LA DOCTRINA DEL PURGATORIO

16 Junio 2001
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EL PURGATORIO


El catecismo de la iglesia católica define purgatorio como "purificación, para alcanzar la santidad necesaria para incorporarse a la alegría del cielo", que es experimentada por ésos "que están en la tolerancia y la amistad de Dios, pero todavía purificados de forma imperfecta" (CIC 1030). Observa que "esta purificación final de los elegidos. . . es enteramente diferente del castigo del condenado "(CIC 1031).

La purificación es necesaria porque, como la Escritura enseña, ninguna voluntad sucia se incorpora a la presencia de Dios en el cielo (Apoc. 21:27) y, mientras que podemos morir con nuestros pecados mortales perdonados, pueden todavía quedar muchas impurezas en nosotros, pecados específicamente veniales y el castigo temporal debido a los pecados perdonados ya.

Cuando morimos, experimentamos lo que se llama el juicio individual. La Escritura dice que "está designado para los hombres una vez muertos, y viene después juicio" (Heb. 9:27).

Nos juzgan inmediatamente y recibimos nuestra recompensa, por buenos o malos. Sabemos inmediatamente cuál será nuestro destino final.

En el fin de los tiempos, cuando Jesús vuelva, vendrá el juicio general al cual la Biblia se refiere, por ejemplo, en Mateo 25:31-32: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces Él se sentará en su trono glorioso. Ante Él se postrarán todas las naciones, y los separará a unos de otros como un pastor separa las ovejas de las cabras." En este juicio general todos nuestros pecados serán revelados en público (Lucas 12:2-5).

San Augustín dijo, en La Ciudad de Dios, que los "castigos temporales ahora y después son sufridos por algunos en esta vida solamente, por otros después de muerte, por otros en ambas situaciones, ahora y después; pero todos antes del más estricto juicio final."

Está entre los juicios particulares y el general, después de que el alma esté purificada de las consecuencias restantes del pecado: "OS ASEGURO QUE NO SALDRÉIS HASTA QUE HAYAIS PAGADO EL ÚLTIMO CÉNTIMO" (Lucas 12:59).

El dinero, uno de los argumentos que los contra-católicos usan a menudo para atacar el purgatorio es la idea de que la Iglesia católica hace dinero al promulgar esta doctrina. Sin purgatorio, afirman, la Iglesia quebraría. Un buen número de libros contra-Católicos expone que la Iglesia debe sus ingresos a esta doctrina. Pero los números apenas lo sostienen.

Cuando un católico solicita una misa conmemorativa para los muertos - es decir, una misa ofrecida para el provecho de alguien que está en el purgatorio, es costumbre dar al sacerdote de la parroquia un estipendio económico, "Es justo que el obrero cobre su salario" (Lucas 10:7) y que "los que presiden el Altar cobren su parte de las ofrendas" (1 Cor. 9:13-14).

En los Estados Unidos, un estipendio consiste comúnmente en alrededor de cinco dólares; pero los indigentes no tienen que pagar. Algunos personas, por supuesto, ofrecen libremente más. Este dinero va al sacerdote de la parroquia, y se permite a los sacerdotes solamente recibir un estipendio por día. Nadie se hace rico con cinco dólares por día, y ciertamente no la Iglesia, que no recibe el dinero de todos modos.

Pero qué sucede los domingos. Hay a menudo centenares de personas en la misa. En una parroquia importante, puede haber millares. Muchas familias e individuos depositan cinco dólares o más en la cesta de la colecta; otros depositan menos. Algunos dan mucho más. Una parroquia puede tener cuatro o cinco o seis misas el domingo. El total de las colectas del domingo sobrepasa ampliamente la cantidad ínfima recibida de las misas conmemorativas.

¿Una "Invención Católica"?



Los fundamentalistas pueden estar encariñados con decir que la Iglesia católica "inventó" la doctrina del purgatorio para hacer dinero, pero tienen dificultad para determinar exáctamente cuando.

La mayoría de los contra-Católicos profesionales - los que dedican su vida a atacar el "Romanismo" - suelen atribuir la culpa al Papa Gregorio el Grande, que reinó entre los años 590-604 d. C.

Pero nunca consideran la petición de Mónica, la madre de San Augustín, que pidió a su hijo, en el siglo IV, que se acordase de su alma en sus misas. Esto no tendría ningún sentido si ella pensara que su alma no se beneficiaría de estos rezos, como sería el caso si ella estuviese en el infierno o en la gloria completa del cielo.

Atribuyendo la doctrina al Papa Gregorio no se podrían explicar las pintadas en las catacumbas, donde los cristianos, durante las persecuciones de los primeros tres siglos, registraron los rezos por los muertos.

De hecho, algunas de las escrituras cristianas más tempranas fuera del Nuevo Testamento, como los Actos de Pablo y de Tecla y del Martirio de Perpetua y de Felicia (ambos escritos durante el segundo siglo), refieren la práctica cristiana de la rogación por los muertos.

Tales rezos habrían sido ofrecidos solamente si los cristianos creyeran en el purgatorio, incluso si no utilizaron ese nombre para él. (véanse las Respuestas de los Padres Católicos más conocidos para conocer la existencia del purgatorio en las citas de éstos y de otras fuentes cristianas tempranas.)

En conclusión: siempre que una fecha se fije para la "invención" del purgatorio, es factible señalar evidencias documentales e historiográficas para mostrar que la doctrina del purgatorio existía antes de esa fecha.

¿Además, si en un cierto punto la doctrina fue sacada de un acto administrativo, por qué en los expedientes de la historia eclesiástica no figura ninguna protesta contra él?

Un estudio de la historia de las doctrinas indica que los cristianos de los primeros siglos se alzaban en armas (a veces de forma especialmente sangrienta) si cualquier persona sugería el menor cambio en sus creencias.

Era gente extremadamente conservadora que probaba las doctrinas preguntando: ¿era ésto creído por nuestros antepasados? ¿Nos fue dada a través de los Apóstoles?

Seguramente la creencia en el purgatorio sería considerada un gran cambio, si no hubiese sido creída desde el primer momento. Entonces, ¿dónde están las evidencias de las protestas? No existen. No hay ninguna evidencia histórica de tales hechos en los más antiguos documentos disponibles por los historiadores. Y más adelante tampoco existe ninguna fuente historiográfica en la que los creyentes de la época post-apostólica nos hablen del purgatorio como una "nueva doctrina".

Por consiguiente, aquellos creyentes entendían que la enseñanza oral de los apóstoles, -que los católicos llamamos la Tradición-, y la Biblia no solamente no contradecían la doctrina del purgatorio, sino que, de hecho, la confirmaban.

No es sorprendente, pues, que los que niegan la existencia del purgatorio tienden a pasar de largo ante las evidencias al respecto que nos ofrece la historia de la Fe. Prefieren hablar que la Biblia habla solamente de cielo y de infierno.

Pero esto tampoco es así. La Biblia habla claramente de una tercera condición, comúnmente llamada el limbo de los Padres de la Iglesia, donde los justos muertos antes de la redención esperan a que el cielo que se abra para ellos.

Después de su muerte y antes de su resurrección, Cristo visitó el limbo de los Padres y les predicó la buena nueva de que el cielo estaría ahora abierto para ellos (1 Pedro 3:19).

Esta gente no estaba, por lo tanto, en cielo, pero tampoco experimentaban los tormentos del infierno.

Algunos han especulado que el limbo de los Padres es igual que el purgatorio. Éste puede o no ser el caso. Sin embargo, si el limbo de los Padres no es el purgatorio, su existencia muestra que un estado temporal, intermedio, no es contrario a Escritura.

Mírelo esta manera. Si el limbo de los Padres era el purgatorio, entonces esto nos muestra directamente la existencia del purgatorio.

Si el limbo de los padres era un estado temporal diferente, entonces la Biblia dice por lo menos que tal estado puede existir. Y, por consiguiente, prueba que puede haber más estados que el cielo y el infierno.

Los protestantes se oponen argumentando que Jesús dijo al ladrón en la cruz que, en ese mismo día en que los dos murieron, estarían juntos en el Paraíso (Lucas 23:43). Esto lo interpretan como una negación del purgatorio.

Sin embargo, este argumento no es consistente y vuelve a demostrar la existencia de un tercer estado además del cielo y del infierno, puesto que Jesús no fue al cielo en el día que Él murió.

Pedro nos dice que Él "fue a predicar a los Espíritus en la prisión" (1 Pedro. 3:19), y, después de su resurrección, Cristo mismo declaró: "todavía no he ascendido al Padre" (Juan 20:17). Así en aquella pasaje el paraíso se sitúa en un cierto tercer estado además del cielo y además del infierno.



