la seguridad del mensaje de Jesús.

Ofecus

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24 Enero 2001
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Uno de los grandes sermones que Jesús predicó en el templo, durante esta semana de la Pascua, fue en respuesta a una pregunta que hizo uno de sus oyentes, un hombre de Damasco. Este hombre preguntó a Jesús: «Pero, Rabino, ¿cómo sabremos con certidumbre que has sido enviado por Dios, y que podemos entrar realmente en ese reino que tú y tus discípulos afirmáis que está cerca?» Y Jesús contestó:

«En cuanto a mi mensaje y a las enseñanzas de mis discípulos, debéis juzgarlos por sus frutos. Si os proclamamos las verdades del espíritu, el espíritu atestiguará en vuestro corazón que nuestro mensaje es auténtico. En lo referente al reino y a vuestra seguridad de que seréis aceptados por el Padre celestial, permitidme preguntaros ¿habría entre vosotros algún padre, digno de ese nombre y de buen corazón, que mantuviera a su hijo en la ansiedad o la duda en cuanto a su posición dentro de la familia o a su grado de seguridad en el afecto del corazón de su padre? ¿Acaso vosotros, los padres terrestres, disfrutáis torturando a vuestros hijos con incertidumbres sobre el lugar que ocupan en el amor permanente de vuestro corazón humano? Vuestro Padre que está en los cielos tampoco deja a sus hijos, nacidos del espíritu por la fe, en una ambigua incertidumbre sobre su posición en el reino. Si recibís a Dios como vuestro Padre, entonces sí que sois en verdad los hijos de Dios. Y si sois sus hijos, entonces estáis seguros de la posición y el lugar de todo lo que concierne la filiación eterna y divina. Si creéis en mis palabras, creéis de ese modo en Aquel que me ha enviado, y al creer así en el Padre, os habéis asegurado vuestra posición en la ciudadanía celestial. Si hacéis la voluntad del Padre que está en los cielos, nunca dejaréis de conseguir la vida eterna de progreso en el reino divino.

«El Espíritu Supremo dará testimonio con vuestro espíritu de que sois realmente los hijos de Dios. Si sois los hijos de Dios, entonces habéis nacido del espíritu de Dios; y cualquiera que ha nacido del espíritu, tiene dentro de sí el poder de vencer todas las dudas, y ésta es la victoria que supera todas las incertidumbres, vuestra propia fe.

«El profeta Isaías ha dicho, al hablar de esta época: `Cuando el espíritu se derrame sobre nosotros desde arriba, entonces la labor de la rectitud se convertirá en paz, tranquilidad y seguridad para siempre.' Para todos los que creen de verdad en este evangelio, yo seré la garantía de su admisión en la felicidad eterna y en la vida perpétua del reino de mi Padre. Así pues, vosotros que oís este mensaje y creéis en este evangelio del reino, sois los hijos de Dios y tenéis la vida eterna. La prueba para el mundo entero de que habéis nacido del espíritu es que os amáis sinceramente los unos a los otros.»


Ofecus.