LA FE EN JESUS RESUCITADO

11 Diciembre 2007
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CON EL EVANGELIO A LA CALLE

LA FE EN JESUS RESUCITADO

El Nuevo Testamento proclama la resurrección de Jesús como la hazaña más sorprendente de Dios. El Hecho de los Apóstoles igualmente insisten en la acción determinante de Dios Padre en la vivificación y exaltación de Jesús tras su muerte revelando que tras ella al poder del pecado se le otorga un poder de transformación por el amor en fuente de vida para toda la humanidad.
Pero para ello, hemos de obtener de Dios ese don-regalo llamado fe aún reconociendo que nadie puede presumir de tenerla por méritos propios ni considerarse mejor que todos aquellos que proclaman no tenerla.
Yo pienso que la fe es un don del cielo que hay pedirla por medio de la oración tal como se la pedían los discípulos a Jesús: •”Señor, auméntanos la fe. Enséñanos a orar, enséñanos a gobernar, a vivir en familia… Señor enséñanos a amar”.
La fe es la que nos hace ver que dependemos enteramente de Dios. De Él venimos y hacia Él vamos aunque a veces no lo veamos o lo veamos un tanto lejano.
Y en este sentido me viene a la memoria el relato de Anthoni De Mello que nos muestra el diálogo de un padre con su hijo.
Cierto día, el padre le ordenó al hijo que toda la sal existente en casa la pusiera en agua y que a la mañana siguiente pasara a verlo. El chico hizo lo que el padre le ordenó y muy temprano llegó donde estaba el padre. Éste, entonces le dijo que le trajera por favor la sal que ayer puso en el agua. El joven contestó que no la encontraba porque se habia disuelto. Entonces el padre le dijo que bebiera un poco de esa agua y que le dijera a que sabía a lo que contestó el chico que a sal. A continuación le indicó el padre que arrojara al suelo el agua contenida en el recipiente y esperara un rato.
Así lo hizo el joven, observando que una vez evaporada el agua, reaparecía la sal. Entonces, el padre le comentó: ¿Has visto? Tú no puedes ver a Dios aquí y sin embargo, de hecho, Él está aquí.
Por todo esto lo que está claro es que nosotros, los creyentes, hemos de ser dichosos porque hemos creído y seguimos creyendo en Jesús y confiando en su Palabra que hace brotar la realidad de nuestra fe.
Una fe en un hombre que no predicó una doctrina política, acaso ni siquiera una religión, porque lo que le importó fue el amor infinito a todos los hombres y mujeres del mundo, lo mismo a los de su época, como a los que vinieran después hasta el final de los tiempos.
 
Re: LA FE EN JESUS RESUCITADO

jabón a las heridas hy dios para el corazón.

¡salve césar!