El "purgatorio no está en la Escritura" que algunos fundamentalistas también argumentan, como si probasen realmente algo. O "la palabra purgatorio no se encuentra en ninguna parte de la Escritura."

Esto es verdad, pero no refuta la existencia del purgatorio o del hecho de que la creencia en ella ha sido parte siempre de enseñanza de la Iglesia. Trinidad y Encarnación son palabras que tampoco están en la Escritura, con todo esas doctrinas se enseñan claramente en ella. Asimismo, la Escritura enseña que existe el purgatorio, incluso si no utiliza la palabra e incluso si 1 Pedro 3:19 no se refiere a otro lugar más que al purgatorio.

Cristo refiere que el pecador que "32 Y a cualquiera que diga palabra contra el Hijo del Hombre le Será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le Será perdonado, ni en este mundo, ni en el venidero." (12:32 Mt.), sugiriendo que una se puede liberar después de la muerte de las consecuencias de sus pecados.

Semejantemente, San Pablo nos dice que cuando nos juzgan, las obras de cada hombre serán probadas. ¿Y qué sucede si la obra de un hombre justo falla en la prueba? "15 Si la obra de alguien es quemada, él Sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego. " (1 Cor 3:15). Ahora bien, esta pérdida, esta pena, no se puede referir al envío al infierno, puesto que nadie se salva allí; y al cielo no puede referirse tampoco, puesto que no hay sufrimiento ("fuego") allí. Sólo la doctrina católica del purgatorio explica este paso.

Por supuesto, existe la aprobación de la Biblia sobre los rezos para los muertos: "En hacer esto él actuaba de una manera muy excelente y noble, ya que él tenía la resurrección de los muertos en la mente; pero si él no esperara que se levantaran los muertos otra vez, habría sido inútil y absurdo rogar por ellos en la muerte. Pero él hizo esto con objeto de la recompensa espléndida que aguarda a los que habían muerto en gracia de Dios, era un pensamiento santo y piadoso. Así él hizo el sacrificio por los muertos que puedan ser liberados de este pecado "(2 Mac. 12:43-45).

Los rezos no son necesitados por éstos en el cielo, y nadie puede ayudar a éstos en el infierno. Eso significa que alguna gente debe estar en una tercera condición, por lo menos temporalmente. Este versículo ilustra tan claramente la existencia del purgatorio que, durante la reforma, los protestantes tuvieron que arrancar los libros de los Macabeos de sus Biblias para evitar validar la doctrina.

Los rezos por los muertos y, consiguientemente, la doctrina del purgatorio, han sido parte de la religión verdadera desde antes de la época de Cristo. Podemos mostrar que no sólo fueron practicados por los judíos de la época de los Macabeos, sino que incluso han sido conservados por los judíos ortodoxos de hoy, los cuales recitan un rezo conocido como el Kaddish durante once meses después de la muerte de un ser amado, de modo que el amado pueda ser purificado.

No fue la Iglesia Católica quien agregó la doctrina del purgatorio. Por el contrario, el cambio en la enseñanza original ha tenido lugar en el protestantismo, que rechazó una doctrina que había sido creída siempre por los judíos y los cristianos.

¿Por qué ir al Purgatorio? ¿Por qué cualquier persona podría ir al purgatorio? Para ser limpiado, porque "nada impuro se introducirá [ en el cielo ]" (Apoc. 21:27). Cualquier persona que no se ha liberado totalmente del pecado y de sus efectos está, en cierta medida, "impuro." A través del arrepentimiento se puede ganar la gracia necesaria para ser digno del cielo, es decir, para ser perdonado y que su alma esté espiritualmente viva.

Pero esto no es suficiente para ganar la entrada en el cielo. Es necesario ser limpiado totalmente. Los fundamentalistas protestantes argumentan que "La Escritura claramente revela que todas las demandas de la justicia divina en el pecador se han satisfecho totalmente en Jesucristo. También revela que Cristo redimió totalmente a todo lo que se había perdido. Los abogados de un purgatorio (y de la necesidad del rezo para los muertos) dicen, en efecto, que el rescate de Cristo era incompleto. . . Todo ha sido hecho por nosotros por Jesucristo, no hay nada para ser agregado o ser hecho por el hombre." Es enteramente correcto decir que Cristo logró toda nuestra salvación para nosotros en la cruz. Pero eso no resuelve la cuestión de cómo este rescate se aplica a nosotros. La Escritura revela que se aplica a nosotros en el curso del tiempo a través, entre otras cosas, del proceso del santificación con el cual se hace santo el cristiano.

La Santificación implica sufrir (ROM 5:3-5), y el purgatorio es la etapa final de la santificación que algunos de nosotros tenemos necesidad de experimentar antes de que entremos en cielo. El purgatorio es la fase final en la que Cristo nos aplica el rescate de la purificación que él logró para nosotros por su muerte en la cruz.

No existe ninguna contradicción. La resistencia fundamentalista a la doctrina bíblica del purgatorio presume que hay una contradicción entre Cristo que nos redime en la cruz y el proceso por el cual nos santificamos. No hay tal. Y un fundamentalista no puede decir que sufriendo en la etapa final de la santificación se entra en conflicto con la suficiencia del sacrificio de Cristo sin decir que el sufrimiento en los primeros tiempos de la santificacion también presenta un conflicto similar. El fundamentalista lo tiene al revés: Nuestro sufrimiento en la santificación no quita valor a la cruz. Al contrario, la cruz produce nuestra santificación, que da lugar a nuestro sufrimiento, porque "Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados"(Heb. 12:11). El purgatorio es necesario porque existe el requisito de que un alma que ha sido declarada justa debe estar realmente limpia para que un hombre se pueda incorporar definitivamente a la vida eterna. Después de todo, si un alma culpable "se aprueba simplemente," si su estado pecaminoso todavía existe pero se ignora oficialmente, entonces sigue siendo un alma culpable. Sigue estando impura.

La teología católica toma seriamente la noción de que "nada sucio entrará en el cielo." De esto se deduce que un alma menos que limpiada, aunque si "aprobada" sigue un alma sucia y no tiene cabida en el cielo. Necesita ser limpiada o "ser purgada" de sus imperfecciones restantes. El limpiamiento ocurre en el purgatorio.

De hecho, la necesidad de purgar se enseña en otros pasos de Escritura, tales como 2 Telsalonicenses 2:13, cuál declara que Dios nos eligió "Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para Salvación, por la Santificación del Espíritu y fe en la verdad"

La Santificación no es, por lo tanto, una opción, algo que puede o puede no suceder antes de que se consiga entrar en el cielo. Es un requisito absoluto, como hebreos 12:14 indica que debemos esforzarnos "por la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."





PAX
 
Amigo PAX
¿Eres otro que usa las largas parrafadas del Cut&Paste?
Ahora solo te falta razonar la gran cantidad de citas en las que no se usa el contexto y cualquiera que tengo una pequeña idea de como hay que leer las Escrituras sabe que un texto sin el contexto es un pretexto. ¿Ha leido, personalmente los textos bíblicos que cita? ¿No verdad?

En cuanto a que los cristianos de los dos primeros siglos creian en el putgatorio es otra de las invenciones de vuestra Institución.
Verá, no fué solo con el fin de obtener dinero de la gente que se inventó el purgatorio, sino algo mucho peor. Fué debido al ansia de ejercer un dominio sobre la gente. El poder de determinar que la casta sacerdotal y jerarquica de vuestra Institución puede liberar o retener las almas en el purgatorio.

Si realmente tuvisen este poder por amor a estas mismas almas deberían liberarlas a fin de que dejaran de sufrir. Pero este no es el plan ¿verdad?

En cuanto a la paparruchada del limbo le convendría enterarse mejor de lo que se enseña en vuestra Institución que dice que el limbo es un lugar del que no se sale jamás. No es un lugar de "redención y purificación". ¿Quien ha tergiversado esta vuestra doctrina? ¿Usted o los que has escrito lo que ha copiado para alimento de los crédulos que lo leen?

Así, menos citar y más razonar.
 
EL PURGATORIO: DOCTRINA RECICLADA

EL PURGATORIO: DOCTRINA RECICLADA

Dice Apostolvs (o un autor cuyo nombre omitió citar):


EL PURGATORIO


El catecismo de la iglesia católica define purgatorio como "purificación, para alcanzar la santidad necesaria para incorporarse a la alegría del cielo", que es experimentada por ésos "que están en la tolerancia y la amistad de Dios, pero todavía purificados de forma imperfecta" (CIC 1030). Observa que "esta purificación final de los elegidos. . . es enteramente diferente del castigo del condenado "(CIC 1031).


