La iglesia, cuerpo de Cristo

2 Junio 1999
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Deberíamos de sacar una enseñanza de la definición de Cristo para Su iglesia como un cuerpo.

El cuerpo humano, tal y como dice la Palabra tiene muchos miembros, y todos tienen algo en común: la vida y el movimiento de ese cuerpo. ¿Pero donde está la dirección del cuerpo?, en la Cabeza. Hoy se sabe que todo lo que se produce en el cuerpo humano, antes ha sido organizado en la cabeza, ésta última es la verdadera artífice de la vida.
En el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia; hay diferentes miembros, pero todos tienen igual importancia a la hora del equilibrio. Desde el punto de vista de Dios, esto también es así, ningún órgano es superior a otro, ya que todo está centralizado en la Cabeza, Cristo; que es el único con poder para dirigir con santo equilibrio.
¿Sería lógico que la mano, o el pie dirigieran el cuerpo, habiendo una cabeza? No. Dios no cede Su autoridad a nadie, ya hay alguien que se encarga de esa función: el Espíritu Santo, que al fin y al cabo, es Dios mismo en nosotros.
¿Cómo pues entender los ministerios de pastorado, magisterio y liderazgo?. Pues de la misma manera que Dios erigió líderes entre el pueblo de Israel, a lo largo de su historia. Pero es Dios quien elige y designa, NO los hombres. Y para Dios tan Ministro es un pastor como el que barre el local de reunión.
¿Cómo saber pues, cuando un líder es enviado por Dios y cuando no lo es?. “Por sus frutos los conoceréis” (no por sus palabras); cuando el líder anda como anduvo Cristo y se ciñe a la enseñanza de la Palabra de Dios, demuestra externamente que el Espíritu Santo gobierna su vida y por lo tanto sus obras tienen el Santo Sello de la aprobación divina, que no siempre coincide con la aprobación humana, que muchas veces tendrá tintes de religiosidad que suelen ser confundidos con la verdadera espiritualidad que agrada a Dios.

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.(Romanos 12:4-8)

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. ( 1 Juan 2:4-6)

Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad. (1 Tim. 4:6-7)


Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.(1 Tim 6:3-5)

Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Fil. 2:3-8).

El que tenga oídos para oír , oiga.

Agradezco vuestras ampliaciones al tema.

Maripaz
 
Maripaz,

Sin entender este concepto, tan bien explicado por usted, jamás vamos a llegar a la UNIDAD del Cuerpo de Cristo. Mientras Roma se considere como 'la' Iglesia, nunca vamos verdaderamente una reconciliación en el Cuerpo del Señor, tan necesaria. Esta denominación tiene que aprender de la historia que tiene la responsabilidad de humillarse ante todos los cristianos. El error que cometió Juan XXIII fue todavía llamar a los protestantes-evangélicos como los hermanos 'separados'. Lutero, Calvino, Swinglio, Melachton y todos los que abrieron los ojos a la desviación que la Cristiandad había sufrido nunca se separaron del Cuerpo de Cristo. Era Roma la que se había separado. El perdón que Juan Pablo II debería ser el inicio de una nueva 'cristianización' especialmente del alto clero.

Felices Pascuas,

Ezequiel Romero