La "movida" herodiana

La "movida" herodiana

  • Son sinceras y no tienen motivación política alguna

    Votos: 1 9,1%
  • Tienen una clara intención y oportunidad política

    Votos: 10 90,9%

  • Votantes totales
    11
3 Marzo 2003
377
4
La movida herodiana

Cualquier cristiano sabe que Jesús previno de cuidarse de ser contaminados con la levadura de los fariseos, los religiosos formalistas, hipócritas e inmisericordes, pero escasamente la mayoría han prestado atención a cuidarse de la levadura de los herodianos, cuya advertencia iba junto a la otra (Mr. 8:15). Los herodianos eran los políticos de los tiempos de Jesús, y tan peligrosos para los discípulos como los fariseos.

Estamos viviendo en unos tiempos en que los herodianos se cuelan dentro de nuestros hogares a través de los medios de comunicación, y también dentro de las mismas iglesias cristianas y sus estructuras, trabajando en ocasiones más a favor de su Herodes particular que del reino de Dios.

La levadura de los herodianos es muy atractiva. Es una levadura capaz de hacer sentirse experto en maniobras de petroleros en apuros a personas que nunca en su vida han subido a un barco. O capacitados para descalificar misiones de rescate difíciles para técnicos profesionales a personas que ni siquiera saben cambiar el aceite de su propio automóvil. Y entendedores de entresijos, intereses y estrategias de los Herodes internacionales a personas que ni siquiera son capaces de entender a los que viven en su misma casa. Y esto porque los herodianos utilizan siempre un lenguaje convincente y sutil para ocultar sus auténticos intereses y aparecer como guiados altruistamente por los más elevados motivos.

A los herodianos introducidos dentro de las iglesias cristianas no es difícil descubrirlos, basta con un análisis cuidadoso y enfrentarles con sus contradicciones ante circunstancias semejantes según los intereses de sus “Herodes” en otros momentos. Pero la dificultad es mayor para distinguir a los de buena fe que han sido leudados por ellos. Estupendos cristianos movidos de verdad por las mejores intenciones son incapaces de darse cuenta que están siendo manejados y apartados de los intereses del reino.

La movida herodiana de los tiempos recientes está siendo morrocotuda. Han aparecido lideres cristianos firmando comunicados animando a los bueyes cristianos para arar junto con burros (Deut. 22:10; 2Cor. 6:14,15) de cualquier especie (antisistema, ateos, abortistas, gays, lesbianas, comunistas, etc.), bajo el mismo yugo ó pancarta. ¿Con propósitos cristianos? No. ¿Para la concordia (Tito 3:1,2)? No, para la confrontación. ¿Para orar por las autoridades (1Tim. 2:1-3)? No, para denostarlas e insultarlas. Y al calor de tales comunicados y propaganda, muchos cristianos no se han dado cuenta que esta guerra no es la suya (Ef. 6:12), que van en una compañía que no es la suya natural, y que ni siquiera tiene relación con sus intereses como cristianos evangélicos. Tal vez podría entenderse un llamamiento para manifestarse ante la embajada de México para solicitar que sean defendidos y protegidos nuestros hermanos de Chiapas que están siendo masacrados en una guerra sucia y cruel… Pero esa razón no es suficiente para movilizarles porque esos muertos y victimas no son útiles a los intereses de los herodianos convocantes y esa paz carece de interés.

La pasión despertada por los herodianos y germinada en algunos es tal que, si me toleráis un poco locura (2Cor. 11:1)… Por favor tolerádmela… Creo que si se repitiera el conflicto bíblico de Moisés con Faraón, muchos líderes cristiano-herodianos harían comunicados y llamamientos, y otros muchos les seguirían para manifestarse junto con amalecitas y todo genero de cananeos contra Moisés y contra Dios por haber empleado las plagas para aflojar la voluntad del Faraón y libertar a los israelitas. Incluso algunos, a coro con sus acompañantes, llegarían a llamarle “criminal” a Dios denunciando su escasa paciencia y la muerte de los primogénitos egipcios.

Un colaborador de este medio (De ICPress, un portal español de información y opinión patrocinado por la FEREDE, y la Alianza Evangélica Española, www.icp-e.com), como el Sr. Andavert (Director General de la Sociedad Bíblica de España) en un arrebatado artículo llega al extremo de acusar al Sr. Bush de tener un Dios y una Biblia diferentes a los suyos. (“vistas las cosas me da la impresión de que el dios del señor Bush no es mi Dios y de que su biblia no es mi Biblia”. Artículo titulado: “Su dios no es mi Dios… Sr. Bush”, léase en la hemeroteca del site ICPress). No siendo yo abogado defensor de nadie y menos del Sr. Bush (Ya saben muchos de los lectores mi opinión sobre los cristianos en la política, que puede leerse también en la hemeroteca de ICPress bajo el título: “Nacionalismo Cristiano”, que vale tanto para Bush como para cualquier otro. Y mi convicción de que es imposible servir con fidelidad a los intereses de Herodes y a los de Cristo a la vez), debo decirle al Sr. Andavert que para afirmaciones de esa contundencia sobre hermanos en la fe, aunque estén equivocados, que probablemente lo están, hay que tener más prudencia, porque abre la puerta para que otros le digamos a él, que también pensamos que sus biblias, las “modernas versiones” que promueve desde su cargo de la Sociedad Bíblica, tampoco son las nuestras, e incluso, aunque no se muy bien la razón, pero cada vez que leo su nombre tengo la impresión de que el Cristo resucitado para nuestra justificación (Rom. 4:25) real y físicamente en el que yo creo tampoco es el mismo Cristo de la teología del Sr. Andavert.

Una escritora tan inteligente y sensible como Yolanda Guerrero, escribió en ICPress un alegato por la paz (Titulado: Grito de Paz, también en la hemeroteca) “ahora que los rumores de guerra se escuchan más cerca…” ¿Se escuchan ahora más cerca que hace seis meses? ¿Que hace dos años? ¿Que hace seis años? Querida hermana, desde que el pecado entró en el mundo no han dejado de escucharse los rumores de guerra ni de haber guerras. Jesús dijo que las habría, pero añadió: “no os preocupéis porque ES NECESARIO que todo esto acontezca” (Mt. 24:6. Ahora bien, la respuesta que debemos dar al mundo como cristianos es la misma: Ser pacificadores (Mt. 5:9; 2Cor. 5:20). Llamar a la paz… con Dios, que es la fuente de todas las paces. El llamamiento adecuado para los intereses de Cristo sería aquel que en momentos como los actuales nos movilizase para predicar el evangelio, con más insistencia y valentía, en la calle Génova (Sede del Partido Popular en España), en la calle Ferraz (Sede del Partidor Socialista Obrero Español), en Bagdad, en Washington, etc. para decirle a los herodianos de nuestro siglo: “Arrepentíos y convertíos para que sean perdonados vuestros pecados, a fin de que vengan los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor (Hch. 3:19); porque si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc. 13:1-5).

No me creo nada de este pacifismo converso de nuevo cuño, pancarta, pegatina y artículo progre, porque solo se levantan cuando convienen a determinados intereses, pero a la mayoría y en el fondo la paz les importa tanto como a Judas los pobres (Jn. 12:6). ¿No han existido siempre motivos en cantidades industriales para despertar las conciencias sobre las guerras? Ahí están los millones y millones de hombres, mujeres y niños muertos y dañados por las guerras, represiones y exterminios genocidas, que solo en los últimos diez años han bañado de sangre el mundo y aun siguen derramándola en muchos de estos países: Afganistán, Angola, Argelia, Bosnia, Burundi, Cachemira, Colombia, Congo, Costa de Marfil, Chad, Etiopía, Indonesia, Kurdistan, Liberia, México, Mozambique, Oriente Medio, Ruanda, Sahara, Somalia, Sudan, Sri Lanka ó Zimbawe. Pero por estos nada. La guerra la acaba de inventar el Sr. Bush. ¡¡Vivan los herodianos y sus acólitos!!.