En efecto, el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) da esta "definición". Para comparación veamos qué dice el Denzinger, una obra de referencia reconocida, como que es una compilación de documentos oficiales hasta 1954. Los números remiten a los párrafos de dichos documentos; los que están en cursivas corresponden a proposiciones condenadas.

2) Qué es el purgatorio. No consiste únicamente en el temor del moribundo: 744; sino en penas satisfactorias sufridas por las almas: 464, 530, 570 t, 693, 840, 983; siendo atormentadas por el fuego: 570 t. No pecan buscando alivio y horrorizándose de las penas: 778.

Mientras que la explicación light del CIC habla de "purificación" y apenas menciona, como tradición de la Iglesia, el "fuego purificador", añadiendo una cita de León I Magno.

En tanto, el Denzinger alude a documentos de la Iglesia que hablan de penas y tormentos.

El primer documento que se cita con referencia al purgatorio es la carta Sub catholicae de Inocencio IV de 1254 y afirma (basado en Mateo 12:32 y 1 Corintios 1:13,15) la existencia del purgatorio y añade:

...puesto que dicen [los griegos] que el lugar de esta purgación no les ha sido indicado por sus doctores con nombre cierto y propio, nosotros que, de acuerdo con las tradiciones y autoridades de los Santos Padres lo llamamos purgatorio, queremos que en adelante se llame con este nombre también entre ellos. Porque con aquel fuego transitorio se purgan ciertamente los pecados, no los criminales o capitales, que no hubieran antes sido perdonados por la penitencia, sino los pequeños y menudos, que aun después de la muerte pesan, si bien fueron perdonados en vida.

Denzinger # 456

Como puede verse, don Inocencio IV dice que el purgatorio es un lugar, no una condición ni un proceso. Y en ese lugar la purificación se realiza por fuego, llamado "transitorio" para distinguirlo de las llamas eternas del infierno.

En la carta Super quibusdam de 1351 dirigida por Clemente VI a los armenios, se hacen una serie de preguntas que equivalen a una profesión de fe; entre ellas la siguiente:

Preguntamos si has creído y crees que existe el purgatorio, al que descienden las almas de los que mueren en gracia, pero no han satisfecho sus pecados por una penitencia completa. Asimismo, si crees que son atormentadas con fuego temporalmente y, que apenas estén purgadas, aun antes del día del juicio, llegan a la verdadera y eterna beatitud que consiste en la visión de Dios cara a cara y en amor.

Denzinger # 570 t

De nuevo, según otro papa, el purgatorio es un lugar donde las almas son atormentadas por fuego.

En 1547, el Concilio de Trento, en su Canon 30 también implica que el purgatorio es un lugar:

Si alguno dijere que después de recibida la gracia de la justificación, de tal manera que se le perdona la culpa y se le borra el reato de pena eterna a cualquier pecador arrepentido, que no queda reato alguno de pena temporal que haya de pagarse o en este mundo o en el otro en el purgatorio, antes de que pueda abrirse la entrada en el reino de los cielos, sea anatema.

Denzinger # 840

En otras palabras, la absolución sacerdotal es incompleta pues no quita una supuesta "pena temporal" por el pecado que debe pagarse ora por acciones meritorias, ora con sufrimientos purificadores.

El mismo Concilio, en su Decreto sobre el Purgatorio del 4 de diciembre de 1563 reafirma una vez más la existencia del purgatorio (Denzinger # 983).




La purificación es necesaria porque, como la Escritura enseña, ninguna voluntad sucia se incorpora a la presencia de Dios en el cielo (Apoc. 21:27) y, mientras que podemos morir con nuestros pecados mortales perdonados, pueden todavía quedar muchas impurezas en nosotros, pecados específicamente veniales y el castigo temporal debido a los pecados perdonados ya.

Cuando morimos, experimentamos lo que se llama el juicio individual. La Escritura dice que "está designado para los hombres una vez muertos, y viene después juicio" (Heb. 9:27).

Nos juzgan inmediatamente y recibimos nuestra recompensa, por buenos o malos. Sabemos inmediatamente cuál será nuestro destino final.

En el fin de los tiempos, cuando Jesús vuelva, vendrá el juicio general al cual la Biblia se refiere, por ejemplo, en Mateo 25:31-32: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces Él se sentará en su trono glorioso. Ante Él se postrarán todas las naciones, y los separará a unos de otros como un pastor separa las ovejas de las cabras." En este juicio general todos nuestros pecados serán revelados en público (Lucas 12:2-5).


No hay disputa en cuanto a los juicios individual y final. El caso es que la doctrina del purgatorio supone una demora entre el veredicto del juicio individual y el acceso a la presencia de Dios, que carece de justificación bíblica.



San Augustín dijo, en La Ciudad de Dios, que los "castigos temporales ahora y después son sufridos por algunos en esta vida solamente, por otros después de muerte, por otros en ambas situaciones, ahora y después; pero todos antes del más estricto juicio final."


Muy interesante especulación del ilustre obispo de Hipona. Sin embargo, no constituye lo que yo llamaría evidencia.


Está entre los juicios particulares y el general, después de que el alma esté purificada de las consecuencias restantes del pecado: "OS ASEGURO QUE NO SALDRÉIS HASTA QUE HAYAIS PAGADO EL ÚLTIMO CÉNTIMO" (Lucas 12:59).


¡Por favor! Vaya forma de meter de contrabando la doctrina del purgatorio en una parábola que habla de llegar a un acuerdo con el oponente en camino al juez...

Su significado queda claro en el texto paralelo de Mateo:

Mateo 5:21-26
Habéis oído que se dijo a los antepasados: "NO MATARAS " y: "Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte."
Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga: "Raca" a su hermano, será culpable delante de la corte suprema; y cualquiera que diga: "Idiota", será reo del infierno de fuego.
Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Aquí no se está hablando de penas purgatorias. Los versos 25 y 26 son un llamado a ponerse en paz con los adversarios en lugar de arriesgar las posibles consecuencias, en forma de una parábola tomada de la vida cotidiana.

Esto lo reconoce incluso un comentario católico:

Se pretendió sacar del v. 26 de Mt la idea del purgatorio. Pero esto no es más que una redacción parabólica, popular y de tipo «sapiencial». Es una advertencia de prudencia humana, para los asuntos de la tierra, sin más pretensiones, y que se debe de aprovechar para evitar otras complicaciones. Así se debe aprovechar, analógicamente, esta lección para la ética cristiana (cf. Mt 18,34.35), pero sin matizaciones estrictas.

Manuel de Tuya, O.P. Profesores de Salamanca: Biblia Comentada, 3a Ed. Madrid: BAC, 1977, vol. 5A, p. 78; negritas añadidas.



El dinero, uno de los argumentos que los contra-católicos usan a menudo para atacar el purgatorio es la idea de que la Iglesia católica hace dinero al promulgar esta doctrina. Sin purgatorio, afirman, la Iglesia quebraría. Un buen número de libros contra-Católicos expone que la Iglesia debe sus ingresos a esta doctrina. Pero los números apenas lo sostienen.

...


Corto esto porque no tengo interés alguno en discutir sobre cifras. El problema de la doctrina del purgatorio no es primariamente que se trate de un subterfugio para recaudar dinero (aunque lo recaude) o ejercer poder (aunque lo ejerza).

El problema es que carece de base bíblica, y muy a pesar de ello se ha transformado en un dogma de asentimiento obligatorio para los católicos que además justifica el sistema de indulgencias y corrobora el carácter sacrificial de la misa.



¿Una "Invención Católica"?


Los fundamentalistas pueden estar encariñados con decir que la Iglesia católica "inventó" la doctrina del purgatorio para hacer dinero, pero tienen dificultad para determinar exáctamente cuando.

La mayoría de los contra-Católicos profesionales - los que dedican su vida a atacar el "Romanismo" - suelen atribuir la culpa al Papa Gregorio el Grande, que reinó entre los años 590-604 d. C.

Pero nunca consideran la petición de Mónica, la madre de San Augustín, que pidió a su hijo, en el siglo IV, que se acordase de su alma en sus misas. Esto no tendría ningún sentido si ella pensara que su alma no se beneficiaría de estos rezos, como sería el caso si ella estuviese en el infierno o en la gloria completa del cielo.


El autor de este penoso panfleto descalifica a sus oponentes con su descripción como "fundamentalistas" y "contracatólicos", pero carece por completo de autocrítica a la hora de exponer argumentos.

En cuanto al primero, las creencias privadas de Santa Mónica no son lo mismo que la enseñanza de un obispo de Roma en su calidad de tal. De modo que no puede compararse lo que la mamá de Agustín haya creido con lo que Gregorio Magno enseñó. Primer disparate.


