensemos otra vez, la trinidad es una practica religiosa de la India, y esto debido al auge de tres dioses que se adoraban en esa region, el pueblo de Israel nunca fue trinitario, esto es porque solamente Dios es Uno, y esta es la verdad. Dios Padre es uno solo, su Hijo Jesucristo fue hecho por el desde el principio de la creación, es el Señor Jesucristo que dice a a nuestro Dios Padre "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" y a este le dio la autoridad de ser su Hijo Unigenito y de establecerlo como su representante directo en la tierra, al hacerlo nacer por medio de su Santo Espiritu en la tierra, y concebido en la virgen María, encarna a su Hijo Jesucristo, y lo envia nuestro Dios Padre, Todopoderoso para redimirnos del pecado al reconocer el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, al reconocerle como el Hijo de Dios, hecho Dios por nuestro Padre Dios en la tierra.

La manifestación del Espiritu Santo se daba tambien antes de nuestro Señor Jesucristo, regularmente a los sacerdotes y profetas, los cuales hablaban por medio del Espiritu Santo, veamos algunos casos:

Ezequiel 2.1 Me dijo "Hijo de hombre, ponte sobre tus pies y hablaré contigo". 2 Despues de hablarme, entro el ESPIRITU EN MI y me afirmo sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
 
¡ Muy buenos textos, hermano o_cambote !

Gracias por compartirlos con todos los foristas.

Me gustó especialmente esta parte, que es una de la mayores Verdades del Evangelio:

En efecto, los hombres son concebidos dos veces, una corporalmente, la otra por el Espíritu divino.

De ambas escribieron acertadamente los evangelistas, y yo estoy dispuesto a citar el nombre y la doctrina de cada uno.
Juan: A cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Todos aquellos, dice, que creyeron en Cristo recibieron el poder de hacerse hijos de Dios, esto es, del Espíritu Santo,
para que llegaran a ser de la misma naturaleza de Dios.


Y, para poner de relieve que aquel Dios que engendra es el Espíritu Santo, añadió con palabras de Cristo: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.[/b]
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Con toda razón el Espíritu Santo es llamado
"Señor y Dador de Vida"
en el credo Niceno.

Del Espíritu nos viene la Vida verdadera.

En El somos verdaderos "Hijos de Dios"
engendrados en la fuente bautismal por Su Poder Divino.
 
Originalmente enviado por Juan_Manuel:
¡ Muy buenos textos, hermano o_cambote !

Gracias por compartirlos con todos los foristas.

Me gustó especialmente esta parte, que es una de la mayores Verdades del Evangelio:

En efecto, los hombres son concebidos dos veces, una corporalmente, la otra por el Espíritu divino.

De ambas escribieron acertadamente los evangelistas, y yo estoy dispuesto a citar el nombre y la doctrina de cada uno.
Juan: A cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Todos aquellos, dice, que creyeron en Cristo recibieron el poder de hacerse hijos de Dios, esto es, del Espíritu Santo,
para que llegaran a ser de la misma naturaleza de Dios.


Y, para poner de relieve que aquel Dios que engendra es el Espíritu Santo, añadió con palabras de Cristo: Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.

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Con toda razón el Espíritu Santo es llamado
"Señor y Dador de Vida"
en el credo Niceno.

Del Espíritu nos viene la Vida verdadera.

En El somos verdaderos "Hijos de Dios"
engendrados en la fuente bautismal por Su Poder Divino.[/B]


Estimados foristas:

El estudio de los autores cristianos de los primeros siglos ocupan bibliotecas y bibliotecas de investigadores católicos y protestantes. Nadie niega a el conocimiento profundo que poseían de la Sagrada Escritura. Se les pueden citar como foristas tan expertos como nosotros en temas bíblicos.

Gregorio Nacianceno fue uno de ellos. Transribo una cita suya sobre el tema que nos ocupa en este debate: La Trinidad y el bautismo.
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[Inicio de la CITA]

[De los sermones de Gregorio Nacianceno, obispo (Sermón 39, En las sagradas Luminarias, 14-16. 20: PG 36, 350-351. 354. 358-359)]