Pablo Blanco
(El autor no es pastor, líder, ni teólogo… ni del PP)
Nota.- Este artículo no fue publicado en el site de ICPress, porque a juicio de los responsables incumple la norma porque entra en críticas fuertes personales o institucionales de personas y entidades que pertenezcan a la FEREDE o a los colaboradores de I+CP.

Si al leer su contenido te parece interesante para ser divulgado, copialo y envíamos a tus amigos cristianos. Si no estás de acuerdo con el contenido pero entiendes que no hay ninguna razón para que sea silenciado, envíalo igualmente.
 
Hola Pablo


Bienvenido a estos foros, hacía tiempo que estuve en contacto contigo por email, ¿me recuerdas?


Una buena reflexión, para momentos de incertidumbre política, pero no para los hijos del Reino, porque nuestro lugar está en los cielos, no en este mundo.


Bienvenido de nuevo, espero otros buenos aportes de tu parte.



Un fraternal saludo en Cristo


Maripaz
 

Bienvenido Pablo, pones el dedo en la llaga de los que utilizan sus cargos en la iglesia para hacer prevalecer sus ideas políticas, es mucha casualidad que pongan en duda el cristianismo de los que no siguen su interpretación política de la Biblia. Cuando dicen que su dios ni su biblia es la de Bush, puede que tengan razón, a lo mejor su dios es el mismo de cualquier herodes izquierdista, estos nuevos herodianos tienen un denominador común: condenan siempre a Israel, van de “progres”, anti USA, son tan buenos que dicen que ante los ataques terroristas hay que poner la otra mejilla, pero tócales las narices y verás como reaccionan.

No sé si es que tienen miedo o están acomplejados y no quieren tener una actitud que enfrente el mundo en el que se desenvuelven. No ser "políticamente correctos" y ser tachados de conservadores, rancios, fundamentalistas, etc... les horroriza y entonces se ponen el disfraz de "progres". Y digo disfraz, porque luego viven como lo que dicen aborrecer, son “progres” de café de sobremesa.

Se me olvidaba, utilizan cualquier excusa para atacar al gobierno aunque caigan en la sinrazón y no dudan en sacrificar la verdad en el altar de su “ideología política” allá ellos. Lo que me molesta es que utilicen su condición de Cristianos Evangélicos para publicar sus panfletos.

Por los últimos comunicados pareciera que la Ferede se está convirtiendo en la Conferencia Episcopal Protestante, metiéndose en política y lanzando comunicados sin contar con el consenso de las iglesias a las que representa. "Al cesar lo que es del cesar, y a Dios lo que es de Dios".

Gracias Pablo por tu excelente escrito.

Bendiciones

Bart
 

http://www.icp-e.org/hemeroteca/e2003/030228mx.htm

¿Cómo actuar con Sadam?

Manuel Xuárez

Hay dos cosas en las que estaremos todos de acuerdo:
1.- Sadam ha decidido dotarse de armas de destrucción masiva, ya las ha usado con su propia población y está dispuesto a seguir usándolas o a entregarlas a grupos terroristas (esto último es lo que le diferencia del dictador norcoreano).
2.- Hay que conseguir su desarme, evitando el mayor número de muertes en el proceso (a ser posible, sin ninguna).


Hay que parar a Sadam. ¿Es deseable hacerlo pacíficamente? Sin duda, sí. ¿Es posible? Ojalá. ¿Es legítimo el uso coercitivo de la fuerza cuando no hay otra alternativa eficaz? La resistencia pacífica es un modelo de acción para mí, pero no puedo imponerlo en las relaciones internacionales: Ro.13 reconoce la función de la fuerza coercitiva (muy fuerte lo dice: “la espada”) en la sociedad laica, como mecanismo de control en un entorno humano caído; no lo afirmo sin dudar, de hecho me gustaría conocer otra interpretación, pero entiendo que es la real: ¿renunciaríamos al uso de la fuerza para detener a Hitler? ¿habría sido eficaz la resistencia pasiva? ¿habría evitado más muertes? Creo que no, y eso no significa que yo, como cristiano, no trabaje para buscar medios pacíficos de resolución del conflicto, pero no es fácil enfrentarse a los tiranos que usan códigos diferentes al nuestro; es temerario ser cándidos con ellos.

“No a la guerra” es algo que todos apoyamos con convicción. Pero ¿cómo conseguirlo? Ojalá pudiésemos ver el futuro y comprobar qué es lo que mejor podría evitar la guerra. A falta de eso, miremos al pasado: en los años 30, el premier británico Chamberlain optó por el “no a la guerra” e hizo ver a Hitler que no usaría las armas contra él; Hitler entendió bien el mensaje y se armó hasta los dientes; G. Bretaña y Francia no quisieron apoyar a la República en la guerra civil española para no enfrentarse a Hitler; cuando por fin en el 39 quisieron pararle, el precio de muertes que hubo que pagar ya fue infinitamente mayor. Paradójicamente, el “no a la guerra” de Chamberlain en el 36 dio lugar a una guerra más desoladora en el 39 ¿y no nos sucederá lo mismo con Sadam?

¿Alguien duda de los propósitos belicistas de Sadam? Hasta ahora, ¿qué han conseguido las gestiones diplomáticas con él? Cuando la ONU se limitó a este tipo de gestiones, ¿cuál fue la respuesta de Sadam? expulsar a los inspectores en el 98 ¿Por qué los dejó volver ahora? ¿por las manifestaciones en contra de la guerra? (las del pasado día 15 las agradeció públicamente como una expresión de apoyo a su régimen) ¿por las iniciativas diplomáticas de Francia o Alemania?. Muchos dicen que tiene que haber métodos pacíficos de desarmarle, pero es irresponsable quedarse en el deseo: deben explicarse estos métodos y demostrarse su eficacia, y lo único concreto que se ha postulado en esta línea es la prolongación y fortalecimiento de la labor de los inspectores. Pero como cristianos no podemos ser ingenuos: la readmisión de los inspectores ¿se consiguió por métodos pacíficos? no, sino por la amenaza militar ¿Qué es lo único que obligó a Sadam a dejar entrar a los inspectores? el propio Chirac acaba de reconocer que fue la presión militar de EEUU y R. Unido; dicho de otra manera: ¿alguien se cree que Sadam habría dejado volver a los inspectores si no se situasen 150.000 soldados americanos y británicos junto a sus fronteras? A mediados del 02, sin amenaza militar encima, Sadam advirtió que los inspectores “jamás volverían a Irak” –¿y hay mejor prueba de que esconde armas de destrucción masiva que pueden pasar meses sin ser localizadas?–. Nos es fácil decir “no a la guerra, sí a los inspectores”, pero no habría inspectores si los denostados yanquis no hubiesen amenazado con la guerra –y una amenaza de este tipo no es eficaz si no demuestras que estás dispuesto a implementarla–.

Tengo una seria inquietud: si no se le demuestra ahora a Sadam que el mundo está dispuesto a usar la fuerza contra él, habrá que acabar usándola más adelante más violentamente, cuando el tirano ya disponga de capacidad para utilizar indiscriminadamente armas de destrucción masiva, y entonces sucederá como con Hitler: para pararle pagaremos con muchas más muertes iraquíes y nuestras.

No puedo dogmatizar en mis propuestas, porque tengo más preguntas que respuestas y no me siento tampoco cómodo con lo que postulo, pero como cristianos no podemos conformarnos con unirnos a los tópicos fáciles, que despiertan el fácil aplauso, pero vuelan de puntillas por encima de la realidad. De esto quedé algo vacunado hace unos años, cuando me uní con entusiasmo al clamor para derrocar al Sha de Persia y oré para que el Señor diera éxito al movimiento de liberación que desde el exilio de París lideraba un entrañable anciano de luengas barbas: se llamaba Jomeini.

