La lucha del bien y el mal.
Esto parece ser un tópico de película barata. Se ha utilizado dicho tópico en innumerables obras culturales. Parece ser que unos son el “bien” y otros optan por el “mal”. Pero la lucha entre el bien y el mal se desarrolla sobre todo dentro de cada una de las personas habitantes de este mundo.
Si uno mira a nivel general, lleva a ver que las relaciones económicas entre grandes empresas y pequeñas, entre países acomodados y otros en vías de desarrollo, son más bien una guerra declarada, que un intercambio de igual a igual. Se ve como la Ley del Mercado, es en realidad la Ley de la Jungla, donde el fuerte y el poderoso siempre tienen las de ganar. Donde la agresividad de unos por el hecho de mantenerse y crecer, “mata” a otros en su legítimo derecho de mantenerse y crear un sistema de vida. Donde la tan cacareada “globalización” lo que está transmitiendo es un derecho de expoliación y de opresión siempre del fuerte al débil, del rico al pobre.
Y aquí no hay consideraciones éticas o morales. Aquí prevalece el derecho animal a la supervivencia de un grupo frente a otros grupos, de una familia, frente a otras familias, de un individuo endiosado, frente a sus congéneres, de una raza, frente a otras razas, de un país, frente a otros países.
Creo que son muy ilustrativa de cómo piensa el “mal”. De su poder y de su “inteligencia”. De esto se podría haber aprendido, pues se puede traspasar esos sistemas a la vida personal de un individuo. De cómo ese mal dentro de nosotros, que detenta el poder, hace con nosotros mismos para seguir en el poder. Para seguirnos sojuzgando, para seguir teniéndonos a su merced.
Si alguien ha descendido hasta “ver” la esencia del mal, se dará cuenta que es muy poderoso. Ocupa un lugar privilegiado en la vida de las personas. Este mal actúa sutilmente sobre cada uno de nosotros llevándonos por los caminos que él necesita y quiere. Hace falta mucha fuerza, mucha dedicación y mucha suerte para descubrirlo. Y uno descubre lamentablemente, que es a lo que llamamos “yo mismo”.
Si uno se deja llevar por este ser, si uno no se da cuenta durante su vida de su manipulación completa de nuestra vida, si este “ser” pasa inadvertido (que es lo que precisamente quiere y necesita), uno se encuentra al final de la vida con la muerte enterrada en su interior.
El mal, para dirigir a un cuerpo humano, necesita de la colaboración de varias entidades de este tipo, porque una sola no puede “poseer” al individuo. Por eso, ciertas corrientes psicológicas hablan de que el consciente es poseído temporalmente por “el padre”, “el adulto” y “el niño”. Estos “personajes” son los que hablan en cada determinado momento y dirigen al individuo según una norma establecida desde tiempo inmemorial.
Es evidente que este mal tiene sus intereses y lucha denodadamente por ellos. Esos intereses se pueden resumir en la frase “Hacerse como Dios”. Quieren ser como Dios.
Este mal, así escondido, utiliza la mente del individuo para “descubrir” la esencia de la vida corpórea de las personas. Busca la esencia de la vida y del mundo para construir su mundo, según su idea e intereses. Este mal es muy sutil y no lucha abiertamente contra el bien, sino que lo utiliza y le da la vuelta.
Este mundo cada vez se parece mas a “su mundo”, a lo que ellos quieren crear. La visión de que el mundo mejora y evoluciona se basa en su interés de que el mundo funcione a toda costa para que no se les vea el “plumero” y la gente busque su verdadero “mundo”. Quieren hacer un mundo habitable A TODA COSTA.
Las tensiones a las que someten a todas las estructuras mundiales, así como individuales de las personas son enormes. De ahí se comprende la carrera tecnológica y científica a la que estamos sometidos, no pudiendo absorber ni asimilar tanto cambio en tan poco tiempo. Están muy cerca de sus objetivos.
Es evidente, que cada uno de nosotros tenemos, durante nuestra vida, que optar por uno de estos caminos: Buscar nuestra propia esencia, descubrir al impostor y derrotarlo, pudiendo así volver a Casa, a nuestro verdadero mundo, o seguir las directrices del impostor y adaptarnos cada vez más a un mundo sin sentido que solo aspira a automantenerse.
Es evidente que este mundo, el planeta Tierra, tiene sus días contados. Pero la vida actual en la tierra, tiene unos días también contados, cuyo recuento es menor que el del planeta Tierra.
Los afortunados que logren salir del mundo y encontrar su verdadero “mundo” son seres privilegiados. Esos vencen al mal con su poder. Pero los que sigan las directrices del mal, esos se encontrarán viviendo durante muchas vidas en este mundo.
Este mal que les posee, cada vez sabrá más cosas y sabrá más como dominar a la criatura, por lo que llegará un punto, en el que sea imposible vencerlo. Dicen que sabe más el demonio por viejo que por demonio. Ha tenido tantas oportunidades de hacer lo que quiere que al final, conseguirá su propósito.
Llegará una etapa en la vida de la Tierra, donde sólo queden individuos de esta especie. Es entonces cuando el mensaje final del Apocalipsis se pondrá en marcha. Los habitantes mensajeros y luchadores del Reino serán sellados y entonces ocurrirán los hechos que cuenta Juan en su escrito Revelado.
Es necesario que sea así, porque no se puede condescender permanentemente con el mal. Además, es necesario limpiar el planeta, no sólo en su aspecto corporal, sino espiritual de este tipo de espíritus con tanta experiencia y maldad.
