La Palabra, el Espíritu y la Sustancia —Un sermón del Dr. Charles S. Price

Miniyo

Discípulo de Cristo
20 Abril 2006
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

En este tema voy a publicar el siguiente sermón por párrafos... para que no se haga muy largo de leer.
La Palabra, el Espíritu y la Sustancia
Publicado en el Golden Grain, volumen 26, n.º 3, junio de 1951
Un sermón del Dr. Charles S. Price
Me pregunto si tienes hambre. Me pregunto si te gustaría un poco de carne. Siento que estoy entrando en una de las experiencias espirituales más gloriosas y hermosas de toda mi vida cristiana. Tal vez hayas notado la tendencia en la redacción de mis sermones y en la palabra hablada desde detrás del púlpito sagrado. ¡He estado enfatizando el evangelio de la revelación progresiva! He estado enfatizando la gloriosa verdad de que ningún cristiano debe limitarse a una vida espiritual dentro de los límites de los muros de las creencias tradicionales y las teologías estandarizadas. Es una de las cosas más peligrosas que le pueden pasar a un hombre o una mujer que sigue a Jesús, porque, de ese modo, limitamos la operación del Espíritu.

Limitamos a Dios y su obrar en la vida humana a límites que nuestros propios pensamientos han erigido. No es que perdamos nuestra salvación al hacerlo, sino que perdemos la bendición, la vida y el poder que esa salvación debería traernos con cada hora que pasa y cada día que pasa. Si Dios exige de nosotros la perfección, es sólo la perfección de ese día. Y esa es una perfección relativa.

Un bebé es perfecto. No tiene cicatrices en las manos ni en los pies y en sus ojitos azules brilla el brillo de la salud. Vemos a ese bulto de humanidad rosada recién nacido y declaramos que es un niño perfecto. Pero su perfección es sólo relativa. No significa que no haya posibilidad de crecimiento ni en entendimiento ni en características físicas. Ese niño tiene que tomar alimento y crecer físicamente hasta convertirse en el hombre perfecto hasta llegar a la plenitud de la estatura de sus padres. Por eso se amonesta a los cristianos a crecer en gracia y en conocimiento. Deben participar del alimento de la Palabra. Se les instruye a asimilar y digerir las cosas que el Señor les imparte hasta que lleguen a la posición de personas que han alcanzado la madurez espiritual.

Cerca de nuestra casa hay un parque infantil. Más de una vez he parado mi coche para ver a los niños jugar. He visto la expresión exuberante de sus rostros y he oído los gritos de alegría que han salido de corazones y gargantas felices en el período de recreo. He contemplado esa efervescencia de la infancia con su manifestación de satisfacción completa y he dicho en mi corazón: "No tienen ninguna preocupación en el mundo; están perfectamente contentos y supremamente felices". Si tan sólo pudiera mirar hacia el corredor de los años, vería a ese pequeño niño pecoso, ya adulto, en un taller mecánico, enfrentado con las responsabilidades de la vida. Tal vez ese muchacho alto y delgado estaría sentado detrás del escritorio como ejecutivo. Tal vez ese otro jovencito sería el atareado propietario de una tienda; y aún otro predicaría la Palabra eterna desde detrás de algún escritorio sagrado. Lo que deseo señalar es lo siguiente: el hecho de que fueran sumamente felices no les impidió asumir las responsabilidades de la vida y crecer hasta la madurez de la masculinidad y la feminidad.


Lo mismo ocurre en nuestra vida cristiana. Nos sentimos tan felices y tan contentos con las condiciones en que nos encontramos que creemos haber llegado al final del camino de la gracia salvadora de Dios y nos acomodamos a una vida de feliz satisfacción dentro de los límites de las teologías prescritas y las tradiciones de la Iglesia.

Continuará...

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

¡Despierta, Despierta!

