La Segunda Confesión Helvética/Doctrina Santa Cena/Enrique Bullinger

18 Noviembre 1998
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Como complemento a las aperturas relacionadas con la Reforma en Alemania y Escocia que corresponden a:

"Fruto del Testimonio/Doctrina Santa Cena/ Gloria mundana" (ref. 1),

"Doctrina Santa Cena/ La Confesión Escocesa/Semilla y Fruto en Buena Tierra" (ref. 2)


Se presenta a continuación parte del documento de la Reforma en Suiza, conocido como "La Segunda confesión Helvética."

La Segunda Confesión Helvética (ref.3)

La palabra "helvética" es la palabra en latín para la palabra "suizo". El escenario de la Segunda Confesión Helvética es el Protestantismo Reformado alemán - suizo.

Luego de la muerte en batalla en 1531 del gran reformador Ulrico Zwinglio, Enrique Bullinger le sucedió como ministro en la Iglesia de Zurich. Bullinger fue un modelo de ministro Reformado. Como predicador explicó Las Escrituras por lo menos dos veces a la semana. Como erudito escribió comentarios en latín de muchos libros del Antiguo Testamento y de todos los libros del Nuevo Testamento excepto Apocalipsis. Como educador, inició un sistema de escuelas para Zurich y fue el rector del Carolinum, una academia teológica. Una persona con preocupaciones ecuménicas y políticas, se mantenía en correspondencia con lideres de la Reforma y gobernantes a través de Europa. Como pastor, acogió a refugiados religiosos en su propio hogar. Cuando la epidemia de la peste arrasó a Zurich, insistió en ministrar a los efectuados sabiendo que podía infectarse y morir.

En 1561 Bullinger compuso el documento que más tarde se conoció como la "Segunda Confesión Helvética". Su intención fue incluirlo como parte de su testamento para la Iglesia de Zurich, pero los eventos de Alemania ocasionaron que el documento se hiciera público.

La publicación del Catecismo de Heildelberg, le creó problemas al hombre que ordenó su preparación. Los luteranos lo consideraron demasiado reformado en espíritu y demandaron que Federico, Príncipe elector, gobernador del Palatinado, fuese llevado a juicio por herejía. Puesto que no era teólogo, Federico le pidió ayuda a Bullinger, quien le dio esta confesión como base para su defensa. Cuando la asamblea imperial, el cuerpo gobernante de Alemania, se reunió para el juicio en 1566, Federico fue exonerado. (ref.1)

Mientras tanto, las Iglesias en Suiza adoptaron la confesión de Bullinger con su nueva Confesión de fe. La Confesión fue bien recibida en Europa y otros países y fue traducida al francés, inglés, holandés, polaco, húngaro, italiano, árabe, y turco.

La Segunda Confesión Helvética es moderada en tono y universal en espíritu, reflejando la madurez teológica de las Iglesias Reformadas. Empezando con el primer párrafo, enfatiza a la Iglesia y su vida y afirma la autoridad de las Escrituras en el gobierno de la Iglesia y su reforma. La confesión incluye un artículo acerca de la predestinación y así reta a la Iglesia a confiar en la elección libre y bondadosa de Dios y su participación en Cristo Jesús. A la misma vez, la confesión ofrece direcciones a la Iglesia en asuntos de adoración, orden eclesiástico y conflicto en el ministerio, los sacramentos, y el matrimonio."


A continuación se cita el capitulo XXI de la Segunda Confesión Helvética, referido a la Santa Cena del Señor, su verdadero significado, que fue enseñado por el Señor y cuyo Testimonio ha llegado hasta nosotros en El Evangelio de Juan. (Juan 6), (Ref. 4).


Capitulo XXI

La Santa Cena del Señor


LA CENA DEL SEÑOR, llamada también la Mesa del Señor, la Comunión y la Eucaristía, esto es una Acción de Gracias, es usualmente llamada así porque fue instituida por Cristo en su última cena con sus discípulos y nuestra celebración todavía la representa. Y, también se llama cena porque en ella los fieles son alimentados espiritualmente y se les da bebida.


EL AUTOR CONSAGRADOR DE LA CENA. El autor de la Cena del Señor no es algún ángel y hombre alguno, sino el mismo Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, quien fue el primero en consagrarla para su Iglesia. La misma consagración o bendición persiste entre todos aquellos que celebran la misma y no otra Cena que la instituida por el Señor, y en la cual se repiten las palabras de la Cena del Señor y en todas las cosas miran al único Cristo, de cuyas manos reciben, por así decirlo, y por medio de una fe verdadera, lo que reciben a través del ministerio de los ministros de la Iglesia.

