YO SOY EL CAMINO, LA VEDAD Y LA VIDA, con estas palabras tan contundentes como definitivas, enterró Jesús para siempre jamás las divagaciones estériles en que perdian el tiempo los filósofos de su tiempo, y por supuesto los posteriores. El que no lo crea, puede seguir buscando ad perpetuam, pero le garantizo que nunca encontrará otra Verdad fuera de Dios. Porque sólo Dios es la Verdad y la Verdad no es posible ignorando a Dios. De hecho, la historia de la filosofia es una búsqueda -siempre estéril- de la búsqueda de la verdad. Pero lo único que se encontraron los pobres filósofos fue una patética vaciedad. NADA. Este es el resumen de veinte siglos de búsqueda de la Verdad por parte de los filósofos. Y NADA es lo que seguirán encontrando hasta que llegue el fin de los tiempos. Y quizás entonces, cuando vean aparecer en toda su gloria al Hijo del Hombre, estos pobres diablos aun se empeñen en siguir ignorandolo y decir que todo es cosa de marcianos. Si alguien quiere pruebas de lo que acabo de exponer, a la historia de la filosofia me remito. El caso más patético es de los pensadores ateos del siglo XX, ansiosos de enterrar a Dios. Finalmente, Dios los enterró a todos ellos, y no bajo tierra precisamente, si no en un lugar -me temo- mucho más siniestro, pero acorde con la magnitud de sus errores. Aprended la lección de una vez por todas. DIOS ES LA VERDAD. Esa verdad que tan ansiosamente buscais -de forma tan estéril- en estos infinitos diálogos cibernéticos.
pax
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