Algunos hermanos dirán que mi Dios no es su Dios (frase que varios han repetido contra Bush); yo nunca diré esto contra ningún hermano, porque no tengo por qué dudar de la convencida fe de quien no piensa –o duda– como yo en este tema concreto; me preocuparía más que mi Biblia, que no sólo contiene palabra de Dios sino que toda ella es palabra de Dios, no fuese su Biblia.


Manuel Suárez es es médico y miembro
de la Junta Directiva del Consell Evanxélico Galego.

© Manuel Suárez, I+CP, 2003. I+CP (www.ICP-e.org)
 
Agradezco sus comentarios Bart:
Pero con los años que tengo y con la experiencia de la vida que uno ya acumula sobre las espaldas, ante la complejidad de muchos conflictos que me sobrepasa abundantemente, intento hacer algunas reflexiones, como las siguientes:

Cosas sobre las que puedo tener opinión, pero realmente no estoy completamente seguro:
- Si Saddam tiene armas de destrucción masiva.
- Si es un peligro para la humanidad.
- Si tiene conexiones con el terrorismo internacional.
- Si puede ser desarmado de otra manera.
- Si hay razones para guerras “justas e injustas”.
- Si el problema es el control del petróleo ó el terrorismo.
- Si todo cuando dice Bush es la verdad o no.
- Si Saddam dice la verdad ó no, en todo en parte ó en nada.
- Si el Consejo de Seguridad tiene la autoridad moral para ordenar una guerra.
- Si la tienen los EEUU
- Si esa guerra es evitable ó no.

Cosas de las que estoy completamente seguro:
- Que el mundo está puesto en maldad. (1 Jn. 5:19).
- Que Dios ha amado al mundo de tal manera que ha dado a su hijo Unigénito para que todo aquel que en El crea no se pierda, mas tenga vida eterna. (Jn. 3:16)
- Que el que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no cree no verá la vida, sino que el castigo de Dios caerá sobre él. (Jn. 3:36).
- Que ni la muerte, ni la vida, ni … ninguna criatura me podrá apartar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. (Rom. 8:39)
- Que nuestra guerra no es contra hombres. (Ef. 6:12)
- Que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios. (2Cor. 10:4)
- Que Dios oye nuestras peticiones y las otorga cuando son conformes a su voluntad y propósito (1Jn. 5:14,15).
- Que a aquellos que aman a Dios todas las cosas les ayudan para bien. (Rom. 8:28)
- Que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. (2Cor. 5:1)
- Que aquel a quien he creído es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. (2Tim. 1:12)

Por lo tanto, intento asirme y afirmarme en aquellas de las que estoy absolutamente seguro y dejar en manos de Dios las otras.

Pablo Blanco
 
Me`permito felicitarte, Pablo por tu aporte. Siempre es agradable encontrar a alguien que no permite que le manipulen mediante los medios de comunicacion.
La hipocresía de los gobiernos (digo Gobiernos y las gente manipulada por ellos) ante esta exigencia de no guerra contra Irak es una falacia económica guiada por sus intereses petroleros. Francia con su primer ministro al frente ¿obra igual en Africa? Por sus intereses provoca guerras, asesinatos y demás, pero no se moja sino que hace que otros lo hagan. Lo que clama contra Bush lo hace él.
El gobierno español esta tambien defendiendo los interses de las petroleras españolas que hasta ahora se limitan al papel de intermediarias y no explotan ningún campo petrolífero.

Además también un añadido respecto al terrorismo que no es solo el de Irak sino de otra potencia petrolifera de la zona que la principal financiadora del terrorismo internacional. Para pararle los pies se hace necesario el petróleo irakí.

Hay montones de cosas en medio de esta "movida" y los herodianos saben jugar muy mal sus cartas reales y a cambio juegan muy bien las irreales.

Al menos la encuesta que abriste muestra que no hay tantos que se dejan arrastrar no por la paz sino por una propaganda interesada.

Por último Jesús no habló de pacifismo sino de pacificadores, la cual cosa es harto distinta.
Un abrazo
 
Chapó!!! a los aportes de Pablo y Tobi.
 
Bueno, ahora ya sabemos que Saddam si tiene armas de destrucción masiva.......................
 
A pesar de todo... Sí a la Paz

A pesar de todo... Sí a la Paz

Holas...

Las manifestaciones y declaraciones recientes por la paz, ciertamente en el caso de nuestros líderes internacionales, esconden una clara intención y oportunidad política, pero de igual manera, pienso yo, las manifestaciones y declaraciones recientes por la guerra están teñidas de hipocresía.

No puedo dudar de las buenas intenciones del vulgo al propugnar por la paz, pero como bien dijeron, la gente que ocupa los puestos gubernamentales y/o empresariales tienen la mira en otras cosas.

Lo triste del asunto es que para nuestros líderes mundiales el ser humano ha perdido precisamente su calidad humana, somos objetos usados a conveniencia y manipulados por artimañas mediáticas, para sus propios intereses.

A final de cuentas sigo creyendo que es mejor que no haya guerra y por ende que los muertos no los ponga nadie.
 

http://www.icp-e.org/noti_nac.htm#3239

Tratará cuestiones de inmigración, la catástrofe del Prestige, la globalización y la situación pre-bélica en Irak; con participación de representantes políticos y evangélicos

LA IEE PARTICIPA EN UNA MESA REDONDA EUROPEA EN MADRID SOBRE IGLESIA Y SOCIEDAD CIVIL


Madrid, 7-03-2003

El día 14 de marzo tendrá lugar el encuentro con representantes de la sociedad civil española, de la Comisión Iglesia y Sociedad de la Conferencia de Iglesias Europeas. Los participantes de la mesa son Justo Santos, CCOO; Enrique Santiago, CEAR y Manuel López, periodista; estando pendiente de confirmar la presencia de la eurodiputada socialista Francisca Sauquillo.

El encuentro tendrá lugar en San Lorenzo de El Escorial, el viernes, 14 de marzo. El panel dará comienzo a las 20:30h. Habrá una serie de intervenciones de 15-20 minutos de cada uno de los participantes, y luego se mantendrá un debate con algunas preguntas. Asistirán diversos representantes y líderes evangélicos españoles y europeos.

El propósito de los delegados eclesiales europeos, que permanecerán en un encuentro más prolongado a nivel interno, es interesarse por España y su situación en el contexto de la Unión Europea en torno a los siguientes temas, que se abordarán según la procedencia de los participantes en el panel que se está organizando:

--- 1) ¿Cuál es el tema de mayor envergadura en términos de migración en España? ¿Cómo puede afectarle la legislación europea? ¿Qué esperan de las iglesias a nivel nacional, y a nivel europeo? --- 2) ¿Qué piensa la sociedad española sobre la ampliación de la UE? ¿Dónde podría terminar? ¿Cuáles son los efectos de la ampliación para España, como por ejemplo en agricultura. ¿Qué pueden hacer las iglesias? --- 3) ¿Cuáles son los efectos de la globalización en España? ¿Qué pueden hacer las iglesias? --- 4) ¿Cómo ha reaccionado la gente al desastre del Prestige en las costas española? ¿Consecuencias políticas? ¿Consecuencias medioambientales? ¿Qué pueden hacer las iglesias? --- 5) Cuestión de la guerra en Irak. ¿Qué piensa la sociedad española? ¿Cómo reacciona la gente al posicionamiento Blair-Aznar de una parte, Schroeder-Chirac de otro? ¿Qué piensan como representantes de la sociedad civil española de la Política Exterior Común y de Seguridad de la UE a este respecto? ¿Qué pueden hacer las iglesias?