UN MEMORIAL DE LOS BENEFICIOS DE DIOS. Mediante este ritual sagrado, el Señor deseó conservar un recuerdo vivo del mayor beneficio que el mostró a los seres mortales. Es decir, que al entregar Su Cuerpo y derramar Su Sangre él nos ha perdonado todos nuestros pecados, nos ha redimido de la muerte eterna y del poder del demonio, y ahora nos alimenta con Su Carne y nos da a beber Su Sangre que, al ser recibida espiritualmente por medio de la fe verdadera, nos alimenta para vida eterna.

Y este beneficio tan grandioso se renueva con tanta frecuencia como se celebre la Cena del Señor. Porque el Señor dijo: " Haced esto en memoria de mí." Esta Cena también sella en nosotros el hecho de que el Cuerpo mismo de Cristo fue verdaderamente entregado por nosotros , y Su Sangre fue derramada por la remisión de nuestros pecados, a fin de que de alguna manera nuestra fe no vacile.

(Continuará)


En Cristo
Rogelio

Ref.

(1) "El Catecismo de Heildelberg; enseñanza de la Doctrina Cristiana". Zacarías Ursino y Gaspar Oleviano. Publicado en alemán en 1563. Tercera edición en castellano (1982) realizada por Fundación Editorial de Literatura Reformada "Stichting Uitgave Reformatorische Boeken", Rijswijk (Z.H.) Países Bajos.

(2) "La Confesión Escocesa", Constitución de la Iglesia Presbiteriana. Parte I, Libro de Confesiones. 1995. Editado por la Oficina de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana (EUA).


(3) "La Segunda Confesión Helvética" Constitución de la Iglesia Presbiteriana, Parte I, Libro de Confesiones. 1995. Editado por la Oficina de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana (EUA).

(4) Revísese en oración, todo el contexto del capitulo 6 del Evangelio de Juan. En particular cuando el Señor enseña en Juan 6: 63: "El Espíritu es el que da la vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado SON ESPÍRITU Y SON VIDA"
 
La Segunda Confesión Helvética, (Continuación),


EL SIGNO Y LA COSA SIGNIFICADA. Y esto es representado visiblemente en lo exterior por este sacramento a través de los ministros, y por así decirlo, es presentado ante nuestros ojos para ser visto lo que invisiblemente es concedido por el Espíritu Santo dentro del alma.

El ministro ofrece exteriormente el pan y se escuchan Las Palabras del Señor: "Tomad, comed esto es Mi Cuerpo"; y "bebed de ella todos; porque esto es Mi Sangre.." Por lo tanto, los fieles reciben lo que les es dado por los ministros del Señor y comen el pan del Señor y beben la copa del Señor.

Al mismo tiempo, por la Obra de Cristo a través del Espíritu Santo, reciben también en su interior la Carne y la Sangre del Señor y son así alimentados para vida eterna. Porque la Carne y Sangre de Cristo es verdadero alimento y verdadera bebida para vida eterna. Y Cristo mismo, puesto que fue entregado por nosotros y es nuestro salvador, es lo principal en la Cena y no permitimos que nadie lo sustituya.

Pero para que se entienda mejor y más claramente cómo es que la Carne y la Sangre de Cristo son comida y bebida de los fieles y son recibidos por los fieles para Vida Eterna, agregamos estas pocas cosas. (ref. 1)

Hay más de una clase de comida. Hay comida corporal en que el alimento se toma por la boca, se mastica con los dientes y es llevada la estomago. En tiempos pasados los capernaítas pensaron que la carne del Señor debía comerse de esta manera, pero son refutados por Juan, capitulo 6:63. Porque como la Carne de Cristo no puede ser comida corporalmente sin infamia y salvajismo, por lo tanto no es comida para el estomago. Todos estamos obligados a reconocer esto sin discusión.

Por tanto, desaprobamos el canon en los decretos del papa, "Ego Berengarius, De Consecrat., Dist. 2." (Yo Berengar... Capítulo sobre las consagraciones) Porque ni la antigüedad piadosa (ref.1), ni nosotros ahora creemos que el Cuerpo de Cristo ha ser comido corporal y esencialmente con la boca corporal.

(Continuará)


En Cristo
Rogelio

Ref.