Esto parece ser un tópico de película barata. Se ha utilizado dicho tópico en innumerables obras culturales. Parece ser que unos son el “bien” y otros optan por el “mal”. Pero la lucha entre el bien y el mal se desarrolla sobre todo dentro de cada una de las personas habitantes de este mundo.
Si uno mira a nivel general, lleva a ver que las relaciones económicas entre grandes empresas y pequeñas, entre países acomodados y otros en vías de desarrollo, son más bien una guerra declarada, que un intercambio de igual a igual. Se ve como la Ley del Mercado, es en realidad la Ley de la Jungla, donde el fuerte y el poderoso siempre tienen las de ganar. Donde la agresividad de unos por el hecho de mantenerse y crecer, “mata” a otros en su legítimo derecho de mantenerse y crear un sistema de vida. Donde la tan cacareada “globalización” lo que está transmitiendo es un derecho de expoliación y de opresión siempre del fuerte al débil, del rico al pobre.
Y aquí no hay consideraciones éticas o morales. Aquí prevalece el derecho animal a la supervivencia de un grupo frente a otros grupos, de una familia, frente a otras familias, de un individuo endiosado, frente a sus congéneres, de una raza, frente a otras razas, de un país, frente a otros países.
Creo que son muy ilustrativa de cómo piensa el “mal”. De su poder y de su “inteligencia”. De esto se podría haber aprendido, pues se puede traspasar esos sistemas a la vida personal de un individuo. De cómo ese mal dentro de nosotros, que detenta el poder, hace con nosotros mismos para seguir en el poder. Para seguirnos sojuzgando, para seguir teniéndonos a su merced.
Si alguien ha descendido hasta “ver” la esencia del mal, se dará cuenta que es muy poderoso. Ocupa un lugar privilegiado en la vida de las personas. Este mal actúa sutilmente sobre cada uno de nosotros llevándonos por los caminos que él necesita y quiere. Hace falta mucha fuerza, mucha dedicación y mucha suerte para descubrirlo. Y uno descubre lamentablemente, que es a lo que llamamos “yo mismo”.
Si uno se deja llevar por este ser, si uno no se da cuenta durante su vida de su manipulación completa de nuestra vida, si este “ser” pasa inadvertido (que es lo que precisamente quiere y necesita), uno se encuentra al final de la vida con la muerte enterrada en su interior.
El mal, para dirigir a un cuerpo humano, necesita de la colaboración de varias entidades de este tipo, porque una sola no puede “poseer” al individuo. Por eso, ciertas corrientes psicológicas hablan de que el consciente es poseído temporalmente por “el padre”, “el adulto” y “el niño”. Estos “personajes” son los que hablan en cada determinado momento y dirigen al individuo según una norma establecida desde tiempo inmemorial.
Es evidente que este mal tiene sus intereses y lucha denodadamente por ellos. Esos intereses se pueden resumir en la frase “Hacerse como Dios”. Quieren ser como Dios.
Este mal, así escondido, utiliza la mente del individuo para “descubrir” la esencia de la vida corpórea de las personas. Busca la esencia de la vida y del mundo para construir su mundo, según su idea e intereses. Este mal es muy sutil y no lucha abiertamente contra el bien, sino que lo utiliza y le da la vuelta.
Este mundo cada vez se parece mas a “su mundo”, a lo que ellos quieren crear. La visión de que el mundo mejora y evoluciona se basa en su interés de que el mundo funcione a toda costa para que no se les vea el “plumero” y la gente busque su verdadero “mundo”. Quieren hacer un mundo habitable A TODA COSTA.
Las tensiones a las que someten a todas las estructuras mundiales, así como individuales de las personas son enormes. De ahí se comprende la carrera tecnológica y científica a la que estamos sometidos, no pudiendo absorber ni asimilar tanto cambio en tan poco tiempo. Están muy cerca de sus objetivos.
Es evidente, que cada uno de nosotros tenemos, durante nuestra vida, que optar por uno de estos caminos: Buscar nuestra propia esencia, descubrir al impostor y derrotarlo, pudiendo así volver a Casa, a nuestro verdadero mundo, o seguir las directrices del impostor y adaptarnos cada vez más a un mundo sin sentido que solo aspira a automantenerse.
Es evidente que este mundo, el planeta Tierra, tiene sus días contados. Pero la vida actual en la tierra, tiene unos días también contados, cuyo recuento es menor que el del planeta Tierra.
Los afortunados que logren salir del mundo y encontrar su verdadero “mundo” son seres privilegiados. Esos vencen al mal con su poder. Pero los que sigan las directrices del mal, esos se encontrarán viviendo durante muchas vidas en este mundo.
Este mal que les posee, cada vez sabrá más cosas y sabrá más como dominar a la criatura, por lo que llegará un punto, en el que sea imposible vencerlo. Dicen que sabe más el demonio por viejo que por demonio. Ha tenido tantas oportunidades de hacer lo que quiere que al final, conseguirá su propósito.
Llegará una etapa en la vida de la Tierra, donde sólo queden individuos de esta especie. Es entonces cuando el mensaje final del Apocalipsis se pondrá en marcha. Los habitantes mensajeros y luchadores del Reino serán sellados y entonces ocurrirán los hechos que cuenta Juan en su escrito Revelado.
Es necesario que sea así, porque no se puede condescender permanentemente con el mal. Además, es necesario limpiar el planeta, no sólo en su aspecto corporal, sino espiritual de este tipo de espíritus con tanta experiencia y maldad.