"La meta"
El camino de la vida
Es intrínseco y complejo.
Algunos llegan muy lejos
Otros, ni van de salida.
También hay quienes perdida
Ven su senda, sin consuelo
La vista fija en el suelo
Van tropezando y a tientas,
Sin siquiera darse cuenta
De Aquél que habita en el cielo.
Sabe el águila su vuelo
Y dónde poner su nido
Pero el hombre no ha podido
Amar a Dios con gran celo.
Es difícil, el desvelo
Por otras cosas banales
Le hace ir por los canales
Que más fácil le parece,
Sin darse cuenta que a veces
Él mismo crea sus males...
Nos parecen tan iguales
Los caminos, que no vemos
Diferencias, y corremos
Con tal de llegar puntuales.
No es 'llegar' lo que vale
Cualquiera llega a la meta...
Si tu conciencia está inquieta
Y el corazón te incrimina,
Habrás labrado tu ruina
Sin dejar ni tu silueta...
Vayamos por la banqueta,
No por medio de la vía
Porque aquél que se desvía
Lo arrolla la camioneta.
Ve pues con mirada quieta
Y con limpio pensamiento;
Acata los Mandamientos
Para que Dios te reciba
Al haber llegado arriba,
La meta de los sedientos...
Luis A. González
El camino de la vida
Es intrínseco y complejo.
Algunos llegan muy lejos
Otros, ni van de salida.
También hay quienes perdida
Ven su senda, sin consuelo
La vista fija en el suelo
Van tropezando y a tientas,
Sin siquiera darse cuenta
De Aquél que habita en el cielo.
Sabe el águila su vuelo
Y dónde poner su nido
Pero el hombre no ha podido
Amar a Dios con gran celo.
Es difícil, el desvelo
Por otras cosas banales
Le hace ir por los canales
Que más fácil le parece,
Sin darse cuenta que a veces
Él mismo crea sus males...
Nos parecen tan iguales
Los caminos, que no vemos
Diferencias, y corremos
Con tal de llegar puntuales.
No es 'llegar' lo que vale
Cualquiera llega a la meta...
Si tu conciencia está inquieta
Y el corazón te incrimina,
Habrás labrado tu ruina
Sin dejar ni tu silueta...
Vayamos por la banqueta,
No por medio de la vía
Porque aquél que se desvía
Lo arrolla la camioneta.
Ve pues con mirada quieta
Y con limpio pensamiento;
Acata los Mandamientos
Para que Dios te reciba
Al haber llegado arriba,
La meta de los sedientos...
Luis A. González
