la religion de Jesus

5 Enero 2001
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Hola:

veo que muchos de los temas mas candentes de este foro guardan relacion con la division religiosa imperante en la cristiandad. He visto algunos aportes bastante interesante, desde el punto de vista de aportar al consenso mas que a la desunion. No es mi animo atacar a ningun brupo en particular, vuestras creencias personales me tienen sin mucha preocupacion. Mas me interesa aprender en mi diario vivir muchas de las ideas que algunos de ustedes escriben en este foro, obviamente aquellas histericas ideas de herejia e idolatria no las tomare en cuenta. Suficiente tengo con mi propia conciencia y el espiritu que vive en mi.

Algún día, una reforma en la iglesia cristiana podría causar un impacto lo
suficientemente profundo como para regresar a las enseñanzas religiosas puras de
Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Podemos predicar una religión acerca de
Jesús, pero la religión de Jesús, forzosamente, tenemos que vivirla. En el entusiasmo de Pentecostés, Pedro inauguró involuntariamente una nueva religión, la religión del Cristo resucitado y glorificado. El apóstol Pablo transformó más tarde este nuevo evangelio en el cristianismo, una religión que incluye sus propias opiniones teológicas y describe su propia experiencia personal con el Jesús del camino de Damasco. El evangelio del reino está fundado en la experiencia religiosa personal de Jesús de Galilea; el cristianismo está fundado casi exclusivamente en la experiencia religiosa personal del apóstol Pablo. Casi todo el Nuevo Testamento está dedicado, no a describir la vida religiosa significativa e inspiradora de Jesús, sino a examinar la experiencia religiosa de Pablo y a describir sus convicciones religiosas personales. Las únicas excepciones notables a esta afirmación son el Libro de los Hebreos y la Epístola de Santiago, además de algunos fragmentos de Mateo, Marcos y Lucas. El mismo Pedro sólo volvió una vez, en sus escritos, a la vida religiosa personal de su Maestro. El Nuevo Testamento es un magnífico
documento cristiano, pero sólo refleja pobremente la religión de Jesús.
La vida de Jesús en la carne describe un crecimiento religioso trascendente que
empezó por las antiguas ideas del temor primitivo y de la veneración humana, y pasó por los años de comunión espiritual personal, hasta que llegó finalmente al estado avanzado y elevado de la conciencia de su unidad con el Padre. Y así, en una sola corta vida, Jesús atravesó esa experiencia de evolución espiritual religiosa que nosotros empezamos en la tierra y que creo sólo puede terminan al final de una larga carrera de educación espiritual . Jesús progresó desde una conciencia puramente humana en la que
tenía la certidumbre, por la fe, de una experiencia religiosa personal, hasta las
sublimes alturas espirituales de la comprensión definitiva de su naturaleza divina, y hasta la conciencia de su estrecha asociación con el Padre Universal. Progresó desde el humilde estado de dependencia
humana que le impulsó a decir espontáneamente a aquel que le había llamado Maestro Bueno: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno salvo Dios”, hasta esa conciencia sublime de una divinidad consumada que le condujo a exclamar: “¿Quién de vosotros me declara culpable de pecado?” Esta ascensión progresiva de lo humano a lo divino fue un logro exclusivamente mortal. Cuando hubo alcanzado así la divinidad,
continuó siendo el mismo Jesús humano, el Hijo del Hombre así como el Hijo de Dios.
Marcos, Mateo y Lucas retienen algunos aspectos del Jesús humano
empeñado en el magnífico esfuerzo por averiguar la voluntad divina y por hacer
dicha voluntad. Juan presenta la imagen de un Jesús triunfante que caminaba por
la tierra plenamente consciente de su divinidad. El gran error que hemos cometido
aquellos que hemos estudiado la vida del Maestro es que o la hemos concebido
como enteramente humano, mientras que otros lo han considerado
exclusivamente divino. A lo largo de toda su experiencia, el Maestro fue
realmente ambas cosas, humano y divino, como lo sigue siendo ahora.
Pero el error más grande se cometió cuando, aunque se reconocía que el Jesús
humano tenía una religión, el Jesús divino (Cristo) se convirtió casi de la noche a
la mañana en una religión. El cristianismo de Pablo aseguró la adoración del
Cristo divino, pero casi perdió de vista por completo al Jesús humano de Galilea,
luchador y valiente, que gracias a la intrepidez de su fe religiosa personal y al
heroísmo de su espiritu interior, ascendió desde los humildes niveles de la
humanidad hasta volverse uno con la divinidad, convirtiéndose así en el nuevo