¡Debemos despertar de esta peligrosa anestesia de la autocomplacencia! Una y otra vez, la Biblia nos amonesta a darnos cuenta de que el tiempo de dormir ya pasó y que el momento de estar alerta, despiertos y vigilantes está cerca. ¡No olviden la parábola de las vírgenes! Dejen que su eterna verdad resuene en su mente, como el sonido del martillo en el yunque, que todas dormían y dormían. ¡Tanto las prudentes como las necias! ¡Todas dormían! Ese es el peligro de este día, la tragedia de esta hora. Nos hemos ido a dormir en una complacencia presuntuosa y en la autocomplacencia por nuestros logros espirituales pasados. Dios nos ha bendecido. ¿Qué más nos queda?

¡Somos como los niños en el patio de la escuela, felices y contentos con las condiciones como son, en lugar de madurar en la plenitud de nuestra relación con nuestro Padre Celestial y disfrutar, como deberíamos, de la comunión y la hermandad del Señor Jesucristo!

Dios siempre ha obrado siguiendo los caminos de una progresión ascendente y desplegada. Permítanme brevemente que les dirija la atención a la Palabra. Allí estaba, impresa indeleblemente en los pergaminos de los días de antaño. ¡Era la voluntad revelada de Dios! A veces era trazada en tablas de piedra por el Dedo divino. A veces tronaba desde los cielos. A veces se escuchaba a través de diversas manifestaciones de la naturaleza, pues con la voz del viento, el océano y el trueno, así como con la voz apacible y delicada, hablaba el Señor mismo.

¿Puede alguno de nosotros decir hoy que fue el plan perfecto de Dios? ¿Le impartió a una raza perdida un método o sistema por el cual pudiera finalmente lograr su salvación? ¿Esbozó ciertos procesos de conducta que debían ser las normas legalizadas por las cuales gobernar la vida humana y abrir, finalmente, las puertas de una eternidad que pasar en Su adorable Presencia?

Los patriarcas y sabios de la antigüedad, que entraron en contacto con Dios mediante los gloriosos métodos de su manifestación y revelación, debieron sentirse tan emocionados que no puedo describirlo con palabras. Pero insisto en que no es lo mejor de Dios. No era el plan perfecto. El hecho mismo de que se produjera el milagro de la Encarnación lo demuestra. El antiguo legalismo era tan sólo un peldaño en la escalera por la que la humanidad debía subir para acercarse al corazón de Dios y a una comprensión de la Persona y los Propósitos Divinos.

Continuará...

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

La Escalera De Los Sueños De Jacob

Supongo que los pocos habitantes de la Tierra a quienes se les reveló la Encarnación en días pasados debieron decirse: “¡Éste es el máximo logro del gran plan de Dios, el cumplimiento del propósito eterno, concebido en la mente de un Dios misericordioso!” Pero hoy sabemos que, por glorioso y estupendo que fuera el milagro de la Encarnación, no fue el último peldaño de la escalera por la que Dios iba a conducir a la humanidad. La luz de otro día descubriría que el extremo de la escalera que se apoyaba contra la puerta que conducía a las calles de la Ciudad Eterna no fue hecho por manos humanas. Era la escalera del sueño de Jacob, que no era más que un tipo de escalera espiritual que ningún poder en la Tierra o en el infierno podría jamás destruir. Así fue en la técnica misma del programa de Dios: ¡la Palabra que existía en el principio se hizo carne! Esa Palabra no fue abrogada. Se fusionó con una revelación en desarrollo del propósito que estaba en el corazón de nuestro Padre Celestial desde el mismo principio. ¡El Verbo que estaba con Dios habitó realmente entre los hombres! ¡El Verbo que era Dios se manifestó, lleno de gracia y de verdad! ¡Contemplamos su gloria, la gloria del Unigénito del Padre! Siempre que mencionamos la doctrina de la Encarnación, nuestros corazones se llenan de gratitud hacia Cristo, como debe ser.

