JUAN ANTONIO MONROY
La financiación de la Iglesia católica
Uno de los temas que al día de hoy enfrentan a la Iglesia católica con el Gobierno es el de la financiación económica. El ejecutivo que preside Rodríguez Zapatero está elaborando un plan para reformar el actual sistema de financiación de la Iglesia católica, que actualmente comprende dos partidas: Una, la que obtiene la Iglesia directamente de los contribuyentes mediante la deducción del 0,52% en la cuota integral del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y, otra, las cantidades que recibe anualmente como subvención o regalo gracioso del Estado.
“La Iglesia debe esforzarse por alcanzar su autofinanciación a través de las aportaciones voluntarias de los feligreses”, ha dicho el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera. “Hay que revisar la financiación estatal a la Iglesia católica, naturalmente, pero revisarla para aumentarla”, ha respondido el cardenal arzobispo de Sevilla Carlos Amigo”.
La Iglesia tiembla.
La Iglesia lucha y luchará por mantener privilegios económicos que tiene y sujeta desde tiempos antiguos.
Salvo el breve paréntesis de la República, la Iglesia viene consiguiendo de una u otra forma dotación estatal presupuestaria desde la constitución de 1837.
En el capítulo VII de su novela “La Catedral”, Vicente Blasco Ibáñez se quejaba en 1902 de las grandes cantidades de dinero que la Iglesia católica obtenía del Estado en aquellos tiempos. “Mantenerse en correspondencia con Dios les cuesta a los españoles cinco veces más que aprender a leer”, decía el afamado escritor. Y añadía: “Las peticiones y pensiones de la Iglesia forman una selva intrínseca... No hay ministerio adonde no lleguen sus raíces, su ramaje se extiende por todos los patios, corredores y tejados del edificio de la nación”.
FRANCISCO FRANCO
Los años que el general Franco mantuvo el poder en España fueron de una constante regalía de dinero a la Iglesia. El 23 de enero de 1965 el semanario EL ESPAÑOL daba cifras exorbitantes para la época. Hasta diciembre de 1964 el Estado había dado a la Iglesia católica 4.520 millones de aquellas pesetas sólo para reparación de templos. En la misma fecha la Agencia Europa Press cifraba en 3.050 millones de pesetas la asignación anual del Estado a la Iglesia.
El 17 de septiembre de 1971 el periodista Joaquín Aguirre Bellver publicó un artículo sangrante en el diario “Pueblo”. Dirigiéndose a los obispos católicos, les decía: “Oigan, señores, que este país ya no puede entregarles más, que no hay más que conceder, que nos hemos pasado de rosca. ¿Y todavía les parece poco?”.
El diario EL PAÍS recordaba recientemente (3-10-2004) un encuentro que tuvo lugar entre el cardenal Vicente Enrique Tarancón y el Almirante Luis Carrero Blanco. El entonces presidente del Gobierno se quejaba al cardenal del comportamiento de algunos curas, y le recordó el trato económico que Franco había dispensado a la Iglesia: Trescientos mil millones de pesetas en los años que llevaba de mandato.
LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA
Aquellas donaciones del Estado a la Iglesia católica no han cesado. El 3 de enero de 1979 se firmó en Roma una serie de Acuerdos destinados a regular las nuevas relaciones entre España y el Vaticano. El Artículo II del Acuerdo sobre Finanzas establecía que “el Estado se compromete a colaborar con la Iglesia católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico”. En cumplimiento de lo pactado la Iglesia recibió aquél año del Estado una graciosa ofrenda de 6.794 millones de pesetas. El Acuerdo estatuía que a partir de 1982 acabaría el dinero del Estado y la Iglesia se financiaría con lo que los españoles le dieran a través del I.R.P.F.
Llegó y pasó el año 1982, y el 92, y el 2002, y el Acuerdo no se ha cumplido. La Iglesia católica continúa con la larga mano abierta para lo que caiga del cielo del Estado. Por contar sólo los años de este siglo, en el 2000 recibió 15.458 millones de pesetas. En el 2001, 17.057; en el 2002, 21.746 millones; en el 2003, 22.611, y este año del 2004, 23.061 millones de pesetas.
Pero todo eso es una mínima parte de lo que la Iglesia saca del Estado. El periodista Juan G. Bedoya, después de mucho informarse y de muchas horas ajustando números, escribió en el diario EL PAÍS (19-2-2001) que “las diferentes administraciones públicas del Estado español aportan a la Iglesia católica cada año, directa o mediante subvenciones y conciertos económicos, en torno a 586.000 millones de pesetas”.
¡Qué barbaridad! Más de medio billón de pesetas en doce meses de tiempo, en tiempo de nada.
LA ÉPOCA DE ZAPATERO
El Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha propuesto eliminar de los Presupuestos Generales del Estado para el 2006 la partida destinada a la financiación de la Iglesia ¿Lo conseguirá? ¡Veremos! Muy significativo el dibujo del humorista Forges en la página 16 de EL PAÍS (9-10-2004). Pinta a una voluminosa jerarquía de la Iglesia en su sillón y con un dedo alzado, diciendo: “A ver si se enteran de una vez: Por muchas elecciones que ganen vds, nosotros siempre somos los vencedores”.
¡Qué tremenda, fabulosa, gigantesca, monumental, colosal, épica verdad!. Ellos siempre ganan. Siempre han ganado. Y punto.