camino viviente por el que todos los mortales pueden elevarse de esta manera
desde la humanidad hasta la divinidad. En todos los grados de espiritualidad y en
todas las épocas, los mortales pueden encontrar en la vida personal de Jesús
aquello que les fortalecerá e inspirará a medida que progresan desde los niveles
espirituales más bajos hasta los valores divinos más elevados, desde el principio
hasta el fin de toda la experiencia religiosa personal.
En la época en que se escribió el Nuevo Testamento, los autores no sólo creían
profundamente en la divinidad del Cristo resucitado, sino que también creían de
manera ferviente y sincera en su inmediato regreso a la tierra para consumar el
reino celestial. Esta sólida fe en el regreso inmediato del Señor tuvo mucha
relación con la tendencia a omitir en los escritos aquellas referencias que
describían las experiencias y los atributos puramente humanos del Maestro. Todo
el movimiento cristiano tendió a alejarse de la imagen humana de Jesús de
Nazaret hacia la exaltación del Cristo resucitado, el Señor Jesucristo glorificado
que pronto iba a volver.
Jesús fundó la religión de la experiencia personal haciendo la voluntad de Dios y
sirviendo a la fraternidad humana; Pablo fundó una religión en la que el Jesús
glorificado se volvió el objeto de adoración, y la fraternidad estaba compuesta por los
compañeros creyentes en el Cristo divino. En la donación de Jesús, estos dos conceptos
existían en potencia en su vida humano-divina, y es en verdad una lástima que sus
seguidores no lograran crear una religión unificada que hubiera reconocido adecuadamente tanto la naturaleza humana como la naturaleza divina del
Maestro, tal como estaban inseparablemente unidas en su vida terrenal y tan
gloriosamente expuestas en el evangelio original del reino.
Algunas declaraciones enérgicas de Jesús no nos impresionarían ni nos
perturbarían si tan sólo quisieramos recordar que fue el hombre religioso más
entusiasta y apasionado del mundo. Fue un mortal totalmente consagrado,
dedicado sin reserva a hacer la voluntad de su Padre. Muchas de sus aserciones
aparentemente duras eran más bien una confesión personal de fe y una promesa
de devoción, que unos mandatos para sus seguidores. Esta misma determinación
y esta devoción desinteresada fueron las que le permitieron efectuar, en una corta
vida, un progreso tan extraordinario en la conquista de su mente humana.
Muchas de sus declaraciones deberían ser consideradas como una confesión de lo
que se exigía a sí mismo, en lugar de una exigencia para todos sus seguidores. En
su devoción a la causa del reino, Jesús quemó todos los puentes detrás de él;
sacrificó todo lo que fuera un obstáculo para hacer la voluntad de su Padre.
Jesús bendecía a los pobres porque generalmente eran sinceros y piadosos;
condenaba a los ricos porque habitualmente eran libertinos e irreligiosos. Pero
hubiera condenado igualmente a los indigentes irreligiosos y alabado a los
hombres de dinero consagrados y honorables.
Jesús inducía a los hombres a sentirse en el mundo como en su hogar; los
liberaba de la esclavitud de los tabúes y les enseñaba que el mundo no es
fundamentalmente malo. No anhelaba huir de su vida terrenal; dominó una
técnica para hacer aceptablemente la voluntad del Padre mientras vivía en la
carne. Alcanzó una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista. Jesús
no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro
consideraba a los hombres como hijos de Dios y preveía un futuro magnífico y
eterno para aquellos que escogieran sobrevivir. No era un escéptico moral; miraba
al hombre de manera positiva, no negativa. Veía que la mayoría de los hombres
eran más bien débiles que malvados, más bien aturdidos que depravados. Pero
cualquiera que fuera su condición, todos eran hijos de Dios y sus hermanos.
Enseñó a los hombres a que se atribuyeran un alto valor en el tiempo y en la
eternidad. Como Jesús tenía esta alta estima por los hombres, estaba dispuesto a
dedicarse al servicio incansable de la humanidad. Este valor infinito que atribuía
a lo finito es lo que hacía que la regla de oro fuera un factor vital en su religión.
¿Qué mortal puede dejar de sentirse elevado por la fe extraordinaria que Jesús
tiene en él?
Jesús no ofreció ninguna regla para el progreso social; su misión era religiosa,
y la religión es una experiencia exclusivamente individual. La meta última del
logro más avanzado de la sociedad nunca puede esperar trascender la fraternidad
de los hombres enseñada por Jesús, basada en el reconocimiento de la paternidad
de Dios. El ideal de todo logro social sólo se puede realizar con la llegada de este
reino divino.