Atribuyendo la doctrina al Papa Gregorio no se podrían explicar las pintadas en las catacumbas, donde los cristianos, durante las persecuciones de los primeros tres siglos, registraron los rezos por los muertos.


Segundo disparate: las catacumbas tampoco defienden el purgatorio. Los registros más primitivos indican una afirmación o una expresión de deseo (Descansa en Paz, etc), sin una oración formal a Dios. Más tarde se añaden oraciones en el sentido de que Dios guarde el alma del difunto o tenga misericordia de ella. Pero no se insinúa la idea de que las almas fueran retenidas en algún sitio intermedio de purgación.


De hecho, algunas de las escrituras cristianas más tempranas fuera del Nuevo Testamento, como los Actos de Pablo y de Tecla y del Martirio de Perpetua y de Felicia (ambos escritos durante el segundo siglo), refieren la práctica cristiana de la rogación por los muertos.


Debería darle vergüenza llamar "escrituras cristianas" al apócrifo Hechos de Pablo y Tecla.

En cuanto al Martirio de Perpetua y Felicidad no es del siglo II sino de principios del tercero, ya que con toda probabilidad ambas fueron ejecutadas durante la persecución de Septimio Severo hacia 202.

De todos modos en el capítulo 2 de esta obra Perpetua tiene un sueño donde ve a su hermanito Dinócrates, que había perecido a los 7 años "tan roído su rostro por un cáncer que su muerte causó repugnancia a todos". En el sueño lo ve sufriendo, y ora fervientemente por él hasta que contempla gozoso, fuera del lugar de sufrimiento donde estaba. No menciona en absoluto la presencia de Dios.

El editor de la obra hace la siguiente observación:

La avidez con la que los escritores controversialistas latinos agarran este fantasioso pasaje (el cual, de hecho, es subversivo de toda su doctrina acerca del purgatorio...) torna enfático la absoluta ausencia en los Padres primitivos de ninguna referencia a tal dogma; la cual, de haber existido, debiera de haber aparecido en cada referencia al estado de los muertos, y en cada relato de la disciplina de los penitentes.

R.E. Wallis, PhD. Appendix. The Martyrdom of Perpetua and Felicitas. En Ante-Nicene Fathers, 3:706.

Como bien dice de pasada Wallis, este texto va en contra del dogma católico pues no hay la menor evidencia de que Dinócrates, hijo de padres paganos y descrito por Perpetua como "mi hermano según la carne", hubiera sido bautizado. Con lo cual solamente podría hallarse, según la doctrina católica, o en el limbo de los infantes o, si se lo considera en edad de la razón, en el infierno (esto es lo que parece creer Perpetua). Pero según la doctrina católica, tanto el infierno como el limbo de los niños son estados definitivos y por tanto no modificables por la intercesión.



Tales rezos habrían sido ofrecidos solamente si los cristianos creyeran en el purgatorio, incluso si no utilizaron ese nombre para él. (véanse las Respuestas de los Padres Católicos más conocidos para conocer la existencia del purgatorio en las citas de éstos y de otras fuentes cristianas tempranas.)


Esta es una inferencia injustificada, que presume una corrección doctrinal de la cual los supuestos testigos del purgatorio con toda probabilidad carecían. La expresión de afecto a través de rogar a Dios por el descanso de las almas de los seres amados fallecidos no es evidencia de la existencia de una doctrina, mucho menos de que sea verdadera.


En conclusión: siempre que una fecha se fije para la "invención" del purgatorio, es factible señalar evidencias documentales e historiográficas para mostrar que la doctrina del purgatorio existía antes de esa fecha.


Pues sería bueno que empezase a exhibirlas, porque lo presentado hasta aquí ni siquiera insinúa la existencia de dicha doctrina previamente al siglo V ó VI.


¿Además, si en un cierto punto la doctrina fue sacada de un acto administrativo, por qué en los expedientes de la historia eclesiástica no figura ninguna protesta contra él?


No hace falta suponer que fue sacada de un "acto administrativo" para declararla carente de fundamento. Aferrarse al más flojo de los muchos argumentos que potencialmente pueden esgrimirse contra esta doctrina es refutar lo más fácil.



Un estudio de la historia de las doctrinas indica que los cristianos de los primeros siglos se alzaban en armas (a veces de forma especialmente sangrienta) si cualquier persona sugería el menor cambio en sus creencias.


Caramba, esto sí que es nuevo... Así que los cristianos de los primeros siglos no eran mártires sino partisanos. Sin duda el autor está intentando una revisión radical de la historia de la Iglesia. Cipriano debió haber dicho que la sangre de los herejes, y no la de los mártires, es la semilla de la Iglesia.


Era gente extremadamente conservadora que probaba las doctrinas preguntando: ¿era ésto creído por nuestros antepasados? ¿Nos fue dada a través de los Apóstoles?


Esta es una visión idealizada, casi bucólica, de la historia. La realidad es que a través de los siglos se fueron introduciendo doctrinas de las cuales no existe la menor evidencia ni en la Biblia ni en la Iglesia prenicena (entre ellas el purgatorio).



Seguramente la creencia en el purgatorio sería considerada un gran cambio, si no hubiese sido creída desde el primer momento. Entonces, ¿dónde están las evidencias de las protestas? No existen. No hay ninguna evidencia histórica de tales hechos en los más antiguos documentos disponibles por los historiadores. Y más adelante tampoco existe ninguna fuente historiográfica en la que los creyentes de la época post-apostólica nos hablen del purgatorio como una "nueva doctrina".


Esto es un argumento tomado del silencio, y por tanto bastante endeble a falta de evidencia positiva.

El argumento es cómico, por cuanto en los documentos más antiguos no cabe esperar protesta alguna para una noción ausente en esa época entre los maestros ortodoxos. No era entonces ni nueva ni vieja doctrina. Era una doctrina inexistente.


Por consiguiente, aquellos creyentes entendían que la enseñanza oral de los apóstoles, -que los católicos llamamos la Tradición-, y la Biblia no solamente no contradecían la doctrina del purgatorio, sino que, de hecho, la confirmaban.


Aquí el anónimo, luego de fallar en proveer evidencia sólida, hecha al vuelo su imaginación y visualiza a los cristianos de los primeros siglos abrazando devotamente la doctrina cuya existencia no ha demostrado.



No es sorprendente, pues, que los que niegan la existencia del purgatorio tienden a pasar de largo ante las evidencias al respecto que nos ofrece la historia de la Fe.


Y otros, no hallando evidencias, se dedican a inventarlas o imaginarlas.



Prefieren hablar que la Biblia habla solamente de cielo y de infierno.
Pero esto tampoco es así. La Biblia habla claramente de una tercera condición, comúnmente llamada el limbo de los Padres de la Iglesia, donde los justos muertos antes de la redención esperan a que el cielo que se abra para ellos.



Lo de "claramente" corre por cuenta del autor.


Después de su muerte y antes de su resurrección, Cristo visitó el limbo de los Padres y les predicó la buena nueva de que el cielo estaría ahora abierto para ellos (1 Pedro 3:19).

Esta gente no estaba, por lo tanto, en cielo, pero tampoco experimentaban los tormentos del infierno.


¡Qué sencillo! ¡Qué claro!

Cualquiera que sepa algo del Nuevo Testamento sabe que éste es uno de los pasajes más difíciles de interpretar.

El exegeta católico Ricardo Franco, S.I., observa: Este versículo es el que suscita mayores dificultades, y no hay palabra en él que no tenga interpretaciones diversas (La Sagrada Escritura- Profesores de la Compañía de Jesús, 2a Ed. BAC: Madrid, 1967, NT 3:282).

¡Clarísimo!


Algunos han especulado que el limbo de los Padres es igual que el purgatorio. Éste puede o no ser el caso. Sin embargo, si el limbo de los Padres no es el purgatorio, su existencia muestra que un estado temporal, intermedio, no es contrario a Escritura.
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Si pretende probar lo inexistente a partir de lo oscuro, no creo que llegue muy lejos. Primero debería fundamentar mejor lo del limbus patrum.


Mírelo esta manera. Si el limbo de los Padres era el purgatorio, entonces esto nos muestra directamente la existencia del purgatorio.


Si hubiera demostrado la existencia del limbo de los Padres... lástima por ese insignificante pero enojoso detalle.


Si el limbo de los padres era un estado temporal diferente, entonces la Biblia dice por lo menos que tal estado puede existir. Y, por consiguiente, prueba que puede haber más estados que el cielo y el infierno.


De nuevo, todavía le falta empezar su demostración sobre el citado limbo. Y si lo lograra, solamente demostraría que un tercer estado diferente de cielo e infierno no es contrario a la Escritura, lo cual dista de ser una evidencia positiva en favor del purgatorio.