Cristo es iluminado: dejémonos iluminar junto con él; Cristo se hace bautizar: descendamos al mismo tiempo que él, para ascender con él.
Juan está bautizando, y Cristo se acerca; tal vez para santificar al mismo por quien va a ser bautizado; y sin duda para sepultar en las aguas a todo el viejo Adán, santificando el Jordán antes de nosotros y por nuestra causa; y así, el Señor, que era espíritu y carne, nos consagra mediante el Espíritu y el agua.
Juan se niega, Jesús insiste. Entonces: Soy yo el que necesito que tú me bautices, le dice la lámpara al Sol, la voz a la Palabra, el amigo al Esposo, el mayor entre los nacidos de mujer al Primogénito de toda la creación, el que había saltado de júbilo en el seno materno al que había sido ya adorado cuando estaba en él, el que era y habría de ser precursor al que se había manifestado y se manifestará. Soy yo el que necesito que tú me bautices; y podría haber añadido: "Por tu causa." Pues sabía muy bien que habría de ser bautizado con el martirio; o que, como a Pedro, no sólo le lavarían los pies.
Pero Jesús, por su parte, asciende también de las aguas; pues se lleva consigo hacia lo alto al mundo, y mira cómo se abren de par en par los cielos que Adán había hecho que se cerraran para sí y para su posteridad, del mismo modo que se había cerrado el paraíso con la espada de fuego.
También el Espíritu da testimonio de la divinidad, acudiendo en favor de quien es su semejante; y la voz desciende del cielo, pues del cielo procede precisamente Aquel de quien se daba testimonio; del mismo modo que la paloma, aparecida en forma visible, honra el cuerpo de Cristo, que por deificación era también Dios. Así también, muchos siglos antes, la paloma había anunciado el fin del diluvio.
Honremos hoy nosotros, por nuestra parte, el bautismo de Cristo, y celebremos con toda honestidad su fiesta.
Ojalá que estéis ya purificados, y os purifiquéis de nuevo. Nada hay que agrade tanto a Dios como el arrepentimiento y la salvación del hombre, en cuyo beneficio se han pronunciado todas las palabras y revelado todos los misterios; para que, como astros en el firmamento, os convirtáis en una fuerza vivificadora para el resto de los hombres; y los esplendores de aquella luz que brilla en el cielo os hagan resplandecer, como lumbreras perfectas; junto a su inmensa luz, iluminados con más pureza y claridad por la Trinidad, cuyo único rayo, brotado de la única Deidad, habéis recibido inicialmente en Cristo Jesús, Señor nuestro, a quien le sean dados la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

[Fin de la CITA]
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Cordialmente

o_cambote
 
Estimado cambote
debo señalar que la palabra trinidad no existe en la biblia y que jamas los israleita concibieron la idea de tres Dioses
por lo tanto el que tiene el Espiritu Santo tiene a jesus.y este los llevara a toda verdad es mas ellos cuando van a morir dicen cheiman "el Señor uno es" marcos 12:29
 
Amigos del Foro interesados en este tema:

Faustino Luciferano es un autor cristiano poco conocido del s. IV. Su conocimiento de la Sagrada Escritura es exhaustivo. esta sola cita os dará una idea de cómo era este cristiano.
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[Inicio de la CITA]

Del tratado de Faustino Luciferano, presbítero, sobre la Trinidad (Núms. 39-40: CCL 69, 340-341))

Nuestro Salvador fue verdaderamente ungido, en su condición humana, ya que fue verdadero rey y verdadero sacerdote, las dos cosas a la vez, tal y como convenía a su excelsa condición. El salmo nos atestigua su condición de rey, cuando dice: Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo. Y el mismo Padre atestigua su condición de sacerdote, cuando dice: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aarón fue el primero en la ley antigua que fue constituido sacerdote por la unción del crisma y, sin embargo, no se dice: "Según el rito de Aarón", para que nadie crea que el Salvador posee el sacerdocio por sucesión. Porque el sacerdocio de Aarón se transmitía por sucesión, pero el sacerdocio del Salvador no pasa a los otros por sucesión, ya que él permanece sacerdote para siempre, tal como está escrito: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
El Salvador es, por lo tanto, rey y sacerdote según su humanidad, pero su unción no es material, sino espiritual. Entre los israelitas, los reyes y sacerdotes lo eran por una unción material de aceite; no que fuesen ambas cosas a la vez, sino que unos eran reyes y otros eran sacerdotes; sólo a Cristo pertenece la perfección y la plenitud en todo, él, que vino a dar plenitud a la ley.
Los israelitas, aunque no eran las dos cosas a la vez, eran, sin embargo, llamados cristos (ungidos), por la unción material del aceite que los constituía reyes o sacerdotes. Pero el Salvador, que es el verdadero Cristo, fue ungido por el Espíritu Santo, para que se cumpliera lo que de él estaba escrito: Por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. Su unción supera a la de sus compañeros, ungidos como él, porque es una unción de júbilo, lo cual significa el Espíritu Santo.
Sabemos que esto es verdad por las palabras del mismo Salvador. En efecto, habiendo tomado el libro de Isaías, lo abrió y leyó: El Espíritu del Señor está sobre mi; porque él me ha ungido; y dijo a continuación que entonces se cumplía aquella profecía que acababan de oír. Y, además, Pedro, el príncipe de los apóstoles, enseñó que el crisma con que había sido ungido el Salvador es el Espíritu Santo y la fuerza de Dios, cuando, en los Hechos de los apóstoles, hablando con el centurión, aquel hombre lleno de piedad y de misericordia, dijo entre otra; cosas: La cosa empezó en Galilea, cuando Juan predicaba el bautismo. Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.
Vemos, pues, cómo Pedro afirma de Jesús que fue ungido, según su condición humana, con la fuerza del Espíritu Santo. Por esto, Jesús, en su condición humana, fue con toda verdad Cristo o ungido, ya que por la unción del Espíritu Santo fue constituido rey y sacerdote eterno.