Debemos recordar que no podría haber habido encarnación sin renuncia. En el segundo capítulo de Filipenses, del quinto al octavo versículo, leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Él descendió a nuestro nivel para elevarnos. La razón por la que descendió a nuestro nivel fue para que pudiéramos ser elevados al Suyo, y para que pudiera estar en nosotros esta mente que también estuvo en Cristo Jesús. No fue para establecer Su propia Filiación Divina que Él hizo esto. Pero fue para hacer posible nuestra filiación divina que Su renuncia fue seguida por la Encarnación y que, habiendo descendido por la escalera, Él no regresaría con las manos vacías. Más bien, Él tomaría a la humanidad redimida con Él y la presentaría como un Don Eterno ante el Trono de Su Padre Celestial. En el Primer Capítulo de la Epístola a los Hebreos, el apóstol establece siete pruebas de Su Filiación divina, e inmediatamente sigue en el capítulo siguiente con los siete puntos de Su identificación con el hombre. Él descendió al nivel del hombre; Él tomó la naturaleza del hombre; Él soportó las tentaciones del hombre; murió en el lugar del hombre; conquistó al enemigo del hombre; logró la victoria del hombre; y aseguró la salvación del hombre.

Continuará...

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Sin Lugar Para Detenerse

Pero ¿nos hemos detenido allí? ¿Por qué no hemos seguido la guía del Espíritu Santo, cuyo ministerio es revelar lo sobrenatural, revelar cosas que el entendimiento humano jamás podría comprender y que los ojos humanos por sí solos jamás podrían ver?

Una cosa es aceptar la Encarnación como doctrina, pero otra cosa es apropiarse de ella como fuerza vital en la vida y en el corazón. No olvidemos nunca el hecho eterno de la humanidad de Jesús. Decir que Él no tenía pecado no quita valor a la realidad de su identidad con la raza humana. Más bien, lo establece como el Hombre Perfecto, un ejemplo vivo de lo que es posible en la vida humana mediante la obediencia completa a la Voluntad del Padre y una entrega total a Sus Propósitos Eternos.

Necesitamos enfatizar nuevamente que están disponibles para cada Hijo de la Redención los mismos recursos divinos que capacitaron al Hombre, Cristo Jesús, para vivir Su vida y cumplir Su misión sobre la tierra. Los poderes por los cuales Él venció la tentación son aquellos que tan libremente se nos ofrecen a todos y que no fueron solo la herencia peculiar y exclusiva de Jesús. Más de una vez Él afirmó que las cosas que Él hizo, no fueron hechas por Su propio poder sino por el Padre que moraba dentro de Él.

Recordemos que este mismo poder está disponible para todos aquellos que viajen con Jesús por el camino del progreso cristiano. ¿No es evidente que no está lejos el día en que la manifestación plena de esta Presencia Divina, con toda la gloria que la acompaña, se revelará en los ministerios de aquellos que han llegado a la plenitud de la estatura de Cristo? No se trata de un sueño vano. El Evangelio vibra con él. Las epístolas lo declaran. Nunca olvidemos que Hechos 10:38 dice: "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él".

Recordemos que lo que el Padre dio al Hijo, el Hijo a su vez lo ha ofrecido al hombre. Pero en lugar de aceptarlo en la plenitud de su realidad, lo hemos convertido en doctrina. En lugar de recibirlo en obediencia, hemos tenido tanto miedo que su potencia se ha perdido en las dudas, temores y malentendidos que han surgido de nuestra incredulidad o de nuestra crítica.