Los protestantes se oponen argumentando que Jesús dijo al ladrón en la cruz que, en ese mismo día en que los dos murieron, estarían juntos en el Paraíso (Lucas 23:43). Esto lo interpretan como una negación del purgatorio.

Sin embargo, este argumento no es consistente y vuelve a demostrar la existencia de un tercer estado además del cielo y del infierno, puesto que Jesús no fue al cielo en el día que Él murió.


¡Al fin dice algo interesante!

¿De dónde saca que Jesús no fue al cielo cuando murió, aún antes de resucitar?

En el NT se menciona el paraíso en otros dos textos fuera de Lucas 23:43, a saber, en 2 Corintios 12:2-4, donde se lo identifica con el tercer cielo, morada de Dios; y en Apocalipsis 2:7 que confirma esta idea (en el paraíso está el árbol de la vida que está en presencia de Dios y del Cordero, Apocalipsis 22:1-5).



Pedro nos dice que Él "fue a predicar a los Espíritus en la prisión" (1 Pedro. 3:19), y, después de su resurrección, Cristo mismo declaró: "todavía no he ascendido al Padre" (Juan 20:17). Así en aquella pasaje el paraíso se sitúa en un cierto tercer estado además del cielo y además del infierno.


Muy bonita interpretación, pero contradice los pasajes de 2 Corintios y Apocalipsis ya mencionados. Deberá pensar en alguna otra explicación. A todo esto, del "purgatorio", nada de nada...



El "purgatorio no está en la Escritura" que algunos fundamentalistas también argumentan, como si probasen realmente algo. O "la palabra purgatorio no se encuentra en ninguna parte de la Escritura."

Esto es verdad, pero no refuta la existencia del purgatorio o del hecho de que la creencia en ella ha sido parte siempre de enseñanza de la Iglesia. Trinidad y Encarnación son palabras que tampoco están en la Escritura, con todo esas doctrinas se enseñan claramente en ella. Asimismo, la Escritura enseña que existe el purgatorio, incluso si no utiliza la palabra e incluso si 1 Pedro 3:19 no se refiere a otro lugar más que al purgatorio.


No es lo mismo, como pretende al crear confusión nuestro ignoto interlocutor, decir que la palabra purgatorio no se encuentra en la Biblia que decir que la noción del purgatorio está ausente de las Escrituras.

Si solamente se tratase de la ausencia del término latino, por cierto que no habría ninguna objeción con tal que la idea fuese claramente enseñada.

En cambio, que la doctrina no sea enseñada por la Escritura sí es un asunto fundamental.

A pesar de sus ingentes esfurerzos por crear confusión, el hecho es que no ha demostrado ni que la noción sea escritural ni que haya sido creída siempre por la Iglesia.



Cristo refiere que el pecador que "32 Y a cualquiera que diga palabra contra el Hijo del Hombre le Será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le Será perdonado, ni en este mundo, ni en el venidero." (12:32 Mt.), sugiriendo que una se puede liberar después de la muerte de las consecuencias de sus pecados.


Ni hace falta que le conteste. Dejo que lo haga un correligionario suyo:

La expresión de [Mateo], «no se le perdonará ni en este mundo ni en el venidero», está perfectamente documentada en los escritos rabínicos, y significa simplemente nunca.

Manuel de Tuya, o.c., p. 200; cursiva en el original.

El hecho de que el pecado contra el Espíritu Santo no se perdone "ni ahora ni nunca" no significa que haya pecados que puedan pagarse en el más allá.


Ni siquiera si se admitiera por causa del argumento la interpretación propuesta, ¡no hablaría nada de ninguna pena de ultratumba, sino de un perdón de ultratumba!



Semejantemente, San Pablo nos dice que cuando nos juzgan, las obras de cada hombre serán probadas. ¿Y qué sucede si la obra de un hombre justo falla en la prueba? "15 Si la obra de alguien es quemada, él Sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego. " (1 Cor 3:15). Ahora bien, esta pérdida, esta pena, no se puede referir al envío al infierno, puesto que nadie se salva allí; y al cielo no puede referirse tampoco, puesto que no hay sufrimiento ("fuego") allí. Sólo la doctrina católica del purgatorio explica este paso.


Vaya exégesis... Lea el texto y vea cuándo será probada la obra de cada uno. Pablo dice que «el día» la probará, lo cual en el contexto indica claramente no penas de ultratumba en un estado intermedio, sino el juicio final cuando siguiente a la Parusía.



Por supuesto, existe la aprobación de la Biblia sobre los rezos para los muertos: "En hacer esto él actuaba de una manera muy excelente y noble, ya que él tenía la resurrección de los muertos en la mente; pero si él no esperara que se levantaran los muertos otra vez, habría sido inútil y absurdo rogar por ellos en la muerte. Pero él hizo esto con objeto de la recompensa espléndida que aguarda a los que habían muerto en gracia de Dios, era un pensamiento santo y piadoso. Así él hizo el sacrificio por los muertos que puedan ser liberados de este pecado "(2 Mac. 12:43-45).

Los rezos no son necesitados por éstos en el cielo, y nadie puede ayudar a éstos en el infierno. Eso significa que alguna gente debe estar en una tercera condición, por lo menos temporalmente. Este versículo ilustra tan claramente la existencia del purgatorio que, durante la reforma, los protestantes tuvieron que arrancar los libros de los Macabeos de sus Biblias para evitar validar la doctrina.


Paso por alto la calumnia, y digo que por supuesto, no aceptamos este texto de Macabeos como evidencia válida primero porque aprendimos de los Padres a no basar doctrinas en los libros llamados Apócrifos, Eclesiásticos o, desde el siglo XVI, deuterocanónicos. Y segundo, porque este texto tampoco apoya la intercesión como la plantea la Iglesia Católica.

Las razones de esta afirmación están expuestas en una discusión previa que puede hallarse con las palabras claves "purgatorio" y "macabeos" , con usuarios "Juan 8:32" o "Jetonius".



Los rezos por los muertos y, consiguientemente, la doctrina del purgatorio, han sido parte de la religión verdadera desde antes de la época de Cristo. Podemos mostrar que no sólo fueron practicados por los judíos de la época de los Macabeos, sino que incluso han sido conservados por los judíos ortodoxos de hoy, los cuales recitan un rezo conocido como el Kaddish durante once meses después de la muerte de un ser amado, de modo que el amado pueda ser purificado.


Los judíos ortodoxos de hoy no siguen nada que se enseñe en la Biblia (de hecho no admiten 2 Macabeos) sino en su propia tradición talmúdica. En el cristianismo la oración por los muertos no implica necesariamente la doctrina del purgatorio, como antes observé. Era más bien una expresión de deseo, agradecimiento o en todo caso ruego para que Dios guardase sus almas, no para que las privase de "penas purificadoras".



No fue la Iglesia Católica quien agregó la doctrina del purgatorio. Por el contrario, el cambio en la enseñanza original ha tenido lugar en el protestantismo, que rechazó una doctrina que había sido creída siempre por los judíos y los cristianos.


Fácil es decir esto. ¡Qué lindo si lo pudiera demostrar!


¿Por qué ir al Purgatorio? ¿Por qué cualquier persona podría ir al purgatorio? Para ser limpiado, porque "nada impuro se introducirá [ en el cielo ]" (Apoc. 21:27). Cualquier persona que no se ha liberado totalmente del pecado y de sus efectos está, en cierta medida, "impuro." A través del arrepentimiento se puede ganar la gracia necesaria para ser digno del cielo, es decir, para ser perdonado y que su alma esté espiritualmente viva.


Si nos ponemos a especular (y la doctrina del purgatorio, que llegó a ser "de fe"nació de la especulación) Dios podría purificar a todos los fieles difuntos de manera instantánea sin tener que detenerlos en el purgatorio. Esta idea tiene mucho más asidero que la invención romana, por cuanto Pablo dice que todos los creyentes que estén vivos cuando Cristo vuelva (entre los cuales suponemos que habrá muchos imperfectos) serán transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos (1 Corintios 15:51-52).



Pero esto no es suficiente para ganar la entrada en el cielo. Es necesario ser limpiado totalmente. Los fundamentalistas protestantes argumentan que "La Escritura claramente revela que todas las demandas de la justicia divina en el pecador se han satisfecho totalmente en Jesucristo. También revela que Cristo redimió totalmente a todo lo que se había perdido. Los abogados de un purgatorio (y de la necesidad del rezo para los muertos) dicen, en efecto, que el rescate de Cristo era incompleto. . . Todo ha sido hecho por nosotros por Jesucristo, no hay nada para ser agregado o ser hecho por el hombre." Es enteramente correcto decir que Cristo logró toda nuestra salvación para nosotros en la cruz. Pero eso no resuelve la cuestión de cómo este rescate se aplica a nosotros. La Escritura revela que se aplica a nosotros en el curso del tiempo a través, entre otras cosas, del proceso del santificación con el cual se hace santo el cristiano.