[Fin de la CITA]
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Un cordial saludo

o_cambote
 
Originalmente enviado por teto:
Estimado cambote
debo señalar que la palabra trinidad no existe en la biblia y que jamas los israleita concibieron la idea de tres Dioses
por lo tanto el que tiene el Espiritu Santo tiene a jesus.y este los llevara a toda verdad es mas ellos cuando van a morir dicen cheiman "el Señor uno es" marcos 12:29

Estimado teto:

Efectivamente no existe en la Biblia la palabra Trinidad (como tampoco existe la palabra "persona", ni "naturaleza", ni "substancia", etc), pero se da una realidad que más tarde es designada con esas palabras. Mi interés por los autores cristianos de los tres primeros siglos es porque se ciñen a la Biblia pero van elaborando con prudencia un vocabulario para expresar en la cultura greco-latina lo expresado en hebreo o en arameo o en el griego bíblico.
Jerónimo es uno de las hábiles en descifrar todas las lenguas semitas de su tiempo (sirio, caldeo, hebreo, copto,etc) para entrar con más profundidad en las Escrituras.
Ofrezco a los amigos del Foro una página espléndida de ese escritor cristiano.

[comienzo de CITA]

[Homilía de Jerónimo, presbítero, a los recién bautizados, sobre el salmo cuarenta y uno (CCL 78, 542-544)]

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Como la cierva del salmo busca las corrientes de agua, así también nuestros ciervos, que han salido de Egipto y del mundo, y han aniquilado en las aguas del bautismo al Faraón con todo su ejército, después de haber destruido el poder del diablo, buscan las fuentes de la Iglesia, que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Que el Padre sea fuente, lo hallamos escrito en el libro de Jeremías: Me abandonaron a mi, fuente de agua viva y cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua. Acerca del Hijo, leemos en otro lugar: Abandonaron la fuente de la sabiduría. Y del Espíritu Santo: El que bebe del agua que yo le daré, nacerá dentro de él un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna, palabras cuyo significado nos explica luego el evangelista, cuando nos dice que el Salvador se refería al Espíritu Santo. De todo lo cual se deduce con toda claridad que la triple fuente de la Iglesia es el misterio de la Trinidad.
Esta triple fuente es la que busca el alma del creyente, el alma del bautizado, y por eso dice: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. No es un tenue deseo el que tiene de ver a Dios, sino que lo desea con un ardor parecido al de la sed. Antes de recibir el bautismo, se decían entre sí: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Ahora ya han conseguido lo que deseaban: han llegado a la presencia de Dios y se han acercado al altar y tienen acceso al misterio de salvación.
Admitidos en el cuerpo de Cristo y renacidos en la fuente de vida, dicen confiadamente: Pasaré al lugar del tabernáculo admirable, hacia la casa de Dios. La casa de Dios es la Iglesia, ella es el tabernáculo admirable, porque en él resuenan los cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.
Decid, pues, los que acabáis de revestiros de Cristo y, siguiendo nuestras enseñanzas, habéis sido extraídos del mar de este mundo, como pececillos con el anzuelo: "En nosotros, ha sido cambiado el orden natural de las cosas. En efecto, los peces, al ser extraídos del mar, mueren; a nosotros, en cambio, los apóstoles nos sacaron del mar de este mundo para que pasáramos de muerte a vida. Mientras vivíamos sumergidos en el mundo, nuestros ojos estaban en el abismo y nuestra vida se arrastraba por el cieno, mas, desde el momento en que fuimos arrancados de las olas, hemos comenzado a ver el sol, hemos comenzado a contemplar la luz verdadera, y, por esto, llenos de alegría desbordante, le decimos a nuestra alma: Espera en Dios, que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío."

[fin de la CITA]

Espero que os plazca.

Codialmente

o_cambote
 
Muchas gracias o_cambote.

Es un gran placer leer a los Padres de la Iglesia.

Pues aunque fuéramos "infantes" espirituales,
subidos sobre sus hombros,
alcanzamos a atisbar el horizonte de la verdadera interpretación de las Sagradas Escrituras, sin pretender hacer por nosotros mismos todo el camino desde el principio,
camino que ya fué recorrido por ellos, movidos por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el único que "nos lleva hasta la verdad completa", y en ese camino hacia la Verdad, el Espíritu lleva 2000 años trabajando, construyendo la Tradición de la Iglesia, sobre el cimiento de la Sagrada Escritura.

Oigamos HOY SU VOZ.