LA IGLESIA / UNIDAD O UNIFORMIDAD
La comprensión de la situación de la iglesia en nuestros días, y la necesidad de que cumpla la misión que tiene encomendada para el anuncio del Reino y la salvación del mundo, hacen que nos planteemos si es necesario “renovarnos” para el cumplimiento de los propósitos divinos.
Por descontado que cuando hablamos de renovación no estamos pensando en “ir a la moda”. Demasiados programas “modernos” hacen de la iglesia de Cristo un escenario que puede parecerse a todo menos al lugar donde se hace presente el Reino de Dios con sus demandas.
Muchas veces cuando preguntamos a alguien: que es la iglesia.? Nos contestan que es la suma de congregaciones que integran su denominación en su país y en el mundo.
Otros nos pueden contestar que es la suma de todos aquellos hombres y mujeres que siguen tal o cual “sana” doctrina.
Una de las más grandes piedras de tropiezo para el mundo fuera de la iglesia es la forma en que los cristianos se tratan unos a otros.
La división es el gran pecado de la iglesia. Ahora podemos entender porque Jesús oraba:
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de Dios.
Para que sean uno; como tú oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.......... Juan 17,20-21
Es sorprendente que Jesús no obliga a la unidad, cuando de hecho podía hacerlo. Dios nunca obliga a nada. El relato bíblico hace referencia a la oración para la unidad.
Tendrá algo que ver el orar con la unidad.?
No hay nada a que se oponga tanto nuestra antigua naturaleza como la obediencia a la voluntad de Dios. Ella hará lo “imposible” para evitar la obediencia a las demandas de Jesús. Si puede “pasar” de obedecer será capaz de realizar los mas grandes sacrificios, levantar hasta “los altares” una doctrina, preparar las mas “eficientes” campañas evangelísticas, defender su “verdad” bíblica hasta extremos insospechados, bajo la apariencia de estar haciendo la voluntad de Dios.
Esto ya ocurría con las fariseos del relato bíblico. Todo su “celo” era en guardar su propias ordenanzas religiosas y morales, que no eran sino tergiversaciones de los mandatos de Dios. Mr. 7,8-13
Jesús oró por la unidad. Y nosotros debemos orar por la unidad. Orar es reconocer nuestra condición de criaturas y buscar la comunión con el Creador. Orar es también encontrase con el prójimo. Orar es el vínculo de la unidad.
Solo “encontrando” a Dios por medio de la oración podemos aceptar a los que no piensan igual que nosotros.
“Es muy fácil hablar de Dios, es fácil hablar a Dios, pero no es tan fácil hablar con Dios.”
-CONTINUARA-
La comprensión de la situación de la iglesia en nuestros días, y la necesidad de que cumpla la misión que tiene encomendada para el anuncio del Reino y la salvación del mundo, hacen que nos planteemos si es necesario “renovarnos” para el cumplimiento de los propósitos divinos.
Por descontado que cuando hablamos de renovación no estamos pensando en “ir a la moda”. Demasiados programas “modernos” hacen de la iglesia de Cristo un escenario que puede parecerse a todo menos al lugar donde se hace presente el Reino de Dios con sus demandas.
Muchas veces cuando preguntamos a alguien: que es la iglesia.? Nos contestan que es la suma de congregaciones que integran su denominación en su país y en el mundo.
Otros nos pueden contestar que es la suma de todos aquellos hombres y mujeres que siguen tal o cual “sana” doctrina.
Una de las más grandes piedras de tropiezo para el mundo fuera de la iglesia es la forma en que los cristianos se tratan unos a otros.
La división es el gran pecado de la iglesia. Ahora podemos entender porque Jesús oraba:
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de Dios.
Para que sean uno; como tú oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.......... Juan 17,20-21
Es sorprendente que Jesús no obliga a la unidad, cuando de hecho podía hacerlo. Dios nunca obliga a nada. El relato bíblico hace referencia a la oración para la unidad.
Tendrá algo que ver el orar con la unidad.?
No hay nada a que se oponga tanto nuestra antigua naturaleza como la obediencia a la voluntad de Dios. Ella hará lo “imposible” para evitar la obediencia a las demandas de Jesús. Si puede “pasar” de obedecer será capaz de realizar los mas grandes sacrificios, levantar hasta “los altares” una doctrina, preparar las mas “eficientes” campañas evangelísticas, defender su “verdad” bíblica hasta extremos insospechados, bajo la apariencia de estar haciendo la voluntad de Dios.
Esto ya ocurría con las fariseos del relato bíblico. Todo su “celo” era en guardar su propias ordenanzas religiosas y morales, que no eran sino tergiversaciones de los mandatos de Dios. Mr. 7,8-13
Jesús oró por la unidad. Y nosotros debemos orar por la unidad. Orar es reconocer nuestra condición de criaturas y buscar la comunión con el Creador. Orar es también encontrase con el prójimo. Orar es el vínculo de la unidad.
Solo “encontrando” a Dios por medio de la oración podemos aceptar a los que no piensan igual que nosotros.
“Es muy fácil hablar de Dios, es fácil hablar a Dios, pero no es tan fácil hablar con Dios.”
-CONTINUARA-