La Santificación implica sufrir (ROM 5:3-5), y el purgatorio es la etapa final de la santificación que algunos de nosotros tenemos necesidad de experimentar antes de que entremos en cielo. El purgatorio es la fase final en la que Cristo nos aplica el rescate de la purificación que él logró para nosotros por su muerte en la cruz.

No existe ninguna contradicción. La resistencia fundamentalista a la doctrina bíblica del purgatorio presume que hay una contradicción entre Cristo que nos redime en la cruz y el proceso por el cual nos santificamos. No hay tal. Y un fundamentalista no puede decir que sufriendo en la etapa final de la santificación se entra en conflicto con la suficiencia del sacrificio de Cristo sin decir que el sufrimiento en los primeros tiempos de la santificacion también presenta un conflicto similar. El fundamentalista lo tiene al revés: Nuestro sufrimiento en la santificación no quita valor a la cruz. Al contrario, la cruz produce nuestra santificación, que da lugar a nuestro sufrimiento, porque "Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados"(Heb. 12:11). El purgatorio es necesario porque existe el requisito de que un alma que ha sido declarada justa debe estar realmente limpia para que un hombre se pueda incorporar definitivamente a la vida eterna. Después de todo, si un alma culpable "se aprueba simplemente," si su estado pecaminoso todavía existe pero se ignora oficialmente, entonces sigue siendo un alma culpable. Sigue estando impura.

La teología católica toma seriamente la noción de que "nada sucio entrará en el cielo." De esto se deduce que un alma menos que limpiada, aunque si "aprobada" sigue un alma sucia y no tiene cabida en el cielo. Necesita ser limpiada o "ser purgada" de sus imperfecciones restantes. El limpiamiento ocurre en el purgatorio.

De hecho, la necesidad de purgar se enseña en otros pasos de Escritura, tales como 2 Telsalonicenses 2:13, cuál declara que Dios nos eligió "Pero nosotros debemos dar gracias a Dios siempre por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para Salvación, por la Santificación del Espíritu y fe en la verdad"

La Santificación no es, por lo tanto, una opción, algo que puede o puede no suceder antes de que se consiga entrar en el cielo. Es un requisito absoluto, como hebreos 12:14 indica que debemos esforzarnos "por la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."


Sinceramente ya me cansé de tanta cháchara y me voy a almorzar. Me parece que no agrega nada nuevo sino que reitera argumentos para ver si convence a algún incauto.

Solamente añado que difícilmente el texto esgrimido de 2 Tesalonicenses enseñe un purgatorio, cuando habla de la santificación y la fe como parte de los dones o medios para la salvación. No dice nada de una purificación de ultratumba.


Las cosas que hay que leer...

Bendiciones en Cristo

Jetonius

<{{{><
 
Despues de la respuesta de mi hermano Jetonius, no hay mucho que decir, pero subo el tema para ver si el autor contesta algo.



El slogan que más repetían los vendedores de bulas al mando del dominico Tetzel, sonaba así: "Tan pronto como una moneda en los cofres suena, un alma del purgatorio escapa de su pena".



Pero nosotros sabemos en quien creemos y confiamos:





Pero éste [Cristo], habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado á la diestra de Dios,Esperando lo que resta, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre á los santificados.



Gracias amado Jesus que con tu sacrificio nos hiciste perfectos y actos para estar para siempre en la presencia de PapaDios.
 
Originalmente enviado por: A£ex
Despues de la respuesta de mi hermano Jetonius, no hay mucho que decir, pero subo el tema para ver si el autor contesta algo.


Gracias amado Jesus que con tu sacrificio nos hiciste perfectos y actos para estar para siempre en la presencia de PapaDios.



Estimado Alex :corazon:


El autor de este epígrafe, no suele contestar a menudo, copia y pega y luego deja el epígrafe .............pensándolo bien, nos da excelentes oportunidades de predicar el Evangelio de Jesucristo, por la cantidad de barbaridades que afirma, basándose UNICAMENTE en enseñanzas de hombres, que durante siglos han pervertido el Evangelio de la Gracia de Dios, y lo han sustituido por una religión con nombre de que vive, pero está muerta, como la iglesia de Sardis a la que el Señor dice:


Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. (Ap 3:2-3)
 
EL PURGATORIO ES BÍBLICO

EL PURGATORIO ES BÍBLICO

Poco puedo añadir a lo expuesto en el mensaje inicial. Las referencias al Purgatorio mencionadas en el mensaje son tan obvias que no merecen más comentarios Sobre las respuestas dadas, no esperaba otra cosa. Como es habitual entre los protestantes, sólo ven lo que quieren ver. Cuando un pasaje no les gusta, lo tergiversan; cuando les gusta menos lo sacan fuera de contexto y lo enfocan de la forma que más les interesa, y cuando no les gusta en absoluto, simplemente lo declaran "apócrifo". Me temo que diga lo que diga será inútil para quitarles la venda que llevan en los ojos. Sólo verán lo que deseen ver. Me despido remitiendolos a las Escrituras. Todo está en Ellas. Al que le interese descubrir la Verdad, le recomiendo que las lea sin prejuicios, sin gafas deformantes y sin negativismos previos. Que el Espíritu Santo os ilumine para guiaros hacia la Verdad.



pax
 
Re: EL PURGATORIO ES BÍBLICO

Re: EL PURGATORIO ES BÍBLICO

Originalmente enviado por: apostolvs
Poco puedo añadir a lo expuesto en el mensaje inicial. Las referencias al Purgatorio mencionadas en el mensaje son tan obvias que no merecen más comentarios Sobre las respuestas dadas, no esperaba otra cosa. Como es habitual entre los protestantes, sólo ven lo que quieren ver. Cuando un pasaje no les gusta, lo tergiversan; cuando les gusta menos lo sacan fuera de contexto y lo enfocan de la forma que más les interesa, y cuando no les gusta en absoluto, simplemente lo declaran "apócrifo". Me temo que diga lo que diga será inútil para quitarles la venda que llevan en los ojos. Sólo verán lo que deseen ver. Me despido remitiendolos a las Escrituras. Todo está en Ellas. Al que le interese descubrir la Verdad, le recomiendo que las lea sin prejuicios, sin gafas deformantes y sin negativismos previos. Que el Espíritu Santo os ilumine para guiaros hacia la Verdad.



pax






Demuestranos con las Escrituras a las que apelas, que el Purgatorio existe. ;)
 
DOCTRINAS CATÓLICAS Y SU CORRESPONDENCIA BÍBLICA


El Purgatorio ¿ Verdad de Dios ?





por Daniel Sapia




"La familia, un padre con sus hijos, ocupaba el primer asiento en la iglesia. En el pasillo central había un ataúd con los restos de una amada y solícita esposa. Ella había sido una dama buena y amable, respetada por todos los que la conocían. La muerte, intrusa inoportuna, se había llevado su vida haciendo añicos el frágil mundo de su familia. En el gran edificio se escuchaba el eco de sus sollozos.

El repicar de las campanas del altar anunciaba que el sacerdote estaba listo para decir misa a intención de la difunta. Pasó unos minutos con la familia, luego anunció a la congregación que esa misa era ofrecida por el descanso del alma de su ser querido que había partido y que ahora estaba en el Purgatorio. Por medio del santo sacrificio de la misa, a la larga su alma sería liberada de las penas del Purgatorio."


El Purgatorio es una doctrina entretejida en las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. La creencia en el Purgatorio es fuerte, como lo demuestran las muchas misas que la familia y los amigos han ofrecido por los que han muerto. ¿Se ha preguntado usted alguna vez cuál es la necesidad del Purgatorio, y si hay alguna evidencia de su existencia?