Continuará...
Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Hacia Afuera Hacia Arriba

¡Hijo de Dios, redimido del Señor! ¿No has deseado en tu corazón derribar las barreras que te han atado dentro de las limitaciones de tu vida circunscrita? ¿No te has dado cuenta de que incluso la venida del Espíritu a la vida de un creyente es sólo el comienzo? ¡Es seguro y seguro que no recibimos todo cuando fuimos bautizados con el Espíritu Santo! ¡Qué tragedia es que hayamos adoptado la frase "Hemos terminado"! ¡Cuánto nos hemos perdido si sólo hemos buscado manifestaciones y nada más; si hemos vivido de éxtasis y buscado el toque calmante de la emoción cuando deberíamos haber buscado al Señor Jesucristo, quien es el Bautizado con el Espíritu Santo, y a través de Él, nos hemos extendido y elevado a los reinos de gloria eterna e infinita que Dios ha estado esperando impartir.

El mismo Espíritu que estaba en el Hombre, Cristo Jesús, es dado a cada hombre en Cristo. La Palabra eterna palpita con la gloriosa verdad de que el Espíritu Santo puede ser para ti y para mí todo lo que Él fue para Jesús. En otras palabras, el Maestro no tiene recursos que no haya puesto a disposición de cada uno de nosotros. Pero, en lugar de buscarlos y poseerlos por la gracia de nuestro Dios Eterno, nos hemos satisfecho complacientemente con la experiencia de la vida de "jardín de infantes". Nos hemos satisfecho también con vivir en la superficie de las cosas que cumplieron su propósito inicial para el día en que fueron dadas.

Ahora bien, no me malinterpretéis. Estas cosas estaban en la voluntad de Dios para ese día y para ese tiempo... Pero el Espíritu nos fue dado para guiarnos a toda la verdad y se nos amonesta: "Por tanto, dejando ya las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez" (Weymouth, Hebreos 6:1). No desaprobaríamos estos "primeros principios", ni restaríamos valor a la bendición que trajeron, ni a la luz y el entendimiento que impartieron en esa hora. El punto es que eran simplemente peldaños en la escalera que nos llevaría hacia adelante y hacia arriba, hacia una mayor revelación y hacia una comprensión más profunda y más rica del Señor y de sus propósitos en desarrollo.

¿No vislumbramos la intención divina en la economía misma de la Encarnación? ¡Si tan solo nosotros, como nuestro Señor, practicáramos la renuncia a la vida del yo! La divinidad se identificó con nuestra humanidad para que la humanidad pudiera identificarse con la divinidad.

Cuando Jesús se identificó con el hombre, fue para permitir que el hombre se identificara con Jesús. Es una declaración sorprendente, sin duda, pero no hay escapatoria. Se hizo en todo como sus hermanos, solo para que en todo, sus hermanos pudieran llegar a ser como él. Es una identificación dual, tan completa por un lado como por el otro. Lo que Jesucristo fue en Dios, el hombre puede llegar a serlo en Cristo Jesús.

Recordemos que si alguno está en Cristo, es una nueva creación. La vieja naturaleza es desechada y la naturaleza divina toma su lugar. La dificultad ha sido que no hemos logrado aceptar esto de ninguna otra manera que no sea como una teología. Lo hemos creído, pero no lo hemos recibido, no nos lo hemos apropiado. Simplemente lo hemos visto en la Biblia y no hemos hecho nada al respecto. Hemos cantado muchas canciones acerca del nuevo Hogar y del nuevo Nombre, pero hemos hecho poco o nada para revestirnos de la nueva naturaleza. Sin embargo, a menos que recibamos la nueva naturaleza, no disfrutaremos mucho del nuevo Nombre en el nuevo Hogar.

Continuará...
Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

El Camino Más Rico

Hemos visto la continuidad de esta línea divina de progresión: la Palabra de la Ley, el Espíritu y ahora la Sustancia. La Palabra de la Ley era, sin duda, débil. De hecho, en más de una ocasión, Jesús hizo a un lado la Ley y dijo: "Moisés os dijo, pero yo os digo..." algo más. Esa era la dificultad que tenía con los religiosos de la época en la que vivió. Se aferraban a las tradiciones raídas del pasado. Mantenían cosas que habían llegado y se habían ido.