ICPRESS
 
¿Qué pueden hacer las iglesias?


Ayuda social y humana.



Orar y esperar que se haga la voluntad de Dios. .



Pero NADA DE POLITIQUEOS.


Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. (JUAN 18:36)


Como bien dice Pablo Blanco, hay muchos "herodianos". :(
 

http://www.icp-e.org/voz.htm

Pacifismo

César Vidal

Cuando yo me convertí – hace de esto más de un cuarto de siglo – ser pacifista pasaba por la objeción de conciencia al servicio militar. Para cualquiera que tenga memoria resultara fácil recordar que los objetores de conciencia en este país se contaban apenas por decenas y que en las iglesias evangélicas bastaban los dedos de las dos manos para hacer la cuenta de todos ellos.


Por supuesto, en esa época hicieron el servicio militar - ¡en el ejército de Franco! – todos los progres y pacifistas que estos días veo clamar contra la guerra de Irak y esa circunstancia no excluyo en absoluto a los miembros de las iglesias que ahora han descubierto repentinamente que en su interior mora un pacifista que, eso sí, ha tardado en salir décadas.

Algunos años después, cuando ya existía una democracia y la objeción de conciencia era un derecho reconocido por la constitución, recuerdo haber recorrido infinidad de instancias eclesiales en solicitud de que apoyaran un escrito, redactado en los términos más moderados que se pueda pensar, donde se solicitaba la mejora de una ley que era, francamente, infame. Recuerdo haber contemplado pocas veces en mi vida tantas miradas desviadas hacia otro lado para no encontrarse con la mía, tantos labios retorcidos en rictus de malestar (sí, del tipo ese de “chico, ¿porqué no te dedicas a otra cosa y dejas de tocarnos las narices?”) y tan pocas nueces. Salvo un par de firmas (“a título personal, ¿eh?” me insistieron), nadie estaba por ayudar a los pacifistas. Ésta fue mi experiencia en relación con las normas sobre la objeción de conciencia.

Rehúso contar el episodio sobre el referéndum de la NATO porque no sé si rompería a reír a carcajadas o me pondría a llorar. Pasaron, sin embargo, los años y hete aquí que el pacifismo ha resucitado. No entro en las motivaciones y comportamientos de una oposición política que ha decidido en los últimos tiempos asumir las tesis más disparatadas, sustituir el parlamento por la calle y boicotear a gritos los actos de sus adversarios políticos. Las urnas decidirán.

Sí me produce una pena inmensa el sospechar que nuestras reacciones como pueblo, como colectivo, como individuos derivan más de un ir siguiendo la corriente que de un asumir posiciones a partir de la Biblia. Históricamente, el protestantismo ha albergado en su seno desde posturas radicalmente pacifistas como la de los cuáqueros a otras que permiten la guerra en determinadas condiciones como las de los reformadores. Lo menos que debería esperarse de nosotros es que tanto si asumimos una como otra lo hagamos por convicción y no por seguir la última moda que es – confieso que lo temo – lo que nos está sucediendo en buena parte. La objeción de conciencia era peligrosa hace treinta años y se optó por el silencio y la erradicación; hoy, se considera que jugar al pacifista queda mejor y, de repente, no son pocos los que han descubierto que Estados Unidos es un país perverso, por supuesto mucho más que el Irak de Saddam Hussein, la Palestina de Arafat o la Libia de Gadafi.

En ambas posiciones encuentro una deplorable falta de reflexión cristiana. No recuerdo – y espero que se me perdone si paso a alguien por alto – que además de hacer referencia a lo perversos que pueden ser los atacantes se haya articulado algún mecanismo de ayuda a los exiliados de la dictadura que será atacada y que tiene un verdadero record de huídos: cinco millones sobre treinta.

No recuerdo – y espero que se me perdone si paso a alguien por alto – que estuviera entre los pacifistas ni uno solo de los que ahora veo tras la pancarta – en sentido real y en sentido figurado: los que no eran pacifistas hace un cuarto de siglo, los que abogaban por la guerra revolucionaria, los que a pesar de todo eso vistieron el uniforme en el ejército de Franco, los que han defendido (y defienden) las más diversas dictaduras – siempre que sean de izquierdas, por supuesto – los que viven de sustanciosas subvenciones pagadas de nuestros impuestos ni - ¡oh, prodigio de prodigios! – a personas que, en nuestros medios, temían hace años a los pacifistas como a una plaga bíblica y que ahora cuando ya no implica ningún coste, cuando queda progre, cuando hasta parece mono han descubierto su vocación de pacifistas. No recuerdo – y espero que se me perdone si paso a alguien por alto – que se haya convocado a reuniones de oración por el gobierno que nos rige y por otros, obedeciendo los mandatos contenidos en la Biblia, para que tengan luz en sus decisiones.

No recuerdo – y espero que se me perdone si paso a alguien por alto – que se haya recordado públicamente que la paz tan pedida no puede ser hallada por medios humanos siquiera porque la única paz verdadera es la que procede de Cristo. En fin, quizá se trata sólo de que tengo mala memoria y todos estuvieron y yo nunca, absolutamente nunca, me enteré.


César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, 2003, España. I+CP (www.ICP-e.org)
 
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LA GUERRA...
La misión del cristiano:


¿ PROTESTAR O PREDICAR ? ... hay un peligro que se vislumbra en el mover de iglesias cristianas evangélicas, en cuanto a que su "posición" frente a los acontecima: no pasa ON DE LA IGLESIA.?
Un cristiano debe luchar por la paz... desde luego.

Somos llamados a ser "pacificadores" en todos los ámbitos de nuestra vida.

Mateo 5:9 Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Pero la iglesia de Cristo, debe tener muy en cuenta cual es SU MISION, y no perder el objetivo que nuestro señor nos encargó.

Hay organizaciones conocidas mundialmente de preservación del medio ambiente y de la paz.

SALVEN EL PLANETA, PAZ EN LA TIERRA es su principal declaración de misión.

No a la guerra, no a la contaminación, y una larga lista de "no" figuran en sus campañas.
Pero hay un peligro que se vislumbra en el mover de iglesias cristianas evangélicas, en cuanto a que su "posición" frente a los acontecimientos mundiales y de la guerra: no pasa de ser como una entidad pacifista mas de este mundo.

Gritamos "no a la guerra" y ya nos damos por satisfechos...? Esa es la MISION DE LA IGLESIA.?

La misión de la iglesia dada por Cristo es esta:

Marcos:16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura.

Lamentablemente gran parte del mundo cristiano evangélico no está dando "un mensaje claro de evangelización".
Algunos se unen en campañas masivas junto con personas "de distinta fe" para llevar un estandarte por la paz...

Que paz? La paz "verde" ecológica? La paz de la terrenal... o la PAZ QUE CRISTO OFRECE.
Otros, en congresos ecuménicos de "confusión religiosa" pero unidos bajo "un objetivo común" piden por la paz mundial.

La biblia nos recuerda:

2Corintios 6:14 No os juntéis en yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tienes la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?

Hay acaso verdadera comunión entre alguien que conoce a Cristo (cristiano) y aquel que no cree en El (infiel.). ?

Si alguno piensa que sí, está profesando otra religión y otra creencia que no es la Bíblica!

La iglesia en vez de estar buscando "objetivos comunes" con los incrédulos, mas bien tendría que estar predicándoles el evangelio de salvación en JesuCristo.

Luchar por la paz es loable, pero si esa "lucha" consiste desde el punto de vista humano, nuestra tarea como cristianos es en vano.

Nuestro slogan no es SALVEN EL PLANETA sino SALVEN LAS ALMAS DEL PLANETA.

Predicar a Cristo cricificado y resucitado, el arrepentimiento de pecados y fe en la obra salvadora es nuestra misión.

