La santa inquisición en el Perú

ricardo perales

Lo importante es la salvación de las almas.
23 Abril 2020
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La Inquisición, por lo menos en el Virreinato del Perú, no fue una aplanadora ni funcionó como la policía en países totalitarios. Operó –según anota el historiador y especialista en el Santo Oficio Pedro Guibovich– gracias a la buena voluntad de católicos que colaboraban con ella. La delación era su motor.

"Esa imagen de que era una institución totalizadora proviene de la ignorancia de su historia. Así como muchas otras instituciones del antiguo régimen, la Inquisición era reactiva antes que proactiva. Para condenar tampoco bastaba un testimonio, sino que había una investigación real", agrega Guibovich.

ernando Ayllón, jefe del Museo del Congreso y de la Inquisición, comenta que las artes y ficciones han contribuido a este desconocimiento. Herederos de la leyenda negra –esa visión exagerada y casi mítica del Santo Oficio–, el cine, la literatura y el teatro han mantenido vigente dicha concepción.

Ejemplos sobran. El juicio a Juana de Arco en "La Alondra" de Jean Anouilh; la hoguera que se presenta al inicio de "1492: la conquista del paraíso"; la persecución en "El nombre de la rosa" de Umberto Eco (y su versión fílmica); o el poema "El gran inquisidor" que se ubica en el quinto capítulo de "Los hermanos Karamazov" de Fiódor Dostoievski. El miedo, el hostigamiento y las contradicciones pintan el retrato de la Inquisición.

Pero para Ayllón, quienes tienen más responsabilidad son los separatistas. Él afirma: "El descrédito también fue un tema político. Cuando se produjo la Independencia, parte del discurso emancipador fue denigrar a todo lo anterior, incluido eso".

ABSOLUCIÓN O CASTIGO
Hay una cifra que dejó la Inquisición del Virreinato del Perú que llama la atención. Desde su establecimiento en 1569 (recién inició funciones un año después) hasta su abolición en 1821 (y en su búsqueda por controlar las herejías y mantener la moralidad católica), condenó a muerte a 32 personas, de un total de 1.474 procesados. ¿Deberíamos entender que el Santo Oficio en el virreinato peruano fue menos severo que en Europa?

Ayllón es contundente: "La inquisición era popular y querida, y la de aquí era más suave que la que se vio en España. Vale decir que la condena de la tortura es una idea actual, pero en los siglos XV, XVI y XVII todos los tribunales la aplicaban, incluso podrías retroceder a las culturas prehispánicas en las que también sucedía lo mismo. Es aberrante, pero es uno de los elementos comunes en la historia de la humanidad".

Guibovich, por su lado, considera que la violencia y severidad de la Inquisición residió en sus formas y en sus consecuencias. A los detenidos, por ejemplo, no se les explicaba por qué se les encarcelaba. Una vez aplicada la sentencia, se colgaba un cartel en lo que fue la calle Judíos (al costado de la Catedral) con el nombre del condenado y lo que había hecho. "A esto se le conoce como la infamia de la memoria. Había que mantener viva su infamia, algo que era un demérito para sus familiares. También tenía un impacto económico porque a los detenidos se les secuestraban los bienes que servían para su propio sustento", anota.

Sobre el impacto del Santo Oficio en estas tierras, Ayllón afirma que fue mínimo. La razón: el 25 de enero de hace 450 años, cuando el rey Felipe II extendió la Inquisición a las Indias, exceptuó a los indígenas, quienes representaban el grueso de la población.

Guibovich no se anima a dar respuesta. "La misma pregunta se la hizo el hispanista francés Bartolomé Bennassar. La cuantificación de casos puede ser interesante para interpretar los ritmos del accionar de la Inquisición, pero conocer su impacto es muy difícil, sobre todo siendo hombres del siglo XXI. En todo caso, se sabe que se concentró en las cabezas del obispado en Trujillo, Arequipa, Cusco, Huamanga y, sobre todo, Lima. Cuando uno revisa los expedientes, la documentación de la capital es mucha más que en el resto de lugares", sostiene.
 
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Reacciones: Daniel Flores y Valen
Por lo general alguien debe ser muy tonto en leer los mandamientos de amar su prójimo y al señor, y en vez de esto matarlo. O malvado.
 
Y que hay de las guerras fraticidas entre países cristianos a través de todas las épocas, no iba contra el mandamiento de amar a tu projimo y al Señor? o todos somos malvados?
 
Por lo general alguien debe ser muy tonto en leer los mandamientos de amar su prójimo y al señor, y en vez de esto matarlo. O malvado.

levitico 20: 13
Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.
 
levitico 20: 13
Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.
Si, esto dice la ley, pero ya dos mil años no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia, donde debes amar sus enemigos...