(1) Revísese en oración, todo el contexto del capitulo 6 del Evangelio de Juan. En particular cuando El Señor enseña en Juan 6: 63: "El Espíritu es el que da la vida; la carne para nada aprovecha; LAS PALABRAS que yo os he hablado SON ESPÍRITU Y SON VIDA"
 
COMER ESPIRITUALMENTE AL SEÑOR

Hay también un comer espiritual del Cuerpo de Cristo. No es que pensemos que por eso la carne misma sea cambiada en espíritu, pero por medio de la cual el Cuerpo y la Sangre del Señor, permaneciendo mientras tanto, en su propia esencia y propiedad, son comunicados espiritualmente a nosotros, ciertamente no de un modo corporal sino espiritual, por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es quien nos aplica y concede estas cosas preparadas para nosotros por el sacrificio de la Carne y la Sangre de Señor por nosotros, es decir, la remisión de los pecados, la Salvación y la Vida Eterna. De esta manera, Cristo vive en nosotros y nosotros en Él, y hace que lo recibamos por verdadera fe con este fin, y que pueda llegar a ser tal Comida y Bebida Espiritual para nosotros, esto es, nuestra vida.


CRISTO, COMO NUESTRO ALIMENTO NOS SOSTIENE EN LA VIDA

Pues así como la comida y la bebida corporal no solo refresca y fortalece nuestros cuerpos, sino que también los conserva vivos, así La Carne de Cristo entregada por nosotros, y Su Sangre derramada por nosotros, no sólo refresca y fortalece nuestras almas, sino que también las conserva vivas. Y no porque hayan sido comidas y bebidas corporalmente, sino en la medida que se nos comunican espiritualmente por el Espíritu de Dios.

Como dijera el Señor: ”El pan que yo daré es mí carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Jn. 6:51), y ”El Espíritu es el que da la vida, la carne (es decir lo que se come corporalmente), “para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son Vida” (Jn. 6.63)

(Continuará)


En Cristo
Rogelio


Ref.

(1) Revísese en oración, todo el contexto del capitulo 6 del Evangelio de Juan. En particular cuando El Señor enseña en Juan 6: 63: “El Espíritu es el que da la vida; la carne para nada aprovecha; LAS PALABRAS que yo os he hablado SON ESPÍRITU Y SON VIDA”
 
Gran bendición lo que has pasado.

Acabo de leer la biografia de Guillermo Farel y creo hay mucho que aprender de las experiencias de esos siervos.

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(Continuación)

(Continuación)

Habiéndome tardado algún tiempo, esta es la continuación de:

"La Segunda Confesión Helvética/Doctrina Santa Cena/Enrique Bullinger" (ref. 1)



CRISTO RECIBIDO POR LA FE. Y así como al comer recibimos alimento en nuestros cuerpos para que pueda beneficiar nuestros cuerpos y probar en nosotros su efectividad (puesto que de nada nos aprovecha cuando se mantiene fuera de nosotros), de la misma manera se necesita que recibamos a Cristo para que pueda ser nuestro por la fe, y pueda vivir en nosotros y nosotros en él. Por lo cual dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mi viene nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”(Jn.6:35)

Y también, “el que me come, él también vivirá por mí…en mí permanece, y yo en él” (vs. 56 y 57)



ALIMENTO ESPIRITUAL. De todo esto queda claro que por alimento espiritual no queremos decir alguna comida imaginaria de la que no sabemos nada, sino el cuerpo mismo del Señor dado a nosotros que, sin embargo, es recibido por los fieles, no corporalmente, sino espiritualmente por la fe. En esto seguimos la enseñanza del Salvador Mismo, Cristo El Señor, según Juan capitulo 6.

(Continuará)

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En Cristo
Rogelio




Referencia.

(1) Revísese en oración, todo el contexto del capitulo 6 del Evangelio de Juan. En particular cuando El Señor enseña en Juan 6: 63: “El Espíritu es el que da la vida; la carne para nada aprovecha; LAS PALABRAS que yo os he hablado SON ESPÍRITU Y SON VIDA”
 
Continuación

Continuación

COMER ES NECESARIO PARA LA SALVACIÓN.

Este comer de la Carne y beber de la Sangre del Señor es tan necesaria para la salvación, que sin ella no hay persona que pueda ser salva. Pero esta comida y bebida espiritual también ocurre aparte de la Cena del Señor, y con tanta frecuencia y dondequiera que una persona que crea en Cristo. A lo cual tal vez se aplica la sentencia de san Agustín; “¿Por qué provees para tus dientes y tu estómago? Cree, y habrás comido”


(Continuará)
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En Cristo
Rogelio





Nota.

Revísese en oración, todo el contexto del capitulo 6 del Evangelio de Juan. En particular cuando El Señor enseña en Juan 6: 63: “El Espíritu es el que da la vida; la carne para nada aprovecha; LAS PALABRAS que yo os he hablado SON ESPÍRITU Y SON VIDA”