Saludos cordiales,

Anibal-LU
 
amigo Anibal:

Me agradó tu escrito.

Comparto contigo la idea de que la Humanidad de Cristo es la única "vía" para elevarnos al Padre.

Este "camino" es imitarlo en sus opciones, talante, radicalidad y entrega a las dos "Pasiones" fundamentales que animaban el corazón de Jesús de Nazaret, como se desprende de una lectura desprejuiciada del los evangelios:

La Pasión por el "Abbá"
y
la Pasión por el "Reino"
("Malkutajh YaHWeH" en el arameo de Jesús).


El cristianismo mayormente ha optado por adorar a un "Dios" sin "Reino",
y otros buscan construír un "reino" sin "Padre".

Pienso que cuando unamos estas
"dos corrientes profundas del Corazón de Jesús",
y bebamos de ellas, el cristianismo podrá renovarse y volver a ser lo que Jesús quiso que sea.

Saludos.




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Juan Manuel

"El que no ama,
no conoce a Dios,
porque Dios es amor"

1º Juan 4,8
 
Querido Anibal:

Pocas veces leo en este foro y en otros en los que participo un mensaje tan profundo como el tuyo, dicho, además, con tus propias palabras.

Yo también ando por los derroteros de los que hablas.

Un abrazo.

[]Cedesin>
 
Hola Anibal-LU, muy profundo e interesante tu mensaje, me alegra mucho que comparta con "todos" las cosas que por el amor de Dios llegan a tus manos y son el agua viva de nuestro espiritu sediento de verdad y de rectitud.

Sé que en tus manos se encuentra un bello libro que habla de la "Religión de Jesús", y descarta la idea de la "Religión sobre Jesús", tu lo denominas LU como muchos lo hacemos en nuestras intervenciones de los foros.

Gracias por dar a conocer su contenido lleno de amor y esperanza para la humanidad, gracias por conpartirlo en este foro para muchos de nosotros, deseosos de conocer el verdadero mensaje de Jesús.

Cordialmente,

Ofecus.
 
Estimados:

me alegra que podamos estar en la misma linea de pensamiento, que no necesariamente significa uniformidad.

Nuestro Padre Dios ha enviado a la tierra a tanto con el mismo simple y transformador mensaje, que cuando lo vemos con los ojos del espiritu, inmediatamente reconocemos su contenido de verdad (espiritual obviamente).

Aun ahora trabaja a traves de el Espiritu que Jesus nos dejo al retirarse de este mundo, e incluso mas a traves de sus angeles y de nosotros mismos.

Que EL PADRE nos permita siempre ser balsamo para nuestros hermanos pero antes, que nosotros mismos permitamos que su voluntad se haga siempre en nuestro diario vivir.

Saludos

anibal-LU