Qué afirman los defensores católicos de esta teoría:

a) Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. (CIC N° 1030)

b) La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (Cf. DS 1304) y de Trento (Cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1Co 3, 15; 1P 1, 7) habla de un fuego purificador. (CIC N° 1031)

c) Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó (Judas Macabeo) hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberadas del pecado" (2M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular en el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.
(CIC N° 1032)

d) Para algunos apologistas católicos, no es un lugar específico en el mas allá. Para otro si. Del mismo modo, para algunos, este proceso de "purificación o santificación" es instantáneo. Para otros, sin embargo, puede tener cierta duración en el tiempo.

e) Los vivos pueden elevar oraciones para que la persona que está siendo purificada, acorte su estadía o minimice sus padecimientos (Aunque nadie pueda decir en cuánto se acorta). La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.

f) A pesar de que, tal vez, la purificación del alma puede ser instantánea, no hay problemas en orar por las almas de los fieles difuntos que tuvieron tal destino. Como Dios está "fuera del tiempo", conoce el pedido desde toda la eternidad, lo que significa que puede aplicar su pedido a cualquier período de tiempo en que este sea relevante.

g) Según sus defensores, la teoría del Purgatorio es perfectamente bíblica. (2° Macabeos 12:45-46, Malaquías 3:2, Malaquías 4:1, Mateo 5:26, Mateo 12:31, 2°Timoteo 1:16-18, 1°Corintios 3:12-15)




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Bueno, hasta aquí una breve referencia de la doctrina católica referente al Purgatorio, expresado de manera tal que signifique una explicación mas completa de lo expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Podríamos haber expuesto muchos mas comentarios. No obstante, para favorecer la dinámica del estudio, decidimos compartir solo estos, los cuales consideramos sirven como suficiente sustento para demostrar la creencia sostenida por el catolicismo



El Purgatorio: una Doctrina Católica Imprescindible
(extracto del libro "El Evangelio según Roma" de James McCarthy - Editorial Portavoz - Pag. 96-97)

A pesar de que no hay base bíblica para el Purgatorio, hay una fuerte necesidad filosófica para esta doctrina en la teología católico romana. La Iglesia Católica considera que la salvación es como un objeto de adorno o embellecimiento del alma. Es un proceso que comienza con el bautismo, mediante el cual se infunde la gracia santificante inicial. Se supone que esto hace al alma santa e inherentemente agradable a Dios. Otros sacramentos y buenas obras justifican más al alma y la hacen más atractiva a Dios. El objetivo es transformar el carácter esencial del alma en algo que en sí mismo sea objetivamente bueno. Por lo tanto, es lógicamente razonable requerir la limpieza total de cada vestigio de pecado antes que el alma pueda entrar en la presencia de Dios. Por consiguiente, el Purgatorio es la extensión lógica del proceso de salvación de la Iglesia Católica.

El Purgatorio es también un elemento integral del sistema penitencial católico romano. Según la Iglesia Católica, cada pecado acredita castigo temporal a la cuenta del pecador. Los actos de penitencia, sufrimiento e indulgencia adeudan dicha cuenta. Puesto que los pecadores no pueden pagar totalmente por el pecado en esta vida, el Purgatorio en el más allá es necesario para hacer el balance del libro mayor.

Finalmente, la Iglesia Católica usa el Purgatorio para motivar a los católicos a que vivan una vida de justicia. Si no hubiera Purgatorio, piensa la Iglesia, la gente continuaría pecando sin temor.

La salvación bíblica, por otra parte, no tiene necesidad de un lugar como el Purgatorio. La salvación bíblica no depende de las obras ni del sufrimiento de pecadores, sino solamente de Cristo. El Señor Jesucristo efectuó «la purificación de nuestros pecados» (He. 1:3) en la cruz. Su sangre puede limpiar al más vil pecador (He. 9:14). No queda ningún castigo temporal por el cual el creyente deba expiar; Jesús pagó por todo: «Y él es la propiciación por nuestros pecados» (1 Jn. 2:2).

La salvación bíblica no tiene necesidad de un lugar como el Purgatorio donde el alma supuestamente se vuelve objetivamente hermosa para Dios. Más bien está arraigada en la imputación de la propia justicia perfecta de Dios (2 Co. 5:21). La salvación bíblica produce una justicia que es por la fe desde el principio hasta el fin: «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe ... » (Ro. 1: 17). El pecador coloca su confianza en Cristo para la justificación. Camina por fe, y mediante la capacitación del Espíritu vive rectamente. Sin embargo, no tiene la esperanza de que alguna vez podría ser personal y objetivamente tan bueno en sí mismo como para comparecer en la presencia de Dios. Confía sólo en Cristo para la salvación (Fil. 3:7-9).

En vez de centrarse en las buenas obras y el sufrimiento de la persona, la salvación bíblica destaca la perfecta obra de Cristo. Cristo es suficiente para presentar a los pecadores ante Dios «sin mancha delante de su gloria con gran alegría» (Jud. v. 24). Dios no mira más a la persona como a un pecador inmundo, sino que lo ve sólo en Cristo (Ef. 1: 1- 14), «santos y sin mancha delante de él» (Ef. 1:4).

Finalmente, la salvación bíblica involucra un nuevo nacimiento que resulta en una nueva creación (Jn. 3:7; Ef. 2:15). Un cristiano nacido de nuevo quiere obedecer a Dios. Es motivado por el amor de Cristo, no por el temor de una dolorosa retribución (2 Co. 5:14; Ro. 8: 15).




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La ( supuesta ) Base Bíblica del Purgatorio

Sin bien, para sustentar el fundamento de la doctrina del Purgatorio en las Sagradas Escrituras se menciona una serie de textos bíblicos, en realidad la mayoría no hace mas que incluir en él la palabra "fuego" o "purificación", no involucrando en el texto ninguna mención directa al tan mentado sitio de santificación final.

Ni la palabra "Purgatorio" misma, ni la idea del Purgatorio, puede encontrarse, aunque sea una sola vez, en toda la Biblia.

El texto que podemos considerar como el mas firme utilizado por la Iglesia Católica para sustentar la divinidad del Purgatorio, es el de 2° Macabeos 12:46, tal cual es mencionado en el Catecismo de la Iglesia Católica N° 1032, y el cual se refiere a un acontecimiento que ocurrió 160 años antes de Cristo, durante una guerra entre Judas Macabeo, un general judío, y Georgias, gobernador de Idumea.

Dice 2° Macabeos 12:46

"Es, pues, un pensamiento santo y saludable rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados."

No obstante, tenemos malas noticias para quienes pretenden sustentar bíblicamente el Purgatorio con 2° Macabeos 12:46. Este versículo tiene 2 heridas mortales que lo dejan totalmente fuera de cualquier consideración.

Para explicar la primera herida, basta con decir que el libro de 2° Macabeos es uno de los libros apócrifos (deuterocanónicos) de las Biblias católico romanas. Este libro del Antiguo Testamento nunca formó parte del Canon de la Ley Judía. El autor anónimo de 2° Macabeos no afirma hablar por Dios. Ni siquiera presenta su libro como una obra original. Declara que esto es un compendio de los escritos de otro hombre: "La historia de Judas el Macabeo... fue narrada por Jasón de Cirene en cinco libros, que nosotros nos proponemos compendiar en un solo volumen." (2° Macabeos 2:20-24 NC)

El mismo libro de Macabeos declara que no había profetas en ese tiempo y por lo tanto la inspiración de Dios había cesado: "Hubo una opresión tal en Israel cual no se había conocido desde que no había profeta" (1° Macabeos 9:27). Y de nuevo: "Y que los judíos y los sacerdotes a una habían resuelto que Simón fuese su caudillo y Sumo Sacerdote hasta la aparición de un profeta acreditado." (1° Macabeos 14:41)

Por consiguiente, los dos libros de Macabeos, en el mejor de los casos, sólo pueden considerarse como relatos históricos, pero no como Escritura, puesto que Dios no estaba inspirando a ninguno entre Su pueblo. Se hace evidente, entonces, de que uno no puede dar apoyo a ninguna doctrina verdadera citando este tipo de fuente.

La segunda herida, no menos mortal que la anterior, se basa en una explicación que amerita la comprensión total del relato de 2° Macabeos 12. Dice así:

"Al día siguiente fue Judas con su gente para traer los cadáveres de los que habían muerto en el combate, y enterrarlos con sus parientes en las sepulturas de sus familias; y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunas ofrendas de las consagradas a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la ley a los judíos (*Deuteronomio 7:25-26); con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había sido la causa de su muerte. Por tanto, bendijeron a una los justos juicios del Señor, que había manifestado el mal que se quiso encubrir; y en seguida poniéndose en oración rogaron a Dios que echase en olvido el delito que habían cometido. Al mismo tiempo el esforzadísimo Judas exhortaba al pueblo a que se conservase sin pecado, viendo delante de sus mismos ojos lo sucedido por causa de las culpas de los que habían sido muertos. Y habiendo recogido en una colecta que mandó hacer doce mil monedas de plata, las envió a Jerusalén, a fin de que se ofreciese un sacrificio por los pecados de estos difuntos, teniendo, como tenía, buenos y religiosos sentimientos acerca de la resurrección. (Pues si no esperara que los que habían de resucitar, habría tenido por cosa superflua e inútil rogar por los difuntos), y porque consideraba que a los que habían muerto después de una vida piadosa, les estaba reservada una gran misericordia. Es, pues, un pensamiento santo y saludable rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados." (2° Macabeos 12:39-46, Biblia de Félix Torres Amat)

Según la doctrina del Purgatorio, quienes tienen como destino el Infierno, no tienen segundas oportunidades. Solo quienes mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, visitan el Purgatorio luego de su muerte.

