ALIMENTO DIARIO
Leer con oracion: 2 Ti.4:8
“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Ti 4:8)
LA META DE LOS SUFRIMIENTOS
En 2 Timoteo 4:8, Pablo dijo: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. Es como si hubiese dicho: “Aún no fui coronado. Estoy esperando que todos ustedes sean vencedores y que delante del tribunal de Cristo puedan estar con cabeza erguida firmes y dignos de recibir la corona. En ese momento, todos nosotros recibiremos la corona”. ¡Aleluya!
Obtener la corona depende del crecimiento de vida y de remover toda nuestra constitución natural de nuestra alma. Para eso necesitamos estar dispuestos a sufrir y pelear la buena batalla, luchar contra Satanás y sus mensajeros, tipificados por la cizaña. Finalmente, alabado sea del Señor, estaremos firmes, de pie delante del Señor Jesús. Entonces, si queremos ganar la corona, no nos debe importar sufrir por causa del evangelio.
La vida de la iglesia también es un lugar de sufrimientos. Fuimos puestos para sufrir; Dios nos puso para eso. No es que Él quiera vemos sufrir, por el contrario, Él nos ama, pero sabe que por medio de los sufrimientos, puede sacar todas las cosas naturales de nuestra alma, todos los fragmentos de piedras, que una vez removidos, pueden convertirnos en una buena tierra para que la semilla crezca y fructifique. Los hermanos tesalonicenses son el fruto de Pablo: estarán firmes y de pie en la venida del Señor. ¡Que seamos como ellos, entonces podremos regocijamos y alegramos, porque también vamos a obtener la corona! Debemos apacentar, educar, e instruir a aquellos a quienes predicamos el evangelio, para que poco a poco, la vida pueda crecer en ellos. Si para esto tenemos que sufrir, no tengamos miedo, porque ese sufrimiento es para sacar las cosas naturales de nuestra alma.
Esperamos recibir una corona cuando las personas a quienes predicamos el evangelio comparezcan delante del tribunal de Cristo, en la presencia de nuestro Señor. Este será el resultado de nuestro trabajo, como madre y padre para con ellas: serán instruidas, alimentadas y crecerán. Ellas serán nuestra corona. Si usted quiere esa corona, debe predicar el evangelio y salvar a las personas, apacentadas e instruidas, para que su andar sea como es digno de Dios. Entonces, en la segunda venida del Señor, podremos presentadas firmes, de pie, y podremos decir: “Señor, ellas son mi corona y gloria”. ¡Aleluya!
Palabra clave: Los frutos son nuestra gloria
Pregunta: ¡Cuál es el objetivo de los sufrimientos?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Leer con oracion: 2 Ti.4:8
“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Ti 4:8)
LA META DE LOS SUFRIMIENTOS
En 2 Timoteo 4:8, Pablo dijo: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. Es como si hubiese dicho: “Aún no fui coronado. Estoy esperando que todos ustedes sean vencedores y que delante del tribunal de Cristo puedan estar con cabeza erguida firmes y dignos de recibir la corona. En ese momento, todos nosotros recibiremos la corona”. ¡Aleluya!
Obtener la corona depende del crecimiento de vida y de remover toda nuestra constitución natural de nuestra alma. Para eso necesitamos estar dispuestos a sufrir y pelear la buena batalla, luchar contra Satanás y sus mensajeros, tipificados por la cizaña. Finalmente, alabado sea del Señor, estaremos firmes, de pie delante del Señor Jesús. Entonces, si queremos ganar la corona, no nos debe importar sufrir por causa del evangelio.
La vida de la iglesia también es un lugar de sufrimientos. Fuimos puestos para sufrir; Dios nos puso para eso. No es que Él quiera vemos sufrir, por el contrario, Él nos ama, pero sabe que por medio de los sufrimientos, puede sacar todas las cosas naturales de nuestra alma, todos los fragmentos de piedras, que una vez removidos, pueden convertirnos en una buena tierra para que la semilla crezca y fructifique. Los hermanos tesalonicenses son el fruto de Pablo: estarán firmes y de pie en la venida del Señor. ¡Que seamos como ellos, entonces podremos regocijamos y alegramos, porque también vamos a obtener la corona! Debemos apacentar, educar, e instruir a aquellos a quienes predicamos el evangelio, para que poco a poco, la vida pueda crecer en ellos. Si para esto tenemos que sufrir, no tengamos miedo, porque ese sufrimiento es para sacar las cosas naturales de nuestra alma.
Esperamos recibir una corona cuando las personas a quienes predicamos el evangelio comparezcan delante del tribunal de Cristo, en la presencia de nuestro Señor. Este será el resultado de nuestro trabajo, como madre y padre para con ellas: serán instruidas, alimentadas y crecerán. Ellas serán nuestra corona. Si usted quiere esa corona, debe predicar el evangelio y salvar a las personas, apacentadas e instruidas, para que su andar sea como es digno de Dios. Entonces, en la segunda venida del Señor, podremos presentadas firmes, de pie, y podremos decir: “Señor, ellas son mi corona y gloria”. ¡Aleluya!
Palabra clave: Los frutos son nuestra gloria
Pregunta: ¡Cuál es el objetivo de los sufrimientos?
Dong Yu Lan
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Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!