Cual es nuestra posición al guerra entonces.?

Para contestar esta pregunta deberíamos recordar de donde "vienen las guerras".

Santiago 4:1 ¿DE dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros?

Del "corazón del hombre" salen las guerras! Ese es el terreno de protesta.!

Protestar al mundo que va como le va, porque rechaza a Dios.! Protestar a las almas a que se arrepientan de se sus pecados, o perecerán sin Cristo el salvador.!

Podemos evitar con nuestra protesta la guerra.?

Lucas 21:9 Empero cuando oyereis guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero: mas no luego será el fin.

"Es necesario que estas cosas acontezcan" parecería una frase fatalista, que nos induce a tomar una actitud indiferente hacia estos "acontecimientos mundiales." pero no es así. !

Es Palabra de Dios! y por tanto EL sabe solamente como se desarrollaran los acontecimientos mundiales, y como será el fin luego.

Esto nos lleva a tomar no una actitud neutral, o que no nos importe, sino una actitud activa de "id" y predicar a Cristo.

Si la iglesia hoy está "entretenida" en otras cosas que no sea la evangelización... perdió de vista su misión, dejó de velar, dejó la oración y la guía bíblica que define la posición del cristiano ante cada acontecimiento.

1Pedro 4:7 Mas el fin de todas las cosas se acerca: sed pues templados, y velad en oración.

Que contestar como creyentes antes estos acontecimiento mundiales?
Es un punto de partida para poder hablar de la venida de Cristo, del juicio de Dios al mundo y de Su salvación que hoy otorga.

Roguemos al Señor que los creyentes "confirmen su corazón" en este tiempo, y testifiquen de acuerdo al mandato bíblico.!

Santiago 5:8 Tened también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca.

<CENTER>Cristianos es tiempo de trabajar... de Predicar !

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar; los que lucháis por Cristo, no hay que descansar, cuando la vida es sueño, gozo, vigor, salud, y es la mañana hermosa de la juventud.

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar; para salvar al mundo hay que batallar, cuando la vida alcanza toda su esplendidez, cuando es el mediodía de la madurez.

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar; si el pecador perece, idlo a rescatar, aun a la edad provecta, débil y sin salud, aun a la misma tarde de la senectud.

Pronto la noche viene, tiempo es de trabajar!; listos!, que a muchas almas hay que rescatar. Quién de la vida el día puede desperdiciar? "Viene la noche cuando nadie puede obrar". </CENTER>

Por Alejandro Riff

Fuente: www.palabrafiel.com.ar
 
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Re: La "movida" herodiana

http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php?t=19936

Ponencia de César Vidal leía hoy, creo que por su pastor, en el I Congreso Protestante de Madrid, convocado por el Consejo Evangélico de Madrid (CEM)


EL COMPROMISO POLÍTICO DEL CREYENTE

César Vidal



Los organizadores del Congreso Evangélico me pidieron hace unos meses que elaborara una ponencia sobre el compromiso político del creyente. Debo reconocer que la propuesta me provocó un cierto estupor al que debo referirme de manera obligada. A diferencia de otros creyentes que, históricamente, me han antecedido y que vendrán después de mi, yo no milito en ningún partido político. Se trata de una circunstancia que respeto, pero confieso que no tengo la menor intención de militar nunca en una formación de ese tipo y, si se me permite confesarlo, tendría serias dudas sobre un colectivo que se dedicara a esos menesteres y que aceptara integrarme en sus filas como militante. Dada esa circunstancia, pedirme que hablara del compromiso político no podía sino causarme sorpresa.

En segundo lugar, la propia formulación ahondó mi estupor. El término compromiso político no sólo no aparece en la Biblia sino que es, históricamente hablando, de muy reciente creación. Lo inventaron los partidos socialistas en un intento de convencer a determinadas personas poseedoras de cierto peso social para que les entregaran un respaldo estimable, como si, de esa manera, cumplieran con una ineludible obligación. Así, del escritor se esperaba que tuviera un compromiso político aunque como tal se entendía que apoyara con su nombre y su prestigio determinadas causas y campañas propagandísticas. Fue el caso, por ejemplo, de Anatole France que, a la vez, que escribía una novela justificando la rebelión de Lucifer contra Dios defendía este tipo de causas. Durante décadas los cristianos estuvieron excluidos de ese denominado compromiso porque el cristianismo era uno de los enemigos que había que abatir y resultaba absurdo pedir a sus miembros siquiera que se convirtieran en compañeros de viaje. La situación comenzó a experimentar un cambio a partir de los años treinta del siglo XX y, sobre todo, tras la segunda guerra mundial. De hecho, ya en los años veinte del siglo pasado, el italiano Antonio Gramsci comprendió, tras visitar la URSS, que el socialismo no lograría imponerse sobre una sociedad ni siquiera aunque el mecanismo de represión fuera tan despiadado como el de los bolcheviques rusos. No podría a menos que lograra llevar a cabo un adoctrinamiento que cambiara las mentes y corazones de millones de personas. Para alcanzar esa meta – señaló Gramsci - resultaba indispensable implicar en la lucha final a sectores como los cristianos. No es que a éstos les fuera a esperar un papel importante – si es que iban a tener alguno – tras la victoria, pero, de momento, se pedía que tuvieran un compromiso político. En realidad, se les instaba con un eufemismo a convertirse en instrumentos del camino hacia el socialismo, camino, por cierto, que le costó al género humano durante el pasado siglo la pavorosa cifra de más de cien millones de muertos.

Por supuesto, llegué a la conclusión de que no podía ser que los responsables de este congreso me pidieran desarrollar este punto de vista. Llegué así, pues, a la conclusión de que puesto que no pertenezco a ningún partido ni tampoco soy un defensor del concepto gramsciano de compromiso político, los organizadores tan sólo pretendían invitarme en calidad de dos circunstancias que se corresponden – esta vez sí – con mi realidad, las de que soy evangélico e historiador.

Lo cierto es que si repasamos histórica y actualmente la relación de los cristianos con la política hay que reconocer que las posiciones al respecto han sido muy variadas. Por supuesto, ha existido siempre un núcleo variable numéricamente, pero nada escaso que sostiene que la política no es ocupación para un creyente y que incluso abogaría por abstenerse en unas elecciones. Argumentos – justo es decirlo – no les faltan. En Lucas 4, 5 ss se nos enseña, por ejemplo, que Satanás tiene poder sobre los gobiernos de este mundo, tanto que puede ofrecérselos al que, postrado, le adore. No debería sorprendernos por ello que muchos hayan considerado que hay que mantenerse lo más alejados posible de esas esferas de acción diabólica.

Esa posición ha existido codo a codo con otras más participativas en las que los cristianos acababan dejando su impronta en la configuración política de una sociedad. Al respecto, el papel de los puritanos ingleses en las revoluciones inglesas del s. XVII y, sobre todo, en la norteamericana del siglo XVIII me parece extraordinariamente relevante. He dedicado una parte de mi trabajo como historiador a dejar de manifiesto que la democracia es un resultado directo de esas revoluciones que, a diferencia de la francesa o de las socialistas del s. XX, tenían un concepto pesimista del ser humano, pero que, precisamente partiendo de esa base bíblica, dieron lugar a sistemas de una notable libertad, justicia y solidez.