Las personas mencionadas en 2° Macabeos 12:26 habían sido culpables de idolatría, pecado que la Palabra de Dios castiga con el Infierno (Apocalipsis 21:8; 22:15). "y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunas ofrendas de las consagradas a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la ley a los judíos con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había sido la causa de su muerte".

Según la doctrina católica, esta idolatría es pecado mortal. Por lo tanto, esta actitud habría enviado a esos hombres, no al Purgatorio, sino al infierno, del cual nadie los puede sacar. Por lo tanto, la idea de orar por ellos era una blasfemia y también una pérdida de tiempo, y difícilmente podría aceptarse como buena base (...y "bíblica"...) para aceptar la doctrina del Purgatorio.




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Más sobre el Purgatorio
(extracto del libro "Una Mujer Cabalga la Bestia" de Dave Hunt - Editorial The Berean Call)

Como lo indican las citas de la página anterior, el catolicismo enseña que aunque la muerte de Cristo hizo posible que los pecados fuesen perdonados, el pecador perdonado debe sufrir algún dolor o tormento de intensidad y duración desconocidas a fin de ser purificado y, por consiguiente, hecho apto para el cielo. Mientras el catolicismo dice que es teóricamente posible ser limpiado mediante los sufrimientos de esta vida y la muerte personal, ninguno, ni siquiera el Papa mismo, puede saber si es que tal cosa ha ocurrido. En consecuencia, casi todos los católicos esperan pasar algún tiempo de duración desconocida en el Purgatorio. El no aceptar la doctrina del Purgatorio trae la excomunión automática de la Iglesia Católica Romana.

Tanto el Concilio de Trento como el Segundo Concilio Vaticano hablan de los que, a pesar de que Cristo sufrió por sus pecados, "todavía deben hacer expiación [por sus pecados] en el fuego del Purgatorio". Aquí se da más explicación de esta doctrina por el Segundo Concilio Vaticano :

"La doctrina del Purgatorio demuestra con claridad que aun cuando la culpa del pecado ha sido eliminada, la pena de ella o las consecuencias de la misma pueden continuar para ser expiadas o limpiadas... En el Purgatorio las almas de los que han muerto en la caridad de Dios y se han arrepentido verdaderamente, pero que no habían hecho satisfacción con la penitencia adecuada por sus pecados y omisiones, son limpiadas después de la muerte con castigos designados para purificar la deuda." (Flannery, op.cit., tomo2, pp. 63-64)

¿Qué es "penitencia adecuada"? Nadie lo sabe. La Iglesia jamás la ha definido.
¿Dónde dice la Biblia que el castigo purifica del pecado? No lo dice.



Los orígenes, desarrollo y propósito de esta doctrina

La idea del Purgatorio, un lugar ficticio de purificación final, fue inventada por el Papa Gregorio el Grande en el año 593. Había tal renuencia en aceptar la idea (puesto que era contraria a la Escritura) que el Purgatorio no se hizo un dogma católico oficial por casi 850 años, en el Concilio de Florencia en 1439. Ninguna doctrina ha aumentado tanto el poder de la Iglesia sobre sus miembros ni añadido tanto a sus ingresos. Hasta este día la amenaza del Purgatorio cuelga sobre los católicos, quienes por lo tanto dan ofrendas con frecuencia a la Iglesia por su ayuda en sacarlos de ese lugar de tormento imaginario.

Roma promete que si se siguen sus decretos la persona finalmente será librada del Purgatorio y entrará al cielo. Sin embargo, la Iglesia jamás ha podido definir por cuánto tiempo cualquier persona debe pasar en el Purgatorio, ni cuánto de ese tiempo se acorta por cualquier medio que se ofrezca. Es una necedad extrema confiar la liberación del individuo del Purgatorio a una Iglesia que ni siquiera puede definir cuánto tiempo la persona debe pasar allí por cada pecado, ni cuánto tiempo cada ritual o acto de penitencia reduce el sufrimiento purgatorial. No obstante, los católicos continúan dando ofrendas a la Iglesia, y grandes sumas se dejan en testamentos (recuérdese a Enrique VIII) para hacer que se oficien muchas misas en favor del difunto. Ese proceso nunca se detiene, siempre se necesitan más misas, "por si acaso".

El Concilio de Trento, el Segundo Concilio Vaticano, y el Código del Derecho Canónico resultante, contienen muchas reglas complejas para aplicar los méritos de los vivos, y especialmente las misas, a los difuntos en la purificación de sus pecados y para reducir el tiempo en el Purgatorio:

"La Iglesia ofrece el Sacrificio Pascual por los difuntos a fin de que ... los muertos puedan ser ayudados por las oraciones y los vivos puedan ser consolados por la esperanza. Entre las misas por los difuntos, la Misa de Funeral es la que tiene el primer lugar en importancia ... Una misa por los difuntos puede celebrarse tan pronto como se reciban las noticias de una muerte ..." (Flannery, op.cit., tomo2, pp. 205)

Uno de los principales promotores de esta doctrina horriblemente falsa pero ingeniosamente lucrativa, fue un monje agustiniano de nombre Augostino Trionfo. En su época (el siglo XIV los Papas gobernaban como monarcas absolutos, tanto respecto al cielo como a la tierra. Mediante su poder de atar y desatar, ellos no sólo establecían y deponían reyes y emperadores, sino que se creía que podían, a discreción, abrir y cerrar las puertas del cielo a la humanidad. El genio de Trionfo extendió esta autoridad, por orden del Papa Juan XXII, a un tercer reino. Von Dollinger explica:

"Se había dicho que el poder del vicario de Dios se extendía sobre dos reinos, el terrenal y el celestial ... Desde fines del siglo XIII se añadió un tercer reino, el imperio gobierno sobre el cual los teólogos de la Curia habían asignado al Papa - el Purgatorio." (J.H. Ignaz von Dollinger, The Pope and the Council (Londres, 1869), pp.186-187)



Una contradicción fatal

Sólo la sumisión ciega a la Iglesia impide que el adherente católico romano vea que la doctrina de Purgatorio contiene una contradicción obvia y fatal. Por una parte, se nos dice que el sacrificio de Cristo no es suficiente para llevar a uno al cielo, pero además de los sufrimientos de Cristo en la cruz, el pecador perdonado debe personalmente sufrir tormento para ser purificado de su pecado. Por la otra, sin embargo, y en contradicción directa, se dice que la misa, la cual es la representación o renovación perpetua del sacrificio de Cristo, reduce (por una cantidad desconocida) los sufrimientos del individuo. Presuntamente, si se oficiaran suficientes misas uno sería purificado por la expiación de todos los pecados sin ningún sufrimiento en absoluto. Por consiguiente, después de todo, uno no debe sufrir para ser purificado.

Si uno realmente tuviera que sufrir antes de que las puertas del cielo pudieran abrirse, la Iglesia no tendría nada que ofrecer y perdería un importante medio de ingreso. Lo mismo sería cierto si el sacrificio de Cristo por el pecado, como la Biblia lo enseña, fuese suficiente para purificar al pecador. Nuevamente, la Iglesia Católica iría a la bancarrota. Por lo tanto, para que la Iglesia siga funcionando con sus cofres llenos, se enseña que uno puede purificarse del pecado por ciertos medios que la Iglesia le puede proveer, y que el sacrificio de Cristo en la cruz no fue suficiente para purificar del pecado, por lo que a la misa, por la cual la Iglesia recibe ingresos, se le puede acreditar la reducción del sufrimiento en el Purgatorio y la apertura de la puerta del cielo. ¡Es asombroso que lo que el sufrimiento de Cristo en la cruz no pudo efectuar, las alegadas repeticiones de ese sufrimiento representadas sobre los altares católicos pueden lograrlo!




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Concilio de Trento - Canon 30

"Si alguien dijera que después de la recepción de la gracia de justificación la culpa remitida y la deuda de la pena eterna es borrada de cada pecador arrepentido, que no queda ninguna deuda temporal a ser descargada en este mundo o en el Purgatorio antes que las puertas del cielo puedan abrirse, sea anatema (maldito)."

(The Canons and Decrees of the Council of Trent, redactado y traducido por H.J. Schroeder, O.P. (Tan Books, 1978), sexta edición, pp. 46)


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Escrito está...

"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios."
(1° Corintios 6:9-11)



" Consumado es "
(Juan 19:30)



"¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

(Los dos cimientos - Lucas 6:46-49)





Daniel Sapia







Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"
Apologética Cristiana - ® 2000-2001

http://www.conocereislaverdad.org