LA FAMILIA DE NAZARET

11 Diciembre 2007
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Estoy convencido que la familia de Nazaret tiene actualmente en este siglo XXI en el que vivimos y en el que es tan difícil la estabilidad familiar, importantes lecciones que darnos.
Con su huida a Egipto tras la intención de Herodes de matar al Niño, la familia de Nazaret se encuentra dramáticamente inserta en el árbol de la tragedia humana.

Jesús por deseo del Padre ha asumido nuestras actuales características naciendo, creciendo y viviendo asumiendo la condición humana. Y la mejor manera de hacerlo es en el entorno de una familia capaz de garantizar los elementos esenciales para crecer humanamente como son el sentido de seguridad, el sentido de pertenencia y la transmisión de los valores significativos de la vida.
Por tanto Jesús ha asumido nuestras características: una familia, un país de origen, una lengua y una tradición cultural y religiosa quedando por este motivo a merced también de los poderes de este mundo.

El Niño ha encontrado en José y María unos sencillos pero seguros modelos de referencia como ahora se dice. De ellos ha recibido una educación simple, ligada a la modesta cultura de aquel tiempo. Su educación aunque esencial le ha transmitido dulzura, bondad y ternura para tratar de este modo a sus prójimos.
Ha conocido la unión de esta humilde familia cuando juntos huyen a Egipto aceptando el consejo del ángel del Señor, hasta superar la tempestad de la orden de Herodes de matar al Niño.

Mas tarde, cuando vuelvan a la paz de Nazaret, se nos dirá que el niño crecía en edad, sabiduría y gracia. Todo lo requerido en cualquier hogar en el que un niño viene al mundo, aunque se necesite tiempo para establecer relaciones profundas que formen parte de un ambiente como el creado por José y María.

Así las cosas pienso que la familia de Nazaret es una familia de la que podemos tomar muchas consideraciones pues bajo ningún concepto es algo inalcanzable. Nos muestran infinidad de experiencias que acreditan la posibilidad de que la ventura del matrimonio es una buenaventura, la mejor aventura.

La normalidad de la Sagrada familia, nos debe obligar a no olvidar los dramas familiares, cercanos o lejanos. A reactivar el valor y la dignidad de vida humana y de la familia, para que ninguno de los Jesús, José y María de nuestro tiempo se sientan jamás abandonados por el ángel que se presenta en sueños.

Y sin olvidar a esas numerosas familias que viven en su piel el drama lacerante de la emigración forzosa que abandonan sus hogares para salvar la vida o para buscar una posibilidad de futuro ya que siguen existiendo Herodes dispuestos a acabar con sus vidas, aunque se encubran de legalidad o de legitimación social.