Cuando llegó Juan el Bautista, anunció el amanecer de un Nuevo Día. Estaba anunciando el amanecer de otra mañana. Una nueva Luz iba a aparecer en el mundo. No abrogaría todo lo que había sucedido antes, pero ciertamente lo reemplazaría. Él era una voz que clamaba en el desierto, proclamando la venida de nuestro Señor encarnado, que era la Imagen Expresa del Padre, y estaba lleno de gracia y verdad. Pero ellos tenían miedo de lo nuevo. Ellos no lo quisieron, y por eso rechazaron al Señor. ¡Qué diferente hubiera sido Su recepción si Él hubiera venido simplemente para confirmar las cosas que habían sucedido en el pasado, si Él hubiera rehusado convertirse en un iconoclasta que destrozaba los ídolos de sus tradiciones y sus ortodoxias! Si Él hubiera venido con una espada, ellos podrían haberlo recibido con los brazos abiertos.

Cuando ellos dijeron, “Nosotros somos de nuestro padre Abraham”, Él los miró y dijo, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo”. Ahora bien, Él no estaba llamando a Abraham un diablo, sino que estaba afirmando el hecho de que su creencia vacía en Abraham no trajo, de ninguna manera, transformación o cambio en ellos. Jesús dijo, “Si fueseis hijos de Abraham, haríais las obras de Abraham; pero hacéis las obras de vuestro padre. Vosotros sois de vuestro padre, el diablo, y los deseos de vuestro padre, es vuestra voluntad hacer”. ¿No podéis ver a Jesús en toda la belleza de Su Vida sin pecado? ¿No podéis contemplarlo como el medio humano a través del cual fluyó el poder irresistible de la gracia y la gloria de Dios sin el obstáculo de la duda, o el impedimento del temor y el recelo que estropearían su curso?

Continuará...

Que Dios les bendiga a todos
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Madurez Espiritual

¡Qué gloriosa imagen de la vida de un Hombre lleno de Dios! ¡Qué revelación de las posibilidades eternas de una vida que no conoce nada más que el fluir de la Vida divina! Se nos recuerda que los hombres y mujeres que andan según la carne siguen haciendo las obras de la carne. Las personas que viven en el Espíritu y que son guiadas por el Espíritu manifestarán las obras del Espíritu. Jesús mismo dijo: "Las obras que yo hago, vosotros también las haréis". A Felipe le dijo una vez: "¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras".

Cuando realmente aceptamos la naturaleza de Cristo; cuando crecemos hasta la madurez espiritual, habrá tres cosas manifestadas en la experiencia y en la vida. Primero: La unidad de naturaleza con Jesús se manifestará en la comunión de Su simpatía y Su sufrimiento. Segundo: Habrá cooperación divina en el servicio y en la manifestación del poder de Dios. Tercero: Habrá una correspondencia en el carácter con Él hacia la madurez, hacia la cual creceremos tan seguramente como los niños crecen desde la infancia hasta la edad adulta. Este es el propósito eterno de nuestro Dios. Es el llamado para esta hora, el programa para este día.

Redimidos del Señor, ¡rompamos las ataduras que los han atado! Rompamos las cadenas y grilletes que han encadenado nuestras almas. Extendamos la mano hacia la Eterna Infinitud de nuestro Dios y bebamos de la Corriente vivificante que fluye desde el trono de Dios.

Como el alimento natural es esencial para el cuerpo natural, el hombre no puede vivir sólo de pan. Su naturaleza espiritual anhela la compañía de lo Divino. Nada más que la naturaleza que el Padre le dio al Hombre, Cristo Jesús, satisfará la necesidad de la entidad espiritual que es usted; nada más en todo el mundo puede satisfacerla. Por lo tanto, ¿no deberíamos luchar por la separación clara que nace de la obediencia implícita, y abrir nuestras vidas al Flujo Eterno de los Ríos de Su gracia y Su gloria?