Sin embargo, la propia postura de los puritanos no fue la línea general. No debería sorprendernos porque la democracia es una forma de gobierno que fracasó estrepitosamente en el mundo clásico, que volvió a aparecer ayer por la noche en términos históricos y que, en buena medida, está ausente de la vida de la mayoría de los creyentes en el globo. Si se tiene en cuenta tan elementales principios no sorprende, por ejemplo, que nuestro Juan Pérez en pleno siglo XVI no soñara con una división de poderes y una toma democrática de decisiones. De hecho, en su Suplicazión a don Felipe II se conformaba con poder adorar a Dios de acuerdo con los principios contenidos en la Biblia y en poder enseñar a otros a hacerlo. En otras palabras, la libertad religiosa era el derecho primordial y de manera nada sorprendente, encontramos esa misma visión en Lutero, en Calvino y, si se me permite recordarlo, en la declaración de los representantes de las iglesias evangélicas españolas que nada más concluir la guerra civil saludaban la victoria de Franco en términos extraordinariamente positivos. La lectura de tan singular documento indica dos cosas. Primero, que nuestros hermanos de antaño se sentían muy felices de haberse librado de una experiencia como la soviética en territorio español y, segundo, que lo único que esperaban era que se les permitiera vivir libremente de acuerdo con su fe. La buena fe y el diálogo con las autoridades políticas – como se ve – no dan como suma necesaria la infalibilidad.

Todo lo dicho hasta ahora me permite aterrizar finalmente – y supongo que con alivio de los presentes – en la materia más perfilada de esta exposición. Una exposición que, a mi juicio, debería enunciarse como ¿qué debería esperarse políticamente de un cristiano? La respuesta, en términos bíblicos, en términos históricos y en términos prácticos, me parece – ahora sí – que resulta relativamente fácil de enunciar.

Lo que el Señor espera de un cristiano es que sea un buen ciudadano.

Quizá no sea suficiente para los que creen en la revolución, en la llegada de la utopía o en otras esperanzas políticas, pero la Biblia al respecto es muy clara.

El creyente debe someterse a las autoridades superiores. En ese sentido, el texto de Pablo en Romanos 13 resulta tan obvio que no merece la pena detenerse en él. La Biblia enseña que existe un principio de orden público que, incluso en una sociedad corrompida por el pecado, siempre es mejor que la anarquía o la ausencia de orden. Un buen cristiano se someterá a él independientemente de que le guste más o menos. Independientemente, en realidad, de que se ajuste o no a su cosmovisión. Pedro, escribiendo en un contexto claramente peligroso para los cristianos, señalaba:
“Por causa del Señor, someteos a esta institución humana, ya sea el rey, como a superior, ya a los gobernadores, como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien. porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien, hagáis enmudecer la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para encubrir la malicia, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad la fraternidad. Temed a Dios. Honrad al rey” (I Pedro 2, 13-17).

Desde luego, por si alguien tiene dudas acerca de la visión cristiana de Pedro podría seguir leyendo los versículos siguientes. En ellos, el apóstol presenta una visión del mundo laboral y conyugal que horrorizaría a muchos, pero que a mi me parece políticamente incorrecta y, por lo tanto, deliciosa. Aunque eso, en realidad, resulta secundario. En realidad, lo relevante es que es cristiana.

El creyente debe orar por sus gobernantes. Al respecto, Pablo – el Pablo encarcelado a la espera de que Nerón acabara con su vida – escribió a Timoteo (I Timoteo 2, 1 ss):
“Exhorto, pues, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.

Al respecto, resulta de interés recordar una cita de Tertuliano, escrita a inicios del s. III, en su Apología, una obra destinada a defender a sus correligionarios de la persecución imperial. Escribía Tertuliano: “Rogamos siempre por todos los emperadores, pidiendo para ellos una vida prolongada, un imperio tranquilo, una casa libre de peligros, ejércitos fuertes, un senado fiel, un pueblo leal, un mundo en paz”.

Lo que el Señor espera de un cristiano es que defienda la libertad religiosa.

Creo que, en buena medida, este principio queda contemplado en el anterior. Las oraciones de los creyentes persiguen el bien del reino y que ese bien incluya un disfrute tranquilo de la libertad de adorar a Dios de acuerdo a lo enseñado en la Biblia. No deja de ser significativo, al respecto, que en Hechos 4, 19-20, Pedro y Juan indicaran a las autoridades que debían juzgar si era justo que las obedecieran antes que a Dios porque no podían “menos de decir” lo que habían visto y oído.

Los apóstoles no esperaban que las autoridades del Templo o el gobernador romano les concediera un pie de igualdad con el sistema sacerdotal. Mucho menos hubieran esperado subvenciones. En realidad, ni siquiera parece que nada de eso les preocupara lo más mínimo. Lo que sí les importaba era afirmar su derecho a predicar el Evangelio. Permítaseme subrayarlo: a predicar el Evangelio. Si por alguna razón, ese derecho era conculcado, desobedecerían a las autoridades porque no podían en conciencia dejar de comunicar el mensaje de salvación por medio de la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz.

La defensa de la libertad religiosa está relacionada, desde mi punto de vista, con algo tan elemental como el derecho a la libertad de enseñanza, pero no puedo detenerme ahora en ese aspecto. Permítaseme, sin embargo, recordar una anécdota de hace casi treinta años atrás. Sucedió en Barcelona, en casa del conocido teólogo José Grau. Cuando yo, que era un joven bastante despistado, me permití identificar laicismo con libertad religiosa – sí, lo sé, es una verdadera estupidez, pero ruego de la clemencia de los presentes que se considere un pecadillo de juventud - Grau me comentó que era mucho mejor tener clase de religión. Una de sus hijas, sin ir más lejos, sufría en la clase de ética a un docente que utilizaba como texto el “Por qué no soy cristiano” de Bertrand Russell. Me temo que cuando, en lugar de un enseñante aislado, es todo un programa el que va en esa línea, hay que llegar a la conclusión de que la libertad religiosa tendrá que defenderse en las aulas lo mismo que en las iglesias.

Lo que el Señor espera de un cristiano es que de un testimonio profético.

Mencionaba hace unos instantes a Tertuliano y su Apología. Permítaseme que reincida. Hace más de milenio y medio, el conocido padre de la iglesia escribía: “Para nosotros (obviamente los cristianos), indiferentes ante el afán de la gloria y la ambición de poder, no hay necesidad alguna de partidos y ninguna cosa es más ajena que los asuntos de política; una única república, común a todos, reconocemos: el mundo”. Esta declaración de principios la indica Tertuliano, para, acto seguido, desgranar de manera profética, una verdadera diatriba de la sociedad en la que vivía. Comenzando por las diversiones de su tiempo, el autor va señalando la inmundicia de la sociedad pagana para recalar, al final, en una descripción de las iglesias de su tiempo que – lo creo sinceramente – debería servirnos de elemento de reflexión hoy en día. Lamentablemente, no podemos hacerlo ahora.

Tertuliano no era, desde luego, original. En su obra, resuena el Pablo que en los primeros capítulos de la carta a los romanos indica que conductas como la injusticia, la fornicación, la avaricia, la homosexualidad, la murmuración, la insolencia, la desobediencia a los padres o la falta de piedad son frontalmente opuestas a Dios y que además están insertas en un proceso perverso de degeneración. Se trata de un proceso en el que, primero, se perpetra el mal; luego se justifica el mal y, finalmente, se persigue a los que no se prestan a defender ese mal como si fuera un bien indiscutible. Desde luego, cuando se observa cómo nuestra sociedad ha ido, en mayor o menor medida, aceptando los presupuestos de los grupos de presión homosexuales o los principios antifamiliares de algunas utopías educativas hay que concluir que Pablo no describía sólo la realidad de mediados del s. I, sino un proceso de deterioro moral con manifestaciones en todos los tiempos.