J.A. Monroy es un escritor y conferenciante internacional
© J. A. Monroy, ProtestanteDigital.com, 2004 (España)
La financiación de la Iglesia católica
Uno de los temas que al día de hoy enfrentan a la Iglesia católica con el Gobierno es el de la financiación económica. El ejecutivo que preside Rodríguez Zapatero está elaborando un plan para reformar el actual sistema de financiación de la Iglesia católica, que actualmente comprende dos partidas: Una, la que obtiene la Iglesia directamente de los contribuyentes mediante la deducción del 0,52% en la cuota integral del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y, otra, las cantidades que recibe anualmente como subvención o regalo gracioso del Estado.
“La Iglesia debe esforzarse por alcanzar su autofinanciación a través de las aportaciones voluntarias de los feligreses”, ha dicho el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera. “Hay que revisar la financiación estatal a la Iglesia católica, naturalmente, pero revisarla para aumentarla”, ha respondido el cardenal arzobispo de Sevilla Carlos Amigo”.
La Iglesia tiembla.
La Iglesia lucha y luchará por mantener privilegios económicos que tiene y sujeta desde tiempos antiguos.
Salvo el breve paréntesis de la República, la Iglesia viene consiguiendo de una u otra forma dotación estatal presupuestaria desde la constitución de 1837.
En el capítulo VII de su novela “La Catedral”, Vicente Blasco Ibáñez se quejaba en 1902 de las grandes cantidades de dinero que la Iglesia católica obtenía del Estado en aquellos tiempos. “Mantenerse en correspondencia con Dios les cuesta a los españoles cinco veces más que aprender a leer”, decía el afamado escritor. Y añadía: “Las peticiones y pensiones de la Iglesia forman una selva intrínseca... No hay ministerio adonde no lleguen sus raíces, su ramaje se extiende por todos los patios, corredores y tejados del edificio de la nación”.
FRANCISCO FRANCO
Los años que el general Franco mantuvo el poder en España fueron de una constante regalía de dinero a la Iglesia. El 23 de enero de 1965 el semanario EL ESPAÑOL daba cifras exorbitantes para la época. Hasta diciembre de 1964 el Estado había dado a la Iglesia católica 4.520 millones de aquellas pesetas sólo para reparación de templos. En la misma fecha la Agencia Europa Press cifraba en 3.050 millones de pesetas la asignación anual del Estado a la Iglesia.
El 17 de septiembre de 1971 el periodista Joaquín Aguirre Bellver publicó un artículo sangrante en el diario “Pueblo”. Dirigiéndose a los obispos católicos, les decía: “Oigan, señores, que este país ya no puede entregarles más, que no hay más que conceder, que nos hemos pasado de rosca. ¿Y todavía les parece poco?”.
El diario EL PAÍS recordaba recientemente (3-10-2004) un encuentro que tuvo lugar entre el cardenal Vicente Enrique Tarancón y el Almirante Luis Carrero Blanco. El entonces presidente del Gobierno se quejaba al cardenal del comportamiento de algunos curas, y le recordó el trato económico que Franco había dispensado a la Iglesia: Trescientos mil millones de pesetas en los años que llevaba de mandato.
LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA
Aquellas donaciones del Estado a la Iglesia católica no han cesado. El 3 de enero de 1979 se firmó en Roma una serie de Acuerdos destinados a regular las nuevas relaciones entre España y el Vaticano. El Artículo II del Acuerdo sobre Finanzas establecía que “el Estado se compromete a colaborar con la Iglesia católica en la consecución de su adecuado sostenimiento económico”. En cumplimiento de lo pactado la Iglesia recibió aquél año del Estado una graciosa ofrenda de 6.794 millones de pesetas. El Acuerdo estatuía que a partir de 1982 acabaría el dinero del Estado y la Iglesia se financiaría con lo que los españoles le dieran a través del I.R.P.F.
Llegó y pasó el año 1982, y el 92, y el 2002, y el Acuerdo no se ha cumplido. La Iglesia católica continúa con la larga mano abierta para lo que caiga del cielo del Estado. Por contar sólo los años de este siglo, en el 2000 recibió 15.458 millones de pesetas. En el 2001, 17.057; en el 2002, 21.746 millones; en el 2003, 22.611, y este año del 2004, 23.061 millones de pesetas.
Pero todo eso es una mínima parte de lo que la Iglesia saca del Estado. El periodista Juan G. Bedoya, después de mucho informarse y de muchas horas ajustando números, escribió en el diario EL PAÍS (19-2-2001) que “las diferentes administraciones públicas del Estado español aportan a la Iglesia católica cada año, directa o mediante subvenciones y conciertos económicos, en torno a 586.000 millones de pesetas”.
¡Qué barbaridad! Más de medio billón de pesetas en doce meses de tiempo, en tiempo de nada.
LA ÉPOCA DE ZAPATERO
El Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha propuesto eliminar de los Presupuestos Generales del Estado para el 2006 la partida destinada a la financiación de la Iglesia ¿Lo conseguirá? ¡Veremos! Muy significativo el dibujo del humorista Forges en la página 16 de EL PAÍS (9-10-2004). Pinta a una voluminosa jerarquía de la Iglesia en su sillón y con un dedo alzado, diciendo: “A ver si se enteran de una vez: Por muchas elecciones que ganen vds, nosotros siempre somos los vencedores”.
¡Qué tremenda, fabulosa, gigantesca, monumental, colosal, épica verdad!. Ellos siempre ganan. Siempre han ganado. Y punto.
J.A. Monroy es un escritor y conferenciante internacional
© J. A. Monroy, ProtestanteDigital.com, 2004 (España)