Recientemente, líderes mundiales, científicos y expertos en tecnología han hablado sobre el poder de la inteligencia artificial (IA). Aunque reconocen que es útil, también han expresado su preocupación por el mal uso que se le pueda dar.
¿Por qué generan incertidumbre los avances del ser humano? La Biblia muestra por qué los seres humanos no pueden garantizar que sus adelantos tecnológicos se usen solo para hacer el bien.
Aunque las personas tengan buenas intenciones, no pueden prever las malas consecuencias de sus acciones.
“Hay un camino que al hombre le parece correcto, pero al final lleva a la muerte” (Proverbios 14:12).
Ninguno de nosotros puede controlar si otros usarán nuestro trabajo para hacer cosas buenas o cosas malas.
“Tengo que dejárselo (mi trabajo) al hombre que venga después de mí. ¿Y quién sabe si será sabio o tonto? Sea como sea, él controlará todo lo que con tanto esfuerzo y sabiduría he conseguido bajo el sol” (Eclesiastés 2:18,19).
Ese sentimiento de incertidumbre deja claro que necesitamos que nuestro Creador nos dirija.
Espera, vuestros buenos comentarios compañeros. SALUDOS
La mejor manera de superar el temor al fin de los días es estar espiritualmente preparado para ello. En primer lugar, debes tener una relación personal con Jesucristo para tener vida eterna (Juan 3:16; Romanos 10:9-10). Solo a través de Él puedes recibir el perdón de los pecados y tener la eternidad con Dios. Si Dios es tu Padre, realmente no hay nada de qué preocuparse (Lucas 12:32).
En segundo lugar, todo cristiano debe vivir una vida digna del llamado que tenemos en Cristo. Efesios 4:1-3 enseña: “Andad co
mo es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (RVR1960). Conocer a Cristo y andar en Él contribuirá en gran medida a disminuir cualquier tipo de temor.
En tercer lugar, a los cristianos se les dice lo que sucederá al final, y es alentador. 1 Tesalonicenses 4:13-18 señala:
Pero no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Jesús a los que durmieron. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras (RVR1960).
En lugar de temer al futuro, estamos llamados a anticiparlo con alegría. ¿Por qué? En Cristo, seremos “arrebatados” para encontrarnos con Él y “estaremos siempre con el Señor”.
Además, la Escritura dice que no debemos temer el Día del Juicio:
“En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos también nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor tiene que ver con el castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:17-18).
El apóstol Pedro revela que, aunque nuestro futuro nos depare sufrimiento, no debemos temer: “Pero aunque sufráis por causa de la justicia, seréis bienaventurados” (1 Pedro 3:14). Pedro y muchos otros creyentes del primer siglo soportaron muchas dificultades e incluso la muerte a causa de su fe en Cristo. El sufrimiento no debe temerse; es una bendición cuando se soporta por el nombre de Jesús.
Aquellos que no conocen a Cristo no tienen la promesa de paz para el futuro. Para ellos, existe una preocupación real porque no han decidido dónde pasarán la eternidad. Quienes conocemos a Cristo no tememos el fin de los días. En cambio, nos esforzamos por vivir una vida digna de nuestro llamado, vivimos con confianza, sufrimos con paciencia, anticipamos el regreso de Jesús y descansamos en el conocimiento de que nuestro tiempo está en sus manos (Salmo 31:15).
Saludos