El ejemplo paulino tiene claros paralelos en otras partes de la Biblia. Pedro, por ejemplo, indica cómo la falta de arrepentimiento acarrea el juicio de Dios (2 Pedro 3, 1 ss) y no otro fue el mensaje de Jesús cuando lloraba ante Jerusalén. Todos ellos amaban a sus contemporáneos y, precisamente por eso, les habían comunicado el Evangelio. Sin embargo, también precisamente por ello, les resultaba obvio que debían anunciar a la vez el juicio profético. Una sociedad que no se arrepiente, a fin de cuentas, como cualquier individuo sólo se está colocando en el camino del juicio de Dios y, como señaló Ezequiel, aquel creyente que, debiendo hablar, calla, se coloca en una situación de responsabilidad. El principio es obvio:
“Convertios y volveos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina” (Ezequiel 18, 30)
Me consta que la idea de que Dios ejecuta juicios no está en los primeros lugares en la escala de popularidad de la gente. El que así sea, sin embargo, no debería afectar a nuestro cumplimiento del deber. Seguramente, a Joel no le gustó anunciar una plaga de langostas por la falta de arrepentimiento, pero lo hizo. Seguramente a Ezequiel no le agradó señalar el final del sistema político judío, pero lo hizo. Seguramente a Elías no le entusiasmó anunciar una sequía terrible, pero lo hizo. Creo sinceramente que esa situación sigue estando vigente en el día de hoy.

Una sociedad en la que, de manera legal, se decide el asesinato de decenas de miles de criaturas en clínicas abortistas no escapará del juicio de Dios.
Una sociedad en la que, de manera legal, se ataca a la familia como institución de manera sistemática y programada no escapará del juicio de Dios.
Una sociedad en la que, de manera legal, se decide institucionalizar el matrimonio de homosexuales – una práctica que ni siquiera se dio en las encanalladas sociedades paganas – no escapará del juicio de Dios.
Una sociedad en la que, de manera legal, se permite la adopción de niños por parejas homosexuales no escapará del juicio de Dios.
Una sociedad en la que, de manera legal, la eutanasia puede convertirse en una realidad mañana no escapará del juicio de Dios.

A decir verdad – y si juzgamos por los no escasos precedentes que presentan la Biblia y la Historia – en una sociedad así lo lógico sería esperar que a la sequía siga la crisis económica y a ésta, el colapso político a menos... a menos que se vuelva hacia Dios.

Anunciar, pues, el Evangelio, las consecuencias de rechazarlo y el juicio futuro constituyen, por lo tanto, una parte esencial e irrenunciable de lo que el Señor espera de un cristiano.

La Biblia y la Historia muestran que las relaciones entre los cristianos y el poder político no siempre han sido fáciles. De manera bien significativa, en el Nuevo Testamento, no encontramos diatribas contra el imperialismo romano pronunciadas por Jesús o Pablo, tampoco referencias a la socialización de los latifundios imperiales, ni mucho menos la formación de grupos de resistentes cristianos partidarios de lograr la independencia de Roma. Sí aparecen repetidos hasta la saciedad principios esenciales.
Son los principios que dicen que:

Siempre debemos ser buenos ciudadanos incluso aunque los gobiernos sean pésimos.
Siempre obedeceremos las leyes a menos que se opongan a la ley de Dios.
Siempre oraremos por los gobiernos para que Dios los oriente, tengamos paz y, si fuera Su voluntad, los conduzca al arrepentimiento.
Siempre anunciaremos el Evangelio de la salvación por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz.
Siempre daremos un testimonio profético de juicio que le espera a una sociedad y a unos individuos que rehusan arrepentirse y dan la espalda a Dios, y
Siempre seremos conscientes de que “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transfigurará el cuerpo de nuestro estado de humillación, conformándolo al cuerpo de la gloria suya, en virtud del poder que tiene también para someter a si mismo todas las cosas”.


Muchas gracias. Que Dios les bendiga.





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Ponencia de César Vidal leía hoy, creo que por su pastor, en el I Congreso Protestante de Madrid, convocado por el Consejo Evangélico de Madrid (CEM)

Me acabo enterar por un hermano, que los organizadores no permitieron que se leyera la ponencia de César Vidal. Volvemos a épocas de oscuridad y censura. Que vergüenza que esta vez los censores sean evangélicos.

Bendiciones

Bart



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La movida herodiana

Cualquier cristiano sabe que Jesús previno de cuidarse de ser contaminados con la levadura de los fariseos, los religiosos formalistas, hipócritas e inmisericordes, pero escasamente la mayoría han prestado atención a cuidarse de la levadura de los herodianos, cuya advertencia iba junto a la otra (Mr. 8:15). Los herodianos eran los políticos de los tiempos de Jesús, y tan peligrosos para los discípulos como los fariseos.

Estamos viviendo en unos tiempos en que los herodianos se cuelan dentro de nuestros hogares a través de los medios de comunicación, y también dentro de las mismas iglesias cristianas y sus estructuras, trabajando en ocasiones más a favor de su Herodes particular que del reino de Dios.

La levadura de los herodianos es muy atractiva. Es una levadura capaz de hacer sentirse experto en maniobras de petroleros en apuros a personas que nunca en su vida han subido a un barco. O capacitados para descalificar misiones de rescate difíciles para técnicos profesionales a personas que ni siquiera saben cambiar el aceite de su propio automóvil. Y entendedores de entresijos, intereses y estrategias de los Herodes internacionales a personas que ni siquiera son capaces de entender a los que viven en su misma casa. Y esto porque los herodianos utilizan siempre un lenguaje convincente y sutil para ocultar sus auténticos intereses y aparecer como guiados altruistamente por los más elevados motivos.

A los herodianos introducidos dentro de las iglesias cristianas no es difícil descubrirlos, basta con un análisis cuidadoso y enfrentarles con sus contradicciones ante circunstancias semejantes según los intereses de sus “Herodes” en otros momentos. Pero la dificultad es mayor para distinguir a los de buena fe que han sido leudados por ellos. Estupendos cristianos movidos de verdad por las mejores intenciones son incapaces de darse cuenta que están siendo manejados y apartados de los intereses del reino.

La movida herodiana de los tiempos recientes está siendo morrocotuda. Han aparecido lideres cristianos firmando comunicados animando a los bueyes cristianos para arar junto con burros (Deut. 22:10; 2Cor. 6:14,15) de cualquier especie (antisistema, ateos, abortistas, gays, lesbianas, comunistas, etc.), bajo el mismo yugo ó pancarta. ¿Con propósitos cristianos? No. ¿Para la concordia (Tito 3:1,2)? No, para la confrontación. ¿Para orar por las autoridades (1Tim. 2:1-3)? No, para denostarlas e insultarlas. Y al calor de tales comunicados y propaganda, muchos cristianos no se han dado cuenta que esta guerra no es la suya (Ef. 6:12), que van en una compañía que no es la suya natural, y que ni siquiera tiene relación con sus intereses como cristianos evangélicos. Tal vez podría entenderse un llamamiento para manifestarse ante la embajada de México para solicitar que sean defendidos y protegidos nuestros hermanos de Chiapas que están siendo masacrados en una guerra sucia y cruel… Pero esa razón no es suficiente para movilizarles porque esos muertos y victimas no son útiles a los intereses de los herodianos convocantes y esa paz carece de interés.

La pasión despertada por los herodianos y germinada en algunos es tal que, si me toleráis un poco locura (2Cor. 11:1)… Por favor tolerádmela… Creo que si se repitiera el conflicto bíblico de Moisés con Faraón, muchos líderes cristiano-herodianos harían comunicados y llamamientos, y otros muchos les seguirían para manifestarse junto con amalecitas y todo genero de cananeos contra Moisés y contra Dios por haber empleado las plagas para aflojar la voluntad del Faraón y libertar a los israelitas. Incluso algunos, a coro con sus acompañantes, llegarían a llamarle “criminal” a Dios denunciando su escasa paciencia y la muerte de los primogénitos egipcios.