Al principio de este sermón vimos que la Encarnación fue precedida por Su renuncia a la gloria que tenía con el Padre. ¡Él dejó de lado Su gloria! El milagro de la Encarnación fue obra de Dios, así como el ministerio de la renuncia fue obra del Hijo.

Continuará...
Que Dios les bendiga a todos
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Disponible Para Cristo

Para terminar, quisiera recordarles algo muy importante. No pueden alcanzar esta Vida de la que he hablado. No pueden extenderse y tomarla en sí mismos, pero pueden ponerse a disposición de Cristo, ¡porque Él es la Vida! Hay cosas que pueden hacer y tienen el privilegio de hacer. Pueden decidir en Él caminar por los senderos de una obediencia perfecta y completa; pueden abrir las puertas de su mente a la Palabra del Señor; pueden caminar en obediencia al llamado Divino y darle a su Padre Celestial la oportunidad de hablar a su oído atento.

Cuando entreguen completamente a Dios el derecho de sí mismos y esperen tranquilamente en la santidad de Su divina Presencia, no pasará mucho tiempo antes de que sientan el movimiento de las aguas y el surgimiento del Espíritu de Dios a través de su corazón y su vida. Cuando asimilen este alimento divino y se vuelvan partícipes de la naturaleza divina, perderán el apetito por las cosas que son de este mundo. Serán puros, tal como Él es puro. Seréis santos, porque Él es santo; y moraréis en el amor, porque Dios mismo es amor. Os rodeará una coraza impenetrable que nunca penetrarán los dardos del diablo, las rocas de la crítica y las crueldades del odio. Seréis dóciles a vuestro entorno, pero nunca seréis esclavos del medio ambiente ni de las circunstancias. Entonces sabréis con certeza que vuestra ciudadanía está en el Cielo. ¡Éste es nuestro privilegio!

¡Ésta es nuestra oportunidad y éste es nuestro deber! ¿Acaso podemos hacer algo menos que aceptar y apropiarnos de lo que Él ha hecho por nosotros? ¿Nos atreveremos a provocar una punzada de desilusión y vergüenza en el Cristo de la Cruz, que dejó de lado Su gloria para hacerse como nosotros a fin de que pudiéramos ser como Él? ¡No me digáis que estas cosas son difíciles de comprender! ¡No me digáis que son demasiado buenas para ser verdad! Son maravillosamente y eternamente reales; y, con asombro sin límites, contemplamos los poderes y las glorias, así como las dádivas, que nos aguardan en el mañana de Dios.



Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

Para los que entiendan inglés y quieran leerlo en su lenguaje original.
Y los que quieran tener todo el sermón traducido al español... les adjunto un archivo zip con la traducción en un archivo docx para Word y en un pdf.

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¿Quién era este predicador?
Dr. Charles S. Price (1887-1947)

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El Dr. Price era conocido por su predicación sencilla del Evangelio del Reino. Era conocido por sus analogías que arrojan luz sobre la comprensión de la Palabra de Dios con claridad, tal como la revela el Espíritu Santo. Miles de personas han sido transformadas gracias a la fidelidad del Dr. Price.

El Dr. Price creía que la fe es algo vivo que sólo puede venir de Dios. Previno contra cualquier enseñanza que intente manipular la mente para que “crea”. Para él, es con el corazón que el hombre cree para alcanzar la justicia. La fe del corazón abre la puerta de la comunicación entre nosotros y el Señor y se hace posible una fe impartida divinamente.

El Dr. Price también fue un escritor prolífico. Escribió veintiún libros. Usó mucho la radio y a menudo predicaba desde Los Ángeles, California, cuando no estaba de viaje. También enseñó en el Southern California Bible College y a menudo se le pedía que reemplazara a los pastores en el área de Los Ángeles. En 1945 sintió que el Señor lo estaba llamando a pasar tiempo en casa. Los dos años siguientes se centró en escribir, predicar localmente y en descansar y orar. Murió el 8 de marzo de 1947.

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