Un colaborador de este medio (De ICPress, un portal español de información y opinión patrocinado por la FEREDE, y la Alianza Evangélica Española, www.icp-e.com), como el Sr. Andavert (Director General de la Sociedad Bíblica de España) en un arrebatado artículo llega al extremo de acusar al Sr. Bush de tener un Dios y una Biblia diferentes a los suyos. (“vistas las cosas me da la impresión de que el dios del señor Bush no es mi Dios y de que su biblia no es mi Biblia”. Artículo titulado: “Su dios no es mi Dios… Sr. Bush”, léase en la hemeroteca del site ICPress). No siendo yo abogado defensor de nadie y menos del Sr. Bush (Ya saben muchos de los lectores mi opinión sobre los cristianos en la política, que puede leerse también en la hemeroteca de ICPress bajo el título: “Nacionalismo Cristiano”, que vale tanto para Bush como para cualquier otro. Y mi convicción de que es imposible servir con fidelidad a los intereses de Herodes y a los de Cristo a la vez), debo decirle al Sr. Andavert que para afirmaciones de esa contundencia sobre hermanos en la fe, aunque estén equivocados, que probablemente lo están, hay que tener más prudencia, porque abre la puerta para que otros le digamos a él, que también pensamos que sus biblias, las “modernas versiones” que promueve desde su cargo de la Sociedad Bíblica, tampoco son las nuestras, e incluso, aunque no se muy bien la razón, pero cada vez que leo su nombre tengo la impresión de que el Cristo resucitado para nuestra justificación (Rom. 4:25) real y físicamente en el que yo creo tampoco es el mismo Cristo de la teología del Sr. Andavert.

Una escritora tan inteligente y sensible como Yolanda Guerrero, escribió en ICPress un alegato por la paz (Titulado: Grito de Paz, también en la hemeroteca) “ahora que los rumores de guerra se escuchan más cerca…” ¿Se escuchan ahora más cerca que hace seis meses? ¿Que hace dos años? ¿Que hace seis años? Querida hermana, desde que el pecado entró en el mundo no han dejado de escucharse los rumores de guerra ni de haber guerras. Jesús dijo que las habría, pero añadió: “no os preocupéis porque ES NECESARIO que todo esto acontezca” (Mt. 24:6. Ahora bien, la respuesta que debemos dar al mundo como cristianos es la misma: Ser pacificadores (Mt. 5:9; 2Cor. 5:20). Llamar a la paz… con Dios, que es la fuente de todas las paces. El llamamiento adecuado para los intereses de Cristo sería aquel que en momentos como los actuales nos movilizase para predicar el evangelio, con más insistencia y valentía, en la calle Génova (Sede del Partido Popular en España), en la calle Ferraz (Sede del Partidor Socialista Obrero Español), en Bagdad, en Washington, etc. para decirle a los herodianos de nuestro siglo: “Arrepentíos y convertíos para que sean perdonados vuestros pecados, a fin de que vengan los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor (Hch. 3:19); porque si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc. 13:1-5).

No me creo nada de este pacifismo converso de nuevo cuño, pancarta, pegatina y artículo progre, porque solo se levantan cuando convienen a determinados intereses, pero a la mayoría y en el fondo la paz les importa tanto como a Judas los pobres (Jn. 12:6). ¿No han existido siempre motivos en cantidades industriales para despertar las conciencias sobre las guerras? Ahí están los millones y millones de hombres, mujeres y niños muertos y dañados por las guerras, represiones y exterminios genocidas, que solo en los últimos diez años han bañado de sangre el mundo y aun siguen derramándola en muchos de estos países: Afganistán, Angola, Argelia, Bosnia, Burundi, Cachemira, Colombia, Congo, Costa de Marfil, Chad, Etiopía, Indonesia, Kurdistan, Liberia, México, Mozambique, Oriente Medio, Ruanda, Sahara, Somalia, Sudan, Sri Lanka ó Zimbawe. Pero por estos nada. La guerra la acaba de inventar el Sr. Bush. ¡¡Vivan los herodianos y sus acólitos!!.

Pablo Blanco
(El autor no es pastor, líder, ni teólogo… ni del PP)
Nota.- Este artículo no fue publicado en el site de ICPress, porque a juicio de los responsables incumple la norma porque entra en críticas fuertes personales o institucionales de personas y entidades que pertenezcan a la FEREDE o a los colaboradores de I+CP.

Si al leer su contenido te parece interesante para ser divulgado, copialo y envíamos a tus amigos cristianos. Si no estás de acuerdo con el contenido pero entiendes que no hay ninguna razón para que sea silenciado, envíalo igualmente.


EL USO DEL CRISTIANISMO COMO ESCUDO POLÍTICO

Mario E. Fumero

Tristemente muchos movimientos políticos existentes actualmente en América latina, tanto de derecha, como de izquierda, han tomado como escudo o caballo de Troya a la iglesia evangélica y la Biblia como estandarte de lucha, usando el cristianismo como trampolín para imponer un gobierno de derecha o de izquierda, o apoyar cualquier protestar sobre los abusos que algunos Estados han cometido al aplicar un neoliberalismo en donde no se considera la condición socioeconómica del pueblo, y se enfatiza la privatización de los servicios públicos, ignorando que deben ser ejercer los derechos básicos de salud, agua y educación con igualdad para todos por el estado como un deber humano.

El uso de la religión para fines políticos a rebasado los límites de la lógica, y ha roto la línea que separa la iglesia, del mundo o el estado, para caer en un radicalismo religioso con fines políticos, lo cual representa un grave peligro para la estabilidad de una sociedad que debe vivir bajo el principio de la libre conciencia, en donde todos tienen el mismo derecho para optar por cualquier creencia, sin ser víctima de discriminación, señalamiento u hostigamiento. Recordemos que en la Edad Media, la religión dominante persiguió, quemó y encarceló a todos los que no aceptaban los dictámenes del Papa de Roma, por lo cual nació la Santa Inquisición. El movimiento protestante (hoy llamados evangélicos) rompió con el monopolio de la religión y enfatizó la libertad religiosa y de conciencia, así como la separación de iglesia y estado.

Debemos enfatizar que el cristianismo es una experiencia personal, y no verlo como una religión social, por lo que no cabe la idea de que, por medio de la política, se trate de implantar la fe cristiana y los valores programados en los evangelios. En los anales de la iglesia primitiva la historia nos revela que ella transformó al hombre sin inmiscuirse en los asuntos del imperio romano, que en aquel entonces sojuzgaba la región de Palestina y toda el Asia Menor.

A la hora de hacer política no se debe usar el estandarte religioso, sino el de los valores sociales y de la ideología de los partidos que busquen ganar las elecciones. Es decir, ser cristiano, sin vivir los valores concretos del mismo, no tiene sentido. Tristemente, la mayoría de los políticos que dicen ser cristianos, usando la religión para alcanzar el poder, han dejado un mal testimonio, siendo contraproducente su mensaje con su vida, porque tristemente no viven lo que ellos dicen proclamar, y terminan corrompidos con el sistema dominante.

¿A qué se debe el uso de la religión en la política? En que los políticos saben que los cristianos evangélicos están siendo mayoría, y creen con que tener una Biblia en la mano, y citar unos que otros versículos bíblicos, va a ganar votos, ya que, socialmente hablando, estamos amenazado por una serie de ideologías que tratan de destruir la familia, los valores tradicionales, e imponer una agenda de género contrario a la realidad biológica de los seres humanos.

Muchos creen que utópicamente pueden hacer que la sociedad se moralice con líderes cristianos, pero esto es imposible, a menos que cada persona tenga una experiencia profunda y personal con Jesucristo, y esto no se puede imponer a través de un partido político, ni de un gobierno religioso, ni de unas leyes morales, sino que solamente se puede lograr a través de un cambio verdadero, cuando el individuo tenga un nuevo nacimiento, y este dispuesto a encarnar la Biblia en su diario vivir como un estilo de conducta, en donde sea una carta escrita, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo (2 Corintios 3:2-3).

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